Ni Vivas Ni Muertas: Subregistro de Transfemicidios en el Ecuador

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Este Fanzine contiene información sobre un caso de asesinato a una mujer trans en Quito, del que se lleva a cabo una investigación, y también se relatan casos de violencia sistemática e intentos de transfemicidios que no tuvieron investigaciones en el sistema de justicia. La investigación del fanzine se realizó de forma colaborativa en el Laboratorio de Historias Poderosas, realizado por Chicas Poderosas con el apoyo de Open Society Foundations. Investigadorxs: Camila Albuja, Runa Sanabria y Sol Miranda. Ilustraciones de Ricardo Carrasco. Isabel González Ramírez acompañó y editó este proyecto. Alina Manrique realizó la verificación de datos. La equipa de Chicas Poderosas acompañó este proceso con capacitaciones, apoyo económico y editorial. Conoce todas las historias creadas en el Laboratorio de Historias Poderosas realizado en Ecuador ingresando a chicaspoderosas.org/historiasecuador.

Modo de lectura: Este fanzine funciona si lo miras en la web o lo tienes impreso. La lectura va respondiendo tres cuestiones claves para entender la situación del subregistro de transfemicidios en Ecuador. -Puedes leer los códigos QR con tu celular, hacer click en los hipervínculos o dirigirte a la página que se menciona. -En algunos teléfonos es necesario descargar una aplicación para leer los códigos QR. También puedes hacer click en los hipervínvulos. - Puedes elegir el orden de lectura que quieras y cada página tiene un vínculo para que elijas cómo leer virtualmente. - En algunas páginas encontrarás códigos QR que te dirigirán a fragmentos de las entrevistas del texto. También puedes hacer click en un vínculo para dirigirte al contenido extra. QR

Hipervínculo

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¿Cómo se investiga un asesinato a una mujer trans? página 6

¿Cómo actua el Estado en las denuncias de la población trans? página 9

¿Cómo fue la lucha histórica trans de las Coccinelle? página 12

Contactos para emergencias trans página 17

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Primera Marcha Nacional Trans realizada en distintas ciudades de Ecuador el 20 de noviembre de 2020

Transfemicidios: una realidad que existe solo en la palabra “Para mí siempre será Juanita”, dice Magdalena Cabascango con un brillo en sus ojos que contagia el cariño que le tiene a su tía recién asesinada. Desde que se encontró el cuerpo de Juanita Criollo, el 16 de noviembre de 2020 en su casa en el norte de Quito, Cabascango y su primo luchan para tener justicia. Cabascango enfatiza el nombre de su tía en femenino, repetidamente, como si Juanita misma estuviera defendiendo su identidad de mujer contra los familiares que le siguen llamando por su nombre de cédula. La autodefinición de su tía es quizá la única prueba que tiene Cabascango para recalcar que era una mujer trans y que su brutal asesinato difícilmente se puede separar de esa realidad. Pero ese dato tan importante para quienes no se identifican ni con el nombre ni el género asignado al nacer, no se procesa en los registros de la Fiscalía, la institución que ahora investiga su muerte como posible homicidio a un hombre.

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Entre 2014, cuando se tipificó el delito de femicidio en el Ecuador, y 2019 se han reportado 935 asesinatos violentos contra mujeres, según datos oficiales de la Comisión Especial de Estadística de

Seguridad, Justicia, Crimen y Transparencia. Este organismo estatal que monitorea los femicidios a nivel nacional, indica que de ese número, solo un tercio se han procesado como posible femicidio en el sistema judicial. Sin embargo, los asesinatos de mujeres transgénero no aparecen en dichas cifras, ni como homicidio ni como femicidio. Debido a la ausencia de datos oficiales es difícil saber cuántas mujeres trans como Juanita, hayan cambiado su identidad en la cédula o no, se pierden en ese registro. Pero esta no es la única dificultad para que el asesinato de Juanita se juzgue como femicidio. El Código Orgánico Integral Penal (COIP) define este delito como el asesinato de una mujer por su condicion de sexo o género como resultado de relaciones de poder entre víctima y victimario. Esta definición incluye a las mujeres trans. Sin embargo, en la práctica, la Comision monitorea únicamente el sexo y no el género, lo cual explica la ausencia de mujeres trans en las estadísticas. Así mismo, la Comisión debe llevar un registro de víctimas “glbti” pero, hasta el momento, no hay ningún caso.


