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GUÍA DE FORMACIÓN DEL INSTITUTO

HERMANOS DEL SAGRADO CORAZÓN



HERMANOS DEL SAGRADO CORAZÓN

GUÍA DE FORMACIÓN DEL INSTITUTO

Roma 2018


CASA GENERALIZIA FRATELLI DEL SACRO CUORE PIAZZA DEL SACRO CUORE, 3 00151 ROMA (Italia)


Presentación

Presentación Presento con satisfacción la nueva edición de la Guía de Formación del Instituto a los Hermanos y demás personas interesadas. La realización de cualquier misión solo es posible si se cuenta con las personas adecuadas para llevarla a cabo. Esta afirmación vale también para la misión evangelizadora de nuestro Instituto. Esta requiere de colaboradores - hermanos, laicos y otros- bien motivados y bien formados para vivir el carisma de fundación, buscando ante todo el servicio del Reino de Dios. Si esta búsqueda es real, se obtendrá todo lo demás, como dice el Evangelio: “Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura” (Mt 6, 33). La formación de todos los colaboradores en la misión ha ser integral, es decir, debe mirar al crecimiento del apóstol en todas sus dimensiones. Este necesita, por lo tanto, una formación humana, religiosa, comunitaria, pastoral y profesional en el dominio de la educación. No es adecuado reducir la formación a su dimensión profesional. El fin de la formación es, además, el mayor y mejor servicio. Entonces, aunque es verdad que hay que tener los títulos necesarios, no se trata de acumular diplomas y más diplomas. La formación es una preocupación constante de la Iglesia y de nuestro Instituto, aunque este último no siempre haya alcanzado la meta deseable. Para responder a esta preocupación, el Capítulo General de 2006 encomendó al Consejo General la elaboración de una nueva edición de la Guía de Formación del Instituto (cf. 34º Capítulo General, Una peregrinación de esperanza, p. 34). Esta Guía debería proponer nuevos medios para vivir con más profundidad la experiencia de Dios en todas las etapas de la vida, reforzar la práctica del acompañamiento espiritual y orientar la vida de oración. Es conveniente aclarar que el Capítulo no pedía elaborar una nueva Guía de Formación sino redactar una “nueva edición” de la ya publicada en el año de 1991, siendo Superior General el Hermano Jesús Marín. Para dar cumplimiento a la decisión del Capítulo General de 2006, el Consejo General, en su sesión del 17 de septiembre de 2007, encargó a una comisión la redacción de la nueva edición de la Guía de Formación. Los miembros de esta comisión fueron los Hermanos Luc Boudreault (PHI), coordinador, Ángel David Agudelo (COL), Claude Dubreuil (CAN), Domingos Goulart (BRA), Raymond Hetu (US) y Jean Toora (AFO). La comisión nombrada se dedicó entre 2007 y 2011 a la tarea encomendada. Se reunió en cinco oportunidades: en Roma, diciembre de 2007; en Canadá, septiembre de 2008; en Brasil, agosto de 2009, en Nueva Inglaterra, julio de 2010 y en Roma, mayo de 2011. El Consejo General dedicó después un buen número de sesiones para ir dando forma al trabajo de la comisión. Un texto bastante elaborado de la Guía estaba ya listo para septiembre de 2011. Sin embargo, el Consejo General prefirió no darlo por definitivo y esperar a las orientaciones del Capítulo General de 2012. El tema central del Capítulo de 2012 fue la misión profética. El Capítulo quiso que esta sea siempre renovada, realizada por todos los colaboradores en comunión y que se continúe en el tiempo.

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Presentación Después del Capítulo, el Hermano Bernard Couvillion se tomó el tiempo para redactar y presentar al Consejo General actual un buen número de oportunas sugerencias. Con base en el mensaje del Capítulo sobre la misión profética, en su propia comprensión de la formación y en las sugerencias del Hermano Bernard, este Consejo ha venido realizando una minuciosa revisión de todo el texto hasta llegar a la redacción definitiva del mismo. Nuevos capítulos se han añadido a la Guía en transcurso de nueve años de trabajo de perfeccionamiento y puesta al día. Son los que tratan sobre el acompañamiento (Cap. II), las transiciones en la vida (Cap. III) y la formación común de los colaboradores en la misión (Cap. X). Además, el Consejo General ha tratado de precisar y mejorar la redacción y reorganizado el contenido, sobre todo el del primer capítulo. La inspiración principal de la Guía y su finalidad permanecen en esta nueva edición, no obstante todos los cambios. No puede ser de otro modo. En efecto, la ciencia, la tecnología, la gente, la sociedad, las costumbres y tantas cosas mudan con el tiempo. También la vida religiosa. Pero, aunque ella ha cambiado no poco a lo largo de la historia, lo fundamental de la misma permanece. Su origen sigue siendo el don del Espíritu que impulsa a algunos cristianos a vivir radicalmente el Evangelio de Jesús y, como él, a amar sin reservas al Padre, a todos los seres humanos y a la creación entera, hasta dar la vida. La formación para la vida de religiosos-hermanos-educadores debe favorecer hoy, como siempre, la vivencia de esta opción radical en fidelidad a nuestro carisma. Toda la Regla de Vida de los Hermanos está impregnada de este carisma. Es de destacar la cantidad de referencias a ella en esta Guía. Nuestro carisma es en primer lugar un don del Espíritu que nos descubre e infunde el amor compasivo de Dios Padre, sobre todo por la contemplación del costado abierto de su Hijo Jesús. La Guía que presentamos quiere responder a algunas preguntas fundamentales: ¿Cómo formarnos hoy a vivir la espiritualidad, es decir, la relación con Dios, según nuestro carisma? ¿Cómo vivir dicho carisma siendo hermanos entre nosotros y de todos? ¿Cómo vivirlo difundiendo el amor de Dios principalmente en el servicio a los niños y jóvenes, y sobre todo a los más necesitados? O a esta otra: ¿Cómo ser hoy y siempre memoria de Jesús, hermano de todos, en especial de los últimos; del Jesús que sirve, lava los pies y ama hasta dar la vida? O bien: ¿Cómo vivir día tras día nuestra consagración como “tiempo de gracia y de salvación” (cf. 2 Cor 6,2) para nosotros mismos y para los demás? O también ¿Cómo acompañarnos unos a otros para vivir nuestro carisma en el seguimiento de Jesús, en comunión, con un amor gratuito que se hace servicio, en la construcción del Reino? La misión evangelizadora del Instituto producirá abundantes y buenos frutos en la medida en que todos los comprometidos en ella reciban una sólida formación. Por lo tanto, la promoción de las vocaciones y la buena formación siguen siendo hoy absolutamente indispensables.

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Presentación La responsabilidad de la formación concierne a todos. En primer lugar, a cada persona. Cada uno está llamado a dejarse guiar por el Espíritu, verdadero protagonista de la propia formación. De una manera particular, esta responsabilidad corresponde a quienes ejercen el servicio de la autoridad o desempeñan el ministerio de la formación. La preparación de estos últimos es de capital importancia. Necesitamos formadores que estén dispuestos a dar lo mejor de sí mismos en el ejercicio de este importante ministerio. Una de las prioridades del Instituto es identificarlos, llamarlos, motivarlos y ofrecerles la mejor preparación posible. Los destinatarios principales de esta Guía son, en primer lugar, los Hermanos. Ella va dirigida también a quienes con ellos se comprometen de una manera especial en la misión del Instituto, encarnando hoy el carisma de fundación del Padre Andrés Coindre. Todos estamos llamados a cumplir el encargo del Maestro: “Permaneced en mi amor” (Jn 15, 9). Las directivas de esta Guía forman parte de nuestro “derecho propio” (cf. Canon 659, §2). En consecuencia, tienen carácter vinculante en todo el Instituto y deberán verse reflejadas en los planes de formación inicial y permanente de las provincias y delegaciones. Encomendamos a los Corazones de Jesús-Maestro, y de María, madre y educadora, la preocupación por la formación en el carisma propio de todos los colaboradores en la misión del Instituto y el ferviente deseo que esta Guía de Formación sea un instrumento útil para asegurarla, haciendo realidad el Ametur Cor Jesu! Ametur Cor Mariae!

Roma 19 de marzo de 2018. Fiesta de San José.

Por el Consejo General,

H. José Ignacio Carmona Ollo, SC. Superior General

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Plan de la guía de formación

Guía de Formación del Instituto PLAN GENERAL DE LA GUÍA DE FORMACIÓN

Nuestra Guía de Formación se inspira en la Regla de Vida, que constituye una guía segura aprobada por la Iglesia para nuestro Instituto, y en particular en el capítulo XI. Es importante asimilar bien la Regla y también este capítulo. Los temas tratados en esta Guía son los siguientes: ■ LA FORMACIÓN DEL HERMANO HOY ■ EL ACOMPAÑAMIENTO PERSONAL ■ LAS TRANSICIONES EN LA VIDA ■ 1er PERIODO: LA PASTORAL VOCACIONAL Despertar vocaciones para la Iglesia y el Instituto. Acompañamiento de las vocaciones para la vida de Hermanos del Sagrado Corazón. ■ 2º PERIODO: LA FORMACIÓN INICIAL Primera etapa:

EL POSTULANTADO

Segunda etapa:

EL NOVICIADO

Tercera etapa:

EL TIEMPO DE LA PROFESIÓN TEMPORAL

Primer tiempo:

los primeros años después del noviciado

Segundo tiempo: los primeros años de apostolado. Tercer tiempo:

la preparación inmediata para la profesión perpetua

■ 3er PERIODO: LA FORMACIÓN CONTINUA Etapa de formación del hermano joven. Etapa de formación del hermano de mediana edad. Etapa de formación del hermano de edad avanzada: Entre los sesenta y alrededor de los setenta años de edad. Con alrededor de setenta años o más. Última etapa de crecimiento: peregrinación hacia el fin de la vida ■ LA PREPARACIÓN DE LOS FORMADORES ■ LA FORMACIÓN COMÚN DE LOS COLABORADORES EN LA MISIÓN ■ ANEXO: POLÍTICA SOBRE LOS ESTUDIOS UNIVERSITARIOS DE LOS HERMANOS

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La formación del Hermano hoy

I. LA FORMACIÓN DEL HERMANO HOY La formación en nuestros días 1. Un proceso complejo La formación para la vida religiosa es un proceso complejo, delicado y, al mismo tiempo, uno de los más urgentes. Concretamente, cuando hablamos de la vida religiosa, no nos referimos a una realidad «nacida de la carne y de la sangre», sino «nacida de Dios», de la vida y misión de la Iglesia en el mundo (cf. Evangelica Testificatio, 11). Para responder a la llamada de Dios, el Hermano del Sagrado Corazón necesita una base filosófica, antropológica, sociológica, psicológica, teológica y espiritual aplicando una metodología que permita el refuerzo de cada una de esas dimensiones. El fin es acompañar la formación de personas profundamente unidas a Dios y a los hombres, que sean testigos de lo absoluto de Dios y de los valores evangélicos. La formación tiene que ser sólida, dinámica, llena de frescura y abierta a los nuevos horizontes de la sociedad mundial en profunda transformación; una formación que acentúe la comunión con Dios, la comunión fraterna en comunidad y el amor apostólico; una formación portadora del carisma profético del Fundador en un espíritu de comunión eclesial; una formación apta para propagar en las situaciones actuales el amor a Cristo y a los hermanos. 2. Finalidad y objetivo de la formación 2.1 Finalidad El fin principal de la formación religiosa es conducir al hermano a una experiencia cada día más íntima de Dios (R 177). Para nosotros, es la experiencia del Dios amor (cf. R 1) expresado con un estilo de vida particular que nos invita, en cuanto religiosos educadores, a creer en el amor de Dios, vivir de él y difundirlo (cf. R 13). 2.2 Objetivo Esta experiencia del amor de Dios debe realizarse, como religiosos educadores, contribuyendo a la evangelización en la Iglesia mediante la educación de los niños y jóvenes, especialmente de los más necesitados. Para ello, es necesario que el apostolado como tal sea bien entendido. El objetivo primero es conseguir la integración entre la contemplación y la acción (R 177). 3. La vocación de hermano: una llamada de Dios y una respuesta libre 3.1 La vocación de hermano Los religiosos hermanos recuerdan eficazmente la dimensión fundamental de la fraternidad en Cristo, que están llamados a vivir entre sí y con todas las personas, y que proclaman dando testimonio de la palabra del Señor: “Vosotros sois todos hermanos” (Mt 23, 8), (cf. Vita consecrata, 60). 11


La formación del Hermano hoy 3.2 Una llamada de Dios  Con todos los hombres, somos llamados a la santidad (R 3).  Dios, que ha confiado a cada uno de nosotros el don particular de la vocación religiosa, nos invita a hacerlo fructificar durante toda la vida (R 170).  Puesto que Dios ha dado a la Iglesia la gracia de nuestro Instituto, quiere que se irradie y se perpetúe en el mundo (R 174). 3.3 Para servicio de la humanidad  Estamos al servicio de nuestros contemporáneos que no cesan de interpelarnos (R 6).  El Espíritu nos invita a adaptar nuestra acción educativa a las necesidades de los tiempos y lugares (R 150). 3.4 Una respuesta libre que compromete todo nuestro ser  Dimensión personal Al igual que todos los cristianos, estamos llamados a crecer, como Jesús, “en edad, sabiduría y gracia” (Lc 2, 52) en el amor a Dios y a los humanos hombres y mujeres (R 170). Vivimos nuestra consagración desarrollando las virtualidades de nuestro bautismo y de nuestra confirmación, así como nuestras aptitudes y talentos naturales, para un audaz servicio del Evangelio (R 63).  Dimensión comunitaria La comunidad fraterna es el lugar donde florece la gracia de nuestra vocación. Descubrimos progresivamente el verdadero rostro del Hermano del Sagrado Corazón en la comunidad fraterna. En ella es donde nos sentimos solidarios con cada uno en su crecimiento (R 172).  Dimensión de Instituto Nuestro Instituto se caracteriza por un espíritu de caridad. Dicho espíritu se pone de manifiesto por la sencillez, la acogida y la fraternidad. Como verdaderos hermanos, compartimos nuestra vida y nuestro apostolado (R 15). Este espíritu traspasa las fronteras y nos ayuda a crear un instituto universal en el que todos se sienten hermanos y comparten un mismo ideal de comunión.  Dimensión eclesial Tratamos de profundizar cada día más en el misterio de la Iglesia por la acogida y la meditación de su pensamiento. Abiertos a su enseñanza, nos esforzamos por llegar a ser para ella fermento de unidad y signo de universalidad (R 7). Nos sentimos implicados en la obra misionera del instituto (R 165). 3.5 Una respuesta renovada y progresiva  En cada etapa de la vida, la formación contribuye al crecimiento en Cristo por la vía de los consejos evangélicos y el servicio de la educación cristiana (R 179).  Tratamos de renovarnos tanto desde el punto de vista espiritual como profesional (R 202). Se trata de una formación progresiva, un proceso de crecimiento, una semilla que debemos hacer fructificar (cf. R 170).

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La formación del Hermano hoy 4. Las grandes líneas de la formación del Hermano del Sagrado Corazón 4.1 La formación humana del religioso hermano La persona es una unidad estructural de espíritu y cuerpo (cf. Gaudium et spes, 14) dotada de inteligencia, sensibilidad (emociones, sentimientos, sensaciones, etc.) y voluntad; toda formación integral tiene en cuenta esta realidad. Así pues, la base de la formación del Hermano del Sagrado Corazón reside en una sólida formación humana. Esta formación es abierta y concede importancia a la persona, una persona libre y responsable que sabe aceptar serenamente, en la realidad concreta de la vida, los retos inherentes a la vida de hermano. La formación específicamente religiosa se injerta en la persona humanamente equilibrada. Dicha formación concede primordial importancia a:  El conocimiento de sí mismo Consiste principalmente en conocer los diversos aspectos de su propio ser:  El propio cuerpo: sus posibilidades y límites, su funcionamiento, la manera de alimentarlo correctamente y mantenerlo sano.  La propia sensibilidad: sus emociones, sentimientos y sensaciones; la capacidad de saber qué es lo que las provoca, de dónde proceden y aprender a escucharlas.  El propio intelecto: sus diferentes funciones (análisis, síntesis, racionalización, deducción, etc.), su memoria, su capacidad de juzgar y elegir, su inteligencia misma.  El propio ser profundo: su fuero interno, sede de sus valores y aspiraciones, su unicidad como ser creado.  La aceptación de sí mismo Para que el conocimiento de sí mismo tenga un impacto positivo en la propia vida, debe llegar a convertirse en aceptación de sí. Esta aceptación se basa, sobre todo, en el hecho de sabernos amados por Dios en nuestras limitaciones e incluso en nuestros fracasos (R 81). Es una experiencia espiritual en la que la persona camina por sendas de mansedumbre y humildad siguiendo la estela de Jesús (cf. R 12, 121, 171).  La integración de sí mismo Consiste en unificar las diversas partes del propio ser para transformarse en la verdadera persona que uno es a los ojos de Dios. Esta transformación implica un largo proceso que podemos describir así:  La persona advierte ciertas contradicciones en sí misma y percibe que su situación podría enmendarse.  Toma, en un tiempo de conversión, la decisión de reorientar su vida y se hace más conforme a lo que Dios quiere de ella.  Se libera. 4.2 Formación del religioso hermano según un carisma unificador Como Hermanos del Sagrado Corazón, queremos centrar nuestra formación en el carisma de fundación. Eso implica una formación específica según tres ejes principales indisociables: espiritualidad-consagración, vida fraterna en comunidad y acción apostólica. Siguiendo al Fundador, estamos llamados a vivir cada componente del carisma haciendo de la caridad el todo de nuestras vidas (cf. R 12). En todas las etapas de nuestra vida, profundizamos en el don del carisma y comprendemos cada vez mejor la estrecha relación que existe entre sus tres dimensiones, que se influyen entre sí reforzando cada una de ellas a las otros dos. 13


La formación del Hermano hoy 4.2.1 Formar según el carisma del Instituto El Concilio Vaticano II presenta los «carismas» como dones del Espíritu Santo para la edificación del Cuerpo de Cristo y para el cumplimiento de su misión salvadora en el mundo (cf. Christifedeles laici, 21 A).  El carisma del fundador El Instituto de los Hermanos del Sagrado Corazón tiene su origen en el impulso apostólico del Padre Andrés Coindre: instruir a la juventud abandonada, iniciarla en el conocimiento y amor de Dios. Esta obra se inscribe en el contexto misionero de la época (R 11). Siguiendo al Fundador, el Hermano Policarpo, el Hermano Javier y demás antepasados nuestros caminaron por las sendas de la mansedumbre y humildad. Se santificaron haciendo realidad el Ametur Cor Jesu, nuestra divisa y común esperanza. Hicieron de la caridad el todo de su vida, la inspiración de su actividad apostólica y misionera (R 12).  El carisma hoy La formación según el carisma necesita una adaptación constante a los tiempos y lugares a fin de responder proféticamente a las nuevas necesidades. 4.2.1.1 Formar según una espiritualidad-consagración Nuestra espiritualidad es cristocéntrica, es decir, centrada en la persona de Cristo. Es, pues, cristiana, netamente apostólica y matizada por un carácter propio y específico: el amor que nos revela el Corazón abierto de Cristo. Dicha espiritualidad influye profundamente en la manera de ser de uno mismo y de estar en comunión con los demás.  Una espiritualidad del Amor  La espiritualidad del Instituto brota de la contemplación de Cristo, cuyo corazón abierto significa y manifiesta el amor trinitario a la humanidad (R 14). Al desarrollarse, dicha espiritualidad nos ayuda a vivir fraternalmente la relación de comunión con todas las personas y anima nuestra misión.  Nuestra vocación en el Instituto de los Hermanos del Sagrado Corazón encuentra la fuente de su inspiración y de su crecimiento en el Corazón de Jesús (R 171). Cristo, en su misterio de amor, ocupa por ello un lugar primordial en nuestra vida de Hermanos del Sagrado Corazón. Está en el centro de nuestras motivaciones y referencias, así como en el principio de nuestro don total y de nuestra acción apostólica (R 112).  Nuestra consagración es una respuesta de amor a la benevolencia de Dios en una vida totalmente orientada hacia Cristo manso y humilde (R 14).  La comunidad fraterna es un medio de vida y caridad (R 23); el amor a nuestros hermanos y a los jóvenes que nos están confiados se enraíza de esta forma en el amor que Jesús nos tiene (R 118).  Nuestra vida apostólica dimana de un movimiento de caridad hacia Dios y hacia los hombres (R 149); nuestra vida es testimonio del espíritu de las bienaventuranzas y de la solicitud del Corazón de Jesús por el mundo (R 64).  El Espíritu de Cristo nos conduce hacia la contemplación del misterio de Dios. Jesús se retiraba con frecuencia a orar y pasaba la noche orando con Dios (cf. Lc 6,12). Enseñó a sus discípulos a orar: “Vosotros, pues, orad así” (Mt 6, 9).  Vivimos con Cristo nuestra condición filial (R 129) y nos esforzamos por manifestar en todo el abandono de Jesús a su Padre (R 171). 14


La formación del Hermano hoy  Una espiritualidad que se manifiesta especialmente por la compasión  La espiritualidad de la compasión es fundamental para poder ver, a través de la llaga del Corazón traspasado de Jesús, el sufrimiento de los jóvenes y, a la inversa, para poder contemplar a Cristo en el desfavorecido, en el joven pobre.  Nuestro amor se hace comprensión, discernimiento y compromiso (R 16); nuestra entrega, marcada de respeto, gratuidad y misericordia, hace presentir la solicitud de Cristo hacia los hombres (R 118).  Esa experiencia personal es liberadora y nos lleva a soportar el sufrimiento de otros.  La espiritualidad de la compasión, aunque la mayor parte de las veces nos orienta hacia los demás, también tiene que producir efectos en nosotros mismos, pues Dios nos ama tal como somos y siempre está dispuesto a otorgarnos su confianza, incluso si somos frágiles y pecadores.  Una espiritualidad de relación con Dios mediante una oración creativa:  En la contemplación personal para habitar en el Corazón de Jesús.  En las celebraciones comunitarias, especialmente con ocasión de las grandes fiestas de comunidad: fiesta del Sagrado Corazón, del Instituto, de nuestros santos patronos, etc.  En el examen del día partiendo de las actitudes del Corazón de Jesús (cf. R 134 y capítulo VIII de la Regla de Vida).  En la práctica de la lectio divina para saborear la Palabra de Dios.  En la oración apostólica, donde se ponen en común las miserias del mundo, especialmente las de los niños y jóvenes, y las necesidades del Instituto, donde la acción de cada uno se apoya en la fuerza de todos (cf. R 167).  En la puesta en común de nuestras vivencias partiendo de la Palabra de Dios, lo que nos ayuda a permanecer en comunión con cada uno de los hermanos y a estrechar nuestros lazos de amistad (cf. R 24).  En celebraciones eucarísticas frecuentes, vividas en la comunidad local, donde seremos fortalecidos por el pan partido y entregado a fin de ejercer nuestro apostolado entre quienes solicitan nuestra presencia y acción (R 24).  En la escucha del Espíritu, que nos manifiesta los deseos de Dios a través de las llamadas del prójimo y los acontecimientos cotidianos (cf. R 100).  Una espiritualidad llamada a progresar:  Mediante la oración personal y comunitaria (cf. R 129).  Compartiendo la Palabra de Dios (cf. R 132) y las actividades apostólicas.  Compartiendo la vida de fe y nuestras experiencias humanas y espirituales (cf. R 27).  Profundizando en la Regla de Vida.  Estudiando los fundamentos bíblicos y teológicos de esta espiritualidad a la luz de la tradición del magisterio de la Iglesia.  Esforzándonos por ser contemplativos en la acción y activos en la contemplación.  Buscando y empleando formas de expresión y de culto apropiadas al momento actual. 4.2.1.2 Formar para la vida fraterna en comunidad Reunidos por Dios en una familia religiosa, queremos vivir radicalmente la fraternidad evangélica y dar testimonio de unidad (R 22). Como hermanos entre hermanos, queremos intensificar nuestra vida fraterna. Nos reunimos regularmente para encontrar juntos aquello que pueda unirnos más (R 40), sabiendo que Cristo está presente cuando participamos en encuentros fraternos y profundizamos juntos nuestra fe y nuestra misión (R 27). 15


La formación del Hermano hoy A este fin, queremos:  Compartir la vida y la fe Compartir en comunidad contribuye al desarrollo personal y al crecimiento de cada uno en la fe, estimula la búsqueda de Dios, refuerza la vida fraterna y el compromiso en la misión (cf. R 25, 26).  Compartir el proyecto común Compartiendo un proyecto común acorde con nuestro carisma, nos ayudamos unos a otros y aprendemos a vivir un mismo ideal de comunión con Dios, comunión con nuestros hermanos y comunión en la misión educativa (cf. R 25,156).  Mantener relaciones fraternas de carácter humano Cuando cultivamos relaciones fraternas auténticas, llenas de calidez humana, sencillez, comprensión y apoyo mutuo entre nosotros y con nuestros colaboradores, manifestamos el aspecto comunitario de toda vida cristiana (cf. R 30).  Llevar los unos las cargas de los otros Al sobrellevar los unos las cargas de los otros en un ambiente de perdón y olvido de sí mismo, de benevolencia y ayuda mutua, creamos lazos de una verdadera amistad que llega hasta la corrección fraterna (R 25).  Celebrar juntos la vida y la fraternidad Cuando creamos regularmente ocasiones de celebrar los acontecimientos de la vida cotidiana para reconocer la importancia de cada hermano en la vida comunitaria o simplemente para festejar juntos el “ser hermanos”, estamos favoreciendo la vida fraterna y colaborando al desarrollo de cada uno. 4.2.1.3 Formar para la misión Cristo vino a traer fuego a la tierra (Lc 12, 49). Este fuego de amor de Dios es la razón de ser de nuestra vida y misión. Nuestro apostolado dimana de un movimiento de caridad hacia Dios y hacia los hombres (R 149). Queremos procurar a los jóvenes una formación que les haga capaces de valorar la ciudad terrestre instaurando en ella el reinado de Cristo (R 151). Fieles al carisma de Andrés Coindre, aceptamos el reto del clamor de los jóvenes pobres y sin esperanza como una llamada de privilegio.  Una misión de evangelización Nuestra misión es la evangelización: consiste, en cuantos religiosos educadores, en contribuir a la evangelización, principalmente por la educación de niños y jóvenes (R 13).  Una misión de educadores de la fe de los jóvenes Nuestro papel de educadores de la fe se ejerce generalmente en la escuela mediante la catequesis o por la animación pastoral escolar (cf. R 158) pero rebasa esos límites. Los hermanos están abiertos, según las orientaciones de su provincia, a otras formas de compromiso, bien sea en centros juveniles, bien en grupos de formación humana o cristiana, o bien en actividades parroquiales o diocesanas (cf. R 162). Los hermanos se forman para ser educadores de calidad dondequiera se hallen (cf. R 151).

