Israel Regardie - El sistema completo de magia de la Golden

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El polvo y las piedras de la calle eran tan preciosas como el oro. Las puertas a primera vista marcaban el final del mundo. Los verdes árboles, cuando por primera vez los vi a través de una de las puertas, me transportaron y me arrebataron; su dulzura e increíble belleza hicieron dar un salto a mi corazón, y casi me enloquecieron de éxtasis, tan extrañas y maravillosas cosas eran. ¡Y los hombres! ¡Oh, qué criaturas tan venerables y reverendas parecían los ancianos! ¡Inmortales querubines! Y los jóvenes, brillantes y relucientes ángeles. Y las doncellas, extrañas obras seráficas de vida y de belleza. Los chicos y chicas revolcándose en la calle, y jugando, eran joyas que se movían … Yo no sabía que hubieran nacido o que tuvieran que morir. Sino que todas las cosas moraban eternamente como si estuvieran en sus propios sitios. La eternidad se manifestaba a la luz del día, y algo infinito detrás de todo aparecía …” Y para ilustrar la actitud mágica hacia la vida y hacia el mundo cuando la iniciación ha producido su verdadero efecto, hay otro panegírico exaltado de Traherne que no puedo resistirme a citar. Porque, permítaseme añadir que la magia no favorece la retirada de la vida, escapar de los torbellinos de la vida práctica. Busca tan sólo transmutar en oro lo que antes era escoria. El objeto de la iniciación es el comienzo de una nueva vida, la transformación de lo bajo y ordinario en lo puro y lo indescriptiblemente espléndido. “Todo parecía nuevo y extraño al principio, inexpresablemente raro y delicioso y bello. Yo era un humilde extranjero que al entrar en el mundo era saludado y rodeado por innumerables alegrías. Mi conocimiento era divino; sabía por intuición todas esas cosas que desde mi apostasía había nuevamente recogido con la más alta razón. Mi ignorancia misma era una ventaja. Parecía como si hubiera sido llevado al estado de inocencia. Todas las cosas eran sin mácula y puras y gloriosas; sí, e infinitamente mías y alegres y preciosas. No sabía que hubiera pecados, ni quejas, ni leyes. No soñaba con pobreza, pendencias o vicios. Lágrimas y disputas a mis ojos fueron ocultadas. Todo se hallaba en reposo, libre e inmortal. Nada sabía yo de enfermedad o muerte o exacción. En su ausencia me entretenía como un ángel con las obras de Dios en su esplendor y gloria. Todo lo vi en la paz del Edén … Cada instante era la eternidad, y un Sabbath perpetuo …”. Tal es la piedra de los filósofos, la quintaesencia, el summum bonum, verdadera sabiduría y felicidad perfecta. Psellus, el neoplatónico, ha dicho que la función de la magia iniciática sería “iniciar o perfeccionar el alma humana con los poderes de los materiales aquí en la tierra; porque la facultad suprema del alma no puede con sus propias luces aspirar a la intuición más sublime y a la comprensión de la divinidad”. Hay un bien conocido aforismo en ocultismo que dice que “la naturaleza fracasa sin ayuda”. Lo cual equivale a decir que la vida natural, abandonada a sí misma y sin el impacto de un tipo superior de vida o de conciencia, sólo puede producir lo que ya es habitual a la propia naturaleza. Y esto nos trae a la memoria el sentir de los alquimistas que expresaban cierto desprecio por su materia prima, tal y como existe en su estado natural e impuro, en la condición en la que normalmente se encuentra. Sin embargo, es esta misma materia prima, una vez limpia y purificada mediante el arte psicoquímico de la alquimia, o sea por la iniciación, la que se transforma en la cosa más preciosa del mundo. Pero hasta que se limpia o purifica es de poco o ningún valor. Mas la naturaleza, ayudada por hombres sabios y devotos a partir de allí en donde ella abandona, puede superarse a sí misma. Y por esto Psellus afirma que el alma, de sí misma y por sí misma, no es capaz de alcanzar la divinidad a menos y hasta que sea guiada por iniciados, y así sea abierta a otra vida. Para efectuar esta integración, para llevar a cabo esta iniciación, esta exaltación de la conciencia por encima de su estado natural hasta la Luz Divina, es por lo que existe el sistema mágico de la Aurora Dorada, o cualquier otro sistema iniciático legítimo. La función de cada etapa de su ejercicio, la intención declarada de sus rituales principales, y la afirmación explícita de su enseñanza, es ayudar a que el candidato, con su propio esfuerzo, encuentre esa unidad de ser que constituye el Sí Mismo interno, la esencia pura de la mente, la naturaleza búdica. Lo cual no sólo queda implícito en el sistema por los movimientos rituales y por su axiomática, sino que hay pasajes


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