Según el Informe general de femicidios, la Fiscalía reconoce el sexismo, androcentrismo, misoginia, y homofobia como factores en las relaciones de poder. Pero no hay ninguna mención a la transfobia. Lo mismo ocurre en el último boletín fiscal sobre femicidios de 2019 en el que no se menciona la identidad trans. Es por ello que, en los últimos años, varias organizaciones sociales de personas trans como Silueta X y Horizontes Diversos, luchan para que se reconozca el delito de transfemicidio. Para Chavica Moreira, presidenta del colectivo trans ‘Horizontes Diversos’ en Manta, ese reconocimiento es importante para resaltar que la víctima pertenece a la población trans y que su asesinato se debe a una cadena de violencias y exclusiones históricas que mantienen a las mujeres trans en condición vulnerable: excluidas de sus familias, del sistema de salud, lejos de tener un trabajo digno y de acceder a la justicia.

“Cuando investigan un asesinato no hacen la relación con el odio que existe desde la sociedad hacia la población trans”, dice Moreira, quien lleva defendiendo la causa trans por casi dos décadas Y agrega: “ si la sociedad se

encarga psicológicamente de matarnos, el agresor solo realiza el acto físico”. Así como no existen datos estatales sobre los asesinatos, tampoco hay estadísticas oficiales que permitan entender el nivel de marginalidad en el que viven las personas trans, por eso también es díficil sostener que la transfobia en Ecuador es sistemática. Ante esta realidad, Moreira advierte que incluir los asesinatos de mujeres trans como Juanita dentro de la categoría de femicidio, podría invisibilizar que las causas de sus muertes son diferentes.

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• ¿Cómo se investiga un asesinato a una mujer trans? página 6

• ¿Cómo actúa el Estado en las denuncias de la población trans? página 9

• ¿Cómo fue la lucha histórica trans de las Coccinelle? página 12

Magdalena Cabasacango en la Marcha Nacional Trans en Quito 2020.

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Las muertes trans son carpetas en Fiscalía En Ecuador, 7 de cada 10 crímenes violentos a la comunidad LGBTIQ+ fueron contra mujeres trans en el período de 1990 a 2019, según el informe ‘Runa Sipiy’, presentado por la organización Trans Silueta X. La mayoría de investigaciones por asesinato de mujeres trans, como el de Juanita Criollo, ocurrido durante el confinamiento provocado por la pandemia de COVID-19 en 2020, usan el nombre masculino de la víctima anulando la autodefinición de género, según explica la plataforma Ethnodata. Este hecho da cuenta que existe una narrativa transfóbica y estigmatizante en los procesos judiciales. Juanita tuvo la primera peluquería en el barrio ‘La Roldós’, en Quito. Fue una mujer independiente, vivía sola y recibía visitas constantes de sus sobrinos. Sus hermanos la trataron en masculino hasta después de su muerte. Su sobrina Magdalena recuerda que la mayoría de relaciones de Juanita fueron informales y estuvieron marcadas por la violencia. Pedro Gutiérrez, investigador de Kuska Estudio Jurídico, considera que es complicado que las personas que trabajan en el sistema de justicia sepan reconocer las dinámicas de poder que llevan a las mujeres trans a vivir violencias sistemáticas y repetidas que suelen terminar en la muerte. En un podcast de Kaleidos, se cuenta cómo una fiscal de la Unidad de Garantías y Personas, intentó que el ‘Caso Constelación’, se investigara como tentativa de femicidio y no de homicidio, con el fin de incluir el círculo de violencia que vivía la víctima,–una mujer trans en una relación heterosexual, es decir, con un hombre–. Sin embargo, el juez decidió no aceptar el cambio. del proceso penal.

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Sobrinos de Juanita sosteniendo el cartel que llevan a marchas.

