EL MAESTRO HABLO… Y NOSOTROS ESCUCHAMOS… EXORDIO No hables a todos de las cosas bellas y transcendentes… En el decir bíblico, sería tanto como arrojar margaritas a los cerdos. Pero… En todos, sobre la copa de todos, dulce o amarga, de frivolidad o de ignorancia, escancia tu VINO y con él, el pétalo de rosa del ensueño… Para los que padecen de eterna inquietud, de supremas ansias. Para los que sienten la augusta zozobra que produce lo no realizado y viven esperando… esperando… el día luminoso que ha de venir… Para ésos, será el bálsamo, el néctar, la magna palabra que abre todas las rutas y alumbra todos los senderos. Para que los que no tienen hambre y sed de vida, para los frívolos. Para los que van con paso ligero por la senda y no advierten la floresta, ni el ave que canta, ni el dulce murmurar del arroyo, ni la vieja fuente grata de sonoro cristal –como dijo el Poeta… -Para ésos, no será el bálsamo, ni la magna obra, pero… si beben de este vino sagrado, más allá del tiempo, florecerá su sabor y llenarán su copa.
No hables a todos, sin embargo, de las cosas bellas y trascendentes… Pero… Haceos uno con el vínculo que integra este instante. Abrid vuestra comprensión. Alzad vuestras copas… Cuidad que no se vierta ni una sola gota de este bálsamo de vida.