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Sogamoso, Boyacá 2015

Alcaldía del Municipio de Sogamoso

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Informe Final de Arte Rupestre

Fundaci贸n Piedra Alta

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Convenio Interadministrativo No. 001974 Gobernación de boyacá y el municipio de sogamoso Contrato de Asociación No. 2014889

Informe Final

Registro y Documentación del Patrimonio Rupestre del Municipio de Sogamoso, Boyacá Agosto 2015

Coordinador: Carlos Andrés Carreño Hernández Fundación Piedra Alta Investigadores: Guillermo Muñoz Castiblanco Judith Trujillo Téllez Carlos Augusto Rodríguez Martínez Salomón Fique Asistentes de documentación: Nina Riveros Diana Aponte Oscar Adolfo Bolívar Calixto Apropiación Social:

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Carlos Eduardo Díaz Reyes Ismael Enrique Carreño Ospina Jaime A. Suzunaga Quintana

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Tabla de Contenido Agradecimientos

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Presentación

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Justificación

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Sinopsis Administrativa

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Antecedentes de la investigación

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En Sogamoso

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Transcripciones e interpretaciones del arte rupestre en Boyacá

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Los orígenes culturales y sociales de las interpretaciones en Colombia Estado de la investigación del arte rupestre en Boyacá

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Las tendencias actuales de la investigación rupestre

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Investigaciones e investigadores del arte rupestre en Boyacá

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Metodología

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Trabajo de campo

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Georeferenciación

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Trabajo de oficina

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Registro del estado de conservación de los yacimientos rupestres

58

Fuentes primarias

59

Fuentes secundarias

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Resultados

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Sogamoso aspectos socio-ambientales

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Descripción general de los yacimientos de Sogamoso

67

Conservación de las pinturas rupestres de Sogamoso

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Pigmentos y materias primas

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Conclusiones

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El arte rupestre y las tradiciones populares: la ceremonia de San Pascual Bailón 100

Estrategias metodológicas

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Propósito

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Historia

107

La fiesta de Pascual Bailón

109

Arte rupestre de la región y la fiesta de Pascual Bailón -las pinturas de 114 Mongua y de Sogamoso-

La fiesta actual

117

Las referencias y los tema

122

Otras conclusiones

Apropiación social del patrimonio

Informe talleres de apropiación social

127 132 132

Presentación

132

Diseño metodológico

133

Objetivo

133

Participantes

134

Muestra

134

Metodología

134

Gestión y realización

136

Resultados

136

Diarios de campo

137

Pinturas

144

Conclusiones

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Bibliografía

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Anexos

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Agradecimientos Queremos expresar un agradecimiento muy especial a todas aquellas personas e instituciones, que colaboraron en el desarrollo de este proyecto. • Juanita Arango por ser la pionera en realizar una documentación seria y primeros diagnósticos de conservación de las zonas de arte rupestre (ZAR) de Sogamoso. • Margarita Silva y el Museo Arqueológico de Sogamoso por abrir espacios para la socialización del proyecto. • Jorge Ferney Cubides por compartir con nosotros sus investigaciones acerca de Pascual Bailón. • Orlando Rodríguez Castellanos por darnos a conocer los procesos de investigación y estudio de la bioarqueología del municipio. • Juan David Mora, Eduardo Moreno, Leonor Moncada y Laura Pacheco que en varias ocasiones colaboraron en las actividades de búsqueda y registro de zonas de arte rupestre (ZAR). • Fernando Vega por su colaboración en la ubicación de algunas rocas con arte rupestre del municipio. • Todas las personas de las veredas visitadas y dueños de los predios con yacimientos rupestres, que siempre mostraron un gran interés y entusiasmo por el trabajo realizado. Sin su hospitalidad y amistad no habría sido posible visitar los sitios y documentarlos. De igual forma, compartieron con nosotros sus conocimientos y aprendimos de sus prácticas culturales, tecnológicas y profesionales. En especial a: Regilda Cristancho, Diego Pérez, Ramón Chaparro, Raúl Sierra, Teodoro Mariño, Marisol Susatama y sus hijos, Medardo Sánchez, Gabriel García y don Emeterio de la vereda Pedregal Bajo; don Alfredo Rodríguez y la señora Yaneth en la finca Tutasá; a don Baudilio Cárdenas y su esposa Maria Olga Preciado por la invitación a la celebración de San Pascual Bailón, José del Carmen Cárdenas y señora, Adolfo Zárate y señora, Edgar Pérez, señora Belarmina y su esposo en la vereda Pedregal Alto; Celina Sierra y la señora Doralba en Pilar y Ceibita; Antonio Olmos en la vereda Dichavita; German Alarcón y Familia en la vereda Morcá; los propietarios del Hostal

