Carta de Identidad de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios

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Carta de identidad de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios

visible en las fuentes15, y luego una respuesta de hospitalidad misericordiosa hacia todos los necesitados, sufrientes y pecadores16. Francisco de Castro nos describe como Juan de Dios, el día de su conversión, de pobre librero se deshizo de todo lo que tenía para ser un seguidor de Jesucristo. Dice además: “Andaba siempre descalzo en la ciudad y en todos los caminos, y descaperuzado, y rapado a navaja barba y cabeza, y sin camisa ni otro vestido más que un capote de xerga ceñido y unos zaraguelles de frisa; andaba siempre a pie, sin subir jamás en alguna bestia en camino ni fuera dél, por cansado y despeado que viniese; ni por tempestades de agua y nieve que hobiese se cubrió la cabeza desde el día que comenzó a servir a nuestro Señor hasta que lo llamó para sí; y con todo eso se compadecía de los muy livianos trabajos de sus próximos, y los procuraba remediar, como si él viviera en mucho regalo.”17

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Su primera casa empezó siendo muy pobre para acoger a otros pobres como él. Castro nos lo cuenta con pocas palabras: “Determinado Ioan de Dios de procurar de veras el consuelo y remedio de los pobres, habló con algunas personas devotas, que en sus trabajos le habían favorecido; y con ayuda dellos y su calor, alquiló una casa en la Pescadería de la ciudad, por ser cerca de la plaza de Bivarrambla, de donde y de otras partes recogía los pobres desamparados, enfermos y tullidos que hallaba, y compró algunas esteras de anea y algunas mantas viejas en que durmiesen, porque aún no tenía para más, ni otra medicina que hacelles.”18 Podemos afirmar que San Juan de Dios se ha encarnado en los pobres y en los enfermos como uno más, acogiéndoles y atendiendo a sus necesidades. 15.  cf. SÁNCHEZ MARTINEZ, José. Kénosis y Diakonía en el itinerario espiritual de San Juan de Dios, Madrid 1995. 16.  Cfr. 2a Carta de San Juan de Dios a Gutierre Lasso (2 GL), 5. Estas listas no son completas. Castro, en el capítulo XVI, intenta añadir a otros necesitados. El Santo ha asistido a personas sufrientes de males morales más agudos. Conocemos su solicitud y misericordia hacia las prostitutas, los presos, los marginados, los moriscos y probablemente los “cristianos nuevos” de ascendencia judía, los esclavos y otros excluidos sociales, como los enfermos incurables. 17.  CASTRO, Op. Cit., Capítulo XVII. 18.  Ibid., Capítulo XII.


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