Y es que hasta después de muertas las mujeres trans y sus familias que demandan justicia siguen siendo víctimas de violencia. A pesar de que en el sistema de justicia ecuatoriano existe el Servicio de Atención Integral (SAI), cuya misión es “atender y asesorar a la víctima y/o denunciante de un delito [...]”, y el “Manual de Procedimientos de Asesoría al Usuario y Recepción de Denuncias”, la sobrina de Juanita recibe malos tratos cuando va a la Fiscalía a averiguar por el caso de su tía Juanita “Me dicen: ahí está la carpeta, vea; y usted no entiende nada”, relata. Magdalena y su primo son quienes presionan para que avance la investigación del caso de Juanita en la Fiscalía, pero seis meses después de ocurrido el crimen no tienen ninguna respuesta. Magdalena asegura que ha sido un proceso desgastante del que no van a desistir, aunque a veces no tengan dinero ni para el pasaje de bus y siempre se encuentren con la misma carpeta en Fiscalía... Para que el caso de su tía avanzara, los sobrinos de Juanita intentaron contratar un abogado, pero en la Fiscalía de perso-


nas y garantías N01 les dijeron que “no servía para nada hasta tener un culpable”. Entonces desistieron de la idea. Sin embargo, Luisa Villacís, asesora legal de la organización defensora de derechos humanos, INREDH, afirma que es fundamental tener un abogado para agilizar el proceso. “Las investigaciones avanzan cuando hay un impulso. Si no hay un impulso por parte de los familiares, si no lo hay las investigaciones se quedan estancadas, pasa el tiempo y luego van a archivo”, detalla. La Fiscalía General del Estado asegura que el procedimiento que debe seguir el asesor del SAI al momento de receptar la denuncia, es consultar al usuario o familiar el nombre con el que se identificaba la víctima. Sin embargo, en el caso de Juanita esto no es posible porque el sistema de justicia no reconoce su identidad como mujer trans. Los crímenes violentos en Ecuador son investigados directamente por la Fiscalía y no requieren una denuncia al ser consi-

derados “crimen de acción pública”. Pero todavía no hay una respuesta concreta respecto del caso. “A uno le duele porque es como que a mi tía le hacen a un lado. Si para ellos la Juanita no era muy valiosa, para nosotros sí”, asegura Magdalena. Una característica común en las sentencias de femicidio en el país, es que las víctimas estaban en relaciones formales y heterosexuales. Según el Informe sobre la situación del Femicidio en Ecuador de 2018 “el criterio jurisprudencial para valorar las relaciones de poder radica en su mayoría en la existencia de una relación de pareja o ex pareja previa al cometimiento del delito”. Esta reducción puede provocar que los funcionarios de justicia se nieguen a aplicar el tipo penal de femicidio en casos de relaciones extramatrimoniales o relaciones no formales, como sucede en muchos casos de mujeres trans. Muchas muertes trans se atribuyen a parejas sentimentales, sin considerar la

Ilustración del caso Juanita Criollo

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complejidad de las relaciones con personas trans, explica la comunicadora y activista transfeminista Devy Grijalva. Por ejemplo, una amiga trans de Juanita dijo en el velorio que “a veces los hombres se enamoran de nosotras y no pueden tener esa relación formal. A una mujer le puede llevar donde la familia pero a mí no me puede llevar porque qué van a decir”. Por eso, la mayoría de las relaciones con personas trans suelen mantenerse en secreto. En esto coincide la sobrina de Juanita y menciona que ella nunca dio nombres de sus amantes. Activistas trans de varias organizaciones sociales, como Silueta X e INREDH, reiteran que la tipificación del transfemicidio permitiría el reconocimiento de todas estas particularidades.

A través de la voz de Magdalena, conoce más de su tía Juanita.

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¿Cómo denuncio si el agresor es el Estado? Antes de su asesinato, Juanita ya había sido víctima de un intento de transfemicidio. Años atrás, la pareja de aquel entonces la secuestró y torturó, según cuenta su sobrina. Juanita sobrevivió, pero nunca denunció a la policía. Aunque el hombre que la agredió fue declarado inocente en la investigacion de su eventual asesinato, es común que en los casos de femicidios las víctimas ya hayan sufrido algún tipo de agresión antes de su asesinato. De las 20 víctimas de femicidios registradas en Ecuador en el 2021, 40 por ciento ya había reportado un antecedente de violencia ante las instituciones públicas. Sin embargo, denunciar no les evitó la muerte. Te proponemos ponerte en los zapatos de Kassandra V. de Manta y Xiomara B. de Guayaquil. Ambas son mujeres trans que sufrieron agresiones contra sus vidas. Una decide denunciar ante la Fiscalía y la otra no. ¿Qué hubieras hecho en su lugar? Los desenlaces están basados en hechos reales.

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ERES XIOMARA B. Y SÍ DENUNCIAS

“¿Dónde rayos voy a dormir si la persona que vive cerca de mi casa ronda mi sector para darme la paliza o terminar de matarme?”