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La formación del Hermano hoy  Una pedagogía basada en la confianza La pedagogía basada en la confianza tiene sus raíces en la espiritualidad de la compasión y forma parte de la intuición fundamental del Padre Andrés Coindre. Esta pedagogía se manifiesta, entre otros modos, por la acogida del joven, el respeto fundamental a su persona y la fe en su capacidad de cambio y de crecimiento. Los colaboradores en la misión conceden importancia primordial a dicha pedagogía especialmente con los alumnos que tienen dificultades escolares, de comportamiento u otras (cf. R 155).  Una formación abierta a los nuevos desafíos del mundo La formación ofrecida está abierta a las realidades del mundo actual (cf. R 29). Con ella se interesa a los hermanos en temas de justicia social, de respeto a la creación, a la ecología, a la conservación de los recursos naturales, a la igualdad entre hombre y mujer, etc. Dicha formación se inspira en la doctrina social de la Iglesia (cf. R 159, 169).  Una formación para la solidaridad Nuestro fundador tejió una red de solidaridad en favor de los niños y jóvenes pobres y sin esperanza. Hoy nos impulsa a abrirnos a la solidaridad en nuestro entorno (cf. R 85), incluso a nivel internacional. La formación que proponemos está abierta a las diferentes realidades del mundo. Para cumplir adecuadamente con su misión, el hermano se acerca a las realidades y sufrimientos de la Iglesia, del pueblo, de las familias, de los colaboradores, de los alumnos, de los pobres y marginados (cf. R 84, A14). 4.3 Vivir nuestro carisma de un modo integral: un reto exigente  Ser Hermano del Sagrado Corazón hoy es:  Vivir una profunda experiencia de Dios con gran sentido comunitario.  Manifestar, con equilibrio humano, el don total a Dios y a nuestros hermanos.  Al estilo del profeta, discernir los signos de los tiempos a fin de responder mejor a ellos según el carisma del Instituto.  Aceptar, a causa del evangelio, ser marginados en nuestros esfuerzos por defender a los pobres y despreciados.  Promocionar, en un mundo egoísta y materialista, el respeto a todos, el reparto de bienes y la comunión de las personas.  Luchar contra toda forma de prejuicio sobre la raza, la nacionalidad, el género o la creencia (cf. R 160).  Manifestar el valor de la fraternidad universal según el evangelio con nuestra vida, acción y capacidad de relación humana con todos. Aspectos generales de nuestro estilo de formación 5. Empleo de una pedagogía integradora  A lo largo de los períodos de nuestra formación adoptamos básicamente una pedagogía del corazón que nos llevará a la interiorización de los valores y actitudes siguientes: apertura al misterio, interioridad, amor, acogida, unidad, bondad, misericordia, don de sí mismo, transparencia, mansedumbre y humildad.  Asimismo fomentamos una educación que:  Sensibilice la persona a los valores evangélicos (cf. R 121, 158, 176).  Favorezca el sentido de la responsabilidad en el crecimiento personal (cf. R 154, 159, 170).  Insista en el cultivo de buenas relaciones (cf. R 26, 158, 161). 17


La formación del Hermano hoy  

Capacite para la colaboración (cf. R 156, 181). Promueva actitudes de aceptación de uno mismo y de los demás, de celo, etc. (cf. R 81, 117-118). Forme en el espíritu de servicio, sobre todo en favor de los más necesitados (cf. R 6, 126, 159). Refuerce en la persona el sentido de la fidelidad a la vocación (cf. R 65, 178). 5.1 Algunos medios importantes a nuestro servicio:

 La experiencia espiritual (cf. R 176).  El acompañamiento (cf. R 173): en concreto, la entrevista, considerada como un medio privilegiado de comunicación (R 223 f).  Las relaciones fraternas de amistad (cf. R 172-173).  La práctica del discernimiento espiritual, personal y comunitario (cf. R 100, 108, 173).  La inserción apostólica, comunitaria, eclesial y social en el mundo de hoy (cf. R 6, 10, 29, 84-85, 172, 177).  Los estudios (cf. R 151).  La ascesis (cf. R 58, 90, 117, 131, 146, 188). 5.2 Actitudes básicas para progresar:  Apertura a la realidad íntima, a la interioridad, a la vida espiritual (cf. R 140, 173, 176).  Gusto por la verdad, que conduce al candidato a identificar las motivaciones que le mueven a ingresar en la vida religiosa.  Rechazo de las medias verdades o de los pretextos (cf. R 3, 183-186).  Humildad para aceptar las propias riquezas, limitaciones y debilidades al responder a la llamada de Dios (cf. R 12, 25, 34, 152, 171). 5.3 Agentes de la formación:      

El Espíritu Santo (cf. R 3, 173, 176). Nuestro Fundador y nuestros antepasados (cf. R 11,12). Nosotros mismos (cf. R 170). Nuestros hermanos (cf. R 172, 175-176). El responsable y el equipo de formación (cf. R 180-181). El contexto sociocultural (cf. R 72, 84, 100).

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La formación del Hermano hoy 5.4 Formación en el Instituto Para mayor claridad de la presente Guía, divideremos la formación en el Instituto en tres períodos:  La pastoral vocacional, que abarca el despertar y acompañamiento de las vocaciones.  La formación inicial, que incluye el postulantado, el noviciado y el tiempo de profesión temporal.  La formación continua que va desde la profesión perpetua hasta el fin de la vida del Hermano del Sagrado Corazón. 5.5 Colaboración entre los equipos de formación Los equipos de formación mantienen entre sí estrechas relaciones con el fin de asegurar una buena continuidad entre las distintas etapas.

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El acompañamiento personal

II. EL ACOMPAÑAMIENTO PERSONAL 6. Una ayuda importante El acompañamiento es un proceso que pretende ayudar a las personas que desean progresar y dar sentido a su vida. Es personalizado, progresivo, constante y se adapta a la edad y necesidades de cada uno. Es una labor delicada que exige mucho tacto y respeto hacia la persona por parte de los responsables. El Instituto propone objetivos claros para cada una de las etapas de formación, tanto inicial como permanente; dichos objetivos son apoyados por un acompañante adecuado. Formas de acompañamiento 7. Diferenciar las formas de acompañamiento Existen diversas formas de acompañamiento. Es bueno diferenciarlas con el fin de no confundirlas. Esta guía utiliza las variantes siguientes, que no necesariamente se excluyen unas a otras:    

Acompañamiento durante el periodo de formación inicial. Acompañamiento espiritual. Acompañamiento psicológico. Acompañamiento fraterno.

8. Acompañamiento durante el periodo de formación inicial1 La finalidad del acompañamiento es ayudar a la persona a caminar durante la etapa de formación inicial en la que se encuentre: postulantado, noviciado, o tiempo de profesión temporal.  A lo largo de ese periodo, el maestro es el responsable de la iniciación a la vida religiosa, reconociendo, no obstante, que el primero y principal artífice de su formación es, después de Dios, el propio postulante, novicio o profeso temporal.  El maestro, juntamente con su equipo, acompaña al formando en todos los aspectos de su personalidad y procura que asimile bien los valores y exigencias de la vida consagrada. Le acompaña tanto a nivel humano como espiritual ayudándole a despertar y desarrollar en sí mismo las características del Hermano del Sagrado Corazón (R 176) en los aspectos espiritual, fraterno y apostólico.  El maestro tiene encuentros de acompañamiento regulares para releer con la persona acompañada sus vivencias respecto a los objetivos de formación, teniendo en cuenta la etapa y la edad. En los inicios de la formación, dichos encuentros serán frecuentes mientras que en los últimos años de profesión temporal podrán ser más espaciados.

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La Regla de Vida habla del maestro formador de postulantes (R 187), del maestro de novicios (R 194) y de un responsable, conocido como animador y guía, para el tiempo de profesión temporal. Con el fin de abreviar, y porque aquí tratamos únicamente de la etapa de formación inicial, usaremos el término maestro.

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El acompañamiento personal  Cuando un formando se enfrenta a un problema más serio, tanto si es de orden espiritual como psicológico, para cuya solución es necesaria la intervención de un especialista, el maestro le orientará hacia alguien de fuera que posea la competencia apropiada. Posteriormente, tendrá que ayudar al formando a integrar en la perspectiva de la formación inicial lo que trabajó con el especialista.  Cuando la persona, por la razón que sea, vive la etapa de formación inicial en una pequeña comunidad local apostólica, se asegurará de ser acompañada de manera continua para asimilar bien las diferentes facetas de su vida. El Superior Provincial velará porque así suceda.  Dada la importancia primordial del acompañamiento a todo candidato a la profesión, conviene que el Superior Provincial y su consejo puedan asegurarse de que el acompañamiento ha sido realizado de forma adecuada. Acompañamiento e informe de admisión del candidato a la profesión  El informe de evaluación se orienta hacia el crecimiento del candidato indicando tanto sus puntos fuertes como los que tiene que mejorar.  El maestro tiene aquí una doble responsabilidad: respeta la confidencialidad de lo que oyó de boca del candidato y, al mismo tiempo, ayuda al Superior Provincial y su consejo en el discernimiento que deben hacer con relación al candidato. La indispensable confidencialidad no debe impedirle recomendar, o no, la admisión del candidato a la profesión.  El informe de una comunidad local respeta lo que se compartió en reunión comunitaria.  El informe se basa, pues, en hechos públicos, lo conocido como fuero externo, que hay que distinguir bien del fuero interno que concierne a lo compartido confidencialmente: pensamientos, acciones realizadas en particular o con otros pero no conocidas por terceras personas, etc. 9. Acompañamiento espiritual La finalidad del acompañamiento espiritual es ayudar al formando a abrirse más a la acción de Dios en su vida y enseñarle a discernir sus llamadas y a responder a ellas libremente cada día. La Regla de Vida reconoce que el acompañamiento espiritual es un medio indispensable para la formación. Este acompañamiento favorece el progreso en la vida interior y facilita el discernimiento de los caminos por los que el Espíritu Santo conduce a cada uno hacia el Padre (cf. R 173). Los hermanos son invitados a renovarse espiritualmente a lo largo de toda su vida (cf. R 202). El papel del acompañante espiritual es ser testigo de la relación vivida entre la persona y Dios. El acompañante puede aconsejar, dar pistas de reflexión, pero en ningún caso está allí para decir al acompañado lo que «debe hacer», ya que su misión es ante todo permitirle avanzar libremente en su relación con Dios.  Durante la etapa de formación inicial, especialmente en el postulantado y noviciado, el maestro garantiza el acompañamiento espiritual. No obstante, recurrirá a personas cualificadas en este tipo de acompañamiento para releer la experiencia de heridas personales que puedan bloquear el crecimiento espiritual.  En la etapa de formación permanente, el hermano elige su propio acompañante espiritual. 22


El acompañamiento personal  El dinamismo espiritual de los hermanos beneficia tanto al individuo como a la comunidad. Es importante que las entidades organicen sesiones y cursos de renovación a fin de explorar trayectos espirituales y favorecer el crecimiento de todos. 10. Acompañamiento psicológico El acompañamiento psicológico pretende ayudar a la persona acompañada a conocerse mejor para vivir en armonía consigo misma y con los demás. Se trata de ayudarla a descubrir, si existen, sus trastornos afectivos, sus traumatismos y el impacto que producen en su vida personal, por una parte, y por otra, intentar acompañarla en la búsqueda de medios para poder superarlos o aceptarlos.  Durante la etapa de formación inicial, puede necesitarse la ayuda de un especialista en acompañamiento psicológico para tratar los problemas psíquicos que impiden a la persona desenvolverse adecuadamente en un contexto comunitario (baja estima de sí misma, dependencias, patologías ansiogénicas) y las dificultades de orden afectivo o sexual que pueden poner trabas a su crecimiento.  No es recomendable, sin embargo, seguir un tratamiento terapéutico intensivo durante el noviciado, pues hay que evitar que los objetivos específicos de esa etapa de formación queden relegados.  A lo largo de su vida religiosa, puede suceder que un hermano necesite ocasionalmente el apoyo psicológico de un profesional para ayudarle a superar algunos problemas del pasado no resueltos o para enfrentarse a nuevas realidades que le perturban en su crecimiento humano y religioso.  En el ejercicio del ministerio de acompañamiento psicológico, es importante que el acompañante capte bien la dinámica de la vida religiosa. 11. Acompañamiento fraterno Nuestra Regla afirma que las relaciones fraternas de amistad son medios indispensables para nuestra formación (R 173). Compartir especialmente alegrías y tristezas, éxitos y dificultades, esperanzas y desalientos, ayuda a los hermanos a discernir los caminos del Señor a lo largo de su vida y constituye un verdadero apoyo para mantenerse fieles a la vocación. Podemos incluir en este tipo de acompañamiento la entrevista y la consulta entre hermanos. 11.1 Entrevista con el superior de la entidad  La entrevista con el superior de la entidad se inscribe en el marco de un diálogo regular basado en la confianza y la discreción mutuas. Constituye un encuentro confidencial de apertura libre y espontánea del hermano en su relación con el superior. Éste evitará inducir al hermano, de la forma que fuere, a abrirle su conciencia (R 109).  La entrevista con el superior de la entidad es una tradición que permite a cada uno de los hermanos poder dialogar con el superior sobre diferentes aspectos de su vida.  Desde que comienza la formación inicial, se desarrollará en el candidato una relación de confianza tanto con su responsable inmediato como con el superior de la entidad (cf. R 182).

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El acompañamiento personal 11.2 Entrevista con el superior de la comunidad local  El Instituto exhorta encarecidamente a realizar la entrevista regular con el Superior local. Este encuentro permite que cada hermano se sienta escuchado, valorado y amado. Es un signo de la comunión fraterna que deseamos.  El Superior local considera la entrevista como medio privilegiado de comunicación (R 223 f). Mediante ella, entra en contacto con cada uno de sus hermanos. De ese modo estará al tanto del pulso de la comunidad. Al modo de Jesús con los discípulos de Emaús, está invitado a hacerse compañero de camino de sus hermanos. 11.3 Escucha entre hermanos  La escucha entre hermanos constituye frecuentemente un primer medio de acompañamiento y ayuda a vivir con mayor plenitud la fraternidad a la que estamos llamados (cf. R 22). Dicha escucha puede sostener a un hermano que desea manifestar sus vivencias o reconfortar a quien desea compartir una situación que le resulta agobiante.  En cualquier caso, les hermanos tienen una actitud de acogida que no juzga y guardan una discreción absoluta sobre lo que se ha compartido.

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Las transiciones en la vida

III. LAS TRANSICIONES EN LA VIDA El fenómeno de las transiciones en la vida del hermano 12. Paso de un estado a otro El hermano, como cualquier otra persona, vive momentos de transición en los que se acaba una etapa de su vida para dejar paso a la siguiente. Se trata de un proceso psicológico por el cual la persona se deshace de lo que en ella era habitual y se adentra en una nueva manera de ser. Este paso de un estado a otro se hace gradualmente y puede resultar difícil, pero está lleno de oportunidades. Es ocasión propicia para volver a tomar contacto con los deseos, sueños, y objetivos últimos de su vida. Los periodos de transición son tan importantes como los de estabilidad. 13. Afectos de las transiciones La experiencia de una transición puede afectar a diversos aspectos de la vida, entre otros a:  Las rutinas que administran la organización del tiempo, de las actividades ordinarias y del conjunto de hábitos de cada día.  Las funciones, tanto profesionales como sociales.  Las creencias respecto al modo de percibir el pasado, de contemplar el futuro y de situarse con relación a otros y a Dios. 14. El proceso de la transición La transición se hace progresivamente; de ahí la importancia de gestionar bien los cambios a medida que vayan presentándose. En ella podemos reconocer diferentes fases que generalmente pasan de lo negativo a lo positivo:  Experiencia de una serie de sentimientos ‘negativos’ (cólera, ansiedad, confusión, duda, apatía).  Sentimiento de pérdida de la propia estima.  Comienzo de aceptación del cambio.  Reconocimiento de la necesidad de abandonar la realidad pasada y aceptación de la realidad presente.  Emergencia de un sentimiento de esperanza en lo concerniente al futuro.  Sentimiento de mayor estima de sí mismo.  Desarrollo de una visión positiva del futuro. El proceso de la transición no es necesariamente lineal. A menudo, la experiencia consta de un movimiento de vaivén, de avance y retroceso entre las distintas fases.

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Las transiciones en la vida 15. Habilidades y actitudes que favorecen una transición positiva  Concederse tiempo: se necesita tiempo para reorientar los sentimientos interiores ante una nueva realidad.  Conservar temporalmente algunos aspectos de su vida que aporten confort y seguridad en el proceso de la transición.  Aprender a expresar los sentimientos personales.  Tolerar la incomodidad.  Cuidar de sí mismo.  Reconectar con los propios deseos profundos, con sus sueños y objetivos.  Hallar el apoyo que se necesita. 16. Frutos de las transiciones El interesado puede considerar las transiciones como puntos fuertes de su historia, ya que son ocasiones únicas de evolucionar como persona. Los frutos de una transición pueden ser:  Reorientarse respecto a la comprensión del mundo y a la manera de comprometerse en él.  Cambiarse a sí mismo, aprovechando la ocasión de distanciarse de una realidad que no conviene o de una imagen propia ya superada.  Ayudarse a tener mayor conocimiento de sí mismo y a expresar mejor su personalidad.  Llegar a la raíz de la propia creatividad poniéndose en contacto con su ser profundo.  Experimentar la fidelidad de Dios en su vida. 17. Integración de las transiciones Todo hermano, sea cual fuere su edad, está llamado a asimilar las transiciones de su vida. El acompañamiento regular es una manera de obtener cada vez mayor provecho. Con él se logra una adaptación más consciente a las nuevas realidades que van surgiendo.

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La pastoral vocacional

IV. LA PASTORAL VOCACIONAL Responsabilidad de la Iglesia y del Instituto 18. Una pastoral de conjunto La vocación es fundamentalmente una llamada de Dios. Dios llama a todos los bautizados a diferentes estados de vida y a diversos ministerios en la Iglesia. Es la Iglesia entera, y por ende cada bautizado, quien despierta las vocaciones hacia los diversos ministerios necesarios para el cumplimiento de su misión. Es preciso organizar el despertar de vocaciones con una pastoral de conjunto de esta Iglesia en estado de misión y vocación. 19. Una llamada particular Dios llama también a algunos bautizados a ser Hermanos del Sagrado Corazón. Puesto que Dios ha dado a la Iglesia la gracia de nuestro Instituto, quiere que irradie y se perpetúe en el mundo. En su gran amor, continúa depositando en el corazón de algunos los gérmenes de esta vocación particular (R 174). En la Iglesia, nuestro Instituto tiene una doble tarea: suscitar vocaciones (cf. R 175) y acompañarlas adecuadamente. 20. Responsabilidad de cada hermano Los jóvenes se sienten llamados a nuestra vocación de religiosos-hermanos-educadores cuando manifestamos que creemos en el valor de nuestra vocación y obramos en consecuencia. Así pues, cada hermano está llamado a asumir su responsabilidad como “despertador” de vocaciones. 21. Un estímulo para la renovación La experiencia nos dice que la pastoral vocacional es un poderoso estímulo de renovación en las comunidades. Por ejemplo, en una comunidad, la presencia de jóvenes que desean conocer su vocación o que se hallan en periodo de formación, procura a sus miembros un mayor conocimiento de los tiempos actuales, de sus necesidades y de la renovación a emprender. 22. Características de nuestra pastoral vocacional Es importante resaltar el aspecto pastoral de nuestra vocación en las tareas que desarrollamos a todos los niveles y mostrar así el verdadero rostro de nuestra vocación de hermanos. Creemos que la pastoral vocacional debería tener las características siguientes:  Estar marcada por un hondo sentido de ministerio realizado bajo el signo de la comunión y participación, y basada en una espiritualidad cristológica.  Ser sensible a los valores de los jóvenes, vivida en el diálogo, profética y ecuménica, abierta a los signos de los tiempos y apta para reafirmar la elección y libertad de los llamados (cf. Mt 19, 21).  Ser capaz de valorar a la persona en todas las dimensiones de su ser y de ayudarla a realizar una auténtica experiencia cristiana de Dios.  Estar atenta a los cambios de la cultura actual así como a las cuestiones sociales. 27


La pastoral vocacional Finalidad y objetivos de la pastoral vocacional 23. Una doble finalidad La pastoral vocacional:  Como parte integrante de la de la pastoral general y de la pastoral juvenil, pretende desarrollar un serio esfuerzo de educación integral para que niños, adolescentes y jóvenes descubran su identidad bautismal y su lugar propio en la Iglesia.  Como pastoral vocacional de Hermanos del Sagrado Corazón, se encarga más específicamente de los que son atraídos por el Corazón de Cristo, por el servicio a los jóvenes y que desean consagrarse al Señor en el Instituto. 24. Objetivos de la pastoral vocacional  Suscitar vocaciones para la Iglesia y el Instituto.  Acompañar a los jóvenes en la maduración y discernimiento de su vocación para la vida de Hermanos del Sagrado Corazón. Suscitar vocaciones 25. Objetivo general Crear un clima propicio para que los jóvenes puedan oír la voz de Dios si les llama a entregarse en un estado de vida específico en la Iglesia: laico comprometido, sacerdote, misionero, religioso o, más concretamente, Hermano del Sagrado Corazón. 26. Medios (cf. R 175) 26.1 Oración  Orar con los jóvenes (cf. R 148).  Orar en la comunidad para que surjan vocaciones.  Establecer, según las peculiaridades locales, tiempos fuertes de oración con la Iglesia por las vocaciones. 26.2 Testimonio de vida  Convencerse de que la presencia de un hermano feliz y orgulloso de su propia vocación produce más efecto que cualquier técnica vocacional.  Velar por la transparencia y dinamismo de nuestras vidas como consagrados-apóstoles (R 175).  Fomentar relaciones personales y comunitarias con los jóvenes, caracterizadas por la acogida, disponibilidad, amistad y alegría.  Vivir radicalmente la fraternidad (cf. R 22).  Dar ejemplo elocuente de la caridad que debe unir a todos los hombres en Cristo (R 153).  Insistir en la calidad de nuestra entrega y compromiso apostólico comunitario.

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La pastoral vocacional 26.3 Interpelación personal  Comprometerse en la pastoral juvenil.  Invitar a los jóvenes a vivir con nosotros un tiempo de experiencia comunitaria y apostólica.  Comprometerse en la catequesis.  Comprometerse en nuestras obras en el servicio a grupos o movimientos apostólicos.  Comprometerse también fuera de nuestras obras: pastoral familiar, parroquial, etc.  Implicarse en obras proféticas que tienen sentido para los jóvenes de hoy y los interpelan.  Interpelar a los jóvenes insertos en el medio escolar; organizar durante el año encuentros vocacionales para alumnos nuestros y/o para personas algo mayores que ellos: antiguos alumnos, colaboradores en la misión, universitarios, etc.  Utilizar los medios de comunicación social (cf. R 168).  Acompañar a los jóvenes en su caminar vocacional. 27. Agentes de promoción vocacional 27.1 Agentes principales Los principales agentes de la vocación de Hermano del Sagrado Corazón son:  El Espíritu Santo, que infunde la gracia de la vocación.  La persona de Jesús, que es el modelo de todo Hermano del Sagrado Corazón.  La Iglesia, que aprueba y confirma nuestra vocación.  Todos los que irradian el carisma de nuestro Fundador, Andrés Coindre. 27.2 Agentes colaboradores especialmente implicados en esta etapa  La familia Es la vía habitual a través de la que pasa la llamada de Dios; de ahí la importancia de implicarla en la pastoral vocacional.  Los jóvenes Si bien Dios llama a cualquier edad, la etapa de la juventud es el tiempo propicio para el despertar de la vocación. La llamada de Dios va dirigida a la persona en todas sus dimensiones; Él la hace responsable de su opción y de su crecimiento a través de los acontecimientos de su vida y de la mediación de otros.  La comunidad religiosa Crea un clima de comprensión y entrega que despierta en los jóvenes el sentido comunitario y el deseo de compromiso (R 157).  Los responsables de la pastoral vocacional  Trabajan en la pastoral de conjunto de la Iglesia local.  Dan a conocer la identidad de los Hermanos del Sagrado Corazón.  Coordinan los esfuerzos de los hermanos y de las comunidades comprometidas en la pastoral juvenil.  Ayudan a las comunidades, escuelas y otras obras de los hermanos a traducir en actos las orientaciones de la comisión provincial de pastoral vocacional.  Establecen contacto con familias y parroquias y preparan encuentros, sesiones, campamentos, etc.