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Suamox en el centro y la vereda Mortiñal. Así como a todos y cada uno de los habitantes de las veredas que nos ofrecieron su colaboración y escogieron permanecer en el anonimato. • Orlando Álvarez Pérez, Secretario de Desarrollo y Medio Ambiente, Alcaldía Municipal de Sogamoso. Supervisor del contrato. Por facilitar el diálogo interinstitucional con las instituciones educativas. • Blanca Nieves Gil Gil, Profesional Secretaría de Desarrollo y Medio Ambiente, Alcaldía Municipal de Sogamoso. Enlace con la administración Municipal. • Rectora Rafaela del Carmen Leon Barrera, Rectora Institución Educativa El Crucero. Rector Lenín Vargas Ceballos, Rector Institución Educativa Rafael Gutiérrez Girardot. Rector José Tito Rojas, rector Institución Educativa Nuestra Señora de Morcá. Rector Ferney Cubides, Institución Educativa La Independencia. Por facilitar los espacios y grupos para la realización de los talleres con la comunidad educativa. • Don Hugo, Propietario del Hotel Los Cristales, que siempre nos acogió, sin importar la hora, y nos brindó las instalaciones necesarias para adelantar algunos trabajos de oficina.

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Presentación El presente informe final corresponde a las labores realizadas dentro del proyecto de “Registro y Documentación del Patrimonio Rupestre del Municipio de Sogamoso, Boyacá”. Tal y como fue formulado en la propuesta del proyecto, este proceso investigativo estuvo orientado a realizar la prospección en las Veredas Vanegas, El Pedregal y Pilar y Ceibita, en el Municipio de Sogamoso, en el departamento de Boyacá. Es importante aclarar que la antigua Hacienda Vanegas perteneciente a Firavitoba, donde Miguel Triana realizó algunos registros, hoy es parte de la vereda de Pedregal Bajo. El objetivo, fundamental fue ubicar y registrar las características de los yacimientos con arte rupestre. Las labores de investigación se realizaron en campo y oficina. En el primer caso, se recogió toda la información, y en el segundo, se hizo una revisión bibliográfica exhaustiva y se realizaron las labores de digitalización y elaboración de las fichas técnicas de registro, tanto de las especializadas, como de Fundación Piedra Alta

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Una de las características de las zonas rurales de Sogamoso es la ausencia de cercados, las propiedades se dividen mediante pequeñas variaciones del suelo o por cerca viva. Esto hace pensar, en una época donde la propiedad del suelo no era lo fundamental. Hoy los cercados, en esta zona están más asociados a las propiedades adquiridas recientemente por propietarios urbanos, estos suelen mandar hacer tapias altas o alambrar, todo con fin de aislarse del entorno o de evitar el libre tránsito de los vecinos. En la fotografía un sector de la vereda Pedregal Bajo.

aquellas que exige el instituto Colombiano de antropología e historia ICANH. Los vestigios estudiados corresponden al mundo estético y a los sistemas de representación prehispánicos. El soporte de los mismos fue la roca, y en todos los casos, es posible advertir una amplia y compleja elaboración técnica, como también, la evidencia de la profundidad conceptual de los grupos humanos, que hicieron las pinturas rupestres. Es claro que estos materiales estéticos y técnicos son la evidencia de un pasado más antiguo que la conquista española. Por ello, es claro que estos vestigios deben ser entendidos como el patrimonio, no sólo en consideración a su antigüedad, sino también y sobre todo, porque ponen en claro el pensamiento de los primeros habitantes de la región. En ningún caso, se trata de figuras sueltas o de meros caprichos. La investigación realizada muestra que se trata de elaboraciones sintéticas, esto es, de ideas, percepciones y concepciones del mundo social, cultural y espiritual. Alcaldía del Municipio de Sogamoso

