Bill sloan okinawa

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cubierta de un portaaviones? —Las posibilidades de una colisión directa serían mucho mayores que las de un bombardeo convencional —repuso el otro alto mando—. Probablemente les llevaría varios días reparar los daños causados a la cubierta de vuelo. Tras una breve discusión y otra pausa prolongada, Tamai solicitó unos minutos para sopesar la cuestión y abandonó la sala con un edecán. —Comparto absolutamente las opiniones expresadas por el almirante —dijo Tamai a su regreso—. El 201.° grupo del aire llevará a cabo su propuesta. ¿Puedo pedirles que nos dejen a nosotros la organización de nuestra unidad de aviones suicida? El almirante Ohnishi asintió sin mediar palabra, pero su expresión denotaba claramente sus sentimientos. Como lo describía Inoguchi: «Su rostro mostraba una mirada de alivio, sumada a una sombra de tristeza». Unas horas después de que concluyera la histórica reunión en Mabalacat, se produjo la creación en el seno del 201.° grupo del aire de un cuerpo especial de ataque integrado por veintiséis cazas y pilotos. Para capitanear la unidad, Tamai eligió al teniente Yukio Seki, un joven licenciado por la Academia Naval de Japón que se había casado recientemente y había sobrevivido a numerosas misiones de combate en las Marianas. A sugerencia de Seki y con la aprobación de Tamai, se la conocería como Unidad de Ataque Shimpu («shimpu» es otra forma de leer los caracteres japoneses de «kamikaze»). La mañana del 20 de octubre de 1944, poco después de que el almirante Ohnishi diera su aprobación, una nota dictada por Tamai anunciaba la creación de la unidad y, en términos inequívocos, sus objetivos y su finalidad: «El 201.° grupo del aire organizará un cuerpo especial de ataque y destruirá o inhabilitará, si es posible de cara al 25 de octubre, los portaaviones que surcan las aguas del este de Filipinas...». El anuncio resultó ser escalofriantemente profético. El 25 de octubre, a las 10.45, el portaaviones de escolta estadounidense St Lo, que navegaba al este de Leyte, fue atacado y hundido por un piloto japonés que estrelló deliberadamente su aparato contra la embarcación. Unas horas después, el Cuartel General Imperial de Tokio anunciaba de manera oficial la formación del Cuerpo de Ataque Especial Kamikaze. El mismo día en que naufragaba el St Lo se emprendieron varios centenares de ataques suicidas contra los barcos estadounidenses. Aunque sólo una cuarta parte alcanzó su blanco, sobre todo embarcaciones más pequeñas con un armamento antiaéreo inadecuado, los ataques desconcertaron a los marineros estadounidenses e inspiraron al alto mando japonés a convertir las misiones suicidas en un elemento integral de la estrategia Sho de Tokio. En total, 1.228 aviones suicidas japoneses, casi todos transportados desde zonas desperdigadas por todo el imperio, atacaron barcos estadounidenses durante la campaña de Filipinas, y hundieron 34 embarcaciones y dañaron 288, con un gran número de muertos. Pero ello supuso sólo un precalentamiento para el caos que sembrarían los kamikazes cuando Okinawa se convirtió en el siguiente «escenario de la batalla decisiva» de la Operación Sho. Desde el momento en que la armada invasora de Estados Unidos empezó a congregarse en el archipiélago de Ryukyus durante las dos últimas semanas de marzo, los kamikazes sobrevolaron a menudo las aguas que rodean Okinawa. Irónicamente, una de las primeras naves estadounidenses destinadas a Okinawa que sintieron el aguijón de las bombas japonesas —aunque fueron lanzadas por un bombardero, y no por kamikazes— fue el mismo 68


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