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La pastoral vocacional Acompañan a la persona en los inicios de su vocación antes de introducirle en las estructuras de acompañamiento del Instituto.  Cada hermano es también responsable personal de la promoción vocacional en todos los ambientes en que se encuentra.  Cada colaborador en la misión puede interpelar por su forma de ser y de vivir su vocación. 

28. Organización de la promoción de vocaciones 28.1 A nivel de la administración general  Tratar de que cada entidad realice alguna acción para suscitar vocaciones.  Recoger periódicamente informaciones sobre las diversas iniciativas y comunicarlas a todo el Instituto. 28.2 A nivel provincial  Establecer un plan de pastoral vocacional.  Sensibilizar a los hermanos de las comunidades locales a realizar alguna acción apropiada.  Como primer animador de la pastoral vocacional, el Superior Provincial:  Nombra uno o más animadores, con dedicación plena, como promotores de vocaciones.  Vela por que cada comunidad local tenga su promotor vocacional.  Organiza con su consejo encuentros entre animadores de las vocaciones para realizar una evaluación conjunta, enriquecerse mutuamente y estimular la creatividad; similares encuentros podrían ser organizados por una conferencia.  Al hacer la visita, se informa sobre las preocupaciones e se apoyan las iniciativas al respecto. 28.3 A nivel local  Crear en las comunidades un clima de atención, fraternidad y acogida de los jóvenes en búsqueda vocacional; invitarles a participar con nosotros en la oración, compromisos apostólicos, comidas, tiempos de ocio, etc.  Abrirnos al medio ambiente que nos rodea, comprometernos como comunidad en obras de apostolado urgentes, como el servicio a los más desfavorecidos o la promoción de la justicia social, con la doble finalidad de estimular la renovación de los hermanos y proponer alternativas a los jóvenes con inquietud vocacional.  No perder de vista la promoción de vocaciones en el proyecto apostólico comunitario anual. 28.4 A nivel de la comunidad educativa-apostólica  Trabajar conjuntamente en el respeto a la vocación, según la función y el grado de compromiso de cada uno.  Iniciar y/o continuar en la comunidad educativa una acción resuelta en favor de las vocaciones: momentos de encuentro, de oración y de reflexión con la participación de profesores, padres y demás personas interesadas.  Colaborar en las iniciativas locales y diocesanas. 30


La pastoral vocacional Acompañamiento de las vocaciones 29. Objetivo general Ofrecer a quienes manifiestan cierto interés por ser Hermanos del Sagrado Corazón, apoyo y acompañamiento apropiado para que puedan hallar con suficiente claridad el camino a seguir (cf. R 183). 30. Organización: lugares de acogida y formas de acompañamiento Resulta indispensable que cada región del Instituto establezca sus propias estructuras para acoger a los jóvenes en búsqueda vocacional. Debido a las nuevas condiciones de vida, derivadas de las necesidades escolares, de las circunstancias familiares y de la evolución constante de las ideas, las formas concretas del acompañamiento de las vocaciones se adaptan a la realidad de cada entidad. 30.1 El juniorado El juniorado, bajo la forma de internado, sigue siendo válido en algunas regiones cuando en él existe la necesaria apertura y cuando se procura asegurar a los jóvenes una vida afectiva conforme a su edad, evitando especialmente aislarlos de sus padres y de su lugar de procedencia. 30.2 El hogar vocacional El hogar vocacional es un lugar de acogida de adolescentes mayores y jóvenes adultos, estudiantes o trabajadores, que viven juntos y realizan una experiencia de discernimiento. 30.3 En un propio medio En el propio medio puede realizarse también el acompañamiento por medio de reuniones para compartir, actividades de compromiso y encuentros personales. 30.4 Una comunidad local Una comunidad local designada para este efecto puede acoger a candidatos de más edad (cf. R 183). 31. Responsables del acompañamiento vocacional 31.1 Los hermanos Los hermanos al servicio del acompañamiento vocacional deberían:  Amar esta responsabilidad de acompañantes o animadores de la pastoral vocacional.  Haber asumido su pasado y sentirse orgullosos de su vocación.  Ser capaces de escuchar a los jóvenes y estar atentos a las exigencias actuales de la formación.

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La pastoral vocacional  Ser capaces de dar orientaciones teniendo en cuenta la dimensión humana y los designios de Dios.  Ser hombres atentos a las mociones del Espíritu en su vida y en la vida de los jóvenes. 31.2 Funciones de los responsables Los responsables:  Presentan con claridad y sencillez la vocación de Hermano del Sagrado Corazón y el camino a recorrer en el proceso de formación.  Ayudan la persona a descubrir su vocación y a discernir las llamadas de Dios.  Sostienen al joven en su crecimiento personal: maduración afectiva, educación a la libertad responsable, toma de conciencia y cumplimiento efectivo de sus responsabilidades.  Le animan a una vida de oración personal y comunitaria, y sacramental.  Le motivan a asumir un compromiso apostólico en favor de los jóvenes. 31.3 Puntos a tener en cuenta a la hora de nombrar responsables  El acompañamiento es un proceso delicado que exige de los responsables mucho tacto, creatividad, respeto a la persona y espíritu sobrenatural. Se hace en un clima de búsqueda y progreso, de apertura y de libertad. Es progresivo y constante y se adapta a la edad y a las necesidades de cada persona.  Este acompañamiento exige de los hermanos una preparación humana y religiosa adecuada. Disposiciones a tener en cuenta antes de emprender la formación inicial 32. Criterios para la admisión al postulantado La vocación es un misterio, una gracia. Sólo la entendemos profundamente cuando estamos animados por la fe. Dios llama a quien quiere. No podemos exigir que el joven aspirante a nuestro estilo de vida posea todas las cualidades necesarias; pero sí podemos esperar que sea capaz de trabajar sobre sí mismo, que sea sincero en su acompañamiento y que se deje guiar. El candidato debe ser capaz de asumir poco a poco las obligaciones del estado religioso y caminar hacia una mayor madurez. 32.1. Personalidad:          

Conocimiento de sí mismo, de su historia, cualidades, talentos y límites, Aceptación y autoestima. Salud física y psicológica suficiente. Conocimiento y aceptación de su identidad sexual. Disposición para vivir un celibato saludable. Responsabilidad, fidelidad a la palabra dada. Buen juicio y sentido común. Adaptación a circunstancias cambiantes. Capacidad de tomar decisiones. Apertura a la realidad que le rodea. 32


La pastoral vocacional 32.2. Relaciones:      

Generosidad y apertura para dar, recibir y compartir con los demás, Buenas disposiciones para vivir en comunidad. Equilibrio afectivo, control de las emociones y los sentimientos. Dar muestras de tolerancia y paciencia. Aptitud para la amistad y fortaleza para enfrentarse a la soledad. Capacidad de escucha y apertura a la comunicación. 32.3. Familia:

   

Importa mucho verificar cómo se asume la realidad familiar. Comprensión de las futuras relaciones entre el candidato, la familia y la comunidad. Apertura a la fe de los padres y de la familia. Conocimiento y respeto de la decisión del joven por parte de su familia. 32.4. Estudios:

 

Interés por aprender. Suficiente capacidad intelectual. 32.5. Vida de fe:

    

Admiración por la persona de Jesús, por su vida, su mensaje y su misión. Relación viva con Él. Esfuerzo por vivir en consecuencia. Deseo de seguirlo. Vida de oración personal, gusto por la oración en común y participación en los sacramentos. 32.6. Apostolado:

Sensibilidad a los problemas de los demás y compromiso concreto en alguna actividad de servicio. Capacidad de tomar iniciativas personales. 32.7. Acompañamiento:

  

Fidelidad a su acompañamiento. Apertura al discernimiento. Manifestación de interés por el Instituto, por sus obras y su Fundador.

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Formación inicial: el postulantado

V. FORMACIÓN INICIAL: EL POSTULANTADO Primera etapa de la formación inicial 33. Transición entre la vida secular y la vida del noviciado El postulantado es la primera etapa canónica de la formación inicial. Posee, pues, un carácter más sistemático y continuo, y constituye una transición apropiada entre la vida secular y la vida del noviciado. Es el periodo en el que el postulante tiene la oportunidad de:  Dar mayor profundidad a su formación integral.  Discernir con la comunidad sus aptitudes para nuestro género de vida (cf. R 185).  Conocer mejor el Instituto. Finalidad del postulantado (cf. R 184-185) 34. La finalidad del postulantado es:    

Consolidar la formación humana. Profundizar la vida cristiana e iniciarse progresivamente a la vida religiosa. Apreciar mejor las propias aptitudes y madurar la decisión de entrar en el noviciado. Discernir suficientemente sobre la autenticidad de la llamada a la vida religiosa, a fin de evitar que el noviciado se vea perturbado por un examen inquieto de las señales de su vocación.  Iniciarse en la vida del Instituto y comenzar a conocer su historia. Objetivos y medios 35. Primer objetivo: Alcanzar un desarrollo humano y psicosexual apropiado a la edad del postulante. 36. Medios para el desarrollo humano El postulante:  Sigue regularmente un acompañamiento adecuado para mejorar el conocimiento de su potencial humano.  Se inicia en la práctica de la entrevista como espacio de diálogo y crecimiento.  Acepta, si se juzga oportuno, someterse a un examen psicológico dirigido preferentemente por un especialista religioso o, al menos, abierto a la dimensión religiosa.  Establece relaciones con los demás a través de la dinámica de la vida en grupo y expresa sus reacciones en reuniones realizadas para compartir.  Desarrolla sus talentos a través de la escuela, de pasatiempos preferidos, cursos especiales, eventos culturales, programas extraescolares, etc.  Identifica qué tipo de temperamento tiene.

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Formación inicial: el postulantado 37. Medios para el desarrollo psicosexual El postulante:  Inicia un plan de acompañamiento psicoafectivo, individualmente o en grupo.  Sigue módulos de formación apropiados para la educación sexual.  Toma conciencia del papel determinante del afecto en el equilibrio humano de toda persona.  Aprende a enfrentarse a los bloqueos (cultural, familiar, psicológico) que dificultan un sano desarrollo sexual.  Se prepara para superar las dificultades inherentes a la vida fraterna en comunidad.  Toma conciencia de los retos que la sexualidad supone para la vida religiosa. 38. Segundo objetivo Profundizar en la vida de fe y compromiso cristiano desarrollando los elementos esenciales de toda vocación religiosa apostólica: vida espiritual, vida comunitaria y vida apostólica. 39. Medios para desarrollar el sentido de la vida espiritual El postulante:  Se inicia en la espiritualidad del Instituto.  Se adiestra para consagrar cada día un tiempo a la oración personal basada preferentemente en la Sagrada Escritura.  Participa en las oraciones habituales de la comunidad y colabora en la preparación y desarrollo de la celebración eucarística y en otras formas de oración.  Aprovecha los retiros y días de recogimiento para orar con mayor intensidad y evaluar su vida espiritual.  Se inicia en la lectura espiritual. 40. Medios para desarrollar el sentido de la vida comunitaria El postulante:  Participa abiertamente y con espíritu de familia en la vida de su grupo y de la comunidad local que le acoge.  Se interesa por la vida de la entidad y aprovecha las celebraciones –profesiones religiosas, encuentros comunitarios, visitas fraternas, fiestas del Instituto, conmemoraciones diversas– para conocer mejor a los hermanos y sus obras apostólicas.  Participa por algún tiempo –si es posible– en la vida de alguna comunidad local como medio excelente para ir descubriendo poco a poco el verdadero rostro del Hermano del Sagrado Corazón (R 172).  Hace ejercicio físico y deporte, y desarrolla sus habilidades particulares y artísticas como medios de equilibrio personal y de progreso en sus relaciones fraternas y sociales.

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Formación inicial: el postulantado 41. Medios para desarrollar el sentido de la vida apostólica El postulante:  Se pone cada día al servicio de los miembros de su grupo sin esperar nada a cambio.  Se forma en la promoción de la justicia, el sentido de compartir, la ética, la ecología y la hospitalidad.  Se entrega a diversas experiencias de celo apostólico en la línea de nuestro carisma, tales como catequesis, ayuda a las parroquias, actividades extraescolares en la escuela, servicio a los pobres o discapacitados, etc. 42. Tercer objetivo Progresar en la síntesis y equilibrio entre cultura profana y conocimientos religiosos. 43. Medios El postulante recibe clases que abarcan:  Elementos de antropología, educación de la fe y catequesis.  Iniciación bíblica y teológica, que le permitirá conocer los fundamentos de la fe y de la vida cristiana.  Estudios sobre la vocación e iniciación a la teología actualizada de la vida religiosa en general.  Introducción a la historia del Instituto y a las grandes líneas del carisma: espiritualidad, vida comunitaria y apostolado. 44. Cuarto objetivo Discernir la autenticidad de la llamada a la vida de Hermano del Sagrado Corazón. 45. Medios El postulante:  Examina su capacidad de apertura y sinceridad en las entrevistas que tiene con el maestro formador y los progresos que realiza en dicho campo.  Analiza sus motivaciones y hace una relectura de la historia de su vocación.  Estudia con el maestro formador los resultados de los test que le han sido aplicados y los informes de las personas consultadas al respecto.  Evalúa con el equipo formador la evolución de su vocación.  Evalúa sus progresos en la vida espiritual.  Verifica si tiene una sana autonomía con relación a su familia y al lugar del origen.  Verifica, por medio de un examen médico completo, si su estado de salud responde a las exigencias de la vida religiosa.

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Formación inicial: el postulantado El maestro formador:  Acompaña al postulante en la relectura de su vocación.  Evalúa, con el equipo formador, la evolución de la vocación del postulante y observa su comportamiento, sus reacciones, etc.  Si lo estima conveniente, consulta a personas que conocieron al postulante y se entera si la familia padece enfermedades o taras hereditarias.  Recoge toda la información documentada requerida por la Regla de Vida y la Guía Administrativa referente al postulante (cf. R187). Equipo formador 46. Una comunidad de acogida Los hermanos de la comunidad que acoge a los postulantes se esfuerzan por reflejar el espíritu de la Regla de Vida, espíritu que facilitará su integración en la vida comunitaria. 47. Un equipo que da testimonio El equipo de los hermanos manifiesta con su modo de vida el aspecto comunitario de toda vocación cristiana, lo que constituye la mejor invitación a abrazar el estado religioso (R 30). 48. El papel del equipo El papel que desempeña el equipo formador consiste en dar testimonio de nuestra vida religiosa apostólica y acompañar a los postulantes para ayudarles a lograr los objetivos y medios señalados para esta etapa. 49. Servicio de la autoridad Normalmente, el maestro de postulantes es el superior de la comunidad del equipo formador del postulantado. Evaluación-discernimiento de los postulantes 50. Evaluación de los postulantados Los criterios de evaluación sugeridos aquí pueden aplicarse también al fin del postulantado, sirviendo entonces para evaluar a los candidatos al noviciado. 50.1 Crecimiento personal y madurez  ¿Es capaz de desarrollar una relación sólida con Dios en lugar de centrarse fuertemente en sus problemas personales?  En su relación con la comunidad, ¿se orienta hacia el servicio, la entrega, la generosidad, o suele apañárselas para conseguir sus fines egoístas?  ¿Sabe aceptar sus cualidades y limitaciones con buen sentido crítico?  ¿Es capaz de respetar el punto de vista de otros cuando no está de acuerdo con ellos?

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Formación inicial: el postulantado  ¿Se muestra hipersensible y fácilmente agresivo con sus compañeros?  ¿Puede permanecer en calma en su vida afectiva en momentos de contradicción o tensión?  ¿Ha demostrado suficiente capacidad de apertura para aprovechar un acompañamiento o una dirección espiritual?  ¿Se deja arrastrar fácilmente por sus compañeros o es capaz de afirmar su personalidad?  ¿Tiene suficiente madurez para darse cuenta de que el principal responsable de su formación en el noviciado será él mismo?  Si el candidato se sometió a sesiones terapéuticas, ¿le ayudaron estas a superarse?  ¿Es capaz de repartir equilibradamente el tiempo destinado al ocio, a la oración, a la vida comunitaria y a las actividades apostólicas?  ¿Puede asumir su labor diaria sin preocupaciones excesivas respecto a sí mismo y a sus aptitudes para realizarla? 50.2 Desarrollo psicosexual  El postulante, ¿demuestra confianza en los demás?, ¿tiene una imagen positiva del celibato?, ¿sabe crear sanos lazos de amistad con los que le rodean?  El comportamiento del postulante, ¿demuestra con claridad un crecimiento psicosexual sano, apropiado para su edad?  ¿Tiene un un buen conocimiento de sí mismo y una estima personal suficientemente positiva para establecer una apropiada relación de intimidad con los demás y trabajar por su bien?  ¿Mantiene relaciones adecuadas con su familia, con sus amigos y con los demás?  ¿Es capaz de dominar sus emociones?  ¿Es abierto con las autoridades? ¿Es capaz de aceptar de buena manera tanto las correcciones como los elogios?  ¿Se preocupa de su formación integral? 50.3 Vida espiritual  ¿Maduró de manera significativa la vida de oración del postulante durante el postulantado? ¿Muestra gusto por la oración?  ¿Ha adquirido el hábito de leer libros espirituales de calidad?  ¿Es capaz de soportar ocasionalmente un cierto aislamiento y convertirlo por la fe en una soledad fecunda?  ¿Contribuye de manera activa a la vida de oración de la comunidad?  ¿Tiene suficiente sentido de la responsabilidad para seguir un horario personal de oración?  ¿Se puede deducir de su conducta exterior que considera la oración y la vida sacramental como algo muy importante en su vida? 50.4 Vida comunitaria  ¿Ejerce el postulante una influencia constructiva en su grupo?  ¿Cumple bien con sus obligaciones y responsabilidades comunitarias?  ¿Es sensible a las necesidades de los demás y acepta compartir sus talentos, tiempo y bienes para el bien de la comunidad?  ¿Sabe tratar a sus hermanos con amabilidad, cortesía y respeto? 39


Formación inicial: el postulantado  ¿Se somete de buen grado a las decisiones tomadas por los responsables y por el grupo?  ¿Cuida bien lo que pertenece a la comunidad?  ¿Parece feliz en la vida comunitaria? ¿Se encuentran a gusto con él los demás integrantes del grupo?  ¿Manifiesta adecuadamente sus sentimientos? ¿Hay coherencia entre sus palabras y acciones? 50.5 Apostolado y estudios  El postulante, ¿emplea bien el tiempo de estudio y de trabajo apostólico?  ¿Le gusta estudiar? ¿Tiene disposición para seguir mejorando su manera de estudiar y para dedicarse a una labor apostólica?  ¿Ha integrado la vida de estudio con las experiencias apostólicas actuales?  ¿Sabe asumir sus responsabilidades tanto en los estudios como en las tareas domésticas?  ¿Muestra sensibilidad ante situaciones de pobreza y miseria?  ¿Está abierto a la misión del Instituto?  ¿Tiene madera para llegar a ser un religioso educador? Principales aspectos jurídicos o de organización del postulantado Para el postulantado Con base en las normas presentadas en los números del 33 al 50 de esta guia, el Superior Provincial en consejo determina la organización global del postulantado. En el caso de un postulantado común para las entidades representadas en una conferencia, ésta determina la organización y el programa del postulantado. 51. Admisión al postulantado El Código de Derecho Canónico no emplea la palabra “postulantado”; habla más bien de una “preparación conveniente” a la admisión (C 597 § 2). La Regla de Vida consagra cuatro artículos a la etapa del postulantado (R 184-187).  Se admitirá al postulantado a los candidatos que quieran seguir a Cristo más de cerca, que deseen conocer mejor nuestro Instituto y que juzguemos capaces de emprender esta primera probación (R 184).  La edad mínima de admisión al postulantado se establece en función de la edad mínima, 18 años, requerida para emitir los primeros votos (C 656-1). El directorio provincial puede fijar una mínima más elevada.  Para ser admitido, el postulante debe cumplir ciertas condiciones determinadas por el Instituto y enunciadas en las normas de formación de la provincia.

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Formación inicial: el postulantado  Antes de su admisión, el candidato presenta los documentos siguientes:  Carta de solicitud de admisión dirigida al Superior Provincial.  Documento de identidad.  Partida de bautismo (R 187, C 645 § 1).  Certificado de confirmación (R 187).  Diploma de fin de estudios secundarios (cf. Atentos al Espíritu, p. 58).  Certificado médico general (C 642), indicando específicamente la ausencia del VIH (C 645 § 3).  Si el candidato tuvo una experiencia anterior en algún seminario o en otra congregación, se requiere un informe del rector o del superior (C 645 § 2).  Ficha informativa para la administración provincial (Esta ficha podría presentarse en versión informatizada).  Certificado de buena conducta.  Es necesario proveerse de ciertas informaciones pertinentes dependiendo de la edad del candidato y de las condiciones locales. Tiene antecedentes penales? ¿Tiene deudas?  Después de la oportuna consulta y de su encuentro con el candidato, el Superior Provincial decide sobre su admisión al postulantado (R 241 c). 52. Lugar del postulantado  El entorno debe permitir al postulante manifestarse y obrar con libertad. Hay que evitarle tanto un ambiente cerrado como una situación en la que su vocación quedase demasiado expuesta a grandes peligros.  Como residencia del postulantado se elegirá una casa que sea, en la medida de lo posible, distinta que la del noviciado.  La casa del postulantado cobija a cierto número de postulantes con el fin de que cada uno tenga compañeros de vida para asegurarse la formación comunitaria, el compartir talentos y responsabilidades, el desarrollo de amistades duraderas y de iniciativas personales.  También puede ser acogido un postulante en otra comunidad local si las circunstancias o necesidades así lo exigen (R 183). En este caso, será designado como su acompañante un hermano de dicha comunidad. 53. Duración del postulantado  Aun cuando la Regla de Vida fija en seis meses la duración mínima del postulantado (R 185), es muy importante asegurarse de que el postulante alcanza los objetivos de esta etapa de formación; de ahí que sea deseable dedicar al menos un año completo a ese fin. 54. Informaciones necesarias con vistas al noviciado  Después de haber alcanzado de manera satisfactoria los objetivos de la etapa del postulantado y de acueerdo con su maestro, el postulante solicita por escrito al Superior Provincial en consejo su admisión al noviciado.

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Formación inicial: el postulantado  Antes de admitir un postulante al noviciado, el maestro de postulantes debe tener al menos certeza moral de que el candidato tiene vocación para nuestro Instituto. Basándose en el C 597 que prescribe las condiciones generales de admisión al noviciado, el maestro reúne toda la información necesaria referente al postulante (R 187). Se informa, según su parecer, sobre: • Sus aptitudes para nuestro género de vida. • Sus conocimientos religiosos. • Su equilibrio afectivo. • Su capacidad para elegir el estado religioso. • Su capacidad para proseguir su formación (R 185-186). • Su salud física y mental. • Su carácter.  R 187 añade que los candidatos al noviciado deben “estar libres de todo impedimento canónico”. Los impedimentos “reservados a la Santa Sede” (R 296 b) se citan en el C 643 § 1. “Es admitido inválidamente al noviciado: • quien aún no haya cumplido diecisiete años; • un cónyuge, durante el matrimonio; • quien se halla en ese momento ligado por un vínculo sagtrado con algún instituto de vida consagrada o se ha incorporado a una sociedad de vida apostólica, sin perjuicio de lo que prescribe el C 684; • quien entra en el instituto inducido por violencia, miedo grave o dolo, o quel a quien el superior admite inducido de ese mismo modo; • quien haya ocultado su incorporación a un instituto de vida consagrada o a una sociedad de vida apostólica”.  El C 642 establece : “Salud, carácter y madurez han de comprobarse, si es necesario, con la colaboración de peritos, quedando a salvo lo establecido en el C 220”. Siempre que persista una duda, los responsables deben tratar de resolverla. Por ejemplo: falsos títulos académicos, una unión oculta, etc. Por eso declara el C 645 § 4 que “Los superiores pueden pedir también, si les parece necesario, otras informaciones, incluso bajo secreto”.  Al presentar un candidato para el noviciado, el equipo del postulantado entrega un informe al Superior Provincial en consejo, que es a quien corresponde la decisión de aceptar a dicho candidato (R 260).  El Superior Provincial se entrevista con cada uno de los candidatos al postulantado para entablar con ellos un diálogo de conocimiento mutuo (R 187).

