Granada Costa nº 363

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Granada Costa

31 DE MARZO DE 2009

Cultural Diferentes actividades que se realizan en el Hotel

La alegría es algo muy serio

P

aquita Fenández, un cuarto de hora antes de las once de la mañana, está en la recepción del hotel Helios. Hace poco tonificaban el cuerpo con las ejercicios físicos de Antonio Olmos, el animador, pero ahora mira un mapa bastante amplio de la comarca de la Costa de Granada; en el extremo inferior izquierdo se intuye la provincia de Málaga. Marino Gestelart, Hilario Martín y Carmen Vallo también lo observan. Mejor dicho: lo analizan. Buscan un punto que localice Ronda entre la maraña de pequeños números y carreteras confusas que enturbian el cartel. "Queremos ver esa ciudad, tal vez hagamos una excursión". Desde la recepción, Alicia Guerrero, la jefa del departamento, les sonríe cuando le preguntan. A cada cuestión de los turistas ella contesta con alegría contagiosa. Cuesta imagi-

nar un solo momento del día en el que Alicia no irradie alegría. Las cosas no salen como Paquita pensaba, pero por la tarde en la cafetería parece de todo menos triste. Antonio Olmos relata que a media mañana han jugado a la petanca. Otros días, explica, practican tiro con carabina o pin pong. Esa tarde les está enseñando a jugar a los dardos. Antonio anota con meticulosidad religiosa las puntuaciones en un papel. ¡El siguiente! Hacen esfuerzos, intentan adoptar la postura de los irlandeses… fallan y siguen las carcajadas. Una hora después aún permanecen en la cafetería. El atardecer está cerca y las mesas del bar están ocupadas por huéspedes y personas ajenas al hotel que se han acercado para tomar una cerveza y jugar una partida de cartas. Paquita, Hilario, Carmen y Marino des-

plazan fichas de madera sobre una peculiar mesa rectangular: "es un juego holandés", Antonio. Por la noche llega el concurso de hombres contra mujeres. Dos equipos con cuatro miembros cada uno, divididos por sexo, compiten frente a una cafetería repleta de espectadores improvisados. Es difícil imaginar un programa de televisión que pueda superar el evento: lucha de canciones, bailes, pruebas de habilidad,… Al final todos son ganadores. La noche se hace somnolienta; cuando vuelven a sus habitaciones, ninguno de aquellos ilusionados aventureros que deseaban visitar Ronda recuerda el viaje que al final decidieron no hacer. Como dice Antonio Olmos: "los animadores no estamos para ser guapos o altos. Estamos para tomarnos nuestro trabajo en serio, ser simpáticos y animar".

De Suecia a Almuñécar… en autobús.

S

ería ingenuo sorprenderse hoy si a nuestro lado, en el restaurante de un hotel almuerza un grupo de suecos. Las comunicaciones han mejorado considerablemente y los aviones hacen corta casi cualquier distancia. Prescindiendo del tiempo perdido en trasbordos, huel-

gas de pilotos y demás, cualquier habitante del planeta podría llegar a Granada en menos de 24 horas; siempre que la ciudad desde la que inicie su viaje disponga de aeropuerto. Es la magia de la aviación. Por eso, lo sorprendente no es que algunas habitaciones del Hotel

Helios estén ocupadas por habitantes escandinavos, sino que muchos de ellos hayan realizado el viaje en autobús. Así lo explica Margarita, una de los cuarenta suecos que emprendieron la travesía por carretera: "La mitad del grupo ha venido en avión, que es lo normal, pero la otra mitad lo ha hecho en autobús…¡es un viaje bastante largo!". El motivo se reduce al simple placer por el viaje. Para llegar hasta Almuñécar tuvieron que atravesar su país y después la extensa Alemania, Francia y toda la península Ibérica. Es un camino largo que merece la pena por el destino, pero sobre todo por los paisajes nuevos que se descubren a través de la ventanilla, explican. Para hacerse una idea, sólo el trayecto desde Almuñécar hasta Barcelona, por auto-

vía de peaje, supone doce horas en autobús. Han visto cambiar el color de la tierra al menos una decena de veces y sucesivamente se ha hecho el día y la noche mientras las ruedas de su vehículo giraban indefinidamente. Para regresar repetirán aventura, pero esta vez atravesarán España por la costa de levante para ver Valencia y Barcelona.

Pero por muy interesante que sea el trayecto, no todo el mundo comparte su opinión. En la piscina, Jenny Makruggiannis, alumno de una escuela de fútbol noruega que durante dos semanas entrena a su equipo (Wany Toppidret) en Almuñécar, asegura que "Almuñécar es genial y la gente del hotel es extraordinaria", pero él prefiere el avión.

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