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ARQUITECTURA DEL RENACIMIENTO EN ITALIA
Figs. 37-39.—Bramante: Santa María de las Gracias, Milán; Belvedere, Roma.Palacio de la Cancillería, Roma.
Figs. 4042.—Bramante: S. Pietro in Montorio.—Iglesia de Todi. (Delojo,
Lavisse.)
Figs. 43-45.—Plantas de S. Pedro, Roma: de Bramante, Miguel Ángel y Maderna. (Geymüller.)
ruzzi se debe el palacio Massimo (fig. 47), en cuya fachada las columnas desempeñan importante papel. Cuando Paulo II decide, en 1546, encomendar la dirección de las obras de San Pedro a Miguel Ángel, éste ha cumplido los setenta. El gran florentino se resiste cuanto puede, pero, al. fin, acepta, si bien recabando plena libertad para introducir en el proyecto todas las novedades que estime convenientes. Consisten éstas en la desaparición de tres ingresos laterales con pórticos y de las sacristías, alojadas en las torres, y, sobre todo, en la transformación de la cúpula (figs. 4448, 49). Educado en la contemplación de la de Brunelleschi, la hace de proporciones mucho más elegantes y la eleva hasta alcanzar los 131 metros. Gracias a él, lo mismo que en Florencia, la cúpula se convierte en el rasgo más característico' del perfil de la ciudad. Decora su tambor con columnas pareadas y frontones triangulares y curvilíneos alternados, y a este tema de frontones de dos tipos, juntamente con las hornacinas bramantescas, reduce la decoración de las fachadas exteriores, recorridas por gigantescas pilastras lisas (fig. 53). La influencia de la cúpula miguelangelesca en los arquitectos posteriores será decisiva. Pocas dejan de ser simples variantes en mayor o menor grado de la creación miguelangelesca. Además de la gran empresa del Vaticano precisa recordarse, dentro de la reducida labor arquitectónica de Miguel Ángel, el proyecto de fachada de San Lorenzo (fig. 52), de Florencia; la escalera de la biblioteca Laurenciana (fig. 56), donde es notable el efecto de dinamismo contenido que producen sus elementos constructivos; la capilla Medicea (fig. 50), ambas en Florencia, para la que labra sus famosos sepulcros de que se trata más adelante; la regularización de la plaza del Capitolio (fig. 54), con el palacio de los Conservadores (fig. 55), y la Puerta Pía (fig. 58), de Roma. ANTONIO SANGALLO, EL JOVEN.—Sin la genialidad de Miguel Ángel, Sangallo, nacido ya en Roma y contemporáneo suyo, deja también huella perdurable en la historia de la arquitectura renacentista. Formado en las normas del arte austero y grandioso de Bramante, es el creador del tipo de palacio cinquecentista. En el palacio Farnesio (1514) (figuras 57, 58, 59), que construye para el futuro Paulo III, renuncia al almohadillado de Brunelleschi, limitando el efecto de claroscuro al encuadramiento de los vanos. Para evitar una excesiva reiteración, cubre las ventanas bajas con simples cornisas horizontales, mientras en la planta principal alterna los frontones curvos con los rectilíneos. La enorme cornisa que corona el edificio es obra de Miguel Ángel. La mis2