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Iván Gamaliel González uando la aventura llamada CD9 comenzaba, Alonso (A), Freddy (F), Bryan (B), Alan (AL) y Jos (J) apenas rebasaban la mayoría de edad. Tres años después los cinco integrantes del grupo han alcanzado cierta madurez, pero sin dejar de lado la esencia de sus personalidades, mismas con las que buscan influir en la juventud. Ganarse el cariño de las coder, como llaman a sus seguidoras, fue de manera natural, sin embargo, poco a poco se han apoderado del aprecio del púbico varonil, pues su música está dirigida a gente de todas las edades, sin excluir a nadie. Extrovertidos y unidos se muestran los integrantes de CD9, quienes a pesar de seguir siendo unos jóvenes con hambre de diversión, aprendizaje y un toque de inocencia, su mayor
preocupación radica en dejar el alma en el escenario para pagar el cariño que les ofrecen las y los coder. Llenar la Arena Ciudad de México no es tarea sencilla para ningún artista, sin embargo, este 26 de noviembre CD9 llegará por tercera ocasión a este inmueble para hacer vibrar a sus seguidoras con sus coreografías y con las canciones a todo volumen de su más reciente disco, Revolution. Para este regreso al recinto de Azcapotzalco, CD9 nos habla acerca de sus inquietudes, gustos, pasiones, el reto y placer que implica pertenecer a una de las boy bands más exitosas y la misión que tienen con sus seguidores. A tres años de haber iniciado la aventura ¿cómo se siente CD9? A: Estamos emocionados con la gira Revolution Tour, ahora tenemos varias fechas en la República y planes de llevarla a Centro y Sudamérica, ir a Europa y a Estados Unidos. Revolution es un disco en el que trabajamos mucho, la gente ya lo hizo suyo, ya se aprendieron las canciones y cada concierto es una experiencia nueva. ¿Qué significa para ustedes representar la bandera tricolor en otros países? B: Nos encanta nuestro país, hemos tenido la oportunidad de realizar conciertos en la mayoría de las ciudades de México y nos fascina recorrerlas, tiene lugares increíbles, y decir en otros países de dónde venimos, es un orgullo. ¿Qué es lo más apasionante que les ha sucedido en este corto tiempo? F: A pesar de que han pasado tres años, las ganas de avanzar y conocer cosas nuevas no se nos han quitado, al contrario, han aumentado; todo el tiempo nos la pasamos platicando de lo que quisiéramos ser o lo que nos gustaría conocer, y la respuesta de las seguidoras nos alienta a ser mejores. Cuando comenzaron este proyecto apenas rebasaban la mayoría de edad, ¿qué tanta madurez ha obtenido CD9? J: La madurez se ha notado en el último disco con los sonidos nuevos y la seguridad en las presentaciones. A veces seguimos siendo como niños, cuando estamos de hiperactivos hacemos muchas tonterías, pero el trabajo lo tomamos con seriedad y hemos aprendido muchísimas cosas en estos tres años. Hablan de crecimiento profesional, pero ¿qué hay del personal? AL: Todos llevamos un niño dentro. Nosotros lo tenemos muy presente y creo que esa chispa tiene que ver con el éxito que hemos forjado porque sabemos cuándo sacarlo; nos hemos convertido en hermanos, somos divertidos, echamos mucho relajo, pero cuando se trata de trabajar nos ponemos serios
Semanario
Entrevista
y nos concentramos, ya en las camionetas y los aviones es distinto. ¿Cuál es una de sus locuras más recientes? AL: Hace un mes al salir de una presentación, Alonso y yo pactamos fingir que estábamos enojados, todos estaban sorprendidos porque jamás nos peleamos tan fuerte. Llegando al hotel le puse sangre artificial en la boca y yo en la nariz, y empezamos a tirar las cosas del cuarto; entraron y no lo podían creer. Dijeron: “¿Es una broma? ¡Esto no puede ser cierto!”. Alonso salió corriendo y llegaron nuestros managers, seguridad, Bryan, Jos, Freddy, todo el equipo; nos tiramos al piso, me abrazaron. Todos estaban pálidos del susto. Alguna experiencia que los haya marcado… A: Todos los días vivimos experiencias que nos marcan. Cuando fuimos a Los Ángeles a grabar parte del disco, fuimos una familia unida, fuimos al súper a comprar la despensa y la pasamos muy bien. Cada quien tiene una canción del nuevo disco que le recuerda ese viaje, y es muy padre porque cuando seamos viejitos nos va a causar nostalgia. ¿Cuál es la misión que tienen con las coders? F: Intentamos que se la pasen lo mejor posible; hay una relación muy chistosa: cuando levantamos las manos, ellas las levantan; cuando les cantamos, se emocionan; si es una canción triste, la sienten y se ve cómo la viven; la manera de pagarles es echándole muchas ganas en el concierto. ¿Qué tan difícil fue para ustedes asimilar la fama, que no puedan salir a la calle sin que les pidan un autógrafo? B: Dar autógrafos o regalar una foto es la parte más divertida de este negocio porque estás haciendo feliz a una persona. La parte difícil es dejar de ver a las familias, hay que faltar a las fiestas o a las reuniones, pero nos impulsa saber que es por hacer felices a miles de fans. Hablan de las chicas, pero ¿qué hay de los chicos, cómo han aceptado su propuesta? A: Nos gusta que los coder boys se acercan con nosotros para incluirnos en sus hazañas de ligar a una chica, eso nos dice que también se identifican, y no sólo son ellas quienes disfrutan que cantemos. Es bonito tener en los conciertos a todo tipo de público, tanto a las chicas a las que les cantamos, como a los chicos, que sabemos dedican las canciones. ¿Cuál es el vínculo que hay con los coder boys? AL: Nuestra música no conoce límites; en un principio se creyó que era para niñas, y ya tenemos muchos fans hombres. Los coder boys llegan con los chinos de Freddy, el cabello de Alonso y su peinado con mechón verde, con
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