Anuario 2014 - Hábitat para la Humanidad Argentina

Page 35

Barrio Roma, Provincia de Santa Fe, 3 de mayo de 2003. Gustavo Daniel y Beatriz Susana Raynoldi lo pierden todo ante la inundación: la casa donde alquilan, sus pertenencias, su hogar, su fe. Todo, absolutamente todo, tapado por el agua. “Las puertas y las ventanas de madera estaban todas hinchadas y no cerraban; las partes de abajo ya se habían hecho como hilachas, podía entrar un perrito y salir; estaban todas las paredes húmedas“, recuerda Betty. Así sobreviven hasta junio de 2004, año en que una amiga del matrimonio les ofrece lugar para vivir en su garaje. Luego, conocen HPHA a través de un amigo y compran su propio terreno en el barrio Barranquita Oeste –pudiendo así aplicar al proyecto social de la organización–. “Tuvimos ese privilegio de que por algo tan negativo como la catástrofe que se vivió, se nos abriera la oportunidad de tener una vivienda propia”, puede reconocer Gustavo hoy, 12 años después. “Empecé pensando que no era cierto”, admite ella. Los Raynoldi sabían que eran sólo seis las casas que HPHA construiría pero aún así se presentaron, confiados en que podrían quedar seleccionados para construir, al fin, su propia casa. “De alguna manera, con la casa uno deja de deambular. Uno tiene un hogar, no es que la casa hace al hogar, pero en nuestro caso facilitó mucho la consolidación y la estabilidad de nuestra familia”, reflexiona el padre de familia. Ellos ya pueden jactarse de haber terminado con el pago de las cuotas mensuales para poder financiar la totalidad de su casa. Es un compromiso que arrancaron en 2004, desde el momento en que quedaron seleccionados para construir la casa, y terminaron en diciembre de 2014. En este sentido, Gustavo comenta: “a nosotros nos pesaba más saber que era un fondo rotativo y estábamos afectando a otros si no pagábamos. Nos dejaron claro desde el principio que no era un regalo, sino que entrábamos a pagar algo para nosotros que movilizaba al mismo tiempo un fondo rotativo de ayuda”. Beatriz admite que la sorprendió la rapidez con la que se realizó la casa: “todo el mundo vio cómo se levantó esta casa. Nos tocaban la puerta y nos preguntaban quién la había hecho… ¡la cantidad de gente que vino! Fue impactante para todos”. Pero la construcción de la casa no fue motivo de conformismo ni mucho menos de descanso para esta familia, sino que más bien se transformó en el puntapié inicial para crecer en otras áreas de la vida. “La estabilidad que conseguimos pagando una cuota que la verdad era mucho más accesible que el alquiler, nos dio la oportunidad de planear otras cosas”, reconoce Betty

Esta estabilidad, nos cuenta, los ayudó en su caso a retomar y completar sus estudios universitarios para el Profesorado de Historia y en el caso de él a continuar trabajando. “Lo pienso y es tremendo, se me sigue poniendo la piel de gallina”, cuenta emocionada. Además, aclaran que fue un plus su situación familiar al momento de construir la casa junto a HPHA: “Fue muy bueno que nosotros podamos tener a nuestros hijos como testigos de ese proceso porque por su edad ya entendían todo. Eran todos conscientes de que era un paso para toda la familia”, recuerda ella. “La vivienda hoy sigue siendo un tema gravísimo en Argentina”, dice Gustavo a modo de conclusión. Durante el proceso de autoconstrucción de la casa, la familia Raynoldi recibió brigadas de voluntarios locales e internacionales. Eso es algo que no pueden olvidar y que todavía hoy repercute en su relación con HPHA: nos cuentan que ya recibieron a dos voluntarios en su casa para que se alojaran mientras estuvieran en el país. “Vinieron Peter, de Estados Unidos, que estuvo dos meses ayudando en el barrio de Recreo, y; Emily, una chica de Suecia que estuvo un mes y medio y después se fue”, recuerda Gustavo. Betty entonces bromea: “siguen en contacto con él, porque yo de inglés no sé nada”. Ellos dos reconocen que cambiaron sus vidas: “Veníamos de un estallido social en Argentina y, sumado a eso, la catástrofe natural… nosotros, que somos creyentes, fuimos bastante afectados en ese sentido”, admite Gustavo. “HPHA nos devolvió la esperanza. No sólo por lo que significa la casa en lo material, sino por lo que representa en lo que es el autoestima y la estabilidad de una familia”, añade Betty.

“Siento que de alguna manera HPHA me permitió ser una persona más útil para mi familia y para la sociedad”, asegura Gustavo.

Barrio Barranquita Oeste, Provincia de Santa Fe, 1 de diciembre de 2014. Gustavo Daniel y Beatriz Susana Raynoldi construyeron una casa propia, que pagaron mes a mes durante 10 años nutriendo el fondo rotativo para que otros a su vez puedan mejorar sus viviendas. Recuperaron sus pertenencias e hicieron de su casa un hogar seguro y adecuado. Todo, absolutamente todo, fruto de su fe en acción.

WWW.HPHA.ORG.AR • 35


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.