Alcohol compulsivo en el muelle.

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ESTUDIO DEL FENÓMENO «BOTELLÓN, VIERNES/NOCHE» EN HUELVA

en el período en el que los jóvenes acceden a los estudios superiores. Así, la edad 16-18 años es el momento del primer consumo de nicotina, vino, cerveza, whisky, anís, chupitos, cafeína o los refrescos de cola. La frecuencia en el consumo confirma que en el caso del tabaco, el vino y la cerveza se dan los índices más elevados para casi la mitad de la población encuestada. Los resultados obtenidos en cuanto a la frecuencia también aportan las diferencias entre hombres y mujeres. Ellos beben más cerveza, whisky, ginebra, coñac y otros alcoholes, señalándose los porcentajes más altos en las frecuencias varias veces por mes para el vino y la cerveza. También las frecuencias más altas de consumo se dan entre los jóvenes de mayor edad, entre 24-26 y 27-29 años.

5. Consecuencias del abuso de alcohol 5.1. Enfermedades relacionadas con el alcohol Uno de los aspectos más directamente relacionados con el consumo de alcohol es el de la salud, en toda la extensión del término. Detrás de las cifras, las estadísticas y las propuestas de acciones institucionales se encuentran las personas cuyas vidas se ven afectadas a causa del consumo de alcohol y enfermedades que aparecen a raíz de un prolongado y continuo uso. Debido a su masiva utilización, los efectos del consumo alcohol sobre el organismo humano son mejor conocidos que los de cualquier otra droga (Santo Domingo, 1990; Alfonso e Ibáñez, 1992; Rodés, Caballería & Parés, 1992). Según el Ministerio de Sanidad y Consumo el alcohol es la sustancia psicoactiva más consumida por la sociedad española y la que más problemas sanitarios y sociales provoca. Sobre las patologías orgánicas derivadas del consumo de alcohol, Tirado (2007) afirma que su efecto tóxico es capaz de afectar a múltiples órganos. Así entre las patologías digestivas, el consumo de alcohol puede incidir en la cavidad oral y órganos anejos, el esófago, el estómago, el páncreas y el hígado. El sistema cardiovascular se ve afectado en un aumento de la hipertensión arterial a causa de un consumo excesivo y prolongado de alcohol, mientras que el sistema nervioso se ve también dañado como revelaremos en este apartado. El riesgo más bajo observado en la mortalidad global ha sido asociado a un consumo medio de 10 gramos de alcohol puro al día en los hombres y a una cantidad ligeramente menor en las mujeres. El nivel de consumo asociado al riesgo menor de mortalidad varía según los países (Renaud & al., 1998). En el Reino Unido, se calcula que el nivel de consumo de alcohol con menor riesgo de mortalidad para las mujeres es 0 gramos al día en menores de 45 años, 3 gramos al día entre 45 y 64 años, y 4 gramos al día en mayores de 65. Para los hombres, el nivel es 0 gramos para menores de 35 años, 2.5 g entre 35 y 44 años, 9 gramos entre 45 y 64 años, y 11 gramos para mayores de 65 (White & al., 2002). Así, entre la población más joven, ningún nivel de consumo de alcohol deja de ser un riesgo para la salud. Estas nuevas formas de consumo de alcohol entre los jóvenes tienen su traducción particular dentro de la patología observable. Hallamos menos patología orgánica entre este grupo de consumidores de la que producen las formas de abuso clásicas (bebedor diario), pero aumentan los problemas conductuales debido a que se trata de una forma de beber compulsiva. Estas formas de consumo ya empiezan a tener su traducción en la demanda de tratamiento de menores de 30 años por problemas de alcoholismo (Calafat & Amengual, 1998: 28).


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