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Charlas magistrales

Presentamos un resumen de las más importantes exposiciones que se dieron en el marco de la Expo Agua 2022, a cargo de técnicos y autoridades de los diversos organismos públicos nacionales, que permiten conocer los avances que desarrollan a través de programas metodológicos que abordan la problemática de la falta del recurso hídrico en nuestro país.

Nelson Santillán Portilla, especialista de la Dirección de Calidad y Evaluación de Recursos Hídricos de la Autoridad Nacional del Agua (ANA)

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Una pregunta recurrente que nos hacemos los técnicos y la comunidad científica del sector, es cómo influye el cambio climático en la calidad del agua. Y la respuesta es que, debido a la crisis mundial del cambio climático, aumenta la variabilidad del ciclo del agua. Es decir, se altera el régimen hidrológico de las cuencas, lo que dificulta la previsión de la disponibilidad del recurso hídrico, disminuye la calidad del agua, se exacerba aún más su escasez y constituye una amenaza al desarrollo sostenible a nivel global y con mayor efectividad en países vulnerables al cambio climático, como es el caso de Perú.

Otra interrogante que surge es cómo afecta el cambio climático la distribución del agua en nuestro país. Cuando el clima varía, se intensifican las sequías, las inundaciones, el deshielo de los glaciares, los desbordes violentos, el aumento del nivel del mar, las tormentas y, todo esto escala, en muchos casos, a niveles catastróficos, con graves consecuencias sociales, económicas y ambientales para las poblaciones y ciudades ubicadas en su ámbito de influencia. En la ANA disponemos de algunas cifras importantes que todos deberíamos conocer. En 50 años, aproximadamente, el Perú ha perdido el 53% de su superficie glaciar. Se trata de un retroceso significativo que nos lleva a dar una mirada a los glaciares desde el punto de vista de reservas hídricas. Sin embargo, tenemos subcuencas estudiadas en el marco de convenios estratégicos como con el de la Universidad de Ohio, en donde hemos encontrado subcuencas cuyo aporte máximo ya se ha dado. Es decir, ya se ha llegado al punto máximo de inflexión decreciente, entonces, a partir de ese momento, el aporte del agua cae y solo queda esperar que llegue a cero y el glaciar que proveía esa agua se habrá extinguido. Otro tema delicado son las cifras que arroja el inventario que se viene realizando de la mano del INAIGEM (Instituto Nacional de Investigación en Glaciares y Ecosistemas de Montaña), donde tenemos que el 87% de los glaciares en el país poseen superficies menores a un kilómetro cuadrado. Un ejemplo es el emblemático glaciar de Pastoruri, que en la actualidad tiene menos de medio kilómetro cuadrado, lo que quiere decir que en muy poco tiempo veremos glaciares muy pequeños y al borde de la extinción.

¿Entonces, el calentamiento global, el cambio climático y la variabilidad climática tienen implicancias hídricas? Sí, las tiene. Lo comprobamos diariamente con el recurso hídrico, con la oferta hídrica, la demanda hídrica, la disponibilidad hídrica y de las coberturas glaciares de las 18 cordilleras nevadas que tenemos en el Perú. En ese sentido, realizamos un ejercicio para ver cómo se comporta el caudal del río Santa en un histórico de 61 años y se puede observar cómo cae la pendiente. Año a año, el aporte de agua en la cuenca del río Santa disminuye y sabemos que el caudal ha decrecido en un 30% en los últimos años en comparación a los años setenta. Un punto importante a mencionar es que en la ANA nos está dando buenos resultados una nueva metodología que hemos desarrollado para estudiar y cuantificar la calidad y la cantidad de agua en cuencas con cobertura glaciar e intervenidas con actividad minera. Uno de los trabajos concretos ha sido el análisis espacio temporal de la contaminación con metales pesados de las aguas del río Santa. Lo hicimos en colaboración con la Universidad de Quebec y los resultados nos permitieron conocer las áreas de contaminación, las fuentes de contaminación, las cantidades evacuadas por el río y las cantidades almacenadas, así como también nos ayudó a comprender mejor los mecanismos de almacenamiento, la liberación de metales al río y la identificación de los modos de transporte de los contaminantes.