ERES KASSANDRA V. Y NO DENUNCIAS

“Ella está en riesgo, pueden pasar años y él puede venir en un momento determinante y terminar lo que dejó inconcluso’’

Diane Rodríguez, presidenta de Silueta X, colectivo trans en Guayaquil.

Chavica Moreira, presidenta de Horizontes Diversos, colectivo trans en Manta.

Fui agredida psicológica y físicamente con puños y machete en la cabeza por un vecino en mi barrio en Guayaquil, el 6 de agosto de 2020. Él es expolicía.

Fui apuñalada 15 veces en la cabeza, cuello, y pecho por un hombre que entró en mi florería en Manta el 10 de julio de 2017.

Quiero poner una denuncia en la dependencia judicial de Valdivia, en el Sur de Guayaquil pero se niegan a atenderme sin abogado.

La policía quiso investigar el hecho como intento de robo o venganza sentimental. Mis amigas insistieron en que era intento de transfemicidio.

Pido el respaldo de Silueta X, organización que defiende los derechos de la población trans. La Fiscalía también ignora su presión para recibir mi denuncia.

Despierto de un coma, me recupero pero cuando la policía quiere recoger mi testimonio digo no conocer al agresor, ni recordar su rostro. Prefiero no poner una denuncia.

Silueta X pide el respaldo de una ONG de DD.HH. cisgénero. La Fiscalía termina aceptando mi denuncia. Silueta X pide el respaldo al Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos. La Fiscalía termina aceptando mi denuncia. Hasta el día de hoy, la Fiscalía no me ha dado asistencia psicológica, seguridad física o ha emitido una boleta de auxilio contra mi agresor para protegerme. El agresor es mi vecino. He puesto una denuncia pero la Fiscalía no me brinda protección.

Mis amigas del colectivo trans Horizontes Diversos dicen que estoy protegiendo al agresor. Sospechan que él me amenazó. La Policía termina la investigación. Dicen que sin mi testimonio, ni mi denuncia, no pueden hacer nada Como víctima de violencia de género, el COIP dicta que la Policía tiene que ofrecerme auxilio y protección. Pero no recibí nada de esto. Estuve expuesta al agresor y no me dieron la asistencia psicológica necesaria para recuperarme de este atentado contra mi vida y así, luego poner una denuncia. El agresor sigue libre. ¿Quién me va a proteger?

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Las dificultades para brindar asistencia emocional y protección física por parte de las instancias públicas que prevengan eventuales asesinatos son comunes, según la organización Surkuna, que trabaja en la defensa de los derechos de las mujeres en Ecuador. Sin embargo, su “Informe sobre situación del femicidio en Ecuador,” no incluye datos sobre la situación de las mujeres trans. Sobre el tema, el Consejo Nacional para la Igualdad de Género realizó en 2017 un informe en el que los resultados son contundentes: de las 875 personas trans encuestadas, 96% manifestó haber recibido gritos, insultos, amenazas y burlas por parte de agentes públicos institucionales y/o estatales. Más de la mitad dijo que había sido víctima de golpes y otras agresiones y 95% afirmó que nunca denunció los hechos. Así mismo, 47% de las personas que decidieron denunciar se sintieron discriminadas. Édgar Zúñiga, psicólogo de la Red Ecuatoriana de Psicología por la diversidad LGBTI, afirma que las mujeres trans no denuncian porque si la persona que te atiende para recibir una denuncia es transfóbica, no te la va a recibir, y únicamente se revictimiza a la persona”. ¿Cuántos casos de violencia contra las mujeres trans no se han denunciado por miedo a sufrir acosos físicos y psicológicos por parte de la Policía y los funcionarios públicos? ¿Cuántos asesinatos a mujeres trans podrían ser prevenidos si la Policía y la Fiscalía cumpliera con lo establecido en el COIP?

Caso Xiomara: ¿cómo responde la Fiscalía cuando quiero denunciar a mi agresor?

