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LUNES 11 DE MARZO DE 2013 3C
En telecomunicaciones
EPN impulsará competencia Cien días de EPN, solo cambio de fachada
El documento, que podría sufrir modificaciones de última hora, mantiene la propuesta de licitar dos nuevas cadenas de televisión abierta a nivel nacional EL UNIVERSAL México, DF
E
l presidente Enrique Peña Nieto subrayó – en el marco del balance por los primeros 100 días de su gobierno – que en telecomunicaciones, su gobierno impulsará y fomentará la competencia económica y acelerará el desarrollo tecnológico de este sector estratégico para el país. “El Gobierno de la República reitera el compromiso de fomentar la competencia económica y acelerar el desarrollo tecnológico del país; en especial, en el estratégico sector de las telecomunicaciones. Para ello, se ha venido trabajando en los acuerdos y consensos necesarios para integrar e impulsar reformas estructurales en esta materia”, asentó. Este domingo, El Universal publicó en su primera plana que el proyecto de reforma a las telecomunicaciones elaborado por el Consejo Rector del Pacto por México reestructurará el nivel de competencia del sector y propone un nuevo esquema de participación que impactará directamente a los concesionarios de televisión abierta y restringida, así como a la telefonía fija y móvil. El documento, que podría sufrir modificaciones de última hora, mantiene la propuesta de licitar dos nuevas cadenas de televisión abierta a nivel nacional; obliga a las televisoras a regresar al Estado los canales que resulten de la transición digital; replantea nuevas fórmulas tarifarias en telefonía fija y
Poliantea Rubén Pabello Rojas
L
Venimos a transformar al país: EPN El presidente Enrique Peña Nieto ofreció un discurso en Palacio Nacional, tras 100 días de gobierno. “El primero de diciembre me comprometí a llevar a un gobierno eficaz, a mover a México, y este día rindo cuentas a la sociedad mexicana de los tres primeros meses, donde se han llevado a cabo 95 compromisos a favor del país”. El mandatario indicó que “cada decisión tomada y acción emprendida ha sido congruente con lo que prometí desde el principio de mi gobierno”.
móvil; crea el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) y da más “dientes” a la Comisión Federal de Competencia (Cofeco). “Se considerará como agen-
En un mensaje con motivo de sus primeros 100 días de administración, Peña Nieto destacó que el Gobierno federal tiene cinco grandes metas, que son: consolidar un país en paz, incluyente, con educación, próspero y que se convierta en un actor con responsabilidad global, para lo cual se impulsa una diplomacia más activa y participativa. “Seguiremos trabajando en las áreas de seguridad, incluyendo el nuevo sistema de justicia penal para recuperar la paz”, señaló.
te preponderante, en razón de su participación nacional en la prestación de los servicios de telecomunicaciones o radiodifusión, a cualquiera que cuente directa o indirectamente con
una participación de 50 por ciento, medido este porcentaje por el número de usuarios, por el tráfico de sus redes o la capacidad utilizada de las mismas”, detalla el documento.
