Creatividad en la educación, educación de la creatividad. Para hacer de la creatividad un hábito.

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CREATIVIDAD EN LA EDUCACIÓN Y EDUCACIÓN DE LA CREATIVIDAD Claves para hacer de la creatividad un hábito

Introducción José Antonio Marina. Catedrático de Filosofía y Doctor Honoris Causa por la Universidad Politécnica de Valencia.

Vamos a entrar en un ámbito mágico: la capacidad de la inteligencia para crear, para liberarse, para superar sus propios límites. Con razón la creatividad está de moda. Una nube de palabras gira en torno a ella como planetas alrededor del sol: innovación, invención, reinvención, «reseteamiento», emprendimiento, diseño, descubrimiento... La aceleración del tiempo, los veloces cambios sociales, económicos y tecnológicos y la competencia global, nos hacen vivir el vértigo de la innovación permanente. Nos resulta difícil comprender las culturas lejanas que sólo daban valor a lo permanente y tradicional, como ocurría en las culturas orientales. «Si no innovas, mueres» se ha convertido en un dogma de fe de nuestra cultura. Thomas Homer-Dixon se pregunta si no hay en este momento un déficit de creatividad. Teme que no estemos generando el talento necesario para resolver los imponentes problemas del futuro. El Global Talent Report también alerta de ese posible déficit. Gardner (2011) cree que la inteligencia necesaria para construir el futuro tendrá que ser disciplinada, sintética, creativa, respetuosa y ética. La consultora McKinsey calcula que el 70% del crecimiento de los países lo producen puestos de trabajo creativos y que, por lo tanto, la creatividad va a ser una condición indispensable para la prosperidad de las naciones y para conseguir un buen empleo. Conociendo estos datos, resulta muy inquietante que expertos como Ken Robinson afirmen que «la escuela mata la creatividad». No es una opinión aislada. El primer capítulo del libro dirigido por Ronald A. Beghetto y James C. Kaufman, Nurturing Creativity in the Clasroom, se titula Cómo anular el pensamiento creativo en el aula. Robert J. Sternberg, uno de los más reputados expertos en el funcionamiento de la inteligencia, también denuncia que en las escuelas se favorece más el pensamiento inerte que el pensamiento creativo. «La creatividad –dice– es un hábito. El problema es que la escuela a veces lo considera un mal hábito». Teresa Amabile –experta en creatividad de la Harvard University– ha llamado «dilema educativo» a esta tensión entre la enseñanza de hábitos cognitivos y la de hábitos creativos. Para Dan K. Simonton, especialista en historiografía de la creatividad, más del 60% de las personas más influyentes del siglo XX –incluidos Steve Jobs, Bill Gates o Craig Vender– fueron malos estudiantes. Martina Leibovici-Mühlberger coincide plenamente y cita el dicho popular: «La educación prepara a la generación futura para las décadas pasadas». Si esto es así, parece que la escuela se ha quedado apartada del caudaloso río de la creatividad, lo que plantea un problema de envergadura. Consciente de este problema, junto con el Hospital Sant Joan de Déu hemos investigado si esta situación es real y si puede cambiarse. ¿Es posible aprender, enseñar o fomentar la creatividad? ¿Es un tipo de educación reservada a unos privilegiados o todo el mundo puede beneficiarse de ella?

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