Además, aprovechando esta información, quisimos ir un poco más allá y asociar los metales pesados que se encontraron en la trazabilidad de las aguas con las enfermedades que puede ocasionar al ser humano como el Alzheimer, lesiones cutáneas cancerígenas, entre otras. Asimismo, estuvimos abocados a determinar las principales concentraciones de iones en los manantiales y en las aguas superficiales del río Tambo. Encontramos elementos metálicos y PH elevados. En este contexto, es relevante señalar que la ANA tiene una red de puntos de muestreo a nivel nacional para el monitoreo de la calidad de los recursos hídricos que está y seguirá creciendo. Con el Banco Mundial ya se han instalado más de mil estaciones hidrológicas, hidrométricas entre ellas y que trabajamos con nuestras 14 sedes desconcentradas a nivel nacional, que son las Autoridades Administrativas del Agua, las cuales, a su vez, tienen 72 Autoridades Locales del Agua que realizan el trabajo operativo. Tenemos presencia en todo el país y nos satisface saber que están funcionando y que estén implementándose más estaciones para tener líneas base y registros históricos.

“Tenemos la visión puesta en la seguridad hídrica”

Juan Carlos Sevilla Gildemeister, gerente general de la ANA

Para hablar de los recursos hídricos, recordemos algunas cifras. Tenemos en nuestro país el 71% de los glaciares tropicales del mundo y podríamos decir, orgullosamente, que somos el octavo país a nivel mundial con mayor disponibilidad hídrica. Tenemos 159 cuencas hidrográficas en nuestras tres regiones hidrográficas, pero la distribución del agua es totalmente asimétrica, tanto en tiempo como en espacio. El mayor volumen de agua se encuentra en la cuenca del Amazonas, donde existe poca población y en donde no están industrializadas las zonas; mientras que en la costa tenemos un mínimo de porcentaje de agua, pero es donde se concentra la mayor población y la industria, por lo que, si se quiere gestionar los recursos hídricos en la costa, obligatoriamente se debe trasvasar aguas de la vertiente del Amazonas.

Otro aspecto fundamental es el hecho que algunos acuíferos han sido sobre explotados y se encuentran en condición de veda. Uno de los acuíferos más críticos es La Yarada, en la cuenca de Caplina, cuya recarga promedio es de 60 a 68 millones de metros cúbicos y, sin embargo, el volumen explotado está por encima de los 200 millones de metros cúbicos. Este desbalance ha ocasionado, a lo largo de los años, un descenso grave de la napa. Pero mucho más crítico aún es la intrusión marina, que actualmente alcanza unos 10 kilómetros hacia el continente. Si se quisiera perforar un pozo en esa zona, con toda seguridad se extraería agua altamente salina. Por esa razón es un acuífero en veda, como los acuíferos de Ica. Por ello, hay bastante trabajo por hacer para realmente ordenar la explotación de esos acuíferos y hacer una gestión combinada de aguas superficiales con aguas subterráneas.

Políticas públicas del agua en el Perú

Existe una línea de tiempo que refleja un progreso en la gestión de los recursos hídricos. En el año 1902 regía un Código de Aguas que estuvo vigente hasta el año 1969, en que se emite la Ley de Aguas, la cual representó un avance importante en términos de gestión de recursos hídricos en nuestro país. En ese ínterin se inició la ejecución de proyectos importantes en la costa, ingenieros pioneros del extranjero, como Charles Sutton, llegaron a Perú e identificaron zonas de aprovechamiento hídrico y dejaron la primera piedra para continuar el trabajo en proyectos hidráulicos como los de Olmos y Chavimochic. Al llegar la década de los 90, se comienza a hablar de Gestión Integrada de Recursos Hídricos (GIRH) en el mundo. Se dan reuniones internacionales, como la de La Plata y la de Dublín, donde se plantean los principios de la GIRH, que actualmente es la estrategia planteada a nivel mundial para alcanzar la seguridad hídrica, alimentaria y energética.

En el año 2000, en el campamento del proyecto Chavimochic, se reunieron los directores y ejecutivos de los proyectos especiales a discutir acerca de la GIRH. Por otra parte, se conformaron los grupos de trabajo para la preparación de una nueva ley para cambiar la Ley de Aguas. Es así que, en el año 2009, se emite la Ley de Recursos Hídricos.

Lo que ocurre después es la creación del Sistema Nacional de Recursos Hídricos, teniendo a la ANA como cabeza de ese sistema para lograr un trabajo articulado en la toma de decisiones en cuanto a la gestión de los recursos hídricos y lograr una gestión participativa en la que intervinieran los diferentes ministerios, el sector público, el sector privado, los gobiernos locales, los gobiernos regionales, las comunidades, etc. Otro hecho clave es que en el año 2012 se da la Política de Estado sobre los Recursos Hídricos, lo que da cuenta de la importancia de sumar esfuerzos y voluntades para buscar una gestión integrada.