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Formación inicial: el noviciado

VI. LA FORMACIÓN INICIAL: EL NOVICIADO Segunda etapa de la formación inicial 55. Iniciación a la vida religiosa El noviciado es la etapa de formación inicial en la que se realiza la experiencia privilegiada de iniciarse en la vida religiosa de Hermano del Sagrado Corazón (cf. R 188). Respetando en sumo grado el ritmo de cada uno, el maestro de novicios y los demás hermanos de la comunidad del noviciado exhortan a los novicios a ir adentrándose progresivamente en la actitud espiritual fundamental de los discípulos del Padre Andrés Coindre y en las exigencias espirituales y apostólicas del Instituto: entrega a Dios para un servicio comunitario de evangelización y educación, abierto a todos pero preferentemente a los jóvenes más necesitados (cf. R 13, 149, 162, 164, 167, 188). 56. Bajo la moción del Espiritu Santo No se trata de que el maestro forme al novicio proporcionándole todo lo que necesita para comprometerse. La iniciativa es más bien a la inversa: el novicio, acompañado por el maestro, se forma bajo la moción del Espíritu Santo. Se pone la confianza en los dones que el Espíritu Santo reparte a cada uno. La dinámica de acompañamiento es entonces esencial; no es rígida ni autoritaria sino de ayuda al novicio para que asuma sus puntos fuertes y débiles y viva la ascesis purificadora indispensable para su crecimiento espiritual. 57. Un tiempo sagrado El del noviciado es un tiempo sagrado. A ejemplo del Señor, que se retira al desierto para prepararse al ministerio público, el novicio se mantiene a distancia de ciertas ocupaciones que tenía antes. Así como Jesús ayunó y oró en el desierto, él se abstiene del ritmo habitual de la vida de trabajo ordinario, de la diversión y de la interacción social. Aunque la televisión, el teléfono móvil e internet le permitirían recibir un flujo continuo de esparcimiento y comunicación, él pone límite a su uso y a los contactos con sus amigos y familiares. Aprende así a conservar la paz en medio de la soledad. Por medio de la lectura, la reflexión y la relación con sus hermanos de la comunidad del noviciado, crea un espacio en su corazón para permitir la acción del Espíritu. Finalidad del noviciado 58. Finalidad del noviciado La finalidad del noviciado es ayudar al novicio a realizar una experiencia fundamental y privilegiada de la vida religiosa de Hermano del Sagrado Corazón. Para alcanzar este fin, habrá que tener en cuenta los siguientes aspectos: 58.1 Tiempo de profundización Hacer de esta etapa un tiempo fuerte de profundización en los elementos constitutivos de la vocación de Hermano del Sagrado Corazón según la Regla de Vida, es decir, adentrarse en la identidad de Hermano en el Instituto. 43


Formación inicial: el noviciado 58.2 Identidad y crecimiento Permitir al novicio que asuma esa identidad y que crezca en ella mediante una progresiva interiorización. Así es como, bajo la acción del Espíritu, seguirá el itinerario del Fundador y de los Hermanos, encontrará a Cristo y echará los cimientos de su vida religiosa como Hermano del Sagrado Corazón. 58.3 Ser religioso Hermano del Sagrado Corazón Ayudarle a responder a esta pregunta-guía: “¿Qué significa hoy para mí ser religioso, ser Hermano del Sagrado Corazón?” Para hallar la respuesta adecuada, habrá que orientar al novicio hacia la práctica de:  Una espiritualidad del amor según el evangelio, que para nosotros adquiere la forma de espiritualidad del Corazón de Cristo (cf. R 14).  Un espíritu de caridad (cf. R 15-16).  Una fraternidad radical (cf. R 22).  Un apostolado consagrado especialmente al servicio de los niños y jóvenes en dificultad (cf. R 13). 58.4. Pedagogia del noviciado Todo ello constituye la pedagogía esencial del noviciado, que consiste en mostrar a los novicios, de manera teórica y práctica, cómo ser hoy dinámicamente fieles a nuestro carisma de fundación. 58.5. Dos desafíos En definitiva, el noviciado debe permitir al candidato subrayar dos desafíos: por una parte, vivir el carisma de fundación; por otra, adquirir progresivametne la identidad de la vida de hermano. Estos dos desafíos exigen una llamada a la conversión personal, a una nueva manera de comprometerse en el servicio de los hombres y de los jóvenes, en Iglesia, con sus hermanos y con los demás colaboradores en la misión. Objetivos y medios 59. Primer objetivo Favorecer el encuentro con Dios y permitir descubrirle progresivamente, a través del encuentro con Jesucristo en su misterio de amor expresado en su Corazón abierto (cf. R 14).

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Formación inicial: el noviciado 60. Medios para favorecer la oración y meditación personal El novicio:  Se rodea de un ambiente de recogimiento y silencio activo que le libera para acoger al Señor en el centro de su vida.  Aprende a rezar y a meditar de diversos modos.  Elabora un plan personal de oración y meditación.  Se ejercita en la oración de la Palabra de Dios (lectio divina).  Concede especial atención a la meditación y a la lectura espiritual.  Participa regularmente en jornadas de recogimiento y reflexión personal. 61. Medios para favorecer la oración y la celebración comunitarias El novicio:  Participa a diario en la eucaristía y la considera como el núcleo de su jornada.  Celebra la liturgia de las horas.  Se inicia en diversas formas de compartir comunitariamente el evangelio, la oración y la vida de fe.  Practica el culto al Sagrado Corazón y a la Virgen María según los artículos 123 y 138 de la Regla de Vida.  Participa en los retiros comunitarios de comienzo y fin del noviciado (cf. R 191).  Participa en las jornadas regulares de compartir y de reflexión comunitaria. 62. Medios para facilitar la evaluación de la vida espiritual El novicio:  Hace cada día la relectura de la jornada para examinar cómo ha encontrado a Cristo en sí mismo, en las personas y en los acontecimientos.  Recibe con regularidad el sacramento de la reconciliación, tanto si es de manera personal como comunitaria.  Acepta con gusto el acompañamiento regular y frecuente para asegurar su crecimiento humano y espiritual. El acompañante normal del novicio es su maestro. No obstante, puede recurrir a otra persona idónea. 63. Segundo objetivo Favorecer la iniciación en los valores y exigencias de una vida según los consejos evangélicos, consagrada a Dios y a los hombres (cf. Derecho Canónico 652). 64. Medios  El novicio se forma para la castidad por el Reino en el celibato consagrado: • Por la creación de lazos de amistad fraterna que favorecen el equilibrio afectivo (cf. R 77) • Por la compasión hacia los niños y jóvenes heridos por la vida. • Por el dominio del corazón y de los sentidos (cf. R 71). • Por la prudencia en el uso de los medios de comunicación social (cf. R 58). • Por la práctica de deportes. 45


Formación inicial: el noviciado Por otros medios señalados en la Regla de Vida (cf. R 76).  El novicio se ejercita en la pobreza evangélica: • Por la práctica del uso comunitario de los bienes (cf. R 82). • Por el hecho de compartir tanto los bienes materiales como los espirituales (cf. R 82). • Por la lucha contra el egoísmo. • Por el aprecio del trabajo cotidiano (cf. R 83). • Por la sensibilización a la dimensión social de la pobreza (cf. R 85). • Por el hábito de contentarse con cosas sencillas y huir de todo lujo (cf. R 90). • Por la revisión de la manera de vivir individual y colectivamente, analizándolo desde el punto de vista del desprendimiento evangélico (cf. R 81).  El novicio se ejercita en la obediencia religiosa: • Por el uso de sus talentos al servicio de la comunidad. • Por la integración de sus necesidades y proyectos personales en los de la comunidad. • Por el recurso al discernimiento para descubrir en todo la voluntad de Dios y contribuir al bien común (cf. R 108). • Por el hábito de comunicar sus intenciones con transparencia y de pedir los permisos necesarios para permanecer en comunión con su grupo de vida (cf. R 110). • Por la fidelidad a los deseos de Dios tal como se manifiestan en la Sagrada Escritura, en las orientaciones del magisterio de la Iglesia, del Instituto y de sus superiores, en las llamadas del prójimo y en los acontecimientos de cada día (cf. R 99 ss). •

65. Tercer objetivo Favorecer la iniciación en los valores y exigencias de la vida propia del Instituto. 66. Medios El novicio:  Aprende a conocer, profundizar, orar y vivir la Regla de Vida durante todo el noviciado bajo la dirección de los formadores.  Se deja impregnar por nuestro carisma –espiritualidad, vida comunitaria fraterna y misión– a través del conocimiento y de la vivencia de la Regla de Vida y del estudio de la historia de nuestro Instituto. 67. Cuarto objetivo Favorecer la iniciación en los valores y exigencias de nuestra vida fraterna comunitaria. 68. Medios El novicio:  Contribuye a la elaboración y puesta en marcha del proyecto comunitario anual así como a su evaluación regular.  Aprende y experimenta cómo es la vida de una comunidad abierta (cf. R 29)  Está presente en los tiempos de vida en común: oración, compartir, revisión de vida, forums, recreos, juegos, deportes, fiestas, etc.

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Formación inicial: el noviciado  Tiene detalles de caridad concretos con los hermanos de la comunidad y con los visitantes, con el ánimo de mostrar con todos una actitud cordial y sencilla que pone de manifiesto nuestro espíritu de familia (cf. R 15).  Se muestra profundamente respetuoso con el ritmo de crecimiento de cada miembro de la comunidad, pudiendo llegar hasta la corrección fraterna (cf. R 25).  Coopera en las responsabilidades comunitarias necesarias para el buen funcionamiento de la casa y de la vida fraterna. 69. Quinto objetivo Favorecer la iniciación en los valores y exigencias de nuestra misión comunitaria. 70. Medios El novicio:  Experimenta nuestra misión de religiosos educadores participando en actividades apostólicas breves y variadas2, tales como la enseñanza, catequesis, pastoral juvenil, etc., todo bajo la responsabilidad del equipo de formación (cf. R 13, 164, 192).  Se informa sobre nuestro trabajo misionero ad gentes asistiendo a conferencias, charlas, seminarios y, sobre todo, aprovechando el paso de hermanos que trabajan en diversos campos de la misión (cf. R 153,154). 71. Sexto objetivo Seguir un adecuado plan de estudios, con duración razonable, que favorezca el encuentro con el Señor, la oración, vida de comunidad y compromiso apostólico. 72. Medios El novicio:  Sigue un programa de enseñanza teórico-práctica que tenga en cuenta el aporte de las ciencias humanas, lo que le permitirá conocerse más (psicología religiosa), comprender mejor el mundo contemporáneo y su propia cultura.  Se inicia en biblia y cristología, especialmente en la teología y espiritualidad del Corazón de Jesús, así como en liturgia y teología sacramental (cf. R 190).  Estudia la Regla de Vida y la historia del Instituto.  Domina los elementos fundamentales de teología de la vida religiosa –consagración, vida de comunidad fraterna y misión– en el contexto de nuestro carisma e identidad.  Se instruye en otros temas de estudios religiosos y espirituales apropiados, tales como documentos del magisterio, las circulares del Superior General, etc.

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Esta iniciación no tiene la finalidad de dar a los novicios una formación técnica u ocupar un puesto vacante sino la de contribuir a que descubran mejor las exigencias de la vocación de religiosos educadores (cf. Renovationis Causam 5). Después de cada experiencia, se hará una revisión, una reflexión teológica y una evaluación individual y comunitaria de lo experimentado. 47


Formación inicial: el noviciado 73. Observaciones  Es de suma importancia que estos objetivos se integren en un todo coherente y que no se queden en elementos dispares, sin relación entre sí.  Sobre todo, no se debe perder de vista que dichos objetivos pretenden ayudar al novicio a hacer una experiencia privilegiada de la vida de Hermano del Sagrado Corazón y a prepararse para la primera profesión. Criterios de evaluación o de discernimiento 74. Criterios de autoevaluación y de diálogo con el maestro Estos primeros criterios, que sirven para una autoevaluación, se destinan al novicio que solicita emitir sus primeros votos. Además de los criterios propuestos, cada candidato puede considerar otros. Es importante que se reflexione seriamente sobre cada uno de estos criterios con serenidad, atención y sinceridad. 74.1 Vida personal  ¿Qué grado de conocimiento de mí mismo he alcanzado hasta este momento de mi noviciado?  ¿Cuáles son mis cualidades, deficiencias, necesidades y aspiraciones? 74.2 Relaciones comunitarias  ¿Cómo considero que son mis relaciones comunitarias con los hermanos de mi comunidad local?  ¿Cómo es mi relación con las autoridades de la comunidad local?  ¿Qué espíritu de iniciativa tengo en la comunidad?  ¿Cuáles son los motivos que me impulsan a continuar viviendo en comunidad con los Hermanos del Sagrado Corazón? 74.3 Vida religiosa  Personalmente, ¿cómo entiendo el celibato religioso y qué capacidad tengo en la actualidad para elegir ese tipo de vida?  ¿Cómo entiendo la pobreza, la sencillez de vida de los religiosos y qué capacidad tengo actualmente para adoptar ese estilo de vida sobria?  ¿Cómo entiendo la obediencia religiosa y qué capacidad tengo actualmente para elegir esa manera de vivir?  ¿Cómo entiendo el compromiso que quiero adquirir?  ¿Cómo concibo la oración y la meditación en cuanto elementos esenciales de mi vida? 74.4 La misión del hermano  ¿Cómo he contribuido hasta hoy al apostolado de los hermanos de mi provincia?  ¿Qué clase de relaciones tengo con mis padres y amigos, y cómo afectan a mi vida de comunidad y al servicio a los demás?

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Formación inicial: el noviciado 74.5 En resumen  ¿Qué rasgos de crecimiento personal observo en este momento de mi vida?  ¿Qué dificultades experimento actualmente en la evolución de mi vocación?  ¿Qué proyectos y metas tengo para el futuro? 75. Otros criterios de evaluación Los siguientes criterios van dirigidos al maestro de novicios y a su equipo. Se trata simplemente de sugerencias. 75.1 Vida de oración El novicio:        

¿Da prioridad a la oración en su vida? ¿Participa activamente en las oraciones de la comunidad? ¿Es fiel a las celebraciones litúrgicas y a los sacramentos? ¿Da importancia a la oración y a la contemplación en su vida? ¿Le gusta tener ratos de silencio y reflexión? ¿Comparte sus experiencias espirituales con la comunidad? ¿Sabe discernir la presencia de Cristo en su vida? ¿Lleva a su oración las personas y los acontecimientos? 75.2 Consagración religiosa

El novicio:            

¿Se muestra prudente en sus relaciones con el mundo? ¿Vive el celibato con alegría y sin acusar serios impedimentos al respecto? ¿Contempla el celibato a través del prisma de su unión con Cristo? ¿Mantiene relaciones cordiales y sinceras con sus hermanos? ¿Acepta la sencillez en los vestidos, alimentos, viajes y objetos de uso personal? ¿Se contenta con lo necesario absteniéndose de lo superfluo? ¿Comparte los bienes materiales y espirituales con sus hermanos? ¿Tiene espíritu de obediencia y acepta sus limitaciones? ¿Pide fielmente los permisos en temas de pobreza y en todo lo demás? ¿Es sincera y abierta su relación con los superiores? ¿Es dócil y atento a las solicitudes de los superiores? ¿Participa en la búsqueda en común de la voluntad de Dios, con actitud crítica y constructiva al mismo tiempo?  ¿Se aprecian en él indicios de estar dispuesto a comprometerse para toda la vida?

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Formación inicial: el noviciado 75.3 Misión del Instituto El novicio:  ¿Responde a una verdadera llamada del Señor y no a una vocación imaginaria?  ¿Manifiesta interés por la educación cristiana de la juventud?  ¿Mantiene una distancia psicológica y física apropiada en sus relaciones con los niños, jóvenes y demás personas vulnerables?  ¿Se interesa por los pobres, abandonados y desfavorecidos?  ¿Muestra espíritu de familia, interés por todo el Instituto en su dimensión universal y por nuestras misiones en el mundo?  ¿Tiene proyectos personales que encajan bien en la misión del Instituto?  ¿Parece capaz de ayudar al Instituto a cumplir su misión de educador de la fe?  ¿Cree en el amor de Dios y responde a él con las características propias de la espiritualidad del Corazón de Cristo?  ¿Se ajusta a la Regla de Vida en sus decisiones e iniciativas? 75.4 Vida apostólica comunitaria El novicio:  ¿Participa con gozo en la vida comunitaria?  ¿Muestra preocupación por los demás y por el bien común?  ¿Pone sus talentos al servicio del proyecto comunitario y respeta y valora el de sus hermanos?  ¿Comparte de buen grado con la comunidad sus preocupaciones, ideas y alegrías?  ¿Posee el sentido de la vida apostólica en equipo?; ¿trabaja gustosamente con los demás?  ¿Da testimonio de su fe en el ambiente apostólico comunitario (prácticas apostólicas)?  ¿Contribuye positivamente a la unión en la vida de comunidad? 75.5 Vida del noviciado El novicio:  ¿Es abierto en su trato con el maestro de novicios y su equipo?  ¿Se entrega en cuerpo y alma, (de manera cognoscitiva y afectiva) a los estudios y a la experiencia del noviciado?  ¿Es capaz de cambiar su manera de ver y de obrar?  ¿Acepta sin reticencias los medios de formación del noviciado?  ¿Evoluciona y progresa conforme a su edad?  ¿Halla en la Sagrada Escritura y en la Regla de Vida sus principales fuentes de oración y reflexión?  ¿Contribuye a la buena marcha del noviciado con su cooperación diaria en los empleos y ayuda mutua?  ¿Se muestra responsable de su propia formación haciendo un uso equilibrado de los tiempos libres?

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Formación inicial: el noviciado Comunidad del noviciado 76. Los membros de la comunidad del noviciado El noviciado es una comunidad especial integrada por el maestro de novicios, ayudado por un equipo de hermanos, y por el grupo de novicios, que a veces provienen de varias provincias. El Superior Provincial consulta al maestro de novicios antes de nombrar a sus colaboradores. 77. Estrecha colaboración El equipo del noviciado trabaja en estrecha colaboración y con espíritu de unidad y caridad. El maestro de novicios es el superior de la comunidad. 78. Misión del equipo de formadores La primera misión de los miembros del equipo es estar presentes y disponibles para los novicios. 79. Condiciones y ambiente de la formación Este equipo crea las condiciones y el ambiente apropiados para que los novicios puedan asumir la responsabilidad de su propia formación. 80. El grupo de novicios Si es posible, los novicios hacen el noviciado en grupo. Así pueden ayudarse mutuamente, complementarse, apoyarse unos a otros y aprender a vivir juntos. De este modo disfrutan de actividades formativas que no serían posibles en caso contrario. La comunidad del noviciado se abre también a cursos y actividades intercongregacionales.

Principales aspectos jurídicos u organizativos del noviciado 81. Admisión al noviciado  C 641 “El derecho de admitir candidatos al noviciado compete a los Superiores mayores, conforme a la norma del derecho propio”, es decir, compete al Superior Provincial en consejo (R 260 a).  C 642 “Con vigilante cuidado, los Superiores admitirán tan solo a aquellos que, además de la edad necesaria, tengan salud, carácter adecuado y cualidades suficientes de madurez para abrazar la vida propia del instituto; estas cualidades de salud, carácter y madurez han de comprobarse, si es necesario, con la colaboración de peritos, quedando a salvo lo establecido en el C 220”.  C 643 § 1. “Es admitido inválidamente al noviciado: 1 Quien aún no haya cumplido diecisiete años. 2 Un cónyuge, durante el matrimonio. 3 Quien se halla en ese momento ligado por un vínculo sagrado con algún instituto de vida consagrada o está incorporado a una sociedad de vida apostólica, sin perjuicio de lo que prescribe el C 684. 51


Formación inicial: el noviciado 4 Quien entra en el instituto inducido por violencia, miedo grave o dolo, o aquel a quien el Superior admite inducido de ese mismo modo. 5 Quien haya ocultado su incorporación a un instituto de vida consagrada o a una sociedad de vida apostólica. § 2. El derecho propio puede añadir otros impedimentos también para la validez de la admisión, o imponer otras condiciones”.  C 644 “Los Superiores no admitan como novicios a clérigos seculares sin consultar a su Ordinario propio, ni a quienes hayan contraído deudas que no pueden pagar”.  C 645 § 1. “Antes de su admisión en el noviciado, los candidatos deben presentar certificado de bautismo y de confirmación, así como de su estado libre. § 2. Si se trata de recibir a clérigos o a aquellos que hubieran sido admitidos en otro instituto de vida consagrada, en una sociedad de vida apostólica o en un seminario, se requiere además, respectivamente, un informe del Ordinario del lugar o del Superior mayor del instituto o sociedad, o del rector del seminario. § 3. El derecho propio puede exigir otros informes sobre la idoneidad de los candidatos y su carencia de impedimentos. § 4. Los Superiores pueden pedir también, si les parece necesario, otras informaciones, incluso bajo secreto”.  C 646 “El noviciado, con el que comienza la vida en un instituto, tiene como finalidad que los novicios conozcan mejor la vocación divina, particularmente la propia del instituto, que prueben el modo de vida de éste, que conformen la mente y el corazón con su espíritu, y que puedan ser comprobadas su intención y su idoneidad”. 82. Lugar del noviciado  C 647 § 1 “La erección, traslado y supresión de la casa del noviciado deben hacerse mediante decreto escrito del Superior General del instituto, con el consentimiento de su consejo”, es decir, del Superior General en consejo (R 189 y 295 a).  C 647 § 2 “Para que el noviciado sea válido, debe realizarse en una casa debidamente destinada a esta finalidad (cf. R 189). En casos particulares y a modo de excepción, por concesión del Superior General con el consentimiento de su consejo, un candidato puede hacer el noviciado en otra casa del instituto bajo la dirección de un religioso experimentado que haga las veces de maestro de novicios” (R 295 b).  C 647 § 3 “El Superior mayor puede permitir que el grupo de los novicios habite, durante determinados períodos de tiempo, en otra casa del instituto designada por él mismo”. 83. Prácticas apostólicas durante el noviciado  El Derecho Canónico (C 648 § 2) y la Regla de Vida (R 192) permiten hacer prácticas apostólicas durante el noviciado. Dichas prácticas tienen la finalidad de perfeccionar la formación de los novicios. El directorio provincial (o la conferencia en el caso de un noviciado interprovincial) deben precisar si el tiempo de noviciado comprende uno o más periodos de prácticas apostólicas fuera de la comunidad del noviciado (C 648 § 2) y, en caso afirmativo, determinar en qué condiciones. Es evidente que tales periodos de prácticas sólo se permiten si el noviciado dura más de un año ya que no se pueden contabilizar dentro de los doce meses requeridos canónicamente.  El Derecho Canónico emplea la expresión “fuera de la comunidad del noviciado” y no “fuera de la casa” del noviciado. Si el Superior Provincial lo autoriza (R 241d y C 647 § 23), toda la comunidad del noviciado puede desplazarse con el maestro fuera de su residencia permanente. 52


Formación inicial: el noviciado 84. Duración y prolongación del noviciado  Para su validez, el noviciado debe durar doce meses transcurridos en la misma comunidad del noviciado, pero no más de dos años (C 648 § 1 y 3, R 191), quedando a salvo lo que prescribe el C 647 § 3. El Directorio provincial (o la Conferencia en el caso de un noviciado interprovincial) precisa esa duración. En R 191 se añade también que el noviciado comienza y termina con un retiro de seis días completos.  C 653 §2 “Al terminar el noviciado, el novicio ha de ser admitido a la profesión temporal, si es considerado idóneo; en caso contrario, debe ser despedido; si queda alguna duda sobre su idoneidad, el Superior mayor puede prorrogar el tiempo de prueba de acuerdo con el derecho propio, pero no por más de seis meses”.  C 649 § 2 “Con la venia del Superior mayor competente, puede anticiparse la primera profesión, pero no más de quince días”. 85. Ausencia del noviciado  La cuestión de las ausencias se explica claramente tanto en el Derecho Canónico como en la Regla (cf. C 649 § 1 y R 193). Se puede resumir así: • Un periodo inferior a quince días: no es necesario recuperarlo. • Un periodo entre quince días y tres meses: se debe recuperar. • Un periodo superior a tres meses hace que el noviciado sea inválido y hay que comenzarlo de nuevo. En todos los casos, el cálculo se refiere al mínimo requerido dentro del “año canónico” de noviciado. 86. Despido de un novicio  El novicio puede abandonar libremente el instituto; el Superior Provincial en consejo puede despedirle. (R 193, R 260 a, C 653 § 1). 87. El maestro de novicios  Can. 650 § 1. “La finalidad del noviciado exige que los novicios se formen bajo la dirección de un maestro, según el plan de formación que debe determinar el derecho propio. § 2. El régimen de los novicios se reserva en exclusiva al maestro, bajo la autoridad de los Superiores mayores”.  Can. 651 § 1 “El maestro de novicios ha de ser un miembro del instituto, profeso de votos perpetuos y legítimamente designado. § 2. Si fuera necesario, al maestro se le pueden dar ayudantes, que dependan de él en lo que se refiera a la dirección del noviciado y al plan de formación. § 3. Para atender a la formación de los novicios deben destinarse miembros cuidadosamente preparados que, sin estar impedidos por otros trabajos, puedan cumplir sus funciones con fruto y de manera estable”  R 194 “El maestro de novicios ha de ser laico, profeso perpetuo, tener al menos treinta años y ser nombrado por el Superior Provincial en consejo”.

