HACHEPOSITIVO 60

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EN PRIMERA PERSONA SANDRA LÁZARO PÉREZ

Educadora Social. Especialista en Violencia de Género y en Orientación Sociolaboral. Mediadora Familiar, Civil y Mercantil. Hace ya un año, desde nuestras casas, empezábamos a familiarizarnos con palabras como confinamiento, toque de queda, pandemia, mascarilla, distancia de seguridad y gel hidroalcohólico. Desde aquella incertidumbre había quienes pintaban arcoíris, quienes hacían deporte y recetas de cocina, vídeo-llamadas, retos y también quienes veían series. Además, aplaudíamos a las ocho al personal sanitario, al personal de supermercados, al de limpieza, a transportistas, al personal de reparto, al personal del trabajo social, a quienes durante este tiempo han trabajado en recursos asistenciales, a los cuerpos y fuerzas de seguridad, a las personas artistas que hicieron más llevaderos muchos confinamientos, a todas aquellas que se dejaron la piel, las fuerzas, la salud e incluso en algunos casos la vida. Y, a través de estas líneas, quiero aplaudir de nuevo y hacer un homenaje en primera persona.

Arancha

es enfermera Uvi Móvil de Secundarios. Reconoce que le duele reflexionar y volver a revivirlo, que hace un año se veía indestructible y con ganas de enfrentar todo lo que llegase, a pesar del cansancio. Un año después, sigue oliendo a demasiada muerte, muertes con nombres y apellidos, personas conocidas y desconocidas. Las circunstancias y su profesión no le han dado tregua, lleva un año sin ver a su gente y admite que esta pandemia se ha llevado todo de ella. Actualmente sigue en la lucha por el refuerzo de personal, con un cuerpo cansado y una mente que pide a gritos descanso.

Silvia y Toñi

son personal de limpieza del HUBU y una empresa privada respectivamente. Reconocen el miedo que sintieron y la responsabilidad frente a la creencia de que la eliminación del virus estaba en sus manos a través de sus puestos de empleo. Qué paradójico, de esas personas a las que menos se les tiene en cuenta, dependía parte de la eliminación del virus, teniendo el doble de trabajo. Ninguna tiene coche y durante bastantes días tuvieron que acudir a sus puestos sin transporte público, pero con todas las ganas y las fuerzas que les salían, a pesar del miedo. Actualmente sienten algo menos de presión social y realizan su trabajo con la misma profesionalidad como al principio.

Estefanía, Eva y Marta

son personal de diferentes supermercados de la ciudad. Hace un año vieron, desde la primera fila, cómo parte de la clientela hacían compras compulsivas sin sentido alguno. Un año después sienten que hay clientela que se ha relajado, que acuden en familia al supermercado como una actividad de ocio y que hay a quienes se les ha olvidado que ellas dejaban a sus familias en casa y, con la incertidumbre, acudían a sus puestos de trabajo para que nadie sintiese que se acababa el mundo. Aún con todo, siempre han preferido quedarse con quienes las han aplaudido, valorado y han cumplido las normas a rajatabla en sus establecimientos.

Óscar

es camionero y cuenta con asombro y tristeza cómo veía las carreteras, áreas de servicio, calles, pueblos y ciudades desérticas, sin tener dónde desayunar, comer, cenar, ni asearse. Su trabajo era esencial ya que transportaban los alimentos para que no escaseasen en las tiendas

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