Historia de roma

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mer acueducto que suministró a Roma agua fresca y limpia sacada directamente de los pozos. Y por primera vez los romanos, o al menos los de cierta categoría, dispusieron de suficiente cantidad para poderse lavar. Pero las primeras termas fueron construidas tan sólo después de la derrota de Aníbal. Subsistían, poco más o menos, las casas que habían edificado los arquitectos etruscos. Sólo se habían embellecido los exteriores, que fueron estucados y decorados con esgrafiados. Los peligros por que habían pasado impelieron a los romanos a construir sobre todo templos para granjearse la simpatía de los dioses. En el Capitolio se alzaban tres de madera, bastante imponentes y revestidos de ladrillo, a Júpiter, Juno y Minerva. La ciudad vivía ante todo de la agricultura, basada en la pequeña propiedad privada. Buena parte de la población, incluso del centro, tras haber dormido hacinada sobre la paja, se levantaba al alba y cargando arado y azada sobre el carro tirado por bueyes, se iba a labrar el campo, que en promedio no rebasaba las dos hectáreas. Eran campesinos tenaces, pero no muy progresivos, que no conocían otro abono más que el estiércol animal, ni otra rotación de cultivo más que la del trigo, a las legumbres y viceversa. De ésta muchas familias aristocráticas sacaron incluso el nombre: los Léntulo eran especialistas en lentejas, los Cepione en cebollas, los Fabio en habichuelas. Otros productos eran los higos, las uvas y el aceite. Cada familia tenía sus gallinas, sus cerdos y, sobre todo, sus ovejas, que proporcionaban lana para los vestidos. En vísperas de la guerra púnica este cuadro idílico había sufrido una ligera alteración. Las expediciones contra las poblaciones limítrofes había despoblado él campo; los caseríos, abandonados, habían caído en ruinas, y el boscaje y la grama enterraron los campos de los veteranos que, para vivir, habían vuelto a la ciudad. El nuevo territorio conquistado a expensas de los vencidos era declarado «agro público» del Estado, que lo revendía a los capitalistas engordados con las contratas de guerra. Así surgieron los latifundios, que los propietarios explotaban con el trabajo de los esclavos, numerosos, y que no costaban casi nada, mientras en la ciudad se formaba una proletariado de ex campesinos pobres en busca de- trabajo. Mas resulta difícil encontrar trabajo porque la m-


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