Un Arte de Ver Recuperación de la Visión Normal Sin Lentes

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Un arte de ver

Aldous Huxley

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aunque no sea posible al principio percibir lo que el aparato de la sensación recoge cuando analiza un determinado objeto exterior, cada vez es más fácil, al cerrar los ojos, hacer una suposición exacta sobre la naturaleza de la imagen mnemónica que nace de las huellas dejadas por el acto de la sensación. Un buen maestro puede ser muy útil para llevar a la conciencia las imágenes mnemónicas de lo que sólo ha sido sentido, sin que se haya producido visión alguna. Los niños, menos conscientes que los adultos, responden especialmente bien a las indicaciones de sus maestros. Por ejemplo, se muestra a un niño cualquier objeto, como una ficha de dominó, una letra o una palabra, desde una distancia que le impida verla, después se le indica que lance una ojeada y, luego, con los ojos cerrados, intente capturar en el aire lo que ha visto. El niño obedece la orden literalmente, levanta la mano, la cierra en el vacío, y cuando la abre y mira su palma, da la respuesta correcta como si estuviera allí escrita. Después de alguna práctica, el muro entre sensación y percepción (omnipresente en las personas con visión defectuosa) va borrándose, de manera que la visión inconsciente o reavivamiento, mediante la memoria, de las huellas dejadas por la sensación) da lugar a la visión consciente (esto es la percepción de lo sentido en el instante preciso en que es sentido) Por lo general, en las primeras fases existe un intervalo largo entre el acto de la sensación y el de la percepción. En esta etapa pueden pasar varios segundos antes que el individuo pueda decir lo que ha visto. El muro psicológico, interpuesto por el esfuerzo, entre los ojos y la mente, va cediendo, aunque no se derrumba totalmente. Pero con el tiempo, el intervalo se hace corto progresivamente, hasta que definitivamente la sensación y la percepción se producen, como ocurre normalmente, casi al mismo tiempo.

Técnicas para la "ojeada"

Como el balanceo, la "ojeada" puede hacerse durante las actividades de la vida cotidiana. Los que soportan una visión defectuosa, suelen fijar la mirada frecuentemente. Debemos resistir esta tentación, y en su lugar, tomar el hábito de lanzar veloces ojeadas sobre las cosas, cerrando un segundo los ojos, y recordar lo que se ha sentido. Ese es el desafío. Los carteles y muestras de las tiendas, nos proporcionan un estupendo material para lanzar una rápida ojeada cuando pasamos ante ellas en automóvil o en camión. La actitud mental del que dirige estas ojeadas debe ser de total indiferencia. Como en el balanceo, no hay que hacer ningún esfuerzo para conocer lo que ocurre a nuestro alrededor. Al lanzar una ojeada, trataremos que la mente escape del deseo ansioso de ver y se conforme con un vistazo, al principio hacia fuera sobre el objeto físico, y luego introspectivamente en la imagen mnemórica que nos queda de él. Si la imagen

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