Actualidad Medica Junio 2012 - Tucuman - Argentina

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LOS MOÁI La ciencia y la comunidad arqueológica, no pueden precisar con exactitud, cómo, cuándo y el porqué de las monumentales piedras esculpidas, llamadas MOÁI (palabra existente en el diccionario de la Real Academia Española, con á, acentuada). Sin lugar a dudas, esos moái están en la tierra por alguna razón, no son esculturas simplemente, sino que representan algo. Algunos antropólogos han atribuido a esos monolitos un carácter ceremonial y de protección a la isla. Se dice que fueron creados alrededor del siglo XII después de Cristo, en conmemoración a sus antepasados y difuntos; la tradición pascuense relata que eran encargados en vida de las personas y servían como protección a la familia, por eso se colocaban mirando hacia la casa a donde “irradiaban” su bondad, nobleza y protección y no hacia el mar. Casi todos los moais que conocemos se esculpieron en la ladera de un volcán extinto, llamado Rano Raraku; las rocas que allí hay son únicas en la isla, fáciles de tallar y al mismo tiempo, suficientemente duras como para resistir el paso de los años. La roca volcánica podía ser cortada con relativa facilidad con herramientas de basalto y obsidiana, dándoles su forma básica en la propia cantera. Posteriormente eran extraídas y semienterradas en las cercanías para ser esculpidos los detalles. Son más de 600 los moái labrados en el volcán Rano Raraku; se dice que quedan alrededor de 400 moái en diferentes fases de tallado y son alrededor de 80 las estatuas que están incompletas en la cantera dentro del cráter; hay 276 estatuas en las laderas del volcán. Existen alrededor de 300 efigies derribadas sobre los ahu (plataformas ceremoniales) y las otras, se encuentran a lo largo de antiguos caminos. Todo indica que la cantera fue abandonada repentinamente, quedando estatuas a medio labrar en la roca; esa situación permitió inferir como eran tallados: en posición horizontal, en la ladera y unido a esta por la espalda. Se supone que se iba socavando hasta dejarlo libre y, favorecidos por la pendiente, se los deslizaba ladera abajo hasta la base del volcán. Allí la estatua quedaba fija y un poco enterrada lo que posibilitaba tallar su espalda y seguir con las decoraciones. Una vez terminado el moái, comenzaba la tarea de trasladarlo hasta su lugar de emplazamiento y, al no saber con exactitud cómo se realizaba esto, las controversias son numerosas. Para algunos el proceso exigía el uso de trineos o rodillos de madera, otros sugieren que fueron movidos balanceándolos con cuerdas y la tradición oral dice que los moái llegaban a sus bases “caminando”, obviamente no debe tomarse al pie de la letra. Algunos experimentos han demostrado que era posible desplazarlos sobre rieles hechos con troncos de árboles utilizando tal vez un sistema de palancas … Algunas de estas estatuas gigantes llevaban también unos tocados, copetes o sombreros de piedra roja, llamados Pukao, algunos de los cuales pesan más de 10 toneladas y se extraían del cráter de otro volcán, el Puna Pau, a veces muy lejos de las estatuas. Estos debieron ser trasladados y de alguna manera levantados para colocarlos sobre las cabezas. En 1978, se descubrió que en las cavidades oculares se colocaban placas de coral y obsidiana, a modo de ojos; por algún motivo éstas fueron retiradas, destruidas, enterradas o arrojadas al mar, en donde también se han localizado. Alrededor de los siglos XVI y XVII, posiblemente debido a la superpoblación de la isla, la escasez de alimentos y luchando por el poder, se desencadenó una crisis social que llevó a una guerra civil con enfrentamientos entre tribus y muchos moái fueron derrumbados y destruidos con sus ahu porque se le quitaba así la protección que estos monolitos brindaban a las familias. Así, al derribar los moái, se derribó una cultura imponiéndose un nuevo orden político-religioso: Tangata Manu, el hombre-pájaro que tuvo vigencia hasta 1866.

Curiosidades Por: Susana Romano •Todos los moái que estuvieron erigidos sobre sus ahu (plataformas) miraban al interior de la isla, excepto los siete situados en el Ahu Akivi, que se supone es el tributo a los siete exploradores que precedieron a los primeros colonizadores. Fue restaurado en 1960. •El Ahu Vinapu está realizado con técnicas de construcción semejantes a las incaicas como las de Cuzco y a las que se observan en el templo de la base de la Esfinge en Egipto. •El Moái Paro, es el moái más alto de entre todos los terminados, y se ubica en el Ahu Te Pito Kura, medía 11 metros y pesaba unas 80 toneladas. Actualmente se encuentra derribado y seccionado en tres partes. •En la cantera de Rano Raraku existe una estatua inconclusa de 21 metros. •El Ahu Tongariki es la mayor de las plataformas existentes con 200 metros de largo y 15 moái sobre él. Fue restaurado entre 1996 y 1997 por Japón •En 1929 los habitantes de la isla le regalaron un moái al presidente Carlos Ibáñez del Campo, pero el mandatario se deshizo de él ya que cuenta la leyenda que un asesor le comentó que traía mala suerte. •En El Mollar, en nuestra provincia existen monolitos (menhires) que si bien difieren sustancialmente de los moái, sin embargo a más de 4000 km de distancia, están sobre el mismo paralelo de latitud sur: 27º 05’Isla de Pascua- y 26º 57’-El Mollar actual. •Los moái son esculturas de varones. Solo se encontró un único monolito de mujer que se exhibe en el Museo Antropológico P. Sebastián Englert en la Isla de Pascua. Como corolario, cada moái tiene su propia particularidad, es decir un diseño distinto, incluso, están puestos de diferentes formas algunos arrodillados, otros con barba, con orejas grandes o chicas. Para algunos es aquella nostalgia de su presencia efímera en la tierra para partir a un mundo donde ellos existen por siempre. En otras palabras, PASCUA representa un simbolismo dentro las religiones de salvación, los MOÁI son el símbolo de Rapa Nui (Isla de Pascua) y por otro, la Pascua es un símbolo religioso importante del cristianismo. Se podría decir que tal vez por esa extraña y arbitraria analogía, la Isla de Pascua representa para sí, un misterio insondable para la racionalidad humana.

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Por: Dra.Susana Romano/ y Dr. Oscar López

Moái del Ahu Tahai con su pukao y los ojos de coral y obsidiana / Akivi: los únicos 7 moái que miran el mar. Tributo a los exploradores iniciales.


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