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Formación inicial: el noviciado 88. Final del noviciado  El noviciado termina (C 653 §§ 1,2 y R 195) • con la profesión temporal o • con el regreso a la vida secular, bien sea por decisión libre del novicio, o bien por el despido decidido por el Superior Provincial en consejo (R 193, 260 a), o por la no aceptación del novicio a la profesión. Antes de la primera profesión 89. Compromiso de no exigir nada al Instituto  Los artículos 95 y 204 de la Regla de Vida tratan de esta cuestión. • ¿Cuándo? “Antes de la primera profesión”. No es preciso repetirlo en cada renovación de la profesión. • ¿Qué? Un compromiso reconocido civilmente en el país de origen del novicio y cuyo tenor podría ser, más o menos, así: Yo, hermano..., me comprometo a no exigir ningún salario o remuneración similar por el trabajo que hubiere realizado en el Instituto de los Hermanos del Sagrado Corazón si llegase a abandonarlo. • Se añade lugar, fecha y firmas. • ¿Quién firma? El profeso, el Superior Provincial o su Delegado y un testigo. • El secretario provincial (o el de la delegación si fuere el caso) guarda este documento en el dossier del profesoso. 90. Disposiciones iniciales respecto a los bienes personales  Las disposiciones que se tomarán respecto a los biens personales son distintas de las del testamento. Dichas disposiciones han de estar de acuerdo con R 95 y C 668 § 1. Se trata de los bienes que ya posee el novicio (por ejemplo, cuenta bancaria, inversiones, vehículo automotor, propiedades, etc.). • ¿A quién concierne? Al candidato a la profesión que posea bienes. • ¿Qué sucede? - Conserva la propiedad de sus bienes. - Conserva el derecho de adquirir otros. - Elige una persona que los administre. - Indica lo que sucederá con los intereses, el usufructo de sus bienes y quién tendrá el uso. - Toma esas disposiciones de manera que sean válidas en el derecho civil y dejen a salvo la responsabilidad del Instituto. - Más adelante, en cualquier momento, el profeso puede cambiar esas disposiciones con permiso del Superior Provincial (C 668 § 2). • El secretario provincial añade ese documento al dossier del hermano.

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Formación inicial: el noviciado La profesión 91. Admisión a la primera profesión  ¿Quién evalúa? El equipo de formación del noviciado presenta la evaluación de los novicios al Superior Provincial en consejo, a quien corresponde observar la evolución de los candidatos.  ¿Cuándo evaluar? La evaluación de los candidatos a la primera profesión debe llegar al Superior General al menos dos meses antes de la fecha prevista para la profesión.  ¿Quién admite? El Superior Provincial en consejo admite a los candidatos, contando con la aprobación del Superior General (R 203 et R 261). 92. Validez de la profesión  C 656 “Para la validez de la profesión temporal se requiere: • Que quien va a profesar haya cumplido al menos dieciocho años. • Que haya hecho válidamente el noviciado. • Que haya sido admitido libremente por el Superior competente con el voto de su consejo conforme a la norma del derecho. • Que la profesión sea expresa y se haya emitido sin violencia, miedo grave o dolo. • Que la profesión sea recibida por el Superior legítimo, personalmente o por medio de otro”. 93. Celebración de la profesión  La Regla de Vida propone una fórmula de profesión que fue aprobada por el Capítulo general de 2006. En ella se hallan los elementos fundamentales del compromiso.  El Superior General recibe personalmente los votos (R 274 b) o delega ese poder en el Superior Provincial. A su vez, éste puede delegarlo en otro hermano profeso perpetuo, pero tiene que hacerlo por escrito y guardar una copia de la autorización en el registro de las profesiones.  En cuanto al resto de la celebración litúrgica, queda bajo la responsabilidad del Superior Provincial, quien recibirá los votos y no se deja exclusivamente a la iniciativa de cada novicio. El artículo 5 del Ritual de la profesión religiosa indica que ésta puede hacerse en el transcurso de la misa, pero sin especial solemnidad. Subraya igualmente que es apropiada la entrega de un signo distintivo de la vida religiosa. 94. La enfermedad y minusvalías, ¿son obstáculos a la profesión?  Esta cuestión, que compete sobre todo al Superior Provincial en consejo, se trata en el ítem 6 de la Guía Administrativa del Instituto. Si fuere necesario, se recurriría a ella.

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Formación inicial: el tiempo de la profesión temporal

VII. LA FORMACIÓN INICIAL: EL TIEMPO DE LA PROFESIÓN TEMPORAL Tercera etapa de la formación inicial 95. Profundazión y consolidación La formación inicial prosigue durante todo el periodo de la profesión temporal. Se trata de completar y perfeccionar el trabajo del noviciado para consolidar las bases sobre las que podrá edificarse sólidamente el Hermano del Sagrado Corazón adulto. 96. Una etapa tanto más importante Esta etapa es tanto más importante cuanto que, muy a menudo, la perseverancia de los profesos temporales depende de ella. Las orientaciones que siguen son, además, una puesta en guardia contra la tentación de embarcar demasiado pronto a los hermanos en actividades profesionales, sin darles tiempo a completar su formación. 97. Crecimiento integral del religioso La etapa de la profesión temporal favorece el crecimiento del religioso. La formación humana, religiosa, apostólica y profesional permite al joven profeso corresponder a la gracia de su vocación y caminar hacia el estado de hombre adulto, capaz de responder libremente al amor de Jesús por la profesión perpetua (R 199). Es vital para el hermano no dejar que decaiga su dinámica de crecimiento, es decir, su conversión constante a Jesucristo, pues existe siempre el peligro de recuperar insensiblemente aquello a lo que se había muerto o aceptado morir. Esta etapa es también el tiempo en el que se verifica la aptitud del joven profeso para vivir la consagración-misión en nuestro Instituto. 98. Convicciones cada vez más profundas Toda la etapa de la profesión temporal queda marcada, gracias al acompañamiento y a la educación para la fidelidad, por una pedagogía: la de orar su vida y vivir lo que ora. El hermano que sale del noviciado trata de unificar su vida, y asentar su vocación sobre convicciones cada vez más profundas, en un instituto de religiosos educadores. Adquiere un agudo sentido de la comunidad y de la misión y se inicia en nuestras distintas formas de apostolado. Al finalizar la etapa, el hermano debe saber con quién y por quién se compromete definitivamente. 99. Formación integral Aunque reconocemos la dificultad de realizar un único y preciso programa para las diversas situaciones que se dan en el Instituto, vemos, no obstante, la necesidad de tener una organización bien estructurada, formadores responsables y un programa de acompañamiento que ayude a los profesos temporales a asumir responsabilidades en su caminar hacia la profesión perpetua. En este periodo de la profesión temporal, el programa debe incluir: la formación religiosa y profesional, los años de actividad apostólica con dedicación plena y la preparación inmediata a la profesión perpetua.

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Formación inicial: el tiempo de la profesión temporal Finalidad de esta etapa 100. Experiencia di Dios El fin principal de la formación del profeso temporal en esta etapa consiste en conducirle hacia una experiencia de Dios cada vez más íntima (R 177) a través de la preparación para su misión de religioso educador y su inserción progresiva en dicha misión. La integración armónica entre espiritualidad, misión y fraternidad debe ser considerada como prioritaria durante esta etapa. Siguiendo a Jesús, el profeso temporal tiende a que su consagración religiosa penetre en todas las dimensiones de su ser: oración, convivencia fraterna, estudios, tiempo libre y descanso, compromiso apostólico y se convierta en un don lleno de amor a Dios y a sus hermanos. Objetivos y medios 101. Primer objetivo Proseguir la maduración humana y religiosa, avanzando hacia el estado de hombre adulto, para que la vida del hermano sea una vida de crecimiento y progreso a todos los niveles. 102. Medios El profeso temporal:  Mejora el conocimiento de sí mismo mediante la psicología y reflexión sobre su vida, con vistas a aceptarse tal cual es.  Se esfuerza por cultivar los valores propios de la vida religiosa.  Acepta, como instrumentos de crecimiento, sus dificultades humanas (fracasos personales y apostólicos, dudas sobre su vocación, abandono del Instituto de un hermano, problemas de tipo sexual, decisiones de los superiores, etc.).  Supera, con ayuda del acompañamiento personal, los temores e incertidumbres inherentes al compromiso adulto de toda vocación.  Establece lazos fraternos de amistad con los miembros de la comunidad compartiendo con ellos la fe, los bienes, el trabajo y la vida comunitaria.  Busca el equilibrio en las relaciones con el mundo (riesgo prudente) en el momento de entrar en contacto con el mundo universitario y al dar sus primeros pasos en el compromiso apostólico.  Se mantiene fiel al proyecto personal de oración según la Regla de Vida.  Se impone tiempos y espacios de silencio para favorecer la oración personal.  Lleva una vida sencilla y modesta.  Se muestra prudente en el uso de los medios de comunicación social.

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Formación inicial: el tiempo de la profesión temporal 103. Segundo objetivo Continuar la formación religiosa, apostólica y profesional con vistas a desempeñar la misión de educador, especialmente de educador de la fe (cf. R 151, 164, 199). 104. Medios El profeso temporal:  Sigue un programa correctamente supervisado de cursos de teología, de vida religiosa, de pastoral, y de pedagogía que le permitan llegar a ser un religioso educador y profesor.  Incrementa sus conocimientos de la cultura actual, toma conciencia de los problemas que vive la población del país y estudia los mecanismos económicos que generan la pobreza a nivel internacional, de modo que pueda obtener la síntesis entre fe y cultura y desarrollar así una verdadera mentalidad social cristiana.  Se inicia en una formación que le lleve a cuestionarse seriamente las diversas situaciones sociales, que le solidarice con los jóvenes pobres y con las personas que sufren, que le mueva, en fin, a comprometerse para conseguir una vida más justa y fraterna.  Se integra en la Iglesia local y se abre a la vida misionera (cf. R 8 a 10, 165).  Participa en experiencias apostólicas variadas y realistas bajo la responsabilidad del equipo de formación.  Ejerce, en una obra de la comunidad, un apostolado con dedicación plena conforme a la misión del Instituto. 105. Tercer objetivo Alcanzar la integración entre contemplación y acción (cf. R 177), vida personal y comunitaria, conocimientos teóricos y aplicación práctica. 106. Medios El profeso temporal:         

Vive su encuentro con Dios en la vida comunitaria y apostólica. Es fiel a la oración personal y comunitaria de cada día. Permanece abierto a la práctica del discernimiento y a la oración apostólica. Participa en la celebración comunitaria de la eucaristía, de la liturgia de las horas y del sacramento de la reconciliación. Elabora su proyecto de vida personal y contribuye a la elaboración del proyecto apostólico comunitario anual. Evalúa regularmente esos proyectos ante la comunidad, ante el responsable de los profesos temporales y ante sí mismo. Planifica el uso del tiempo buscando el equilibrio en su vida religiosa bajo todos los aspectos. Estudia y pone en práctica la espiritualidad del Corazón de Cristo como el modo de integrar oración, consagración, vida de comunidad y misión. Profundiza en el estudio de la Regla de Vida, expresión completa de nuesto carisma. 59


Formación inicial: el tiempo de la profesión temporal  Toma como modelo de vida íntegra, el testimonio de los hermanos ejemplares de la comunidad.  Participa en las reuniones regulares de los profesos temporales como medio de animación y apoyo entre los integrantes del grupo en crecimiento. 107. Cuarto objetivo Intensificar el sentido de pertenencia a la Iglesia y al Instituto, tanto a nivel universal como local, a partir de nuestro carisma. (cf. R 4, 13) 108. Medios El profeso temporal:  Asume su vocación a partir del carisma del Instituto.  Relee el carisma del Instituto a partir de los retos e interpelaciones de la Iglesia local y de la sociedad.  Estudia y analiza los documentos de la Iglesia y del Instituto relacionados con la dimensión social. 109. Quinto objetivo Preparar la profesión perpetua (cf. R 199 a 201). 110. Medios El profeso en el último año de profesión temporal:  Relee su experiencia de vida religiosa tanto en los momentos de plenitud como en los de desolación.  Revisa los compromisos concretos de la vida religiosa y la base doctrinal sobre la que se apoyan.  Aprovecha la petición para la profesión, la preparación al compromiso definitivo y las ceremonias vividas, como momentos fuertes de evaluación, discernimiento y profundización.  Centra su vida en Jesús y María como modelos de consagración.  Acepta cuestionarse sobre el lugar que Dios ocupa en su vida diaria como reto de crecimiento hacia una mayor madurez humana y espiritual.  Entiende la fidelidad como fruto de la respuesta diaria a las llamadas del Espíritu, de la comunidad y del prójimo. Comunidad de formación: lugar y equipo 111. Condiciones de la formación La variedad de circunstancias que se dan en el Instituto, y la desigualdad del número de profesos en las diferentes provincias, no permiten contemplar la idea de crear una estructura de formación uniforme para todos durante el periodo de profesión temporal. Sin embargo, dada su enorme importancia, necesita estar garantizada en condiciones que la favorezcan al máximo. 60


Formación inicial: el tiempo de la profesión temporal El modelo de formación que presentamos en los parágrafos siguientes tiene su valor propio, pero se adaptará a lo que las circunstancias exijan . Lo fundamental es que el programa de formación permanezca indefectiblemente fiel a los fines indicados para la etapa de profesión temporal. 112. Formación religiosa y profesional3 Los primeros años que siguen al noviciado se centran principalmente en la unificación personal, la consolidación de la formación religiosa y la adquisición de conocimientos intelectuales. 112.1 Finalidad Formar en la vida religiosa apostólica y adquirir medios para llevarla a cabo. 112.2 Comunidad de formación  Durante los años que siguen al noviciado, los hermanos residen en una comunidad de formación bien estructurada. La duración de esta etapa tiene que ser de dos años como mínimo. Cada provincia establece su propio centro o comunidad de formación. Si una provincia no está en condiciones de organizar un centro de este tipo por sí sola, lo hace en colaboración con otra u otras provincias. Una conferencia puede igualmente decidir la estructuración de dicho centro de formación. Incluso se podría contemplar la idea de crear un centro en colaboración con otras congregaciones.  Los miembros de la comunidad se eligen en función de la calidad de su vida religiosa y capacidad de trabajo en equipo con el maestro formador.  La organización interna de la comunidad (ritmo de oración, entrevistas, trabajo, actividades, descansos, horario…) se estructura en función de la formación que se pretende proporcionar.  La elección de centros de estudios (escuelas de magisterio, facultades de teología, institutos de catequética y pastoral, universidades, centros especializados, etc.) se hará con discernimiento. Se verificará la calidad de la enseñanza ofrecida y su utilidad para la formación integral de los profesos. La elección dependerá también de la capacidad de cada uno de ellos y de las opciones apostólicas de la provincia, teniendo en cuenta las solicitudes de la Iglesia local y las necesidades de los jóvenes.  Si los profesos temporales se integran en una comunidad normal de profesos perpetuos, el Superior Provincial se preocupará de elegir una comunidad de apoyo y como formador un hermano que posea la disponibilidad para asegurar este servicio, ya sea el superior local u otro. 113. Evaluación de los candidatos a la profesión religiosa Para cada renovación de votos la autoevaluación del profeso y la evaluación por parte de los responsables de la formación (maestro, comunidad local formadora) se harán a partir de los objetivos y medios propuestos en los parágrafos 100 a 110 de la presente Guía.

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Ver los principios establecidos sobre la política acerca de los estudios universitarios de los hermanos en el anexo de este documento.

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Formación inicial: el tiempo de la profesión temporal 114. Los primeros años centrados en la misión apostólica con dedicación plena 114.1 Finalidad Realizar el aprendizaje de nuestra misión apostólica en una comunidad formadora y educativa a la vez. 114.2 Comunidad local de formación  Para los primeros años de actividad apostólica, el Superior Provincial debe elegir una comunidad local apropiada, lo cual significa que el criterio de elección no es dar un puesto de trabajo al profeso temporal, sino asignarle una comunidad que sea capaz de ayudarle a continuar su formación.  Se trata de una comunidad comprometida en una obra o misión del Instituto, que vive un proyecto comunitario propio del carisma de los Hermanos del Sagrado Corazón. Esta comunidad, al elaborar el proyecto de vida, tiene en cuenta la presencia de los profesos temporales que forman parte de ella. Actúa como una comunidad formadora.  El Superior local es el principal acompañante del profeso temporal. Le ayudan en esta labor toda la comunidad y el hermano encargado de la formación de los profesos temporales a nivel provincial.  Actividades tales como ejercicios espirituales, retiros, sesiones y encuentros regulares con el acompañante, también resultan indispensables para el crecimiento del joven hermano y para su integración en la comunidad. Dichas actividades deberán estar previstas en el plan provincial de formación.  La provincia ofrece al profeso temporal una experiencia apostólica adecuada que le permite conocer mejor las exigencias reales de su futuro compromiso perpetuo. Por este motivo, esta experiencia antes de hacer la profesión perpetua deberá durar al menos dos años. 115. Año de preparación inmediata para la profesión perpetua 115.1 Finalidad Preparar de manera específica e inmediata la profesión perpetua mediante tiempos especiales de oración, reflexión, discernimiento y acompañamiento. 115.2 Comunidad de formación Se trata de las mismas condiciones generales de formación indicadas en el parágrafo 114.2, añadiendo lo que conlleva de específico ese año de preparación para la profesión perpetua. 116. Preparación inmediata para la profesión perpetua Durante el último año de profesión temporal, el hermano llega al término del discernimiento de su vocación y se prepara para la importante decisión de la profesión perpetua. En dicho año y a este fin, se le facilitará el tiempo necesario para reflexionar y orar; así podrá, usando los medios indicados en el plan de formación provincial y según las exigencias del Instituto, prepararse adecuadamente para el importante momento de su compromiso perpetuo. 62


Formación inicial: el tiempo de la profesión temporal 117. Programa del año de preparación para la profesión Para la preparación inmediata, el programa comprende: • Un tiempo de oración, lectura, reflexión personal y comunitaria. • Un tiempo prolongado de retiro espiritual. • Un tiempo de discernimiento y acompañamiento especial. • Un tiempo de evaluación a partir de la Regla de Vida y de la realidad de la consagración. • Un tiempo de preparación específica de varios meses junto a los profesos temporales de otras entidades o del conjunto del Instituto. Criterios de discernimiento para la admisión a la profesión 118. Discernamiento La Regla de Vida presenta criterios a tener en cuenta para ayudar a discernir con vistas a la profesión especialmente en la segunda parte, “Estamos consagrados” (Cf. Cap IV). Los que añadimos a continuación, van dirigidos principalmente al candidato a la profesión. 118.1 Madurez  ¿Me conozco suficientemente y tengo capacidad para aprender de la vida?  ¿Participo activamente en la vida de comunidad escuchando atentamente a los demás?  ¿Soy capaz de entablar sanas relaciones de amistad?  ¿Tengo una relación equilibrada con los hombres y mujeres, los niños y jóvenes, los hermanos?  ¿Mantengo con la autoridad una actitud positiva, manifestada por la apertura a dejarme acompañar en situaciones difíciles?  ¿Soy fiel a mi programa de oración personal?  ¿Tengo espíritu de autorresponsabilidad?  ¿Soy transparente en mi manera de ser y obrar? 118.2 Misión  ¿Cómo enfoco los estudios: bajo el punto de vista de la misión del Instituto y de las necesidades de la entidad o de mi perfeccionamiento estrictamente personal ?  ¿Estoy dispuesto a estudiar y trabajar de acuerdo a las exigencias de nuestro carisma, tal como se expresa en la provincia y en el Instituto?  ¿Me interesa la opción preferencial por los pobres?  ¿He adquirido suficiente competencia y eficacia apostólica en mi preparación para desarrollar la misión educativa del Instituto? 118.3 Integración  ¿Soy capaz de conjugar la oración con la vida real, principalmente con las realidades apostólicas?  ¿Soy autónomo en la determinación de mi proyecto de vida personal?  ¿Soy capaz de autoevaluarme con franqueza?  ¿Soy capaz de utilizar el tiempo libre equilibradamente? 63


Formación inicial: el tiempo de la profesión temporal  ¿Comprendo y practico la espiritualidad del Corazón de Cristo?  ¿Integro la Regla de Vida en la realidad de mi existencia?  ¿Tengo un marcado sentido de pertenencia a la provincia y un compromiso positivo con los hermanos que la integran?  ¿Tengo una vida de oración personal y comunitaria centrada en Cristo?  ¿Llevo una vida espiritual, apostólica y fraterna unificada? 118.4 Consagración  ¿Tengo la convicción de que la búsqueda de Dios es un absoluto para todo consagrado?  ¿Me identifico con Cristo, modelo de caridad perfecta? (cf. R 61)  ¿Comprendo suficientemente y cumplo realmente los compromisos de castidad, pobreza y obediencia según la Regla de Vida?  ¿Noto en mí un marcado crecimiento de madurez en cada etapa de la profesión?  ¿Me rindo ante los retos diarios de la vida consagrada en comunidad, o sé enfrentarme a ellos?  ¿Tengo el hábito de tomar la iniciativa en cuestión de acompañamiento personal, lectura espiritual y búsqueda de la soledad?

Aspectos jurídicos correspondientes al tiempo de la profesión temporal 119. Primera profesión  Por la profesión, el hermano consagra a Dios toda su persona y actividad. Se compromete mediante votos públicos a la práctica de la castidad, pobreza y obediencia a tenor de la Regla de Vida del Instituto (R 196). Por el hecho de su profesión, el profeso temporal queda incorporado al Instituto con los derechos y deberes definidos por el derecho universal y el propio (R 197). 120. La formación durante el periodo de profesión temporal  Después de la primera profesión, los hermanos continúan formándose religiosa, apostólica y profesionalmente. La formación después del noviciado debe extenderse en general a todo el tiempo de votos temporales (C 659; R 199; Ecclesiae Sanctae 35).  La formación debe ser: sistemática y adaptada a la capacidad de los hermanos; espiritual y apostólica; doctrinal y, al mismo tiempo, práctica (C 660). Durante el tiempo dedicado a esta formación, no se confiará a los religiosos funciones y trabajos que la impidan (C 660). 121. Duración del periodo de profesión temporal  El Derecho canónico habla de un mínimo de 3 años y de un máximo de 6 años (C 655); no obstante, permite que el Superior General lo amplíe hasta un total de 9 años (C 657 § 2). Según nuestra Regla de Vida, la duración total de la profesión temporal no debe ser inferior a seis años seguidos. Si lo juzga oportuno, el Superior General puede prolongarla tres años más como máximo (R 198).

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Formación inicial: el tiempo de la profesión temporal 122. Duración de cada renovación de la profesión temporal  La duración de cada renovación debe ser especificada en el Directorio provincial (R 198). 123. Admisión y recepción de las profesiones  Corresponde al Superior General: • Aprobar las solicitudes de los candidatos a la profesión admitidos por el Superior Provincial en consejo (R 195, 203, 261, 274 a). • Recibir personalmente o por delegación las profesiones de los hermanos (R 274 b) • Determinar el tiempo de prueba conveniente anterior a profesión temporal, y la duración de los votos antes de la profesión perpetua, para aquellos que, tras el noviciado o después de la profesión, hubieran salido legítimamente del Instituto y luego hubiesen sido readmitidos con dispensa del noviciado (R 274 d). 124. La profesión perpetua  Tras haber vivido fielmente los años de profesión temporal, el hermano solicita ser admitido a la profesión perpetua. Ésta representa su incorporación definitiva al Instituto (R 200). La profesión religiosa única y perpetua debe ir precedida de un periodo de preparación inmediata seria. Las autoridades provinciales se ocuparán de proporcionar al futuro profeso perpetuo las ocasiones apropiadas para hacer un retiro, orar, reflexionar, discernir, ser acompañado espiritualmente y preparar su consagración para toda la vida. Es preciso dedicar a ello un año, empleando al menos un mes con dedicación plena.  La emisión de la profesión perpetua deberá ser comunicada a quien corresponda para ser registrada en el libro de bautismo (C535 § 2). 125. El testamento  ¿Quién debe hacerlo? Todos los religiosos, incluso aquellos que no tienen bienes, según C 668 § 1, última frase, y R 96. • Un testamento no se refiere a los bienes que posee el religioso en el momento de su compromiso sino, más bien, a los que tuviere en el momento de su muerte, incluidos “los que le puedan llegar”, como es el caso de las herencias.  ¿Cuándo hacerlo? • Antes de la profesión perpetua, según las mismas fuentes. • Por ley civil, cualquier persona mayor de edad puede hacer su testamento. Entonces, no se puede impedir que lo haga un novicio o un joven profeso. Sin embargo habrá que informarle de que no podrá modificarlo sin autorización (C 668 § 2 et R 241 e).

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Formación continua

VIII. LA FORMACIÓN CONTINUA Necesidad de una formación continua 126. Tras la formación inicial La formación continua sigue tras la inicial y dura toda la vida. Se realiza a través de un conjunto de iniciativas de relectura de la vida y de discernimiento, de crecimiento personal, oración y ascesis. Toma forma como consecuencia de todo un cúmulo de reflexiones, intercambios y demás experiencias especiales, individuales o comunitarias, realizadas para mantenerse dinámicamente fiel a las llamadas del Espíritu Santo y responder positivamente a las exigencias de la vocación. 127. Renovación y actualización La necesidad de formación continua se extiende a toda la existencia y a todas las dimensiones de la vida (cf. R170). La Regla de Vida dice que tratemos de renovarnos tanto desde el punto de vista espiritual como apostólico o profesional, ya que la renovación interior de cada hermano debe tener prioridad sobre la promoción de las obras (R 202). Además, la Iglesia hace explícita e insistente referencia al carisma propio de cada instituto y le pide que descubra y viva sus expresiones actuales. 128. Contexto de la formación continua La formación continua se sitúa en un contexto histórico y personal a la vez. Por una parte, la época de rápidos cambios en la que nos movemos exige continuas puestas al día; por otra, toda persona es un ser inconcluso y en devenir; de ahí que la persona consagrada tienda a ser adulta en Cristo. La Iglesia nos invita insistentemente a caminar a lo largo de nuestra vida hacia la renovación individual y comunitaria a fin de evitar los escollos a los que se expone a la larga todo grupo humano: rutina, tibieza, aburguesamiento (Perfectae caritatis, 18, DC 661). La formación continua nos permite responder a las llamadas de Dios manifestadas a través de los signos de nuestro tiempo. 129. Una obligación Es importantísimo proseguir nuestra formación personal y comunitaria a fin de responder a las llamadas divinas, siempre renovadas, y para vivir profundamente nuestra vocación junto a los hermanos. Comunidades, superiores y animadores deben sentir la obligación de despertar a los hermanos a la necesidad de la formación continua y facilitarles, por diversos medios, su realización (cf. R 202). Finalidad de este periodo La formación continua presenta una doble finalidad: proseguir el desarrollo de la persona y favorecer la construcción del Reino de Dios.

