La Isla

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rito apocalíptico que en la mente hace surgir, de la piel tocada y la carne que se funde, el Infinito inmanente. –¿Y Yo? –rugió el basso profondo desde el cielo–. Parecen olvidar que yo soy el Otro Total. Interminable, la negra procesión continuaba arrastrándose hacia el cementerio. Pero entonces la Marcha de los Muertos se interrumpió en mitad de una frase musical. La música cedió su lugar a una sola nota profunda, tuba y contrabajo, interminablemente prolongada. El joven que se encontraba en primer plano levantó la mano. –¡Escuchen! El zumbido, la eterna carga. Al unísono con los invisibles instrumentos, los dolientes comenzaron a cantar: –Muerte, muerte, muerte, muerte... –Pero la vida conoce más de una nota –dijo el joven. –La vida –intervino la muchacha– puede cantar en tono bajo y en tono alto. –Y el incesante zumbido de la muerte sólo sirve para componer una música más rica. –Una música más rica –repitió la muchacha. Y a continuación, en tenor y tiple, iniciaron la vocalización de un ondulante arabesco de sonido, envuelto, por así decirlo, en la larga vara rígida del bajo de fondo. El zumbido y los cánticos disminuyeron gradualmente, hasta acallarse; el último de los dolientes desapareció, y el joven y la muchacha se retiraron a .un rincón, en el cual podían seguir besándose sin que los molestaran. Hubo otro toque de trompetas y, obeso, envuelto en una túnica púrpura, entró Creonte, recién llegado de Delfos y repleto de oráculos. Durante los minutos que siguieron el diálogo fue en palanés, y Mary Sarojini tuvo que actuar como intérprete. –Edipo le pregunta qué dijo Dios; y el otro dice que Dios dijo que todo se debe a que un hombre mató al viejo rey, al que precedió a Edipo. Nadie lo pescó nunca, y el hombre sigue viviendo en Tebas, y ese virus que mata a todos ha sido enviado por Dios, así dice Creonte que le dijeron, como castigo. No sé por qué tiene que ser castigada toda esa gente que no ha hecho nada a nadie, pero así afirma él que dijo Dios. Y el virus no desaparecerá hasta que atrapen al hombre que mató al viejo rey y lo expulsen de Tebas. Y es claro que Edipo dice que hará todo lo posible para encontrar al hombre y expulsarlo. Desde su rincón del escenario el joven comenzó a declamar, esta vez en inglés: Dios, que es más Él cuando es más sublimemente ( vago. habla, cuando Su voz es comprensible, y dice las (tonterías menos divinas. Arrepentios, ruge, porque el pecado ha causado la (plaga. Pero nosotros decimos: Es suciedad; pues lavaos. Mientras el público continuaba riendo, otro grupo de dolientes surgió del costado y cruzó el escenario con lentitud. –Karuna –dijo la joven–, compasión. El sufrimiento de los estúpidos es tan real como cualquier otro sufrimiento.

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