Historia de roma

Page 259

pretar. Esta costumbre acabó porque amenazaba con provocar el caos justamente en las cuestiones en las que la Iglesia se estaba esforzando en poner orden: las teológicas. Tan sólo dos de los siete Sacramentos se practicaban entonces: el Bautismo no se distinguía de la Confirmación, porque se administraba a personas ya adultas, como eran los primeros conversos. Después, poco a poco, se empezó también a nacer cristiano y entonces los dos Sacramentos fueron separados, constituyendo el segundo la «confirmación» del primero. El matrimonio era solamente civil, limitándose el sacerdote a bendecirlo. En cambio se cuidaba mucho el funeral, pues, desde el momento en que un hombre había muerto, se tornaba de exclusiva pertenencia de la Iglesia y todo tenía que estar predispuesto para su resurrección. El cadáver había de tener su propia tumba y el sacerdote oficiaba durante el entierro. Las tumbas estaban construidas según la costumbre siríaca y etrusca; en criptas excavadas en las paredes de largas galerías subterráneas; las catacumbas. Esa costumbre duró hasta el siglo IX, decayendo después. Las catacumbas se convirtieron en meta de peregrinación, la tierra las cubrió y fueron olvidadas. Se redescubrieron en 1578 por pura casualidad. El hecho de que sus ramificaciones fuesen complicadas y retorcidas ha hecho creer que fueron construidas para escondrijo de las «conspiraciones». Y sobre esta hipótesis se han apoyado muchas novelas. Con este bagaje nació la verdadera religión; la que ya no quedaba limitada a un pueblo y a una raza, como el judaismo, o a una clase social, como el paganismo de Grecia y de Roma, que la consideraban monopolio de sus «ciudadanos». Su nivel moral, la gran Esperanza que abría en el corazón de los hombres y el ímpetu misional que encendía en ellos, hacían decir orgullosamente a Tertuliano: «Tan sólo somos de ayer. Y ya llenamos el Mundo.»


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.