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Es importante advertir, de igual forma, que los murales rupestres de Sogamoso hacen parte de un conjunto más amplio de arte rupestre nacional, que se distribuye en una amplia cantidad de provincias y departamentos. Por ello, la investigación que se realizó tuvo en cuenta otros documentos y sobre todo, diversos niveles de posibles interpretaciones, que han sido formuladas para el área del altiplano cundiboyacense, en relación al sentido y función del arte rupestre, de esta región. No es este un trabajo que se interesara simplemente hacer una cartografía y un catálogo de las figuras rupestres. Lo nuevo en este informe es la utilización de nuevas herramientas técnicas, que facilitan con los procesadores hacer registros seriados y ensamblados, logrando tener una mejor resolución fotográfica y con ello, una más adecuada reconstrucción de los murales y con este procedimiento, una mejor lectura de los motivos rupestres y su composición espacial, dentro de cada uno de los yacimientos. Además del arte de Sogamoso en este informe se encontraron algunas alusiones a otras manifestaciones culturales. Un asunto que vale la pena resaltar es el que tiene que ver con la posible filiación cultural de las pinturas registradas en Sogamoso. Si bien hay una amplia tradición que asocia las zonas de arte rupestre estudiadas al mundo cultural Muisca, lo cierto es que no existe ninguna evidencia arqueológica que permita hacer ese tipo de inferencias. Sin lugar a dudas, algunos de los murales pueden ser de origen Muisca, pero no es posible, en el estado actual de la investigación, determinar cuáles podrían ser Muiscas, y menos aún, saber en qué momento fueron elaborados. Por ello, realizar una interpretación, cualquiera que fuera, es realmente

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muy riesgoso. Lo que sí es evidente, y se puede demostrar de forma relativamente fácil, es la complejidad técnica y conceptual presente en el arte rupestre de Sogamoso. Luego de meses de trabajo, se puede decir, que el presente trabajo es una etapa fundamental y esencial en toda investigación, que tenga como objeto el patrimonio nacional y el, patrimonio rupestre. Sin embargo, no se debe entender como el final de la investigación rupestre de la zona. En realidad, este es un primer paso indispensable para nuevos caminos de investigación, pues es necesario hacer en el futuro trabajos en torno a las materias primas utilizadas para hacer los pigmentos rojos y blancos y algunas reconstrucciones sobre los recursos existentes en el área. Un estudio sobre el modo en que fueron hechos los murales, requerirá de estudiar las posiciones corporales de los artistas, como también, la paleta pictórica, las recetas y el instrumental técnico usado. Todo ello debe estar acompañado de prospecciones y excavaciones arqueológicas, como también de un juicioso estudio del contexto medioambiental. Finalmente, la conservación de las zonas de arte rupestre sólo será posible si se logra tener un constante monitoreo de Alcaldía del Municipio de Sogamoso

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los sitios, que sólo es posible al interior de un plan administrativo general, dentro del cual se deberá implementar un proceso educativo. Es evidente que la comunidad debe reconocer la importancia de los yacimientos, no sólo como evidencia de la historia del territorio, sino también, como expresión estética y artística de la inteligencia humana. En este sentido, el arte rupestre, será objeto de protección e interés por parte de los científicos y el mundo académico, como también, por la comunidad en general, como patrimonio. Tal y como es comprensible, los procesos de apropiación social de estas obras pictóricas, sólo son posibles en el marco de una reflexión e investigación profunda, rigurosa y sistemática de los de los motivos rupestres, composición y organización de los espacios pictóricos, en los cuales se encuentran estos vestigios arqueológicos existentes y sus contextos, como una reconstrucción histórica.

Justificación Es necesario realizar trabajos especializados para registrar y organizar la información sobre las representaciones rupestres presentes en el área del municipio de Sogamoso, en las veredas previamente demarcadas en la propuesta del proyecto. Esta actividad es esencial para iniciar los procesos de estudio sobre el lenguaje y los sistemas de representación presentes en estas áreas, como vestigios del arte indígena. Para ello, es indispensable iniciar el proceso con una documentación rigurosa, que pueda reconstruir con buenos grados de resolución las características y peculiaridades de los trazos y la composición de los murales. Para el caso del arte rupestre nacional, se puede afirmar que hay dos niveles: uno que corresponde a las denuncias sobre sitios y yacimientos, y otro que estaría dentro del horizonte de la investigación propiamente dicha. Los primeros son más numerosos, y se podrían sub-clasificar en diferentes niveles. Están aquellos que simplemente han hecho la denuncia de un sitio, y que han realizado una ligera descripción, las más de las veces esperando que verdaderos profesionales, se dediquen al estudio de tan “importantes” materiales estéticos. Estos sin duda, no pretenden más que advertir sobre la existencia de zonas de arte rupestre. En segundo lugar, están aquellos que aparte de hacer la descripción a-sistemática del sitio intentan realizar alguna interpretación, pero esta resulta apresurada, fundamentada en opiniones y en prejuicios generales sobre el mundo aborigen. En algunos casos, se ha hecho una interpretación enteramente religiosa, ya sea del orden de lo sagrado o de Roca No 3 Zona 3 Pedregal Bajo Fundación Piedra Alta

