“Pienso que la arquitectura debe ser humilde, pues es el telón de fondo de todas nuestras actividades”, nos dice José Carlos Lombana, fundador del despacho de arquitectos que lleva su nombre. “Tenemos recuerdos del lugar donde nos enamoramos, donde nos morimos de la risa, del escenario de una buena borrachera o de aquel rincón donde pudimos rezar más a gusto. Y siempre, sin darnos cuenta, estamos rodeados de la arquitectura”. El arquitecto la describe como el testigo silencioso del transcurso de la vida. José Carlos Lombana nació en la Ciudad de México en 1990, estudió en Parsons, Nueva York y luego se graduó en la Universidad Iberoamericana. En su servicio social se nutrió de las grandes obras que yacen en la Casa de Luis Barragán. Después, comenzó su camino profesional trabajando para Bosco Gutiérrez Cortina y posteriormente para Rojkind Arquitectos, despachos reconocidos internacionalmente que le dieron las herramientas para independizarse. Desde 2013, el despacho de arquitectos se dedica a dar forma al “testigo silencioso” que nos rodea en todo momento. Una de las características principales de Jose Lombana Arquitectos es el servicio personalizado, pues se enfoca en mantener una relación muy estrecha entre el cliente y el arquitecto. El interés por generar una arquitectura personal viene de la confluencia de ideas generadas por el despacho, el usuario y las características del entorno para crear proyectos únicos. Por otra parte, Jose Lombana Arquitectos desarrolla sus proyectos a través de las más innovadoras tecnologías, sin olvidar los lazos con la cultura a la que pertenecemos. En su misión, busca fortalecer el puente entre lo tradicional y lo moderno. En este sentido, se ha trabajado de la mano con los grandes maestros artesanos de México para llenar de piezas únicas los espacios construidos por Lombana. Una de las obras que más resalta entre los proyectos de Jose Lombana Arquitectos es el Colegio Northridge. Cuando este aumentó su número de estudiantes, el despacho acometió la tarea de su ampliación. En un espacio de 2,100 metros cuadrados, y tomando en cuenta la construcción original del recinto, el plan maestro contempló un diseño sobrio y sencillo de nuevos espacios, trazando una circulación clara entre ellos. Se diseñó una cafetería, una plaza de acceso, y nuevas oficinas administrativas.
También se añadieron ocho salones, una zona de servicio y un patio para la nueva preparatoria. Otro de los retos importantes para Jose Lombana Arquitectos fue el proyecto de un departamento de 960 m2. En él, se concentraron en diseñar una estructura en la que la vista panorámica de la ciudad fuese el elemento principal. Además, los espacios fueron desarrollados para generar un ambiente acogedor en un piso 23, en el que el usuario estuviese rodeado de obras de arte en ambientes de sencillez y orden. “Con pocos materiales y elementos que dicen mucho”, diseñaron otro departamento, en el que también se enfocaron en resaltar la vista panorámica. El despacho aprovechó los 800 m2 para que el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl fueran los protagonistas del paisaje abierto del proyecto diseñado. El material distintivo de este diseño es un elegante lambrin de madera de roble terminado al aceite, que atraviesa todo el espacio para darle al espacio una escala y profundidad en un entorno único y sereno. Poco a poco, Jose Lombana Arquitectos ha crecido hasta contar aproximadamente con 50 proyectos en su haber. Estas obras se encuentran en la Ciudad de México, Valle de Bravo, Loreto, Puebla, entre otros. Actualmente están desarrollando una casa en Vail, Colorado, de la mano de Kengo Kuma, arquitecto japonés, el mismo encargado de proyectar del Estadio Olímpico para Tokio 2020. Este año, Jose Lombana Arquitectos continuó con los éxitos: fue nominado como uno de los finalistas del prestigioso premio Íconos del Diseño de AD México. El panorama para Jose Lombana Arquitectos es de triunfo, con toda la intención de seguir construyendo esos espacios tan especiales donde habitarán los momentos más importantes de nuestras vidas.
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