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Formación continua 130. Desarrollo de la persona  Este desarrollo comporta la prosecución y puesta al día de la formación humana, espiritual, doctrinal y profesional inscrita en el marco del crecimiento de la vida de comunidad. Con él se facilita el éxito en las diferentes etapas de la vida, cada una de ellas con su propia finalidad y características. Habrá crisis que resolver, umbrales que franquear, responsabilidades que asumir, riquezas que compartir. Habrá también momentos de regresión, estancamiento o caída; pero valdrá la pena que, de una etapa a otra, haya continuidad, maduración humana y espiritual, integración de la vida consagrada con la misión.  No hay desarrollo personal sin hacer planes, elaborar un programa de vida que asegure un justo equilibrio entre trabajo y descanso, renovación espiritual y perfeccionamiento profesional, vida de comunidad y compromiso apostólico (cf. R 72). Pero ese desarrollo no es simplemente fruto de nuestra iniciativa; es Dios quien la irá tomando cada vez más. En consecuencia, la formación continua no puede reducirse a una actualización de conocimientos y métodos. Es, fundamentalmente, una conversión del corazón constantemente renovada.  Normalmente, el crecimiento personal va asociado tanto con la integración comunitaria como con la integración, cada vez más completa, en el Instituto. Se produce entonces un enriquecimiento mutuo, el del hermano y el del Instituto, que contribuye a mejorar la inserción en la sociedad y el servicio de Iglesia. 131. Edificación del Reino de Dios (cf. R 6)  El objetivo último del desarrollo de nuestra propia persona no es otro que la realización, del modo más eficaz posible, de nuestra vocación y misión: creer en el amor de Dios, vivir de él y difundirlo; es, en cuanto religiosos educadores, contribuir a la evangelización, principalmente por la educación de los niños y jóvenes (R 13), es decir, hacer realidad el Ametur Cor Jesu siguiendo la espiritualidad que nos caracteriza (cf. R 12).  En el ámbito de la misión, se trata de responder a las llamadas divinas, siempre nuevas, y vivir con mayor plenitud y comunitariamente la vocación de religiosos hermanos en el seno de la Iglesia ante nuestros contemporáneos que no cesan de interpelarnos (R 6). De ahí la necesidad de mantener actualizados los conocimientos teológicos que la misión apostólica nos exige.  De este modo, por el crecimiento personal, lograremos también el objetivo de nuestra Congregación en el seno de la Iglesia: la edificación del Reino de Dios. La comunidad local y la provincia serán así más apostólicas, más útiles para los jóvenes, para la sociedad y para la Iglesia, y pondrán de manifiesto la riqueza del carisma de los Hermanos del Sagrado Corazón. Con la formación continua se pone en juego toda la vitalidad del Instituto. Características, objetivos y medios en las diferentes etapas de la vida de un Hermano del Sagrado Corazón 132. Distribución del contenido de la formación En este apartado se pretende identificar las etapas de la vida de un profeso perpetuo y distribuir entre ellas el contenido de la formación continua.

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Formación continua Etapa de formación del hermano joven 133. Características o condiciones de vida  Tras los primeros pasos profesionales y apostólicos, el hermano es más competente. Además del trabajo normal, sigue estudios universitarios o especializados, profanos o religiosos.4 La esfera de sus relaciones sociales tiende a ampliarse. Entonces pueden surgir en su vida problemas de diversa índole. Es posible que le sea difícil mantener una existencia equilibrada: relaciones, contactos con el mundo y múltiples actividades pueden conducirle a desviar un poco el punto de mira u objetivo último de su vida, la persona de Jesús, centro íntimo de su ser, apoyo indispensable y eje fundamental de su consagración.  En general, su personalidad presenta ciertos rasgos psicológicos característicos. • Busca el camino de su realización personal, enraizada en el ideal religioso descubierto en el noviciado y profundizado con seriedad durante el tiempo de la profesión temporal. • Siente la necesidad de consagrarse con firmeza y entusiasmo a los nuevos retos apostólicos, profesionales y comunitarios que surgen ante él. • Necesita poner a prueba su propia manera de colaborar en la edificación del Reino de Dios como Hermano del Sagrado Corazón. • Busca modelos de apóstoles entre los hermanos, especialmente entre los de 35-60 años, que sean considerados como excelentes religiosos consagrados. 134. Objetivo Reafirmar la fidelidad a Cristo y su entusiasmo apostólico. 135. Medios El hermano:  Se hace acompañar por su superior o por una persona competente a fin de hallar en él estímulo, control y ayuda para discernir y seguir su camino personal.  Aprovecha el ambiente de comunidad: el ejemplo de los hermanos, su dinamismo religioso y apostólico, el trato personal con ellos.  Persevera en la meditación diaria y en la búsqueda del camino espiritual por donde el Espíritu le lleva a vivir en presencia de Dios.  Se esfuerza por conocer mejor la pedagogía de la confianza para poder aplicarla de manera más personal y segura.  Aprovecha bien los medios extraordinarios tales como: retiros largos, sesiones de renovación espiritual, estudios especializados y encuentros regulares entre hermanos de parecida edad para compartir sus experiencias de vida y apostolado.

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Ver los principios establecidos sobre la política acerca de los estudios universitarios de los hermanos en el anexo de este documento.

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Formación continua Etapa de formación del hermano de mediana edad 136. Características o condiciones de vida  En esta etapa, el hermano experimenta la necesidad vital de afirmarse como religioso Hermano del Sagrado Corazón.  El hecho de experimentar su capacidad de trabajar por el Reino de Dios le ayuda a conservar o mejorar el equilibrio psicológico, a vivir e integrar cada vez mejor los grandes valores de la vocación-consagración, que se reducen básicamente a la entrega total de uno mismo a Dios y a los demás.  Por el contrario, el hecho de fracasar en su propia afirmación personal puede llevarle a una crisis vocacional, afectiva, profesional, comunitaria e incluso existencial, con peligro de caer en la depresión. Tal crisis puede provocar una pérdida de identidad y empujarle a buscar todo tipo de compensaciones: alcoholismo, excesos en el uso de las cosas, relaciones amorosas, etc.  Por otra parte, aun en el caso de que llegue a la autoafirmación, cualquier hermano puede experimentar crisis de orden afectivo y hasta de orden más fundamental aún, por ejemplo, cuestionar el sentido que tiene todo lo que ha hecho hasta ahora. Dos umbrales que franquear 137. Hacia los 35-45 años  En esta fase, continúan abiertos muchos caminos. Generalmente, el hermano ha conseguido cierta unificación interior en su vida, lo que le ayuda a consolidar la elección de vida consagrada que hizo; no añora lo que abandonó y está abierto a nuevas llamadas que le invitan a la superación y entrega cada vez más radical de sí mismo, bien sea en cuestión de exigencias profesionales, bien respecto a las necesidades de los jóvenes, de las responsabilidades propias del apostolado, etc.  Sucede también, en el caso de algunos hermanos, que el fuego interior tiende a enfriarse o desviarse, lo que da pie a una cierta instalación, a la mediocridad aceptada, a un activismo desequilibrado o, incluso, a una doble vida. 137.1 Objetivo Procurarse en ese periodo un tiempo de suspensión de la actividad como medida indispensable para renovarse, tanto en lo humano como en lo espiritual. 137.2 Medios El hermano:  Tiene un acompañante con cuya ayuda podrá descubrir la senda de la humildad, de la pobreza entregada, del abandono total en manos de Dios.  Participa en una o varias sesiones enmarcadas en un amplio programa de formación, previsto en los planes de la provincia, que realmente le ayudan a renovarse y a recibir un nuevo impulso desde lo más profundo de su ser.  Busca, si es necesario, una ayuda psicológica y espiritual apropiada para superar sus dificultades. 70


Formación continua  Pone al día sus conocimientos fundamentales sobre: • la vocación, • la fe y el plan de salvación establecido por Dios (AT), por Jesucristo (NT) y por la Iglesia (sacramentos, liturgia), • la alianza y la consagración, • la integración de la sexualidad en su vida de Hermano del Sagrado Corazón.  Profundiza en el espíritu de nuestros orígenes y en nuestra espiritualidad apostólica (oración-acción), mediante la reflexión, el estudio personal y los encuentros comunitarios.  Hace evaluación y discernimiento personales y comunitarios sobre nuestra misión en el mundo de hoy (enseñanza social de la Iglesia, medios de comunicación social, inicio y acompañamiento de vocaciones, preparación para nuevas tareas y funciones).  Se implica en la vida de la provincia asumiendo responsabilidades para, y en servicio a, la comunidad.  Se sirve de otros medios, tales como retiros guiados, participación en escuelas de oración, movimientos de renovación, etc. 138. Hacia los 50 años  En este momento de su vida, el hermano, normalmente, ha adquirido un estado de madurez personal.  También es posible que aceche al hermano la tentación de la dejadez o del aislamiento. Puede suceder que se encierre en el individualismo, el egoísmo, y que haga lo mínimo para cumplir con Dios, con sus hermanos y con los jóvenes. Le repugna ser molestado, perturbado, interpelado. 138.1 Objetivo Hacer evaluación y planear una dinámica reactivación espiritual-apostólica. 138.2. Medios El hermano:  Interrumpe durante algunos meses sus actividades ordinarias. De acuerdo con el Superior Provincial, determina qué será lo más beneficioso para él durante ese tiempo: ejercicios espirituales, otro tipo de retiro, cursillos, etc.  Con ayuda de un acompañamiento adecuado, continúa el proceso de sanación interior comenzado anteriormente y la adquisición de mayor sabiduría, gracias a la integración de su persona en todas las dimensiones.  Revisa su vida a la luz de la Palabra de Dios y de la Regla de Vida.  Se esfuerza por desempeñar mejor la tarea que el Instituto le ha confiado.

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Formación continua Etapa de formación del hermano de avanzada edad Entre los sesenta y alrededor de los setenta años de edad 139. Características o condiciones de vida  En esta etapa, el hermano constata que su tono vital disminuye progresivamente, lo que puede generar cierto debilitamiento de su estado físico y psíquico.  Disfruta de mayor libertad para disponer de su tiempo y de las actividades elegidas.  Generalmente, su modo de proceder está basado en los logros de etapas anteriores. Si goza de la sensación de haber cumplido con su deber, se muestra sereno y vive su consagración con renovada fecundidad. Si, por el contrario, se siente insatisfecho con su vida pasada, corre el riesgo de anclarse en la amargura, en la crítica de todo y de todos. 139.1. Objetivo Avanzar en su camino hacia Dios con amor a Él, con fe, con esperanza, con sentido, con satisfacción y comprometido con la misión profética del Instituto. 139.2. Medios El hermano:  Abierto al Espíritu Santo y dejándose conducir por Él, progresa en el conocimiento del amor de Dios e intensifica la vida de oración, cuenta con un acompañante espiritual adaptado a esta edad, practica la oración del corazón, transfigura sus achaques permaneciendo unido a Jesús, irradia el amor del Corazón de Jesús en su derredor.  Cuida su cuerpo: practica el ejercicio físico oportuno, evita dependencias nocivas, se alimenta adecuadamente y con moderación, se ocupa en algo útil, descansa lo necesario, realiza las visitas médicas convenientes y pone otros medios apropiados para proteger su salud. Todo ello en espíritu de agradecimiento al Señor por el precioso don de la vida.  Educa su mente: cultiva el optimismo, la alegría y el buen humor; acepta envejecer, se reconcilia con su pasado, abriga sueños y proyectos, vive el presente; se ejercita en la lectura, el estudio, el trabajo intelectual y en pasatiempos útiles.  Trata de comprender esta etapa a través de lecturas, cursos sobre la tercera edad, etc.  Continúa ahondando en ciertos temas bíblicos y teológicos básicos para entender la nueva realidad de su vida.  Se adapta a su nuevo estado de vida y realiza actividades de apoyo a la misión profética del Instituto en la medida en que sus energías le permiten.  Distribuye su tiempo no solamente en función de sí mismo sino también desempeñando diversos servicios con mucha apertura a los demás, optando preferentemente por apoyar el ministerio de su comunidad.  Mantiene abiertos al mundo de hoy su espíritu y su corazón; comparte sus experiencias con otros religiosos; en comunidad da testimonio de amor, de agradecimiento, de respeto, de perdón, de paz, de alegría y de confianza; da buen ejemplo a los jóvenes.  Dedica una parte del tiempo al desarrollo de sus talentos.

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Formación continua Con alrededor de setenta años o más 140. Características o condiciones de vida  En esta etapa disminuye la energía del hermano como consecuencia del desgaste físico y en ocasiones psíquico, producto de los años; esto puede generar en él cierto pesimismo, nostalgia, tristeza y el encerramiento en sí mismo.  Asume con mayor libertad las responsabilidades y servicios que son de su agrado y que su salud le permite.  Tiene tendencia a centrarse en el pasado, lo que le impide vivir y disfrutar el presente.  Llegado el momento del retiro total y de no poder servir como antes a causa de la edad o de la enfermedad, puede caer en el desaliento al sentirse inútil. También es posible que caiga en la tentación de infravalorarse y aislarse. 140.1. Objetivo Intensificar la unión con el Señor en esta etapa de prueba y de gracia, crecer en el abandono a Él y privilegiar el ser por encima del hacer. 140.2. Medios El hermano:  Se abre al Espíritu Santo para centrarse más en Dios, intensifica su unión con Él, crece en el desprendimiento, en el amor y en el abandono a Él.  Ejerce un apostolado de apoyo por medio de la oración, por su presencia atenta y compasiva entre los hermanos y por la aceptación del sufrimiento con espíritu de fe.  Acepta cristianamente las pruebas, la disminución y la ayuda de los demás.  Se reconcilia con su pasado.  Mantiene relaciones cordiales con sus hermanos y con la gente de su entorno.  Trata de irradiar sabiduría y de ser una bendición para todos.  Prodiga a los demás los servicios que según su estado de salud puede ofrecerles. Última etapa de crecimiento: peregrinación hacia el fin de la vida 141. Paulatino retiro de la acción Al tiempo que paulatinamente se va retirando de la acción, el hermano nota que sus fuerzas le abandonan cada vez más. Recuerda las palabras de san Pablo: “Por eso no desfallecemos. Aun cuando nuestro hombre exterior se va desmoronando, el hombre interior se va renovando de día en día. En efecto, la leve tribulación de un momento nos produce, sobre toda medida, un pesado caudal de gloria eterna a cuantos no ponemos nuestros ojos en las cosas visibles, sino en las invisibles; pues las cosas visibles son pasajeras, más las invisibles son eternas” (2 Cor 4, 16-18).

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Formación continua 142. Preparación para el encuentro definitivo con el Señor Consciente de la proximidad de su tránsito hacia la vida plena, el hermano se prepara ahora especialmente para el encuentro definitivo con el Señor. Cada nueva etapa de crecimiento implica la muerte de la precedente. Para crecer, es preciso morir y nacer de nuevo. Ante la cercanía de la muerte, el hermano, lleno de confianza y de esperanza en Dios, une sus sufrimientos a los de Cristo y acepta el paso a la vida perfecta. Esta aceptación no es fácil. Así como las muertes experimentadas anteriormente acarreaban cambios, desinstalaciones, temores o angustias, con mayor razón le será difícil aceptar totalmente la muerte definitiva a este mundo. Y sin embargo, el último paso es el más fecundo, como lo fue el de Jesucristo. 143. La última aceptación Esta última etapa no se improvisa. Cuanto más se haya renovado el hombre interior en las fases anteriores, tanto mejor se vivirá la última aceptación, para llegar a la vida plena prometida por Jesús. Formación continua y crecimiento comunitario 144. Aspecto comunitario de la formación Los hermanos se esfuerzan en común por hacer realidad el estilo de vida fraterna propuesto por la Regla de Vida (cap. III), teniendo en cuenta que la comunidad debe ayudar al hermano en su propia formación y que éste, a su vez, tiene que apoyar el proyecto comunitario de formación. Para caminar hacia ese ideal de vida comunitaria, los hermanos procuran poner en práctica los medios indicados más abajo. Los describimos siguiendo un criterio de compromiso creciente; cada uno de ellos engloba al anterior. 145. Comunidad de observancia La comunidad fraterna trata de descubrir cuáles son para ella las mejores normas de funcionamiento y organización: horario, presencia en la comunidad, acogida, responsabilidades, tareas apostólicas. 145.1 Medios:      

Lectura de la Regla de Vida en común. Reuniones para exponer y compartir expectativas. Un periodo de experimentación y evaluación. Escucha a los nuevos miembros de la comunidad y flexibilidad con ellos. Oración de discernimiento comunitario (R 108). Solicitud y atención del superior para escuchar a todos (cf. R 103).

146. Comunidad de corresponsabilidad La comunidad crea un clima fraterno en el que cada uno de sus miembros se siente parte activa, apreciado y valorado (cf. R 25).

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Formación continua 146.1. Medios:     

Petición de opiniones a los hermanos por parte del superior cuando los entrevista. Celebración comunitaria y eucarística en el día del santo o cumpleaños de cada uno. Compartir el trabajo, los bienes, etc. Trabajo apostólico en equipo (cf. R 49). Presencia fraterna y acogida mutua entre los hermanos mayores y los más jóvenes (cf. R 35,38).  Tener detalles concretos de servicio y apoyo fraterno (cf. R 101).  Rezar unos por otros.  Obediencia responsable y activa suscitada por un superior atento y respetuoso (cf. R 103). 147. Comunidad de relaciones y comunión La comunidad mantiene y cultiva una actitud de confianza, transparencia y fraternidad; forja vínculos de solidaridad (cf. R 15) y hace frente a las tensiones y conflictos que pueden surgir a causa de la diferencia de edad, mentalidad y carácter. 147.1. Medios:  Encuentros fraternos para verificar los objetivos de apostolado, el modo de proceder, la disponibilidad (cf. R 27).  Comunicación directa y franqueza en nuestras relaciones mutuas (cf. R 32).  Corrección fraterna (cf. R 25).  Intervención de la autoridad para prevenir abusos y corregir errores (cf. R 211).  Celebración comunitaria del sacramento de la reconciliación (cf. R 134).  Testimonio apostólico del aspecto comunitario de nuestra vocación (cf. R 30).  Diálogo abierto sobre la misión comunitaria basándose en el Evangelio, las orientaciones de la Iglesia, de la Regla de Vida y las circulares de los Superiores Generales (cf. R 29).  Acoger a las personas ajenas a la comunidad y orar con ellas (cf. R 148).  Revisar nuestra vida ante Dios y ante los hermanos (cf. R 27).  Compartir la Palabra de Dios y profundizar juntos en nuestra fe, misión y fraternidad en la línea del proyecto comunitario (cf. R 25 à 27, 132, 135). 148. A todos nos incumbe El deber de la formación continua incumbe a cada hermano, a cada comunidad, a cada provincia y delegación, en fin, a todo el Instituto. 148.1 A nivel personal  El principal artífice de su formación, en colaboración con el Espíritu Santo y en comunión con sus hermanos, es cada uno (cf. R 34, 170).  Se cumple con esta responsabilidad utilizando los medios normales de renovación: • El proyecto personal • Acompañamiento, tanto el espiritual como el psicológico o el fraterno.

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Formación continua Equilibrio de vida y dominio de los sentidos y del corazón en cuestión de relaciones humanas, sexualidad, afectividad, medios de comunicación social y tiempo libre. • Oración diaria, lectura espiritual, rosario, etc. • Revisión de la jornada o examen del día. • Estudios religiosos: todos y cada uno tenemos el derecho de realizarlos y el deber de consagrar a ellos un tiempo suficiente.  Dentro de este espíritu, a cada uno le corresponde tomar iniciativas sin esperarlo todo de las estructuras o de los superiores. •

148.2 A nivel comunitario  La comunidad que expresa y vive su proyecto comunitario se encuentra en crecimiento hacia una vida comunitaria plena y se convierte al mismo tiempo en el ambiente ideal para la formación personal (cf. R 172, 210). El superior, como primer responsable de la animación que es (cf. R 219), tiene una misión privilegiada: animar a cada hermano y a toda la comunidad en su esfuerzo por crecer (R 28).  Los medios para concretar la corresponsabilidad son diversos: • Reuniones comunitarias habituales para mantener vivo el espíritu religioso-apostólico y enriquecerse mutuamente. • Ejercicios espirituales anuales y retiros breves practicados con regularidad. • Lectura y estudio frecuente de la Regla de Vida. • El buen ejemplo, la información, la conversación, una biblioteca apropiada, animación de la oración, etc. • La elaboración, cumplimiento y evaluación del proyecto comunitario. • La entrevista con cada hermano. 148.3 A nivel provincial y general A este nivel, los primeros responsables de la formación son los superiores mayores y es a ellos a quienes corresponde organizar, favorecer e incitar a la formación continua.  El Superior Provincial en consejo precisa el plan de formación inicial y continua y vela por su puesta en práctica conforme a la Guía de formación del Instituto.  El plan de formación prevé formas de actuar adaptadas a los diversos grupos según la edad y las funciones de los hermanos: superiores de comunidad, directores de obras apostólicas, formadores, ecónomos, etc.  El Superior Provincial proporciona a cada hermano el tiempo necesario para su formación continua y discierne con él cuáles serán los medios a emplear en el momento oportuno, por ejemplo: • Retiro dirigido, escuela de oración, participación en movimientos de renovación, etc. • Estudios especializados y sesiones más específicas para ciertas funciones o servicios a la comunidad (sesiones de animación, de discernimiento sobre el proyecto comunitario local, de técnicas para la entrevista, etc.).  Corresponde al Superior General en consejo organizar centros y sesiones de formación continua, así como nombrar los equipos de responsables competentes.

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Formación continua Puesta en marcha de algunas estructuras para garantizar la formación continua por etapas o por funciones 149. A nivel provincial Una comisión responsable de:  Secundar al provincial en el apoyo al ministerio de la formación.  Proporcionar a los hermanos información periódica sobre cursos, sesiones, bibliografía, etc.  Ayudar a establecer y poner en práctica el plan de formación de la provincia.  Apoyar la organización y realización de sesiones específicas para los hermanos.  Mantenerse en contacto con otras provincias para ayudarse mutuamente en los planes de formación provinciales e interprovinciales. 150. A nivel interprovincial A veces sucede que una provincia tiene limitaciones o carece de medios adecuados. En tal caso es bueno que se agrupen varias provincias para organizar sesiones de formación. 151. A nivel general El consejo general organiza las sesiones internacionales de Roma (SIR), cuya finalidad es ofrecer a los hermanos la oportunidad de vivir una experiencia de Dios según nuestro carisma en un contexto comunitario internacional. También se encarga de apoyar e incentivar la formación continua en todo el Instituto por medio de mensajes oportunos o recurriendo a equipos animadores.

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Preparación de los formadores

IX. PREPARACIÓN DE LOS FORMADORES Un desafío que interpela fuertemente a nuestro Instituto 152. Calidad de los apóstoles Todos los programas de actividad apostólica de una provincia o del Instituto dependen en gran medida de la calidad de los apóstoles. De ahí la importancia de tener formadores competentes. 153. Atentos al Espíritu Santo El Instituto tiene la responsabilidad de hacer que los jóvenes en formación sean sensibles a los valores evangélicos y estén atentos a la acción del Espíritu Santo en lo más íntimo de su corazón (R 176). Los hermanos prestan especial atención a favorecer el despertar y el desarrollo en ellos de las características del Hermano del Sagrado Corazón. 154. Equipo de formadores Los proyectos de las distintas etapas de formación requieren un equipo de hermanos que refleje la vida de una comunidad auténtica (R 181). Los superiores tienen la responsabilidad de constituir estos equipos. 155. Criterios para la nominación Como responsables de la formación, se nombrará a hermanos que encarnen lo mejor posible el espíritu del Instituto y que tengan cualidades de intuición y acogida (R 180). 156. Formación de los formadores Una de las grandes preocupaciones de los superiores es la elección y preparación constante de hermanos formadores y equipos de formación. Los hermanos formadores deben haber recibido una preparación adecuada para asegurar el acompañamiento espiritual e iniciar a otros en las exigencias de la misión del Instituto (R 180). No basta formarlos una vez por todas. Para mantenerse a la altura de su valioso ministerio, deben vivir en un estado de actualización permanente. Los formadores y la formación 157. Condiciones para ser un buen formador El formador:     

Cree en su vocación y la ama. Cree en el Instituto y lo estima. Es un hermano de oración y espiritualidad profundas. Ama a los candidatos o hermanos en formación, les comprende y cree en ellos. Acepta de buen grado el servicio de formar.

