Ahora puede Vd. entender por qué nos gustaría expresar nuestro agradecimiento personal a ese individuo cuyo plan nos ha salvado de ese infierno en la tierra. El lo conocía, había pasado por todo eso, quería que otros sacaran provecho de sus amargas experiencias. Por ello pasó fastidiosas horas grabando su mensaje en la arcilla. Tenía un mensaje auténtico para dar a sus compañeros de sufrimientos, un mensaje tan importante que, al cabo de cinco mil años, ha salido de las ruinas de Babilonia tan vivo y verdadero como el día en que fue enterrado. Suyo afectísimo Alfred H. Shrewsbury Departamento de Arqueología
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