El líder nacional del PAN, Gustavo Madero Muñoz, aseguró que los primeros 100 días del mandato del presidente Enrique Peña Nieto carecen de consistencia y cambios de fondo, “son solo fachada”, denunció. Por ejemplo, en materia de inseguridad “solo ha cambiado la estrategia de no hablar de ella; todo lo que en su momento criticó el PRI, como la utilización del Ejército, lo siguen empleando”. El gasolinazo – incremento mensual al precio del combustible – también sigue vigente, y los programas sociales anunciados, así como la disolución de los “candados” sobre la implementación del Impuesto al Valor Agregado (IVA) “solo cambian su nombre, o se vuelven estrategia electoral”. Madero Muñoz consideró por ello, que se han impulsado cuestiones “de imagen, de espectacularidad, de forma y fachada, pero preocupa que en lo sustantivo no haya consistencia y propuestas de fondo, en favor de los mexicanos”. Hay en el Gobierno federal mucho interés “por la espectacularidad de las acciones, pero aun no vemos ningún compromiso de fondo en los cambios anunciados y prometidos”, aseguró. Por otro lado, el líder panista expresó su preocupación por el “autoritarismo” que sigue vigente, principalmente en las entidades gobernadas por el PRI y por “la patología presidencialista vertical que se vive”, por lo que advirtió que su partido seguirá vigilante del Gobierno federal. El dirigente aseguró que Gobierno federal y el presidente Peña Nieto dan una imagen, “una cara modernizadora, pero los mandatarios estatales operan de otra forma, y en el interior del país se ha recrudecido ese PRI autoritario que se observaba siempre en los gobiernos federales del siglo pasado. A ese nivel, los operadores mantienen la misma estrategia de control político antidemocrático”, criticó el líder del panismo nacional. A manera de ejemplo, denunció el cambio de delegados federales, que han sido sustituidos por “descarados operadores políticos que no tienen las facultades y aptitudes técnicas necesarias, y su trayectoria consiste de ser expresidentes, excandidatos o exdiputados del PRI”.
Rescate del Estado
a necesidad de las sociedades antiguas, primitivas, que al dejar su característica nómada transitaron al sedentarismo, las obligó a buscar formas de organización que les permitieran la vida en comunidades estables. Se ignora cuándo surge la palabra Estado, lo que sí se alcanza a definir es el concepto. La idea, constitución y formación incipiente, proviene desde los tiempos remotos del Egipto, las tierras de la Mesopotamia, por supuesto Grecia y Roma, hasta llegar en la Edad Media a Europa donde se atribuye a Maquiavelo el uso del vocablo, ya empleado para esta forma de organización humana. Es importante acudir al concepto de Estado que define Francesco Guicciardini; Florencia,-1483-1540- coetáneo y contemporáneo de Maquiavelo, estudiado a profundidad por Jesús Reyes Heroles, sobre la esencia de lo que hoy conocemos como Estado Moderno. Los componentes, desde el punto de vista teórico del Estado actual, son los clásicos: Población, Territorio y Poder. El deber fundamental, humano, jurídico, encomendado al Estado por medio del poder constituido como gobierno, de acuerdo a sus leyes, es la protección absoluta de sus habitantes comprendidos en los límites de su territorio. Puede existir como obligación excepcional del estado defender extraterritorialmente a sus ciudadanos en casos correspondientes al derecho Internacional. Bajo estos conceptos jurídico políticos se constituye el Estado Mexicano, para hacer prevalecer el bien común de la ciudadanía asentada en su territorio. Toca así al poder público, a través de sus órganos Legislativo, Ejecutivo y Judicial, materializar en hechos concretos su alta misión. Históricamente en México, ha correspondido al Poder Ejecutivo, además de las facultades y obligaciones que impone
el artículo 89 constitucional al Presidente, que solo habla de “la esfera administrativa”, una gran carga de contenido mayormente político. De este modo se fue consolidando el presidencialismo como un supra poder, mayor o dominante de hecho, sobre los otros. Este abuso de facto, no legal, condujo al autoritarismo, tan nefasto y criticado que desembocó en el fenómeno cruento de 1968. A partir de ese año el poder ejecutivo siguió un lento camino de corrección, de auto moderación en que se abrieron espacios a corrientes políticas minoritarias, para lograr representaciones formales, sobre todo en el Poder Legislativo, a partir de las reformas electorales de los años setentas. No obstante ello, se permitió insensible y cotidianamente una tolerancia, casi imperceptible, al incumplimiento de normas menores, a reglamentos que en su multiplicación diaria fueron deteriorando paulatinamente, la observancia de códigos de índole menor en lo administrativo, que terminaron menguando y corrompiendo, día a día, el sistema en general. Al tolerarse este fenómeno, creció y al estar al alcance y práctica generalizada por el ciudadano común y el empleado de ventanilla o vigilante de crucero, se abrió la corrupción que, paso a paso, fue adquiriendo posiciones dominantes que ya escapaban a las autoridades para contener la desviación. Entonces sobrevino lo indeseable, el aparato político administrativo comenzó a negociar la legalidad. Las presiones se acentuaron contra un sistema que sucumbió y se tornó en cómplice. Proverbialmente negativa se volvió la practica nefasta de negociar el reglamento, la ley, el código y en el colmo, hasta la constitución. El formato indeseable y deteriorante fue la práctica del diálogo como solución. El diálogo como solución vino acompañado de concesiones, privilegios, claudicaciones y sinecuras.
