El sombreron

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Frieda Morales Celia Santa Cruz

Ana Lucrecia MuĂąoz Ilustradora

Frieda Morales Gloria HernĂĄndez Compiladoras





Colecciรณn Guatemala infantil



Han de estar y estarán… Que allá por el barrio de la Parroquia Vieja, en una calle cerca de la ceiba, una noche de tantas, pasaba un viajero cansado, arrastrando cuatro mulas cargadas de carbón. De repente, se detuvo atraído por una pequeña luz que salía de una ventana adornada con papel de china. Aquel resplandor lo provocaban los ojos de Manuelita, la hija de una lavandera del barrio. ¡Ah, aquellos ojos relucían como dos luceros muy brillantes! Eran hermosos… y su pelo negro y largo la hacían más hermosa.



El Sombrerón, que así se llamaba el viajero, era un hombre pequeño, galante y enamorado, al que le gustaban las mujeres con ojos grandes y cabello largo. Al ver a Manuelita, inmediatamente se prendó de ella, olvidándose del cansancio que traía. Para atraer la atención de la muchacha, sacó su guitarra y con ritmo dulce y cadencioso comenzó a cantar: Niña mía, Manuelita de mi vida. Niña mía, Manuelita mi ilusión. Tus ojos dos luceros, iluminan mi corazón.


La música llegó a los oídos de Manuelita como una dulce melodía que la encantó. El Sombrerón seguía cantando y Manuelita suspirando. Esa noche, la joven no pudo dormir bien y al otro día, se sentía muy cansada y pensaba en lo que había sucedido. A la siguiente noche, Manuelita se fue a la ventana con la esperanza de escuchar de nuevo la encantadora música. No pasó mucho tiempo cuando empezó a oír: Manuelita, Manuelita, estrellitas brillan al pie del limonar. Manuelita, Manuelita de mi corazón.




Pasaron los días, las semanas, los meses y aquella escena se repetía todas las noches. Candelaria, la madre, comenzó a preocuparse. No sabía que hacer. Una vecina le preguntó que le pasaba. Ella le contó que su hija estaba muy mal. La vecina le aconsejó que lo que le pasaba a Manuelita eran cosas del Sombrerón. Y eso, solo el cura lo podía resolver.



Al otro día, sin pensar en más nada, se fue a donde el padre Miguel, en la Parroquia Vieja. – Ave María Purísima… – Sin pecado concebida. ¿Quién vive?, – respondió el padre. – Soy yo, padrecito, la Candelaria, la mamá de la Manuelita. Vengo a pedirle consejo. – Entra hija, entra. ¿Qué es lo que te pasa? – ¡Ay, padrecito! Aquí con una gran pena y solo usté me puede ayudar, de veritas… A Manuelita, míja, que usté conoce desde que nació le pasa algo raro. Está muy flaca, débil y paliducha. Ya no me puede ayudar en nada.


– ¿Y eso? Cuéntame, Candelaria, a ver ¿qué le pasa a la muchacha? – ¡Ay, padrecito! Creo que el Sombrerón me la tiene chiflada. Todas las noches le llega a cantar al pie de la ventana. -Calmate hija mía. Ya no llores. Todo tiene solución. En primer lugar, debes traerla al convento mañana tempranito, sin que nadie te vea ni se entere. Después, debes cambiarte de casa e irte a vivir a otro lugar. Tal vez allá por el Guarda Viejo, por ejemplo. Allí te puedo recomendar con Fray Ambrosio para que te ayude en algo. Pero eso sí, hija mía, cuando te cambies no le digas nada a nadie. En la callada de la noche llévate tus cosas poco a poco… Ahora, haz lo que te digo y ve con Dios. Candelaria siguió al pie de la letra todo lo que el cura le aconsejó. En el convento, Manuelita se recuperó. Pudo descansar y dormir y sus cachetes recobraron el color rosado. Al cabo de los días, cuando Candelaria había terminado de trasladar sus cosas, las dos se fueron a vivir al Guardia Viejo para empezar una nueva vida.




Todo iba bien, hasta que un día, Manuelita notó la falta de algo y le dijo a su mamá: – Mamá, parece que no nos trajimos todo. – ¿Cómo así, m´ija? – Le respondió Candelaria. – Falta la tinaja donde hacemos el fresco de súchiles. – Tenés razón. No te preocupes, a la noche, iremos a traerla.


Al comenzar a esconderse el día, las dos se disponían a emprender el viaje hacia la Parroquia Vieja, cuando, en medio del silencio, se oyó una vocecita que decía: – Mi preciosura, mi lucerito, Manuelita de mi vida… No te preocupes por tan poca cosa, esa tinaja ya me la he traído yo. Las dos con cara de susto se abrazaron.




El Sombrerón sonrió y comenzó a cantar y a bailar al ritmo de sus tacones. Luego, galantemente, abrió la puerta de la nueva casa y siguió cantando… Niña mía, Manuelita de mi vida. Niña mía, Manuelita mi ilusión. Manuelita, Manuelita, estrellita, dos luceros, en esta noche de luna tus ojos me iluminan. Tra la lá, tra la lá…


y… colorín colorado, esta leyenda se ha acabado…



MINISTERIO DE CULTURA Y DEPORTES Dr. José Luis Chea Urruela Ministro de Cultura y Deportes Lic. Maximiliano Antonio Araujo y Araujo Viceministro de Cultura Lic. José Roberto Zúñiga Ruiz Director General de las Artes Licda. Lucía Armas Dirección Técnica de Fomento de las Artes Lic. Wilfredo Rodérico González Gaitán Departamento de Apoyo a la Creación –CREA-


Equipo técnico del proyecto Frieda Liliana Morales Barco Coordinadora técnica Istvansch Conferencia y taller internacional de ilustración de libros de literatura infantil y juvenil Gloria Judith Hernández Montes Taller de escritura creativa Jazmin Elena Villagrán Miguel Taller de ilustración de libros de literatura infantil y juvenil Luis Méndez Salinas Taller de edición de libros de literatura infantil y juvenil Vanessa Avila Castillo Taller de diseño y diagramación libros de literatura infantil y juvenil Alejandro Lembke y Pamela Morales Armada electrónica


DR. El Sombrerón, 2017. ©Del texto Frieda Liliana Morales Barco, 2017. ©De la ilustración, Celia Marina Santa Cruz Molina, 2017. Coordinación editorial, Frieda Liliana Morales Barco. Edición, Celia Marina Santa Cruz Molina. Diseño y diagramación, Lesbia Vanessa Avila Castillo. Armada electrónica, Vanessa Avila, Alejandro Lembke y Pamela Morales ISBN 978-9929-764-27-9 ©Primera edición, noviembre de 2017. Ministerio de Cultura y Deportes. 6ª calle y 6ª avenida, zona 1. Palacio Nacional de la Cultura. Ciudad de Guatemala, Guatemala, Centro América. http://www.mcd.gob.gt

Todos los derechos reservados conforme la ley, Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra sin permiso escrito de sus autoras.


Este libro es producto del proyecto ¨Fomento a la creación de libros de literatura infantil y juvenil de Guatemala¨. Taller de escritura creativa, coordinado por Frieda Liliana Morales Barco con el apoyo del Departamento de Apoyo a la Creación Dirección General de las Artes del Ministerio de Cultura y Deportes Noviembre de 2017. Contrato administrativo 2141-2017, Acuerdo ministerial 058-2017.





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