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VIAJES

un paraíso terrenal

La frase “el lujo no está peleado con el confort” nunca había tenido tanto sentido como en Garza Blanca Resort & Spa Los Cabos, donde tu estancia será inolvidable gracias a su inigualable servicio, confortables instalaciones, deliciosa oferta gastronómica, un sinfín de actividades y sus espectaculares vistas al océano Pacífico.

Tu visita a este resort será una experiencia que atesorarás por siempre, ya sea que viajes con tu pareja, familia o amigos, porque tiene todo para que grandes y pequeños disfruten al máximo.

En Garza Blanca, la diferencia que los distingue respecto a otros resorts son las habitaciones, ya que son muy espaciosas y tienen todas las comodidades, además de que son modernas y elegantes.

En estos tiempos en que la pandemia nos obliga a trabajar y estudiar desde casa es una gran opción pasar unos días en Garza Blanca Resort & Spa Los Cabos, donde podrás realizar tus actividades y al mismo tiempos disfrutar de todo lo que el hotel tiene para ti.

Las habitaciones son por demás confortables, comenzando por las camas y la tina de baño. Cuentan con todo lo necesario para una estancia agradable, y si estás trabajando puedes hacerlo en la terraza, que además de una vista inigualable al mar tiene hamacas en las que podrás relajarte.

Las habitaciones se adaptan perfecto a las necesidades de los viajeros, ya que tienen una, dos o hasta tres recámaras. Además cuentan con loft suite y un espectacular penthouse que derrocha lujo y confort.

Otro gran diferenciador y acierto de Garza Blanca Resort & Spa Los Cabos es asignar un mayordomo a cada habitación; esto sin duda es un servicio de primera, ya que esta persona te acompaña durante toda tu estancia y hace lo posible por que disfrutes cada momento, desde conseguirte tus golosinas preferidas, prepararte la tina o ayudarte a organizar una cena en la playa.

Por supuesto, lo que más se disfruta en un destino como Los Cabos, aparte de la playa, son las albercas, así que sólo debes tomar tu toalla e instalarte en alguno de los camastros que se ubican alrededor de las ocho piscinas del hotel; también puedes disfrutar del jacuzzi al aire libre o del rooftop sólo para adultos. Y si de consentir el paladar se trata, el hotel cuenta con restaurantes que te conquistarán con sus sabores y propuestas: Blanca Blue, que destaca por su gastronomía mexicana; Bocados Steak House, de cortes añejos; Hiroshi, de especialidades asiáticas, y el Foodtruck Beach Raw Bar, ubicado en la playa, donde podrás disfrutar de la comida del mar.

También cuenta con actividades que harán aún más placentera tu estancia; puedes tomar una clase de yoga bajo el árbol naranja -insignia del hotel-, dar un paseo en bicicleta por la playa o aprender a bailar salsa. Los peques pueden asistir al Kids Club mientras tú visitas el spa o tomas una clase de cocina con alguno de los chefs del hotel.

INTERÉS GENERAL

Hilda Márquez Con su arte deleita los sentidos

Pepe Real

Como si de una serie de TV se tratara, Hilda Márquez suele sentirse intrigada por cuál será el siguiente paso en la obra que está pintando. Pero no es por falta de inspiración, todo lo contrario, significa que el proceso empieza a fluir.

“Comienzo una pieza, pero no sé cómo va a terminar. Me gusta utilizar diferentes técnicas e innovar con otras tantas, así las ideas se despiertan”. Es más, Hilda comenta que en ocasiones inicia sus trazos con una idea, pero de pronto se ve pintando algo diferente.

Con un estilo a base de técnicas mixtas, incluyendo el uso de la porcelana, una de las pasiones de la originaria de la Ciudad de México es pintar a Frida Kahlo, ya que para ella es una artista que representa al sector femenino en el mundo, “somos todas las mujeres trabajadoras, luchonas, soñadoras”.

Para Hilda, quien desde los 22 años pinta y comparte sus conocimiento y técnicas a las nuevas generaciones, una de sus grandes maestras fue su mamá, la también pintora Piedad B. de Márquez, al igual que su tía Martha Barradas.

