Eliphas Levi - Historia de la Magia

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gratuletur, quod ante vetustas non intellectum venerabatur. Por ello, si nos preguntan si la religión de Cristo Jesús excluye todo progreso, nuestra respuesta es negativa porque es grande el progreso esperado. ¿Quién sería tan celoso de la humanidad y tan enemigo de Dios como para obstaculizar el progreso? Pero la condición es que sea progreso real y no cambio de creencia. El progreso es el crecimiento y evolución de cada cosa según su clase y naturaleza. Indudablemente, debe existir una diferencia en los grados de la inteligencia, la ciencia y la sabiduría, tanto respecto de los hombres en general como del hombre en particular, según la sucesión natural de las épocas de la Iglesia, pero sólo de manera que se conserve todo y que el dogma abrigue el mismo espíritu y mantenga la misma definición. La religión debe desarrollar las almas sucesivamente, como la vida desarrolla los cuerpos que siguen siendo los mismos a través de todas las etapas de su crecimiento. ¡Cuan grande es la diferencia entre el infantil retoño de los primeros años y la edad madura! No obstante, los ancianos, en cuanto a su personalidad, son los mismos que en su infancia; cambiaron el exterior y las apariencias. Los miembros de un infante en su cuna son excesivamente frágiles, pero son los mismos órganos, con los mismos principios fundamentales, que los del hombre; y esto debe ser así, pues de otro modo hay deformidad o muerte. "La analogía subsiste en la religión de Jesucristo, pues en ella el progreso se cumple según las mismas condiciones y siguiendo leyes similares. Crece con los años, y con los años aumenta su fuerza, pero nada se añade a la suma total de su ser. Nació completa y perfecta respecto de sus proporciones, y crece y se extiende sin cambiar. Nuestros padres sembraron el trigo, y nuestros sobrinos no cosecharán cizaña. Las cosechas intermedias nada cambian en la naturaleza del grano; debemos dejarlo tal cual lo tomamos. El catolicismo plantó rosas y ¿vamos a substituirlas por zarzas? Incuestionablemente, no; de lo contrario, ¡ay de nosotros! El bálsamo y la canela de este paraíso espiritual no deben transformarse en nuestras manos en acónito y veneno. Todo cuanto en la Iglesia, esa amorosa tierra de Dios, fue sembrado por los padres, deberá ser cultivado y nutrido por los hijos. Esto solo debe crecer, y esto solo debe florecer; pero debe ser aumentado y desarrollado. De hecho, Dios permite que los dogmas de esta filosofía celestial sean estudiados, desarrollados, pulidos en cierto sentido; pero lo prohibido es cambiarlos, y es un crimen truncarlos o mutilarlos. Que la nueva luz descienda sobre ellos y que las sabias distinciones se multipliquen, pero que preserven por siempre su plenitud, su integridad y su cualidad autóctona." Aceptemos entonces que todas las conquistas de la ciencia en el pasado fueron logradas para beneficio de la Iglesia universal y, con Vicente de Lerins, asignemos a ella la heredad indivisa de todo el progreso venidero. A ella le pertenecen las grandes aspiraciones de Zoroastro y todos los descubrimientos de Hermes; de ella es la Clave del Arca Sagrada y el Anillo de Salomón, pues ella representa a la jerarquía santa e inmutable. Es mas fuerte en razón de sus luchas, y se afirma, por sus aparentes caí322


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