Saint-Martin - El cocodrilo

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Apenas hubo rociado así la tierra, cada cual vio nacer a sus pies como manojos de hortalizas, y parecía incluso que aquí y allí se formaban algunas espigas. En cualquier otra circunstancia, la sorpresa y la admiración habrían sido las únicas impresiones que ese acontecimiento extraordinario hubiera ocasionado; pero en el estado de inanición en que se encontraba la gente, el único efecto que provocó en los asistentes fue la avidez de un hambre devoradora, y todos se arrojaron, con una pasión que no puede ser descrita, sobre aquella comida inesperada: en un instante las hortalizas fueron arrasadas o despuntadas, y la necesidad, que ciertamente no había sido calmada con esa primera colación, continuó haciéndose sentir más vivamente todavía. Es así como una inclinación mucho más peligrosa sólo se vuelve más viva, si, en nuestros primeros fuegos, con algunas miradas dulces un alma nos seduce; Una fuerza siempre atrae otra fuerza. CANTO 61 ACONTECIMIENTO SOBRENATURAL. LOS EJÉRCITOS SALEN DE SUS ABISMOS Una maravilla inesperada vino al menos a distraerlos de sus sufrimientos por un instante; y para esta maravilla, valiente Ourdeck, seguramente no estabas preparado; pero estás hecho para las aventuras sorprendentes. Ha de saberse pues, que súbitamente se vio aparecer en el aire una estrella brillante por encima de la gente, y que de en medio de dicha estrella surgió una voz dulce y argentina que dijo estas consoladoras palabras: "Soy la mujer tártara por la que Ourdeck se interesó al salir del monstruo; ese simple movimiento interior de su parte ha sido mi salvación: estoy libre, yo y toda mi familia, y en adelante, en la medida en que nos lo permitan, queremos ayudar con todo nuestro poder a la defensa de su patria adoptiva, en reconocimiento a él. Sé también que muchas otras familias fueron arrastradas por nuestra atmósfera, y que al arrancarnos de nuestra prisión, nuestra atracción les hizo igualmente recobrar su libertad. ¡Hasta tal punto un favor y unos buenos deseos resultan fecundos y generan incontables frutos! Esas familias se han dispersado por diversas regiones, donde producirán efectos favorables al igual que mi familia y yo nos proponemos hacer en este país; y es el deseo de Ourdeck el que habrá provocado estos bienes. En el seno del monstruo sólo han quedado quienes están detenidos en las profundidades más bajas de su cuerpo, por haber alcanzado en la tierra los últimos grados del crimen, y no poder entonces ser liberados por los deseos del hombre. Tengo que deciros igualmente que los ejércitos también han salido de los abismos, y que actualmente respiran el aire libre; pero no me esta permitido deciros nada más sobre su suerte." La voz calló y la estrella desapareció. Un espectáculo tan extraordinario, noticias tan inesperadas, unas palabras tan tranquilizadoras aunque breves sobre los dos ejércitos, bastaban para comprender a la vez y arrebatar de júbilo a los presentes. Pero ay, debieron pagar aquel júbilo, puesto que para los mortales no hay dicha que no se compre. No asombrará entonces que el auxilio pasajero de las hortalizas, que había recompuesto por un momento a la gente, haya puesto a la ciudad en movimiento. En efecto, apenas se difundieron los primeros rumores, se vio afluir de todas partes una muchedumbre mucho más grande que la que había corrido tras Ourdeck; y entre ellos se contaban aquellos que, habiéndose marchado por aburrimiento, regresaban a toda prisa con la esperanza de encontrar algún alimento. Los que ocupaban ya la plaza, y habían probado el saludable sustento, no querían en cambio dejar el sitio. Aquí, el mismo espíritu que había ocasionado la rebelión, y todas las

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