Su primer acercamiento con la pintura ocurrió cuando desde muy pequeña rayaba los cuadros de su mamá: “Tomaba un pincel y hacía mis trazos en los lienzos de ella”, resalta.

La artista recuerda a su mamá y a su tía montando exposiciones “y yo moviendo obras de arte de un lado para otro; quién diría que ahora soy la misma persona que mueve las obras, pero ahora son las mías”.

Las obras de Hilda Márquez se han expuesto en Music an Art Gallery, en Las Vegas Nevada, en el Hotel Caesar Palace, además de galerías virtuales y en redes sociales. Y apenas en septiembre montó una exposición de sus Fridas en el Central Wisconsin Cultural Center.

¿Qué artistas influyeron en ti para pintar?

Aparte de Piedad B. de Márquez y Martha Barradas, Filipe Pereira y Sando fueron fundamentales en mi preparación. Aprendí pinceladas a mano alzada y fueron los que me guiaron en la pintura sobre porcelana y el arte del fuego; con el tiempo he desarrollado diferentes técnicas que he creado con mi estilo al óleo, también en la pintura sobre porcelana

poniendo relieves y oro en diversos temas.

Respecto a la esencia de tu trabajo, ¿fue difícil descubrir tu estilo?

Soy muy inquieta en mi vida diaria y en mis obras. Me gusta pintar como una continuación de mi vida, por lo que mis obras siempre han cambiado junto conmigo y han transmitido mis sentimientos del día; mis Fridas o mujeres mexicanas son un ejemplo de mi estilo en particular.

¿Cuál es tu técnica predilecta?

Amo el óleo sobre tela, disfruto desde poner los colores en la paleta, escogerlos, destaparlos y combinarlos, sentir cómo el pincel aterriza y se empapa de color, luego el movimiento del pincel se funde en el lienzo mientras el brazo y la muñeca giran, poco a poco se van levantando hasta separarse de la tela. Algunas obras las comienzo con técnicas

con agua antes de que continúen los aceites, también me gusta usar los metales.

¿A qué grandes artistas admiras y por qué?

Admiro a todos los pintores que por amor al arte vivieron de él. Vincent Van Gogh atravesó por varias etapas en su vida y la mayoría de sus obras tienen unos colores brillantes y cúmulos de pintura como si realmente disfrutara pintar. Admiro a Gustav Klimt por su visión y manejo en sus temas y técnicas. Dalí fue el primer pintor que amé con sus relojes derritiéndose. A Frida Kahlo por amar tanto a un hombre, que dejó de ver por ella y lo hizo a través de los ojos de él.

¿Cuál es el momento más amargo en tu trayectoria artística?

Despedir a mi mamá, ya de 90 años; una artista despidiendo a otra que dedicó su vida al arte, mi gran compañera, mi maestra.

Cuéntanos algo curioso sobre tu trabajo…

En una occasion, una joven me pidió que le pintara un árbol y abajo de él una pareja, porque ella deseaba tener una pareja; al poco tiempo me pidió otro con una familia y dos hijos, también para que se le cumpliera.

¿Es difícil dar por terminado un cuadro?

Es verdad cuando dicen que un pintor nunca da por terminada su obra; si la tienes a la vista, quieres seguir y seguir pintando.

Platícanos de la experiencia con tu cuadro de agaves, del cual te costó trabajo desprenderte…

Un doctor periodoncista de España se enamoró del cuadro, pero por la pandemia ya no pudo venir po él, hasta que le permitieron salir de su país; mientras la tuve, yo también me enamoré de la obra, imaginaba que yo podía caminar entre los agaves y disfrutar del volcán, el tequila. Esa obra ya está en España, en un consultorio, lo cual me hace muy feliz.

Tengo entendido que también pintas con espátula…

La técnica del óleo con espátula la disfruto mucho, vas combinando los colores al mismo tiempo que los tomas de la espátula y puedes cortar color, aplanar, dejar con volumen o liso. Es un verdadero deleite pintar con ella.

Has comentado que te gusta sentir los espíritus de tus colegas, ¿a qué te refieres?

Al pintar, imagino que pintores famosos están sentados junto a mí guiándome o platicando cómo era su estudio, su mesa de trabajo, me siento acompañada por ellos.

El arte no se ve con los ojos, se mira con los sentidos y el corazón