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Toma de la Plaza Grande para la despenalización de la homosexualidad en Ecuador 1997

Las fantasmas siguen cabreadas “La represión y confinamiento que sufrió la comunidad GLTBI ecuatoriana se diferenció de la Pinochetista únicamente porque la sociedad civil chilena pudo estar en capacidad de llevar registros y datos de sus ciudadanos agraviados”, relata en el libro ‘Los fantasmas se cabrearon’, Purita Pelayo, activista trans y miembro Coccinelle. El 17 de mayo de 2019, el colectivo trans Coccinelle, junto a INREDH, organización de derechos humanos, presentó al Estado la denuncia por delito de lesa humanidad en relación con la violación sistemática y estructural que sufrieron las personas de las diversidades sexogenéricas entre los años 1980 y 2000. La reparación integral y las garantías de no repetición son la piedra angular de la denuncia. Así como la exigencia de políticas públicas que garanticen una vida digna a la comunidad LGTBIAQ+. Las Coccinelle son un colectivo de sobrevivientes trans que encaminaron y sostuvieron la despenalización de la homosexualidad en Ecuador durante el gobierno del Partido Social Cristiano (1984-1988), uno de los gobiernos más represivos contra las diversidades sexogenéricas.

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Justamente, el informe de la Comisión de la Verdad de Ecuador reconoce graves violaciones de derechos humanos a quienes eran disidentes de las normas sexuales y de género, como agresiones físicas, psicológicas y violencia sexual, cometidos por el Estado ecuatoriano en el periodo de 1984 a1988. Las Coccinelle nacieron como la “necesidad imperiosa de defender los derechos de las minorías sexuales del Ecuador”, afirma Purita en su libro. Añade que la colectiva permitió a las mujeres trans hacer plantones en espacios públicos, como el Palacio de Gobierno, para denunciar las violaciones y vulneraciones que sufrían con impunidad en el país. Esto las impulsó a convertirse en un actor político importante en el territorio. La memoria de los ochenta y noventa relata que barrios periféricos de personas ‘humildes’ y desplazadas por la pobreza, eran los lugares donde vivían las personas trans, consecuencia de ser rechazadas por la sociedad. “Los agentes allanaban las viviendas de forma ilegal a sabiendas de que sus inquilinos no tenían respaldo familiar o amistades que pudieran denunciar esos procedimientos”, menciona Purita.


Marcha Nacional Trans y los lugares historicos para la comunidad Trans: Barrios La Y y La Mariscal

El relato y la memoria de la comunidad trans sigue siendo el único registro de las violencias que enfrentaron.

A su vez, la comunidad trans reconoce la laguna del parque ‘La Alameda’, ubicada al norte de la capital, como el lugar donde varios policías, delincuentes y transodiantes ahogaban a las trans cuando estaban en busca de clientes Por ejemplo, los incansables intentos de Patricia Ponce, prostituta quiteña afro, de para el trabajo sexual. denunciar ante la Comisión Ecuménica de Derechos Humanos (Cedhu) las agre- Al ser desplazadas socialmente de espacios laborales y educativos, el trabajo siones que sufría por agentes policiales, sexual y las peluquerías permitieron a “la denuncia no trascendía más allá de la comunidad trans sobrevivir y generar las formalidades, no había seguimiento independencia económica. Incluso, las por parte de algún organismo”. peluquerías fueron espacios donde las personas ‘toleraban’ a las mujeres trans. Así también Martha Sánchez, travesti afro de Esmeraldas, quien fue asesinada a Sin embargo, una vez en el espacio público regresaba la indiferencia y las mediados de 1996 por una persona que agresiones. disparó desde una ventana. Su muerte fue confirmada en el Hospital Eugenio Espejo. Purita relata que este hecho quedó en la impunidad porque no hubo familia o instituciones que exigieran una investigación. Sin embargo, según el Código Penal y la Constitución vigente en 1996, al ser el asesinato un crímen de acción pública, era obligación de la Fiscalía asumir el caso. Lugares como ‘la lagartera’, celda del Centro de Detención Provisional en Quito, eran conocidos por la comunidad trans por ser el espacio de represión policial más fuerte, donde frecuentemente recibían latigazos y golpes incluso hasta la muerte.

Tránsito La reina de El Guambra, Angelita Zamora, la femenina María, la mulatita guapa de Esmeraldas, entre otras, son algunos nombres de travestis y transexuales que eran reconocidas por sus ideales de lucha pero que murieron violentamente antes de ver sus logros históricos. El registro de sus vidas y muertes permanecen solo en la memoria colectiva de la comunidad trans.