Transigir bajo presión de grupos cada vez más fortalecidos en la debilidad de la autoridad, fue dando como producto el aflojamiento de lo que debía ser el insobornable sostén administrativo y político, de un gobierno fuerte. De este modo se acrecentó otro de los flagelos sociales más perniciosos: la impunidad. De esta manera, durante el sexenio pasado, avanzó la comisión del delito común. El organizado no tardó en aparecer. Se dejó adelantar por incapacidad o connivencia, la notoria debilidad de un Estado cada vez más agostado y con menos capacidad de hacer realidad, uno de los principios básicos de su existencia como producto filosófico, jurídico y social: la defensa y satisfacción de la población comprendida en su territorio. Si se considera que Estado fallido es aquel que tiene un gobierno débil, con problemas económicos, políticos y sociales que afectan su estructura y funcionamiento, con pérdida real de control sobre parte de su territorio, que no provee la totalidad de los servicios básicos, o lo hace insuficiente e ineficazmente, que soporta altos indicadores de corrupción, crimen y pobreza, cabe considerar cuál es la situación actual. Es innegable que el actual Gobierno federal en diciembre de 2012, recibió una herencia cargada de retos de alto voltaje que no se antojan fáciles de superar. Sin embargo las recientes acciones que tomadas con ánimo de dar un golpe de cambio en el quehacer de la nación, alimentan la expectativa de que existe un intento serio por cambiar las dañinas prácticas de los últimos tiempos, que caracterizaron a los gobiernos panistas. Con Enrique Peña Nieto al frente de una nueva etapa del priismo en la presidencia de la República, se comienzan a registrar procedimientos característicos de esa manera de ejercer el poder. La verticalidad, que no debe recaer en el autoritarismo
presidencialista, vuelve a sentirse. Se ven moverse a los secretarios de despacho, casi invisibles en los gobiernos del PAN. Es notable el cambio de política de relaciones exteriores, destacando las acciones de acercamiento con varias naciones clave en el panorama internacional. Capítulo especial en este aspecto es la reconstruida mirada hacia los países hermanos de Latinoamérica. Si haber solucionado el enorme problema de la inseguridad pública, es menester considerar que se asoman síntomas de próximas turbulencias económicos financieras que, obviamente habrá de atender el naciente régimen. Se observan incipientes intentos contra la corrupción. En este escenario en que, en un Estado no todavía fallido, sí acotado, se produjo la transición del Poder. Se nutre la confianza popular de que se trata del rescate del Estado para hacerlo recuperar su soberanía y potestad tan deteriorada en la actualidad. Ojalá que la esperanza de una comunidad nacional, que merece un mejor destino, no se vea nuevamente burlada. Es lo menos que puede desearse y exigirse. En la espera de ese inaplazable rescate, hoy el entrañable pueblo mexicano, en fechas cuaresmales, “días de guardar”, con renovado optimismo, vuelve nostálgicamente la mirada a su pasado, a cuando fue concebida e idealizada esa Patria, tan querida. A la que cantó López Velarde, el poeta eterno, autor de la Suave Patria, aquella amada Patria, “vendedora de chía” a la que arriesgándolo todo pretendía raptar en la cuaresma opaca, “sobre un garañón y con matraca, y entre los tiros de la Policía”. Policía ejemplar, respetable entonces, a la que era temerario e inconcebible desafiar, aquella institución irreprochable, añorada y honesta de principios del siglo pasado, a la cual solo por amor a la Patria se hubiera justificado provocar.