En el 2015, con el proyecto de modernización de los recursos hídricos, se otorga un fortalecimiento a la ANA y también a otras instituciones vinculadas a la gestión de los recursos hídricos. Y, a partir del año 2018, el Banco Mundial, con un préstamo de 40 millones de dólares al país, le permite a la ANA ejecutar el proyecto de GIRH en diez cuencas, con el objetivo fundamental de fortalecer la institucionalidad y modernizar también el sistema de información de su organismo.

Gestión para una buena gobernanza

Una gestión integrada de recursos hídricos comprende, además de institucionalidad y normas legales, instrumentos de planificación. En ese sentido, existe la Política Nacional del Ambiente que sirve de base para la Política y Estrategia Nacional de los Recursos Hídricos (PENRH), que se viene trabajando. Está, además, el Plan Nacional de Recursos Hídricos y, a escala de cuencas, los Planes de Gestión de Recursos Hídricos. Por otro lado, la ANA recibió el apoyo económico del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo, así como del Estado peruano, para ejecutar el Proyecto de Modernización de la Gestión de los Recursos Hídricos, que duró del 2010 al 2015 y que, sin duda, fue un proyecto modelo con logros importantes como la creación de los seis primeros Consejos de Recursos Hídricos de Cuenca y la elaboración de sus respectivos planes de gestión.

Estos Consejos de Recursos Hídricos de Cuenca son un modelo establecido en la Ley de Recursos Hídricos que se ha convertido en una especie de plataforma, en donde los diferentes actores de la cuenca pueden discutir, planificar y llegar a un consenso para una buena gobernanza.

Los Consejos son el único nexo efectivo que puede tener la autoridad con los actores locales que intervienen en un sistema hídrico compartido. Además, en un informe de la Defensoría del Pueblo, una de sus conclusiones señala que donde están los Consejos de Recursos Hídricos de Cuenca los conflictos por el agua han disminuido.

El camino hacia la seguridad hídrica

A finales del 2019 se comenzó a trabajar en la actualización de la Política y Estrategia Nacional de los Recursos Hídricos (PENRH), con la visión puesta en la seguridad hídrica. Y, partiendo de la premisa que la gestión de los recursos hídricos es la herramienta que nos conducirá hacia la seguridad hídrica, es que no solamente la PENRH está siendo elaborada con esa visión sino también el Plan Nacional, que ha sido reformulado con la visión de la seguridad hídrica.

Asimismo, se busca el fortalecimiento del Sistema Nacional de Información de Recursos Hídricos (SNIRH) y consolidar a los Consejos de Recursos Hídricos de Cuenca (CRHC) y las Secretarías Técnicas, teniendo en cuenta que los CRHC son pieza clave en la construcción de los procesos desde las bases para cimentar la institucionalidad para la GIRH.

Por otro lado, en el proyecto de GIRH se destacan aspectos como la seguridad de las presas, la instalación de estaciones hidrométricas (van 112 de las 147 que se instalarán en el país) y de sus sistemas mecanizados de aforo. En cuanto a aguas subterráneas, se están trabajando los dos acuíferos más críticos (Ica y Caplina), instalando piezómetros y sensores. Otro detalle importante es el Centro Secundario de Datos instalado en Ica, donde hay una inversión considerable para tener el soporte correspondiente en el posible escenario que el Centro de Datos principal de Lima se vea afectado.

Finalmente, se debe tener en cuenta que “ni la cantidad de agua ni la tecnología son el problema. El problema es la mala gestión”. Lograr una buena gobernanza del agua es indispensable para resolver la compleja problemática futura.

“La mujer es la principal usuaria del recurso hídrico”

Milagros Torres Medina, representante de la Superintendencia Nacional de Servicios de Saneamiento, SUNASS

Cuando nos referimos a enfoque de género, se hace necesario dar a conocer algunos puntos importantes, como por ejemplo, que la mujer es la principal usuaria del recurso hídrico y es quien, en la mayoría de los casos, tiene que llevar el agua hasta el hogar, caminando grandes distancias para llegar a una fuente de agua.

Por lo tanto, cuando hablamos de un escenario de escases de recursos hídricos y de la afectación de los ecosistemas, estamos hablando de un impacto directo en las mujeres, dada la dificultad que enfrentan para llevar agua a sus hogares y el gran riesgo que ello implica para su seguridad, limitaciones para el trabajo o para el acceso a la educación, siendo que muchas niñas tienen que dejar la escuela para cumplir estas funciones en el hogar. Otra de las grandes razones por la que consideramos el enfoque de género en los Mecanismos por Retribución de Servicios Ecosistémicos (MERESE), es que son precisamente las mujeres las que hacen la transferencia del conocimiento a las futuras generaciones y esta transferencia implica el manejo de los recursos naturales, desde los ecosistemas hasta el cuidado de las fuentes de agua.

