de perfección. Al igual que el Espíritu Santo descendió sobre Jesús cuando salió del agua bautismal de la consagración, así también el masón místico que se baila en el Lavabo del Mar Fundido, empieza a oír débilmente la voz del Señor dentro de su propio corazón, enseñándole los secretos del Arte que debe usar para el beneficio de sus semejantes.