El pentagrama político: Ensayos sobre música y nacionalismo

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el cual, proviniendo de una familia de abolengo musical—puesto que su tío-abuelo había sido el fundador de la entidad—, se aprovechó de su ascendencia en la entidad para apropiarse de no menos de 32 millones de euros para fines particulares. Esta entidad, con vocación vertebradora, gozó del beneplácito de las Instituciones y se convirtió en el eje de la cultura musical catalana del siglo XX, a cubierto de la Lliga Regionalista y los partidos de ideología afín que han llegado hasta el momento presente. La orientación que los responsables del Orfeó Català proporcionaron a la entidad fue la siguiente: • Promoción de la alta cultura sinfónico-coral con momentos singulares: Beethoven (Novena sinfonía, 1900), J. S. Bach (Misa en si menor, 1911; Pasión según San Mateo, 1921), Haydn (Las estaciones, 1916), entre otras. • Puesta en marcha de infraestructuras culturales como la Revista Musical Catalana (1904), las Festes de la Música Catalana (1904) o el Palau de la Música Catalana (1908). • Defensa de la catalanidad a través del cultivo de repertorios corales de autores catalanes afectos (Millet, Nicolau, Vives, etc.) y claro enfrentamiento con los movimientos corales no afectos (Morera y la Societat Coral Catalunya Nova) y el movimiento claveriano. • Organización de la Germanor dels Orfeons de Catalunya (1916) para celebrar el XXVº aniversario de la fundación del OC, que reunió a una buena parte de las entidades corales catalanas a su alrededor. • Estrecha vinculación con el movimiento cecilianista que promovía desde 1903 una música religiosa digna de acuerdo con las indicaciones del Motu Proprio del papa Pío X. Es necesario destacar—aunque resulte evidente—la presunción que suponía denominar como “Català” una entidad que presumía de visión global del país frente a otras instituciones de creación contemporánea como Eco de Catalunya, Orfeón Barcelonés, Orfeó de Sants, Orfeó Gracienc, Societat Coral Barcino, Societat Coral Catalunya Nova, etc. Una denominación más acorde con su enraizamiento localista hubiera sido denominarse “Orfeó del Barri de la Ribera”, pero sus aspiraciones iban por otros derroteros; estaba claro que Lluís Millet y Amadeu Vives, sus fundadores, pretendían un papel hegemónico de la vida coral y musical catalana. Esto y otros propósitos y realidades sitúan al Orfeó Català como referencia indiscutible del Nacionalismo, de manera que el historiador que se acerca a los movimientos ideológicos relacionados con la música del período de cambio de siglo ha de batallar con la omnipresencia de los planteamientos orfeocatalanistas, que han permitido que la obra de Lluís Millet El cant de la senyera haya sido siempre aceptada como un segundo himno de Cataluña (https://www.youtube.com/watch? v=oSTE4Fgvti4). Al ignorar otras tomas de postura distintas de la propia, el entorno del Orfeó Català destacó sus principios y proporcionó color nacionalista a toda la actividad del momento. No se puede ignorar que la Revista Musical Catalana, que en sus inicios fue fundada como boletín de la entidad, se convirtió muy pronto en el órgano de difusión de la música catalana, de modo que tanto los hechos como las orientaciones sobre música eran sutilmente tendenciosos, construyendo un relato cultural favorable a sus intereses y orientaciones. Quedaban al margen hechos tan 53


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