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lo demoniaco. En otros casos, se ha intentado recurrir al saber popular para interpretar los motivos encontrados (rupestres). En el caso de los trabajos de investigación, propiamente dichos, también se presentan diferencias, que pueden ser explicadas por distancias temporales y por intereses particulares en cada período. Las primeras etapas de investigación, aquellas que corresponden a los pioneros en la documentación y el registro del arte rupestre, están marcadas por una fuerte lucha por demostrar y hacer evidente la inteligencia de los grupos humanos, que habitaron el territorio de la actual Colombia, en períodos anteriores a la llegada de los europeos. Investigadores como Jorge Isaacs y Miguel Triana hacen parte de ese primer momento de la investigación rupestre del país. Las condiciones de la época y los discursos derivados del conservatismo habían hecho suponer que los aborígenes del territorio eran poco menos que humanos, y por tanto, las formas de estéticas de los mismos correspondían a elaboraciones simples y elementales inspiradas por lo demoniaco, y por la falta de inteligencia. Los trabajos de Jorge Isaacs y de Miguel Triana mostraron que esas afirmaciones no explicaban los objetos encontrados y carecían de sentido, pues no sólo se trataba de pueblos con técnicas muy elaboradas, sino con formas de pensamiento muy complejas, que se podían advertir en los objetos y en especial en el arte rupestre. Con posterioridad a esos trabajos pioneros, otras investigaciones, con acentos diversos, interpretaron el arte rupestre desde distintos horizontes

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teóricos y conceptuales. Sólo a partir de la década del 70 del siglo XX se inició un proceso de documentación rigurosa de los yacimientos rupestres. Esta etapa es fundamental, pues llama la atención en la necesidad de documentar rigurosamente cada uno de los detalles de las zonas con arte rupestre (reconstrucción de los motivos y composición en las caras), los contextos medioambientales y sociales, como también, el estado de conservación de cada uno de los vestigios rupestres. Estas labores emprendidas por el equipo de GIPRI (Soacha) se convirtieron desde entonces, en una de las fuentes más importantes de la investigación del arte rupestre del país. Por ello, es posible decir que los archivos iniciados por GIPRI en la de década del 70 del siglo XX contienen la mayor base de datos del arte rupestre nacional. Este grupo se ha dedicado a realizar labores sistemáticas en el registro y documentación del arte rupestre del territorio nacional, y en particular del altiplano central de Colombia (Plan Nacional de investigaciones). Los trabajos emprendidos por GIPRI han buscado reconstruir la historia del país, siempre con la consciencia clara de la presencia aborigen dentro del mundo social, intelectual y material de los actuales habitantes del territorio. Por ello, la investigación desde su origen intentó reconstruir los hilos más complejos y oscuros de la consciencia nacional, lo cual se va expresado en los trabajos que se han realizado en torno a la historia crítica de la investigación rupestre en Colombia, a sus etapas, a sus dificultades y a las biografías intelectuales de los pioneros de la investigación rupestre. Los resultados de la investigación hasta el momento han demostrado que existe una gran variedad de formas rupestres, en un número muy amplio de zonas y de rocas con altas concentraciones y diversidades temáticas. En muchos casos, se han logrado detectar recurrencias formales, es decir, que figuras similares se pueden encontrar en distintos territorios a kilómetros de distancia, lo que permitiría demostrar que estos grupos humanos tenían una alta movilidad en el territorio donde el espacio estaba completamente humanizado a la llegada de los europeos en el siglo XVI. (Muñoz 2013, 2011, 2006, 2009,2006 (a-b), 1999, 1998, 1995. Muñoz et al. Fundación Piedra Alta