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Preparación de los formadores  Muestra disponibilidad e interés para formarse en todos los temas que atañen a la formación, especialmente en psicología, teología y espiritualidad.  Da señales de tener una actitud sincera y humilde, de no querer ser más que un simple instrumento en manos del único Maestro, el Espíritu Santo, verdadero creador y formador de los consagrados (cf. R 176).  Quiere y sabe trabajar en equipo (cf. R 181). 158. Disposiciones del hermano formador que hacen posible el acompañamiento 158.1 Madurez La madurez de una persona está ligada a su grado de equilibrio personal. Implica el desarrollo de diversas capacidades humanas y la integración adecuada de éstas en el conjunto de la personalidad. Este desarrollo supone un grado suficiente de madurez afectiva y espiritual.  La madurez afectiva lleva consigo la capacidad de resolver con cierta facilidad los problemas personales de carácter afectivo. La excesiva inmadurez afectiva de un formador puede ejercer una influencia nefasta sobre los formandos. El ser de un auténtico formador es mucho más eficaz que el hacer. El formador, como cualquier otra persona, no se da a conocer a los demás solamente por lo que dice. Todo su ser constituye un estímulo eficaz para las personas en formación.  La madurez espiritual está estrechamente ligada a la madurez afectiva. El elemento fundamental de la madurez espiritual es la fe. La fe sigue muy a menudo una evolución paralela al crecimiento intelectual y al desarrollo afectivo. A medida que la fe del formador se va purificando de los últimos restos de infantilismo espiritual, su percepción de Dios se hace más precisa. 158.2 Equilibrio de la personalidad Un formador consciente de su gran responsabilidad se preocupa de crecer espiritualmente a todos los niveles. Comprueba a menudo y atentamente su estado interior: sentimientos, deseos, temores, insatisfacciones, angustias, desconfianzas, alegrías exaltadas, etc. Esta toma de conciencia es el primer paso en el control de las emociones. El segundo paso, tan indispensable como el primero, consiste en descubrir la motivación profunda de esas emociones a fin de superarlas y llegar a un cierto grado de equilibrio. La oración y la Palabra de Dios constituyen un precioso remedio para escapar de las tiranías emocionales y recuperarse. Es muy conveniente además que el formador busque la preciosa ayuda de un acompañante espiritual discreto y prudente. 158.3 Confianza en sí mismo Un hermano formador demuestra confianza en sí mismo cuando es plenamente consciente de sus capacidades, cuando sabe comprometerse a fondo en una tarea sin alterarse por un eventual fracaso. Solamente entonces es capaz de aproximarse a un joven en un encuentro personal de diálogo auténtico y constructivo. El tono seguro y tranquilo del formador, la firmeza de su voz y su actitud transmiten paz y confianza. Por el contrario, la inseguridad es quizá uno de los defectos más graves de un formador. 80


Preparación de los formadores 158.4 Autoridad moral La autoridad moral, basada en cualidades reales, es indispensable para el formador que sabe servirse de ella con humildad y prudencia. La autoridad moral supone la imitación de Jesús. Así como Él se hallaba en medio de sus discípulos, así se encuentra el formador en medio de las personas que le son confiadas o en medio de sus hermanos. El formador está llamado a servir, a ser creativo, acogedor, respetuoso, generoso, conciliador, manso y humilde, etc. Tiene que dar la pauta en las relaciones interpersonales para que contribuyan a la unidad, a la fraternidad, a la solidaridad, a la paz y a la alegría. El formador con autoridad moral se gana la confianza de los formandos. 158.5 Docilidad al Espíritu La docilidad al Espíritu es una disposición interior indispensable para el formador. Su fe en la acción del Espíritu Santo le permite conocer los signos de la obra de Dios en la vida de los formandos, de la comunidad y del equipo de formación. El formador dócil al Espíritu descubre las manifestaciones de los movimientos del alma y de las llamadas divinas; sabe orientar y dirigir a las personas y a los grupos en los ratos de oración y discernimiento comunitario. El modelo de esta docilidad es Juan, el Bautista, señalando la presencia del Espíritu en la persona de Jesús a la gente que acudía a él. 159. Actitudes del formador La transparencia y el dinamismo de la vida del formador son una excelente invitación a los formandos para que se adhieran a la persona de Cristo en nuestro Instituto (cf. R 175). 159.1 Preocupación por crecer Una actitud fundamental en el formador es su preocupación serena por tender constantemente hacia el ideal de la vida religiosa de los Hermanos del Sagrado Corazón. Lo primero que hay que hacer con un candidato cuando ingresa en una casa de formación, es ayudarle a clarificar y purificar las intenciones en las que se apoya su decisión de abrazar la vida religiosa. Es preciso, por tanto, educarle en la libertad, enseñarle a elegir libremente y a optar siempre por lo que más le ayuda a ser dueño de su propia vida. El formador acompañará a los candidatos o a los hermanos en formación para que traten de descubrir en ellos cualquier proceso de dependencia, más o menos consciente, que pueda inducirlos a desarrollar ciertas incoherencias en la vida religiosa. 159.2 Apertura a lo trascendente Otra importantísima actitud del formador es su apertura a lo trascendente. La vida consagrada se vive en el tiempo presente ejerciendo un apostolado al servicio de los demás con vistas a la construcción de un Reino que ya está aquí pero que todavía no ha llegado a su plenitud. Si el formador no está abierto a la trascendencia, si no es sensible y fiel a los movimientos de la gracia, la persona en formación quedará sumida en la obscuridad. La apertura a lo trascendente ilumina todo el proceso de formación y asegura su eficacia y orientación correcta.

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Preparación de los formadores 159.3 Espíritu de discernimiento Otra actitud más, requerida en el formador, es un espíritu de discernimiento permanente. La persona en formación necesita que le ayuden en el discernimiento constante de su vocación. Discernir la vocación es ver lo que concuerda, o no, con la voluntad de Dios en su vida. Todo lo que contribuye a interiorizar los valores fundamentales del amor de Dios y la imitación de Cristo, por la vía de los consejos evangélicos, es seguro que el Señor lo quiere. Pero el ser humano no siempre sabe si lo que hace le ayuda, le frena, o le obstaculiza en el proceso de interiorización de esos valores. Además, el discernimiento vocacional debe ayudarle a crecer en entusiasmo, esperanza y amor a su vocación. El formador y el formando verifican la presencia de dichos valores y el grado de eficacia que poseen, es decir, observan si se convierten en actitudes en la vida del candidato o hermano en formación. El religioso que ha conseguido interiorizar los valores de la vida consagrada tendrá estabilidad psicológica. 159.4 Interés por la integración interior La formación para la vida religiosa de Hermanos del Sagrado Corazón no pretende que los formandos se adapten a una estructura sino, más bien, que se conviertan de corazón al Evangelio. Por esta razón, el esfuerzo inicial del formador se centra en sensibilizar el corazón del formando a la voz de Dios. Así pues, el formador les ayudará a crearse una estructura personal de pensamiento, intenciones, sentimientos y deseos ubicados en el tiempo, lugar, horario y ejercicios previstos en la casa de formación. La estructura externa deberá estar al servicio de las necesidades de la persona para favorecer su vida espiritual. 159.5 Preocupación por las personas Formar para la vida religiosa es ayudar al formando a cambiar de vida a fin de que se haga capaz de seguir la estela de Cristo. Para brindar dicha ayuda es importante que el formador no se preocupe prioritariamente de conservar una estructura. En su esfuerzo por ayudar, deberá ocuparse sobre todo de la persona del formando que desea crecer. Para el consagrado, el crecimiento de la persona en los valores por los que ha optado es más importante que las estructuras en las que debe desenvolverse (cf.R 179). 159.6 Interés por ayudar Formar para la vida religiosa es también ayudar al formando a integrarse en el grupo, a vivir en comunidad, a compartir nuestro ideal, nuestra fe y nuestra misión. 160. Tareas del formador y de su equipo La formación exige un trabajo en equipo en el que los hermanos aportan su colaboración con espíritu de ayuda mutua y complementariedad. Según sus aptitudes, capacidades y funciones asignadas, cada miembro del equipo está llamado a apoyar la formación de candidatos y hermanos, lo que significa:  Ayudarles a progresar en su desarrollo integral.  Orientarles en los estudios, ayudándoles a crearse un método personal de trabajo para que puedan asimilar lo que estudian con vistas a su misión y futuros servicios.  Ayudarles a permanecer abiertos al mundo exterior y a sus valores auténticos. 82


Preparación de los formadores  Guiarles para que puedan crecer como Hermanos del Sagrado Corazón.  Ayudarles a interiorizar y poner en práctica los valores de la vida religiosa según el Evangelio y la Regla de Vida.  Amarlos; de este modo se asegura un clima de fraternidad comunitaria en la casa de formación. El formando crece, se forma y se alimenta espiritualmente dentro de su comunidad. La auténtica vida comunitaria se caracteriza siempre por los sentimientos de fraternidad y solidaridad que se hallan en la base del espíritu de familia (cf. R 15, 22, 172). ¿Qué significa amar a mi hermano? Significa relacionarme con él de un modo que podríamos describir así: • aceptarle tal como es; • darle a entender, de palabra y con los hechos, que es aceptado; animarle y ayudarle en su crecimiento personal; • perdonarle siempre de todo corazón; • respetarle y tratarle como miembro importante de la comunidad, como hijo de Dios, como hermano de Jesucristo; • confiar en él; • ayudarle en las dificultades poniendo a su disposición nuestro tiempo y cualidades y practicando con él la corrección fraterna.  Motivarles, ya que una buena motivación es el principal motor pedagógico para provocar en ellos un esfuerzo de búsqueda, aprendizaje, descubrimiento, creatividad y realización de su proyecto de consagración al Señor;  Animarles porque, además de la motivación, pueden necesitar de vez en cuando un estímulo más personal y concreto a fin de mantener vivo su entusiasmo;  Orientarles hacia el bien común, puesto que en una comunidad son fundamentales los valores y bienes comunes. Para que la iniciativa personal no pretenda la satisfacción egoísta, propia del ser humano, el formador debe ayudar al formando a buscar el bien común en todas sus actividades. Igualmente, deberá discernir siempre las actitudes y comportamientos colectivos de la comunidad, procurando que todo el mundo se comprometa en la búsqueda de soluciones a los problemas comunitarios y poder así crecer juntos como hermanos de la misma familia religiosa;  Instruirles, pues el formador es, fundamentalmente, un catequista; deberá exponer la vida consagrada a la manera con que Jesús proponía a sus contemporáneos los temas del Reino: con sencillez y claridad;  Darles a conocer los contenidos de Una Ética de Vigilancia constante, donde se aclaran nuestras relaciones como educadores con los jóvenes. 161. Además, es necesario que el formador y su equipo:  Realicen un discernimiento comunitario para ver si el formando progresa adecuadamente.  Permanezcan vigilantes, pues hay que observar sistemática y discretamente el comportamiento de la persona en formación, ayudarle a conocerse a sí misma, a analizar sus propios sentimientos y motivaciones; hacerle ver que los motivos de sus acciones tienen que estar fuertemente relacionados con los valores de la vida religiosa, ya que sólo interiorizando determinados valores se llega a desarrollar ciertas conductas.  Además de la observación sistemática y discreta, existen otros instrumentos que resultan indispensables para seguir eficazmente el comportamiento del formando: • La orientación de su vida en común dentro de la casa de formación: objetivos, reglamento, espíritu, proyecto apostólico comunitario, etc. • La orientación particular u ocasional de quien se halla en una situación especial: dificultad personal, falta de adaptación, marginalidad, desánimo, dudas, etc. 83


Preparación de los formadores •

La ascesis en la que todos deben ser iniciados desde el comienzo de su formación, por ejemplo: aceptar los inevitables sufrimientos que han de llegar, la purificación de los motivos que pueden mezclarse con la búsqueda de una vida más cómoda, etc. La entrevista personal periódica como instrumento privilegiado de seguimiento y acompañamiento formativo (cf. R 173).

Preparación específica del formador en el Instituto 162. Finalidad Contribuir a la creación de equipos de formadores según la Regla de Vida del Instituto (cf. 176, 179, 180, 182). El formador tiene la obligación de adquirir y desarrollar las capacidades siguientes:  Una profunda y feliz experiencia de la vida de Hermano del Sagrado Corazón, que le hará capaz de entusiasmar a los formandos y encaminarlos hacia la interiorización de nuestra identidad.  Competencia doctrinal, psicológica y humana, conveniente para poder animar con eficacia una comunidad de formación.  Un grado de intuición y tacto suficiente; como el artista, el verdadero formador se descubre, en cierta medida, con la práctica y el paso del tiempo. 163. Preparación antropológica y espiritual adecuada El formador:     

Se familiariza con algunos métodos de investigación psicológica a fin de respetar las etapas de evolución de la persona. Se inicia, con la colaboración de un consejero psicológico, en la aplicación de baterías de test de personalidad u otros métodos de análisis que sintonicen con una sana antropología de la vocación cristiana y religiosa. Adquiere competencia y habilidad para iniciar a otros en la vida espiritual, para discernir y animar, y sabe cómo enseñar a meditar, a compartir la Palabra de Dios y a practicar la oración litúrgica y comunitaria. Conoce los signos de vocación para ser capaz de hacer un discernimiento espiritual y vocacional a la vez. Domina las técnicas de las relaciones interpersonales y de las relaciones entre el hermano y la comunidad.

164. Preparación doctrinal El formador adquiere una visión eclesial de la vida religiosa, visión basada en: 164.1 La historia de la salvación La Alianza, los profetas, los salmos, el misterio de Jesucristo, la espiritualidad del Corazón de Cristo, el nacimiento y desarrollo de la Iglesia, la escatología, etc.

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Preparación de los formadores 164.2 Las enseñanzas de la Iglesia  Constituciones del Concilio Vaticano II: • Dei Verbum, sobre la revelación. • Sacrosanctum Concilium, sobre la liturgia. • Lumen Gentium, sobre el misterio de la Iglesia. • Gaudium et Spes, sobre la Iglesia en el mundo actual.  Algunas encíclicas de los últimos papas: • Mater et Magistra (Juan XXIII, 1961). • Pacem in Terris (Juan XXIII, 1963). • Ecclesiam Suam (Pablo VI, 1964). • Populorum Progressio (Pablo VI, 1967). • Redemptor Hominis (Juan Pablo II, 1979). • Dives in Misericordia (Juan Pablo II, 1980). • Redemptoris Mater (Juan Pablo II, 1987). • Sollicitudo Rei Socialis (Juan Pablo II, 1987). • Redemptoris Missio (Juan Pablo II, 1990). • Centesimus Annus (Juan Pablo II, 1991). • Deus Caritas est (Benedicto XVI, 2005). • Spe salvi (Benedicto XVI, 2007). • Caritas in Veritate (Benedicto XVI, 2009). • Lumen Fidei (Francisco, 2013). • Laudato Sii (Francisco, 2015). • Etc.  Algunas exhortaciones apostólicas: • Evangelii Nuntiandi (Pablo VI, 1975). • Catechesi Tradendae (Juan Pablo II, 1979). • Ecclesia in America (1999), Ecclesia in Asia (1999), Ecclesia in Africa (1995), Ecclesia in Oceania (2001), • Ecclesia in Europa (2003), de Juan Pablo II. • Evangelii Gaudium (Francisco, 2013). • Amoris Laetitia (Francisco, 2016). • Etc.  Otras enseñanzas y declaraciones de la Iglesia sobre: • Los laicos. • Las misiones. • El ecumenismo. • La libertad religiosa. • Las orientaciones de la conferencia episcopal del propio país. • Los sínodos episcopales. • El Código de Derecho Canónico. 164.3 Documentos de la Iglesia sobre la vida religiosa    

Capítulo VI de la constitución Lumen Gentium. Decreto Perfectae Caritatis (1965). Carta apostólica Ecclesiae Sanctae (1996) sobre la aplicación del Perfectae Caritatis. Documentos de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica: • Religiosos y promoción humana (1978). 85


Preparación de los formadores Mutuae Relationes (1978). La dimensión contemplativa de la vida religiosa (1980). • Elementos esenciales de la doctrina de la Iglesia sobre la vida religiosa (1983). • Orientaciones sobre la formación en los Institutos religiosos (1990). • La vida fraterna en comunidad (1994). • Caminar desde Cristo (2002). • El servicio de la autoridad y la obediencia (2008). • Alegraos (2014). • Identidad y misión del religioso hermano en la Iglesia (2015). • Etc.  Exhortaciones apostólicas sobre la vida religiosa: • Evangelica Testificatio (Pablo VI, 1971). • Vita Consecrata (Juan Pablo II, 1996). • Etc.  Documentos de la Congregación para la educación católica: • La escuela católica (1977). • La Escuela Católica en los umbrales del Tercer Milenio (1997). • Las personas consagradas y su misión en la escuela (2002). • Educar juntos en la escuela católica. Misión compartida de personas consagradas y fieles laicos (2007). • Etc.  Todo lo que se refiere a la renovación y adaptación de la vida religiosa en el país del formador. • •

164.4 Los signos de los tiempos             

Ecología. Cambios en los valores morales. Secularismo. Relativismo moral. Indiferencia religiosa. Individualismo. Globalización. Promoción de la justicia. Apertura a lo intercongregacional. Inculturación. Nuevos movimientos. Promoción humana: «El hombre es el camino obligado de la Iglesia» (Juan Pablo II). Etc.

165. Preparación como Hermano del Sagrado Corazón El formador:  Se familiariza con la vida y escritos de nuestro fundador y del Hno. Policarpo.  Se familiariza con la historia del Instituto, de su provincia y de las provincias de su región.  Adquiere una visión clara de nuestro carisma e identidad para hacerse capaz de integrar los siguientes elementos esenciales: fraternidad/comunidad, espiritualidad/consagración/espíritu, misión/apostolado. 86


Preparación de los formadores  Asimila en profundidad la Regla de Vida.  Comprende claramente el carácter laico de nuestro Instituto y la vocación de religioso hermano.  Se familiariza con los documentos de los últimos capítulos generales y con las circulares de los Superiores Generales.  Conoce las encíclicas, los escritos del magisterio eclesiástico y las publicaciones de los principales teólogos que tratan sobre la espiritualidad del Corazón de Cristo. Responsables y responsabilidades correspondientes 166. El formador Es el primer responsable de su propia formación. He aquí algunos medios básicos para ello:  Tener él mismo un acompañante espiritual y seguir cursos de acompañamiento humano y espiritual.  Asimilar los escritos del Instituto y las circulares de los superiores a medida que se van publicando.  Participar en cursos y conferencias sobre espiritualidad, apostolado y vida comunitaria.  Participar en las reuniones de formadores del Instituto y de otros institutos.  Mantener el nivel de lectura y estudios personales.  Revisar continuamente sus métodos y programas.  Mantenerse en contacto con la vida comunitaria y apostólica de su provincia/delegación. 167. El Superior Provincial y su consejo Son los responsables de seguir las líneas generales de formación a todos los niveles, señaladas por el capítulo provincial, y los reglamentos establecidos por éste mismo (cf. R 248 c). 168. Los equipos de formación Los equipos de las diferentes etapas y la comisión provincial de formación trabajan en sintonía con el Superior Provincial. 169. El Superior General y los miembros de su consejo Son responsables, a nivel general, de la animación, coordinación e información relativas al tema de la preparación de formadores. Asumen también la responsabilidad de establecer las estructuras necesarias para garantizar su eficacia.

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Formación común de los colaboradores en la misión X. FORMACIÓN COMÚN DE LOS COLABORADORES5 EN LA MISIÓN Objetivo 170. El objetivo principal de un programa de formación común El objetivo principal de un programa de formación común de los colaboradores en la misión (hermanos, laicas, laicos y demás) es ayudarnos a permanecer abiertos a la acción del Espíritu Santo en nosotros, de modo que el carisma de fundación de Andrés Coindre pueda ser mejor conocido y comprendido, encarnado en la vida personal y vivido en comunión para el servicio de la misión profética del Instituto. 171. La “historia de la fundación” como fuente de inspiración en la formación  Lo esencial del carisma se aprecia en la historia misma de la fundación del Instituto. Esta historia entraña, en todo tiempo y lugar, un significado perdurable para todos los colaboradores.  En primer lugar, es el Padre Coindre quien encarna dicho carisma por su modo de vivir el Evangelio y por su identificación con los rasgos proféticos del Corazón de Jesús que más lo cautivaron. Asimismo, por su respuesta profética a las apremiantes necesidades de los niños y jóvenes de su medio.  La historia fundadora de los Hermanos del Sagrado Corazón comprende también la vida y obra del Hermano Policarpo, del Hermano Javier y de nuestros primeros antepasados (cf. R 12) en la medida misma en que ellos intentaron mantenerse fieles al Fundador y a su obra.  El conocimiento de la historia y la tradición del Instituto despierta en algunas personas una especial admiración por nuestro Fundador y quienes nos precedieron, así como el deseo vehemente de seguir sus pasos. Atraído por estos sentimientos, el Espíritu las enriquece con el don del carisma. La vida del Padre Coindre, la fundación del Pío Socorro y las obras apostólicas de los primeros hermanos constituyen la «historia fundadora» del Instituto; habrá que narrarla de nuevo, celebrarla y reactualizarla en cada comunidad y obra.  Para propiciar que el Espíritu siga otorgando el carisma, es preciso también crear ocasiones en las que todos los colaboradores puedan compartir sus experiencias personales sobre la manera de relacionarse con los jóvenes. Ese intercambio de experiencias, en un clima de confianza, les animará a reforzar su propio compromiso apostólico de servicio a los niños y jóvenes, especialmente a los más necesitados, en continuidad con la misión querida por el Fundador.

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En este contexto la palabra colaborador incluye a todas las personas comprometidas en la misión del Instituto. Es decir, a hermanos, laicos y otras.

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Formación común de los colaboradores en la misión 172. Llamada a los colaboradores a vivir en comunión  La Iglesia invita a todos los miembros de los institutos de vida consagrada que trabajan en el campo de la educación a compartir con los seglares el carisma de su fundador, así como otros «aspectos y momentos específicos de la espiritualidad y de la misión del Instituto» (Educar juntos en la escuela católica, 27). Los Hermanos consideran la colaboración con los seglares como una privilegiada experiencia de comunión.  La participación de personas de distintas vocaciones en un programa común de formación sobre el carisma educacional de Andrés Coindre, ayuda a renovar las obras educativas según el auténtico espíritu del Fundador, y da forma a una visión educativa común enraizada en la tradición viva del Instituto (cf. R 156 y 157). Manteniéndose fiel a las orientaciones de la Iglesia, el Instituto procura que los programas de formación en el espíritu del carisma de fundación sean “pensados y activados también allí donde las vocaciones a la vida consagrada son numerosas» (Educar juntos en la escuela católica, 29).  Los hermanos comparten con los demás colaboradores la responsabilidad de formar moral y religiosamente a los niños y jóvenes en las escuelas y obras apostólicas (cf. R 157). En la complementariedad de sus respectivas vocaciones, todos ellos responden a la llamada de la Iglesia a vivir en comunión el mismo carisma para el desarrollo de la misión común. 173. Formación en el carisma En todas las etapas de la formación inicial, se dedicará un tiempo apropiado para estudiar la vida del Padre Andrés Coindre y el carisma de fundación. 174. Elementos esenciales del carisma Para mantenerse fiel al espíritu del Fundador, la formación en el carisma deberá incluir los elementos esenciales siguientes:  Formación integral de la persona en los aspectos físico, intelectual, moral, espiritual, fraterno y apostólico.  Espiritualidad del amor compasivo, centrada en el Corazón de Cristo y que se manifiesta por la bondad, la humildad, el respeto y el servicio, sobre todo a los más necesitados.  Integración de vida y fe.  Espíritu comunitario.  Pedagogía de la confianza, creyendo que toda persona está capacitada para aprender y crecer.  Formación en la doctrina social de la Iglesia.  Preocupación especial por los pobres y marginados.  Disponibilidad para ayudar a los jóvenes a construir su esperanza.  Creación de un ambiente ordenado, bien estructurado y educativo para ayudar al joven a aprender, a crecer y a desarrollarse.

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Formación común de los colaboradores en la misión 175. Medios para la formación común de los colaboradores Puesto que la formación es tarea de toda la vida, la formación común de los colaboradores en el carisma de fundación requiere la elaboración atenta por parte de cada provincia o delegación de un plan de formación integral inicial y permanente pensado para ser ejecutado a corto, mediano y largo plazo. Este plan prevé la aplicación de diversos medios adaptados a la situación particular de los diversos lugares y obras apostólicas. A continuación se citan algunos de ellos:  Establecer sesiones para los colaboradores seglares recientemente contratados, a fin de que educadores y educadoras con experiencia les presenten las particularidades del carisma de fundación del Padre Coindre. Esto con el fin de que puedan comprender y hacer suyos los valores del carisma.  Realizar sesiones y encuentros para suscitar la reflexión sobre el carisma y sobre el modo de renovar la misión. Al mismo tiempo, para compartir el encuentro con Dios en el santuario de la misión, esto es, para intercambiar sobre la vivencia del carisma en la vida concreta y celebrar festivamente dicha experiencia en la liturgia y en momentos de alegría comunitaria. Estos encuentros se distinguen por la relación cercana, el diálogo fraterno, la escucha acogedora, la participación y la corresponsabilidad.  Programar encuentros de colaboradores de diversas obras apostólicas a fin de reforzar el sentido de la misión común y propagar el espíritu solidario.  Asegurar el acompañamiento personal y grupal para discernir las llamadas del Espíritu.  Al comienzo de las actividades, o de las reuniones del personal, recurrir a oraciones que expresen la espiritualidad apostólica del Instituto.  Con ocasión de la realización de talleres o reuniones del personal, emplear textos sacados de la tradición del Instituto, tales como los escritos de Andrés Coindre y algunas circulares de los Superiores Generales que tratan sobre el carisma.  Usar enunciados de la misión que se inspiren en el carisma y que formulen la dimensión apostólica de la obra dentro de su propio contexto social y cultural.  En la ambientación de lugares diversos, emplear recursos materiales que expresen la espiritualidad apostólica de los hermanos, tales como el escudo del Instituto, imágenes del Sagrado Corazón y de nuestros santos patronos, obras de arte que evoquen la vida y ministerio del Padre Coindre y del Hermano Policarpo, etc.  Sesiones de formación en la Casa Coindre como medio privilegiado para seguir las huellas del Fundador.