Y, además, las mujeres que actualmente ejercen alguna actividad productiva como pastoreo, por ejemplo, son clave para lanzar una alerta sobre la degradación de los ecosistemas o la pérdida de bofedales, porque son ellas las que están en contacto con la problemática diaria y la situación real. De allí que incorporar el conocimiento de estas mujeres en el día a día dentro de los procesos del diseño de los MERESE es fundamental para tomar buenas decisiones.

Vale mencionar un estudio que tenemos desde inicios del 2022 con Senamhi, donde se dice que alrededor del 25% de la disponibilidad hídrica en las cuencas del Pacifico se va a reducir a partir del año 2036. Tenemos que pensar en ello y proyectarnos a un futuro cercano, en cómo esto va a impactar en la vida de las mujeres rurales que tienen todavía que acarrear el agua a sus hogares.

Por ello, resulta relevante incorporar la participación de las mujeres dentro del proceso de la toma de decisiones para generar el acuerdo de los MERESE hídricos y también en la implementación de las actividades en campo de MERESE, actividades directas e indirectas que se van a implementar con los proyectos de inversión que deberían reflejar el beneficio hacia las mujeres.

En este punto, hay un detalle importante a considerar y es que, en el ámbito rural, más del 30% de las mujeres no recibe ningún ingreso económico propio. En ese sentido, los MERESE pueden abrir una oportunidad interesante para generar actividades productivas que les otorgue beneficios a las mujeres, mejorando su autonomía económica. Es importante señalar que la participación de la mujer dentro de las organizaciones, va a lograr una mayor y mejor implementación de los MERESE hídrico ya que la población se verá mejor representada y esto, definitivamente, ayudará en las relaciones comunitarias.

En todos los espacios de toma de decisión que existen alrededor de los MERESE hídricos todavía falta mayor participación femenina, y eso implica que se puedan visualizar todas las necesidades y las capacidades, pero, sobre todo, los desafíos que tienen que enfrentar los diferentes tipos de usuarios en una cuenca. Una vez que realmente podamos incorporar toda esta información es cuando realmente podremos tomar buenas decisiones y garantizar una ganancia ambiental.

Avances en Sunass

Existen avances que se han dado de forma progresiva desde el ente regulador, Sunass, en la incorporación del enfoque de género en los Mecanismos por Retribución de Servicios Ecosistémicos (MERESE) hídricos. Uno de ellos es la conformación del grupo de igualdad de género en el 2017, lo que ha generado un compromiso serio y voluntad política desde la alta dirección de Sunass. Así también, desde el 2019, tenemos una directiva actualizada en la que incorporamos de manera explícita el enfoque de género a través de, por ejemplo, entrevistas a las mujeres en el marco del diseño del mecanismo y esto es muy importante porque es necesario poner en valor los conocimientos y los saberes ancestrales de las mujeres. Por otra parte, desde el año 2021, quisimos pasar de lo normativo a lo técnico y, con el apoyo del Proyecto de Infraestructura Natural, estamos en el proceso de generación de un plan de trabajo para incorporar de manera efectiva el enfoque de género en el diseño y la implementación de los MERESE hídricos.

Esto no hubiese sido posible sin el compromiso y la voluntad política de la alta dirección de Sunass. No se trata solamente de cubrir una cuota de género sino también generar herramientas y metodologías que realmente se adapten al territorio y a las necesidades de la población local. Paralelamente, tener el apoyo de un cooperante, en este caso el Proyecto de Infraestructura Natural, ha sido clave para generar las herramientas y tener los recursos y capacidades que en el Estado a veces no se tiene, como es el personal capacitado en enfoque de género. Y el acompañamiento del Ministerio de la Mujer también ha sido crucial como ente rector en el tema.

Finalmente, quiero destacar las campañas de comunicación y sensibilización para el personal de Sunass, con el objetivo de romper esquemas y estereotipos para entender la importancia de incorporar el enfoque de género en los MERESE hídrico y el impacto positivo que esto tendrá en el proceso mismo. Sin embargo, todavía hay mucho por hacer, nos falta seguir fortaleciendo las capacidades del enfoque de género a nivel de Sunass, pero también a nivel de Entidades Prestadoras de Servicios de Saneamiento (EPS).

Ecos de la Expo Agua Perú 2022