Stanislas de Guaita - Problema del mal (La serpiente del gen

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Guaita – Wirth – El Problema del Mal El continente tomado por el contenido, éste es el malentendido que pesa más que ninguno sobre el espíritu humano. Materializamos lo espiritual, hasta el punto de perderlo completamente de vista. El símbolo, la fórmula, la palabra, la imagen fija sustituyen en nuestro entendimiento a la entidad viviente que no sabemos concebir ya. De aquí deriva toda esa confusión que llamamos: Mitologías, religiones dogmáticas, sistemas filosóficos, teorías científicas, etc. Para edificar, el espíritu humano sólo sabe reunir desgraciadamente piedras muertas; amontona textos de los que hace códigos, a los que pretende a continuación someter artificialmente una realidad vibrante extraña a toda convención. No olvidemos que el veneno de ESCORPIO engendra las enfermedades, especialmente aquellas que envenenan la sangre o se traducen en la formación de focos de vida parasitaria en el organismo. Éste es el mal en su mejor caracterización: El envenenamiento por un lado, y, por otro, el acaparamiento egoísta de las fuerzas destinadas a ser repartidas, o el estancamiento de una savia cuya función es circular. Falsa lógica, falso cálculo, falsa previsión, error en todos los casos, y como consecuencia, ininteligencia, incomprensión, estupidez. Éstas son las raíces del mal, que desaparecerá cuando la sabiduría nos haya curado de la estupidez. Entonces la Mujer habrá aplastado la cabeza de la Serpiente. Los arcanos del Tarot van por parejas, y manifiestan cada uno, en la dualidad componente, una analogía más o menos evidente de los contrarios. Al arcano XVI se opone el arcano VII, el Carro, que está forzosamente en las antípodas de la Torre pero en el mismo meridiano. Por una parte triunfa el mérito, por otra la falta es castigada. Armado caballero como Miguel, el Espíritu anímico que no se ha dejado seducir por la serpiente, dirige su vehículo cúbico y gobierna como amo indiscutible sobre el dominio de la acción. Lo que debe hacerse se hará. Tanto peor para el que no pesa la inteligencia de asociarse voluntariamente a la Gran Obra. Las empresas del egoísmo son vanas, y, de fracaso en fracaso, será necesario que el espíritu extraviado termine por reconocer su error.

Será misteriosamente ayudado, pues la caída no es más que una zambullida en un medio extraño al espíritu. Y además no es absoluta: Estamos retenidos y ligados al cielo por un lazo que no se rompe jamás. Lo que es este lazo, nos lo dirá el examen del arcano XVII. Algunos tarots del renacimiento sustituyen la Torre por el Infierno, simbolizado por la cabeza de un monstruo que vomita llamas, en medio de las cuales el Diablo toca el tambor.

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