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Formación común de los colaboradores en la misión 176. Formación de los futuros colaboradores líderes – hermanos, laicas, laicos, otros –. Para asegurar su misión, el Instituto tiene la responsabilidad de formar futuros líderes en el espíritu del carisma, sean ellos hermanos u otros colaboradores. Esta formación se desarrolla, de acuerdo con cada situación local, por medio de programas bien organizados y del acompañamiento personal. 177. Identificación a futuros líderes Podremos identificar a futuros líderes por los signos siguientes:  Competencia profesional.  Relaciones cordiales, llenas de madurez, con los colegas y con los jóvenes.  Apertura fundamental al crecimiento y al desarrollo personal.  Afinidad con la espiritualidad propia del Instituto.  Identificación con la misión del Instituto.  Deseo de compartir la propia experiencia, conocimientos y valores para contribuir a la formación de otros.

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Anexo ANEXO Política sobre los estudios universitarios de los hermanos Movido por el deseo de armonizar la política sobre los estudios universitarios de los hermanos, el Consejo General ha considerado oportuno establecer ciertas condiciones y criterios generales aplicables por los Consejos Provinciales y de Delegación. Se trata de los siguientes principios: 1. La planificación de los estudios universitarios de los hermanos es competencia de los Superiores Provinciales en consejo. 2. En el discernimiento sobre el programa de estudios a realizar se tienen en cuenta las necesidades de la entidad, la misión y el perfil del hermano. 3. Los hermanos realizan sus estudios universitarios iniciales en su entidad de origen, a menos que exista una razón mayor en contra o que se dé una situación particular discernida por la autoridad competente. 4. Un hermano que haya terminado el ciclo universitario inicial con un diploma y que tiene aptitudes para estudios posteriores puede ser eventualmente llamado a cursar estos estudios en su entidad de origen o en el extranjero. 5. La autoridad competente elabora con el candidato un proyecto de estudios claro: programa, diploma esperado, duración, lugar de estudios, etc. 6. Le entidad que envía un hermano a cursar estudios prevé en su presupuesto las implicaciones financieras y las asume: pensión de estudios, salud, material pedagógico, gastos personales, etc. Al finalizar los estudios se envía a la secretaría de la entidad una copia certificada de las calificaciones y del diploma.

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Index

INDEX PRESENTACIÓN ....................................................................................... 5 Plan general de la guía de formación ......................................................... 9 I. LA FORMACIÓN DEL HERMANO HOY ................................................ 11 La formación en nuestros días ....................................................................................... 11 1. Un proceso complejo ................................................................................................. 11 2. Finalidad y objetivo de la formación ........................................................................... 11 2.1 Finalidad ........................................................................................................ 11 2.2 Objetivo ......................................................................................................... 11 3. La vocación de hermano: una llamada de Dios y una respuesta libre ....................... 11 3.1 La vocación de hermano ............................................................................... 11 3.2 Una llamada de Dios ..................................................................................... 12 3.3 Para servicio de la humanidad ...................................................................... 12 3.4 Una respuesta libre que compromete todo nuestro ser Dimensión personal ................................................................................ 12 Dimensión comunitaria............................................................................ 12 Dimensión de Instituto............................................................................. 12 Dimensión eclesial .................................................................................. 12 3.5 Una respuesta renovada y progresiva ........................................................... 12 4. Las grandes líneas de la formación del Hermano del Sagrado Corazón ................... 13 4.1 La formación humana del religioso hermano ................................................ 13 El conocimiento de sí mismo .................................................................. 13 La aceptación de sí mismo ..................................................................... 13 La integración de sí mismo ..................................................................... 13 4.2 Formación del religioso hermano según un carisma unificador .................... 13 4.2.1 Formar según el carisma del Instituto .............................................. 14 El carisma del fundador ................................................................ 14 El carisma hoy .............................................................................. 14 4.2.1.1 Formar según una espiritualidad-consagración ................. 14 Una espiritualidad del Amor ............................................... 14 Una espiritualidad que se manifiesta especialmente por la compasión ............................................................. 15 Una espiritualidad de relación con Dios mediante una oración creativa ......................................................... 15 Una espiritualidad llamada a progresar ............................. 15 4.2.1.2 Formar para la vida fraterna en comunidad ....................... 15 Compartir la vida y la fe ..................................................... 16 Compartir el proyecto común ............................................. 16 Mantener relaciones fraternas de carácter humano ........... 16 95


Index Llevar los unos las cargas de los otros .............................. 16 Celebrar juntos la vida y la fraternidad ............................... 16 4.2.1.3 Formar para la misión ........................................................ 16 Una misión de evangelización ........................................... 16 Una misión de educadores de la fe de los jóvenes ............ 16 Una pedagogía basada en la confianza ............................. 17 Una formación abierta a los nuevos desafíos del mundo .. 17 Una formación para la solidaridad ..................................... 17 4.3 Vivir nuestro carisma de un modo integral: un reto exigente ......................... 17 Ser Hermano del Sagrado Corazón hoy es ....................... 17 Aspectos generales de nuestro estilo de formación ...................................................... 17 5. Empleo de una pedagogía integradora ...................................................................... 17 5.1 Algunos medios importantes a nuestro servicio: ........................................... 18 5.2 Actitudes básicas para progresar: ................................................................. 18 5.3 Agentes de la formación: ............................................................................... 18 5.4 Formación en el Instituto ............................................................................... 19 5.5 Colaboración entre los equipos de formación ............................................... 19

II. EL ACOMPAÑAMIENTO PERSONAL .................................................. 21 6. Una ayuda importante................................................................................................ 21 Formas de acompañamiento ......................................................................................... 21 7. Diferenciar las formas de acompañamiento ............................................................... 21 8. Acompañamiento durante el periodo de formación inicia .......................................... 21 Acompañamiento e informe de admisión del candidato a la profesión .......................... 22 9. Acompañamiento espiritual ........................................................................................ 22 10. Acompañamiento psicológico .................................................................................. 23 11. Acompañamiento fraterno........................................................................................ 23 11.1 Entrevista con el superior de la entidad ...................................................... 23 11.2 Entrevista con el superior de la comunidad local ........................................ 24 11.3 Escucha entre hermanos ............................................................................ 24

III. LAS TRANSICIONES EN LA VIDA ...................................................... 25 El fenómeno de las transiciones en la vida del hermano ............................................... 25 12. Paso de un estado a otro ......................................................................................... 25 13. Afectos de las transiciones ...................................................................................... 25 96


Index 14. El proceso de la transición ...................................................................................... 25 15. Habilidades y actitudes que favorecen una transición positiva ................................ 26 16. Frutos de las transiciones ........................................................................................ 26 17. Integración de las transiciones ................................................................................ 26

IV. LA PASTORAL VOCACIONAL............................................................ 27 Responsabilidad de la Iglesia y del Instituto .................................................................. 27 18. Una pastoral de conjunto ......................................................................................... 27 19. Una llamada particular ............................................................................................. 27 20. Responsabilidad de cada Hermano ......................................................................... 27 21. Un estímulo para la renovación ............................................................................... 27 22. Características de nuestra pastoral vocacional ....................................................... 27 Finalidad y objetivos de la pastoral vocacional .............................................................. 28 23. Una doble finalidad .................................................................................................. 28 24. Objetivos de la pastoral vocacional.......................................................................... 28 Suscitar vocaciones ....................................................................................................... 28 25. Objetivo general ....................................................................................................... 28 26. Medios (cf. R 175).................................................................................................... 28 26.1 Oración ........................................................................................................ 28 26.2 Testimonio de vida ...................................................................................... 28 26.3 Interpelación personal ................................................................................. 29 27. Agentes de promoción vocacional ........................................................................... 29 27.1 Agentes principales ..................................................................................... 29 27.2 Agentes colaboradores especialmente implicados en esta etapa ............... 29 La familia ................................................................................................. 29 Los jóvenes ............................................................................................. 29 La comunidad religiosa ........................................................................... 29 Los responsables de la pastoral vocacional ............................................ 29 Cada hermano ........................................................................................ 30 Cada colaborador en la misión ............................................................... 30

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Index 28. Organización de la promoción de vocaciones ........................................................ 30 28.1 A nivel de la administración general ............................................................ 30 28.2 A nivel provincial ......................................................................................... 30 28.3 A nivel local ................................................................................................. 30 28.4 A nivel de la comunidad educativa-apostólica ............................................. 30 Acompañamiento de las vocaciones ............................................................................. 31 29. Objetivo general ....................................................................................................... 31 30. Organización: lugares de acogida y formas de acompañamiento ........................... 31 30.1 El juniorado ................................................................................................. 31 30.2 El hogar vocacional ..................................................................................... 31 30.3 En un propio medio ..................................................................................... 31 30.4 Una comunidad local ................................................................................... 31 31. Responsables del acompañamiento vocacional ...................................................... 31 31.1 Los hermanos.............................................................................................. 31 31.2 Funciones de los responsables ................................................................... 32 31.3 Puntos a tener en cuenta a la hora de nombrar responsables .................... 32 Disposiciones a tener en cuenta antes de emprender la formación inicial..................... 32 32. Criterios para la admisión al postulantado ............................................................... 32 32.1 Personalidad: .............................................................................................. 32 32.2 Relaciones:.................................................................................................. 33 32.3 Familia: ........................................................................................................ 33 32.4 Estudios: ..................................................................................................... 33 32.5 Vida de fe: ................................................................................................... 33 32.6 Apostolado: ................................................................................................. 33 32.7 Acompañamiento: ....................................................................................... 33

V. FORMACIÓN INICIAL: EL POSTULANTADO ...................................... 35 Primera etapa de la formación inicial ............................................................................. 35 33. Transición entre la vida secular y la vida del noviciado ........................................... 35 Finalidad del postulantado (cf. R 184-185) .................................................................... 35 34. La finalidad del postulantado es: ............................................................................. 35

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Index Objetivos y medios ........................................................................................................ 35 35. Primer objetivo: ........................................................................................................ 35 36 Medios para el desarrollo humano ............................................................................ 35 37. Medios para el desarrollo psicosexual ..................................................................... 36 38. Segundo objetivo ..................................................................................................... 36 39. Medios para desarrollar el sentido de la vida espiritual ........................................... 36 40. Medios para desarrollar el sentido de la vida comunitaria ....................................... 36 41. Medios para desarrollar el sentido de la vida apostรณlica.......................................... 37 42. Tercer objetivo ......................................................................................................... 37 43. Medios ..................................................................................................................... 37 44. Cuarto objetivo ......................................................................................................... 37 45. Medios ..................................................................................................................... 37 El maestro formador ...................................................................................................... 38 Equipo formador ............................................................................................................ 38 46. Una comunidad de acogida ..................................................................................... 38 47. Un equipo que da testimonio ................................................................................... 38 48. El papel del equipo .................................................................................................. 38 49. Servicio de la autoridad ........................................................................................... 38 Evaluaciรณn-discernimiento de los postulantes ............................................................... 38 50. Evaluaciรณn de los postulantados ............................................................................. 38 50.1 Crecimiento personal y madurez ................................................................. 38 50.2 Desarrollo psicosexual ................................................................................ 39 50.3 Vida espiritual .............................................................................................. 39 50.4 Vida comunitaria.......................................................................................... 39 50.5 Apostolado y estudios ................................................................................. 40

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Index Principales aspectos jurídicos o de organización del postulantado ......................... 40 Para el postulantado ..................................................................................... 40 51. Admisión al postulantado ......................................................................................... 40 52 Lugar del postulantado ............................................................................................. 41 53. Duración del postulantado ....................................................................................... 41 54. Informaciones necesarias con vistas al noviciado ................................................... 41

VI. LA FORMACIÓN INICIAL: EL NOVICIADO......................................... 43 Segunda etapa de la formación inicial ........................................................................... 43 55. Iniciación a la vida religiosa ..................................................................................... 43 56. Bajo la moción del Espiritu Santo ............................................................................ 43 57. Un tiempo sagrado................................................................................................... 43 Finalidad del noviciado .................................................................................................. 43 58. Finalidad del noviciado ............................................................................................ 43 58.1 Tiempo de profundización ........................................................................... 43 58.2 Identidad y crecimiento ............................................................................... 44 58.3 Ser religioso Hermano del Sagrado Corazón .............................................. 44 58.4 Pedagogia del noviciado ............................................................................. 44 58.5 Dos desafíos ............................................................................................... 44 Objetivos y medios ........................................................................................................ 44 59. Primer objetivo ......................................................................................................... 44 60. Medios para favorecer la oración y meditación personal ......................................... 45 61. Medios para favorecer la oración y la celebración comunitarias .............................. 45 62. Medios para facilitar la evaluación de la vida espiritual ........................................... 45 63. Segundo objetivo ..................................................................................................... 45 64. Medios ..................................................................................................................... 45 65. Tercer objetivo ......................................................................................................... 46 66. Medios ..................................................................................................................... 46 100


Index 67. Cuarto objetivo ......................................................................................................... 46 68. Medios ..................................................................................................................... 46 69. Quinto objetivo ......................................................................................................... 47 70. Medios ..................................................................................................................... 47 71. Sexto objetivo .......................................................................................................... 47 72. Medios ..................................................................................................................... 47 73. Observaciones ......................................................................................................... 48 Criterios de evaluación o de discernimiento .................................................................. 48 74. Criterios de autoevaluación y de diálogo con el maestro ......................................... 42 74.1 Vida personal .............................................................................................. 48 74.2 Relaciones comunitarias ............................................................................. 48 74.3 Vida religiosa ............................................................................................... 48 74.4 La misión del hermano ................................................................................ 48 74.5 En resumen ................................................................................................. 49 75. Otros criterios de evaluación ................................................................................... 49 75.1 Vida de oración ........................................................................................... 49 75.2 Consagración religiosa ................................................................................ 49 75.3 Misión del Instituto ....................................................................................... 50 75.4 Vida apostólica comunitaria......................................................................... 50 75.5 Vida del noviciado ....................................................................................... 50 Comunidad del noviciado............................................................................................... 51 76. Los membros de la comunidad del noviciado .......................................................... 51 77. Estrecha colaboración ............................................................................................. 51 78. Misión del equipo de formadores ............................................................................. 51 79. Condiciones y ambiente de la formación ................................................................. 51 80. El grupo de novicios................................................................................................. 51

Principales aspectos jurídicos u organizativos del noviciado .................... 51 81. Admisión al noviciado .............................................................................................. 51 82. Lugar del noviciado .................................................................................................. 52 101


Index 83. Prácticas apostólicas durante el noviciado .............................................................. 52 84. Duración y prolongación del noviciado .................................................................... 53 85. Ausencia del noviciado ............................................................................................ 53 86. Despido de un novicio.............................................................................................. 53 87. El maestro de novicios ............................................................................................. 53 88. Final del noviciado ................................................................................................... 54 Antes de la primera profesión .......................................................................... 54 89. Compromiso de no exigir nada al Instituto ............................................................... 54 90. Disposiciones iniciales respecto a los bienes personales ........................................ 54 La profesión................................................................................................. 55 91. Admisión a la primera profesión .............................................................................. 48 ¿Quién evalúa? .................................................................................................55 ¿Cuándo evaluar? ............................................................................................. 55 ¿Quién admite? ................................................................................................. 55 92. Validez de la profesión............................................................................................. 55 93. Celebración de la profesión ..................................................................................... 55 94. La enfermedad y minusvalías, ¿son obstáculos a la profesión? .............................. 55

VII. LA FORMACIÓN INICIAL EL TIEMPO DE LA PROFESIÓN TEMPORAL:. 57 Tercera etapa de la formación inicial ............................................................................. 57 95. Profundazión y consolidación .................................................................................. 57 96. Una etapa tanto más importante .............................................................................. 57 97. Crecimiento integral del religioso ............................................................................. 57 98. Convicciones cada vez más profundas.................................................................... 57 99. Formación integral ................................................................................................... 57 Finalidad de esta etapa.................................................................................................. 58 100. Experiencia di Dios ................................................................................................ 58 102


Index Objetivos y medios ........................................................................................................ 58 101. Primer objetivo ....................................................................................................... 58 102. Medios ................................................................................................................... 58 103. Segundo objetivo ................................................................................................... 59 104. Medios ................................................................................................................... 59 105. Tercer objetivo ....................................................................................................... 59 106. Medios ................................................................................................................... 59 107. Cuarto objetivo ....................................................................................................... 60 108. Medios ................................................................................................................... 60 109. Quinto objetivo ....................................................................................................... 60 110. Medios ................................................................................................................... 60 Comunidad de formación: lugar y equipo ...................................................................... 60 111. Condiciones de la formación .................................................................................. 60 112. Formación religiosa y profesional .......................................................................... 61 112.1 Finalidad .................................................................................................... 61 112.2 Comunidad de formación .......................................................................... 61 113. Evaluación de los candidatos a la profesión religiosa ............................................ 61 114. Los primeros años centrados en la misión apostólica con dedicación plena ........... 62 114.1 Finalidad .................................................................................................... 62 114.2 Comunidad local de formación .................................................................. 62 115. Año de preparación inmediata para la profesión perpetua ................................... 62 115.1 Finalidad .................................................................................................... 62 115.2 Comunidad de formación .......................................................................... 62 116. Preparación inmediata para la profesión perpetua ................................................ 62 117. Programa del año de preparación para la profesión .............................................. 63

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Index Criterios de discernimiento para la admisión a la profesión ........................................... 63 118. Discernamiento ...................................................................................................... 63 118.1 Madurez .................................................................................................... 63 118.2 Misión ........................................................................................................ 63 118.3 Integración................................................................................................. 63 118.4 Consagración ............................................................................................ 64

Aspectos jurídicos correspondientes al tiempo de la profesión temporal .. 64 119. Primera profesión................................................................................................... 64 120. La formación durante el periodo de profesión temporal ......................................... 64 121. Duración del periodo de profesión temporal .......................................................... 64 122. Duración de cada renovación de la profesión temporal ......................................... 65 123. Admisión y recepción de las profesiones ............................................................... 65 124. La profesión perpetua ............................................................................................ 65 125. El testamento ......................................................................................................... 65 ¿Quién debe hacerlo? ....................................................................................... 65 ¿Cuándo hacerlo? ............................................................................................. 65

VIII. LA FORMACIÓN CONTINUA............................................................ 67 Necesidad de una formación continua ........................................................................... 67 126. Tras la formación inicial ......................................................................................... 67 127. Renovación y actualización ................................................................................... 67 128. Contexto de la formación continua......................................................................... 67 129. Una obligación ....................................................................................................... 67 Finalidad de este periodo............................................................................................... 67 130. Desarrollo de la persona ........................................................................................ 68 131 Edificación del Reino de Dios (cf. R 6).................................................................... 68 Características, objetivos y medios en las diferentes etapas de la vida de un Hermano del Sagrado Corazón ..................................................................................... 68 104


Index 132. Distribución del contenido de la formación ............................................................ 68 Etapa de formación del hermano joven ......................................................................... 69 133. Características o condiciones de vida.................................................................... 69 134. Objetivo .................................................................................................................. 69 135. Medios ................................................................................................................... 69 Etapa de formación del hermano de mediana edad ...................................................... 70 136. Características o condiciones de vida.................................................................... 70 Dos umbrales que franquear ......................................................................................... 70 137. Hacia los 35-45 años ............................................................................................. 70 137.1 Objetivo ..................................................................................................... 70 137.2 Medios ....................................................................................................... 70 138. Hacia los 50 años .................................................................................................. 71 138.1 Objetivo ..................................................................................................... 71 138.2. Medios ...................................................................................................... 71 Etapa de formación del hermano de avanzada edad ...................................................... 72 Entre los sesenta y alrededor de los setenta años de edad ............................................ 72 139. Características o condiciones de vida.................................................................... 72 139.1. Objetivo .................................................................................................... 72 139.2. Medios ...................................................................................................... 72 Con alrededor de setenta años o más ........................................................................... 73 140. Características o condiciones de vida.................................................................... 73 140.1. Objetivo .................................................................................................... 73 140.2. Medios ...................................................................................................... 73 Última etapa de crecimiento: peregrinación hacia el fin de la vida ................................ 73 141. Paulatino retiramiento de la acción ........................................................................ 73 142. Preparación para el encuentro definitivo con el Señor........................................... 74 143. La última aceptación .............................................................................................. 74 105


Index Formación continua y crecimiento comunitario .............................................................. 74 144 Aspecto comunitario de la formación ...................................................................... 74 145. Comunidad de observancia ................................................................................... 74 145.1. Medios: ..................................................................................................... 74 146. Comunidad de corresponsabilidad......................................................................... 74 146.1. Medios: ..................................................................................................... 75 147. Comunidad de relaciones y comunión ................................................................... 75 147.1. Medios: ..................................................................................................... 75 148. A todos nos incumbe ............................................................................................. 75 148.1. A nivel personal ........................................................................................ 75 148.2. A nivel comunitario ................................................................................... 76 148.3. A nivel provincial y general ....................................................................... 76 Puesta en marcha de algunas estructuras para garantizar la formación continua por etapas o por funciones .............................................................................. 77 149. A nivel provincial .................................................................................................... 77 150. A nivel interprovincial ............................................................................................. 77 151. A nivel general ....................................................................................................... 77

IX. PREPARACIÓN DE LOS FORMADORES .......................................... 79 Un desafío que interpela fuertemente a nuestro Instituto .............................................. 79 152. Calidad de los apóstoles ........................................................................................ 79 153. Atentos al Espíritu Santo ....................................................................................... 79 154. Equipo de formadores............................................................................................ 79 155. Criterios para la nominación .................................................................................. 79 156. Formación de los formadores ................................................................................ 79 Los formadores y la formación....................................................................................... 79 157. Condiciones para ser un buen formador ................................................................ 79

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Index 158. Disposiciones del hermano formador que hacen posible el acompañamiento........... 80 158.1 Madurez .................................................................................................... 80 158.2 Equilibrio de la personalidad ..................................................................... 80 158.3 Confianza en sí mismo .............................................................................. 80 158.4 Autoridad moral ......................................................................................... 81 158.5 Docilidad al Espíritu ................................................................................... 81 159. Actitudes del formador ........................................................................................... 81 159.1 Preocupación por crecer ........................................................................... 81 159.2 Apertura a lo trascendente ........................................................................ 81 159.3 Espíritu de discernimiento ......................................................................... 82 159.4 Interés por la integración interior ............................................................... 82 159.5 Preocupación por las personas ................................................................. 82 159.6 Interés por ayudar ..................................................................................... 82 160. Tareas del formador y de su equipo ...................................................................... 82 161. Además, es necesario que el formador y su equipo: ............................................. 83 Preparación específica del formador en el Instituto ....................................................... 84 162. Finalidad ................................................................................................................ 84 163. Preparación antropológica y espiritual adecuada .................................................. 84 164. Preparación doctrinal ............................................................................................. 84 164.1 La historia de la salvación ......................................................................... 84 164.2 Las enseñanzas de la Iglesia .................................................................... 85 Constituciones del Concilio Vaticano II: ........................................ 85 Algunas encíclicas de los últimos papas: ..................................... 85 Algunas exhortaciones apostólicas: ............................................. 85 Otras enseñanzas y declaraciones de la Iglesia sobre................. 85 164.3 Documentos de la Iglesia sobre la vida religiosa ....................................... 85 Capítulo VI de la constitución Lumen Gentium ............................. 85 Decreto Perfectae Caritatis (1965). .............................................. 85 Carta apostólica Ecclesiae Sanctae (1996) sobre la aplicación del Perfectae Caritatis ............................................... 85 Documentos de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica: .................................... 85 Exhortaciones apostólicas sobre la vida religiosa: ....................... 86 Documentos de la Congregación para la educación católica: ...... 86 Todo lo que se refiere a la renovación y adaptación de la vida religiosa en el país del formador .................................... 86 164.4 Los signos de los tiempos ......................................................................... 86

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Index 165. Preparación como Hermano del Sagrado Corazón ............................................... 86 Responsables y responsabilidades correspondientes ................................................... 87 166. El formador ........................................................................................................... 87 167. El superior provincial y su consejo ......................................................................... 87 168. Los equipos de formación ...................................................................................... 87 169. El superior general y los miembros de su consejo ................................................. 87

X. FORMACIÓN COMÚN DE LOS COLABORADORES EN LA MISIÓN ............... 89 Objetivo.......................................................................................................................... 89 170. El objetivo principal de un programa de formación común .................................... 89 171. La “historia de la fundación” como fuente de inspiración en la formación .............. 89 172. Llamada a los colaboradores a vivir en comunión ................................................. 90 173. Formación en el carisma ........................................................................................ 90 174. Elementos esenciales del carisma ......................................................................... 90 175. Medios para la formación común de los colaboradores ......................................... 91 176. Formación de los futuros colaboradores líderes – hermanos, laicas, laicos, otros –. ........ 92 177. Identificación a futuros líderes ............................................................................... 92 ANEXO: Política sobre los estudios universitarios de los hermanos ............................. 93

INDEX ...................................................................................................... 95

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