El torneo siguió su marcha y cada vez podía verse a mas público en los campos de juego. Las escuadras Orizaba y Reforma comenzaron a demostrar una superioridad sobre los rivales. El estilo de los equipos era el clásico de la época: patada y carga. Ubicando en el campo a dos defensores, tres medios y cinco delanteros, la táctica de los equipos consistía en enviar el balón lo mas lejos posible de su arco, procurando que los delanteros ganaran el balón por aire.
Se buscaba comúnmente abrir el juego hacia las bandas, donde se procuraba contar con veloces extremos o “alas”. Estos a su vez, se lanzaban a toda velocidad con el balón hacia la meta contraria, enviando servicios hacia el centro del área rival, los cuales eran esperados por atacantes valientes y decididos que buscaban anotar el tanto.
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