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“En Ecuador, ante una comunidad estigmatizada y sometida a persecuciones diarias en todos sus espacios, nadie pudo o quiso sentar las bases para la sistematización y registro de todos los funestos agravios que cargaban los homosexuales en su diario vivir”, menciona Pelayo en su libro. Pese a la actual denuncia presentada en Fiscalía, la despenalización de la homosexualidad en 1997 y la constante lucha por los derechos de la comunidad LGTBIAQ+, las condiciones de vida de las personas trans sobrevivientes siguen siendo vulneradas y muchas fallecen sin ver justicia, como le pasó a María Jacinta Almeida, una de las sobrevivientes de la persecución estatal y denunciante en el caso que lleva INREDH. Jacinta falleció en junio del 2020 por Covid-19, a la espera de justicia y una reparación integral. A la denuncia presentada por las Coccinelle se sumaron otros colectivos como ‘Sobrevivientes 516’ o el colectivo ‘Años dorados LGBT’. Aunque la investigación avanza lentamente, y el tiempo no está a su favor, una de las principales exigencias de los miembros de Coccinelle es no morir sin antes ver justicia por lo que el Estado ecuatoriano les hizo. INREDH afirma que si no avanza la investigación presentada por crímenes de lesa humanidad contra el Estado ecuatoriano, llevarán la denuncia a organismos internacionales.

Escucha el discurso de Purita Pelayo en la Primera Marcha Nacional Trans en Quito 2020.

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La palabra, la acción y la memoria: armas contra la injusticia y la impunidad “Si yo mañana me muero me registrarán como David, eso nos pasa a todas”, relata indignada Devy Grijalva. Ella sabe que aunque el Estado no registra los asesinatos de las mujeres trans, las organizaciones sociales, activistas y algunas familias son quienes preservan la memoria de su comunidad. No olvidarlas es la mínima acción de justicia. Magdalena también lo sabe, por eso se encarga de llevar la pancarta con la foto de su tía en grande a todas las marchas y de seguir acercándose a los medios para que su vida no se olvide y que su crimen no quede impune. Y con la misma intención Purita Pelayo ha creado un documento histórico que relata la violencia que vivieron las personas trans. Esa memoria ahora ocupa un espacio de exhibición en el Centro de Arte Contemporáneo en Quito para informar y educar al público sobre la lucha trans y sobre la necesidad de eliminar la transfobia para evitar la violencia que afectó y sigue afectando a las mujeres trans. Así mismo, los nombres y apellidos de las mujeres trans y no-binarias asesinadas año tras año, constan respetando su auto-identificación en los informes de Silueta X. Es la única organización que lleva un registro de los asesinatos a mujeres trans en el Ecuador y que explícitamente los denuncia como transfemicidios. Todas estas acciones suman. Sin embargo, todavía está pendiente un mayor reconocimiento y comprensión de la violencia contra la población trans desde los organismos de Estado, dice Diane Rodríguez, mujer trans que está al frente de Silueta X. “Las organizaciones sociales no podemos siempre estar haciendo el trabajo que tiene que hacer el Estado,” dice Rodriguez, “No podemos hacer eso”.

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NI VIVAS

NI MUERTAS SUBREGISTRO DE TRANSFEMICIDIOS 16


Contactos para emergencias trans Liderazgo y empoderamiento

Organización de Derechos Humanos

Fundación Mujer y Mujer

Kuska

(Guayaquil)

(Cuenca)

093 914 1902

097 907 3847

mujerymujerec@gmail.com

info@kuskaestudiojuridico.org

Acompañamiento Casos Trans

Organización de Derechos Humanos

Asociación Silueta X

INREDH

(Guayaquil) (04) 256 2964 siluetax@gmail.com

(Quito) (02) 244 6970 info@inredh.org

Donaciones

Niñez Trans

Fundación Donaciones de

Fundación Amor y Fortaleza

Amor

(Quito)

(Quito)

2168651321

098 749 1223

contacto@amoryfortaleza.org

Casa de acogida

Hombres Trans

Ksa de Acogida Transitoria Trans (Durán)

Fraternidad Trans Masculina (Quito)

0997322092

099 638 3444

Personas en situación de

Acompañamiento psicológico

movilidad

Dialogo Diverso (02) 323 7276 somos@dialogodiverso.org Activismo Trans

Red de Psicologia GLBTI (Quito) 098 324 1019 repsidec@gmail.com Trabajo Sexual

Fundación Crysalis

Asociación de Trabajadoras

(Quito)

Sexuales Trans de Quito

098 823 0310

aso.tst.uio@gmail.com

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*En conmemoración a las mujeres trans muertas y vivas nombradas en esta investigación y en el libro Los Fantasmas se Cabrearon


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