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1998. Muñoz y Trujillo 2014, 2010, 2009. GIPRI 2015, 2014 (a-b-c), 2013, 2 012, 2006, 2003, 2001, 2000, 1998, 1995. Trujillo 2013, 2009. Trujillo et al 2010. Rodríguez 2010, 1998). Luego de décadas de investigación, es claro que el arte rupestre del país no es el resultado del simple capricho de unos grupos humanos, que habitaron el territorio de hace milenios, (Van Der Hammen y Correal 1992. Correal, 1990) sino que allí están ocultas los elementos intelectuales de un pensamiento complejo, pues uno de los aspectos que más llama la atención es la ausencia de “naturalismo”, es decir, que no es posible observar relacion (analogías) entre lo dibujado o grabado y el mundo natural que lo rodea. En este sentido, se hace claro el que los autores de estas obras representaban pensamientos, percepciones complejas y elaboraciones intelectuales de la realidad y muy seguramente conceptos. No se trataba de obras simples, que estuvieran centradas en la consecución primaria de los alimentos y de las acciones necesarias básicas de la sobrevivencia. Por el contrario, se trataba de un lenguaje que, como todo lenguaje, construye y constituye modos de la realidad, en donde la dinámica del pensamiento, es central. Es por ello, que las investigaciones de GIPRI, permiten advertir que los pueblos de la América precolombina tenían un lenguaje complejo y que no se trataba de grupos humanos desagregados y salvajes, como la historia oficial española, y luego la colonial lo relató. La investigación del arte rupestre muestra que Colombia es mucho más que naturaleza exótica, o que simple mundo tropical, y que aparte de las pérdidas en vidas humanas, el genocidio que inicia en el siglo XVI se dio también en la cultura. Un número importante de formas de pensamiento y de elaboraciones de mundo, fueron condenadas a la desaparición o se vieron obligadas a refugiarse en el anonimato del mundo cotidiano de los grupos de campesinos, desplazados por la fuerza de los planes de ordenamiento colonial ejecutadas con las espadas y la fe. Lo cierto, es que las obras grabadas o pintadas son el recuerdo más antiguo de todo un modo del pensar que se encuentra oscurecido por las tinieblas que produce el olvido y el desprecio. En este sentido, los avances de la investigación del arte rupestre colombiano ha permitido rescatar a una gran cantidad de piezas rupestres (arqueológicas), que generalmente, se encuentran confundidas entre el matorral y que en algunas ocasiones sirven como materia prima para la construcción de viviendas y cercados de fincas. Es claro que la historia del territorio no se inicia con las versiones oficiales, esto es, con la llegada de los europeos a partir de 1500, y que antes de ellos, sólo habían tribus bárbaras y antropófagas, que era necesario reducir ya fuera por la fuerza de las espadas, arcabuces y perros o por los crucifijos, es decir, que deberían ser silenciadas. La investigación en torno al arte rupestre muestra como son de problemáticas estas versiones tradicionales de la historia. La presencia en altas densidades de manifestaciones estéticas, hace suponer que durante períodos aún no determinados, los pueblos de América y del país en particular, realizaron actividades, que no se reducían a permanecer en el territorio o a deambular bajo la antigua imagen de pueblos nómadas y atrasados. El arte presente en las rocas permite asegurar un complejo mundo intelectual, material y técnico, que fue el resultado de cientos de años de presencia y organización del territorio y transformación del mismo. Alcaldía del Municipio de Sogamoso

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Estas investigaciones han mostrado que el territorio se encontraba totalmente humanizado. Las evidencias permiten entender que la mayor parte de los valles y montañas estuvieron habitadas; no de otra manera es posible explicar la gran cantidad de rocas con pinturas y petroglifos. Si bien es muy posible que las primeras manifestaciones rupestres se remonten a los períodos más tempranos (cazadores y recolectores), también debe haber grabados y pictografías de los demás momentos de ocupación del territorio (Herrera, preclásico y clásico Muisca). Esos grupos humanos necesariamente ejercieron la agricultura y la domesticación de plantas y animales, cuyas evidencias se observan en las huellas de abrasión resultado de la fabricación de artefactos pulidos y por la masiva presencia de metates, que en la arqueología americana, han sido asociados al cultivo de cereales (maíz), sin que se pueda decir que esta fue su única función. (Castaño y Dávila. 1984) De tal manera, que la investigación del arte rupestre arroja importantes luces sobre el pasado y la historia del territorio. Es posible que explique de manera precisa muchos de los comportamientos estéticos de los actuales habitantes de las distintas áreas territoriales, pues, es posible que algunas de las tradiciones indígenas se continuaran en la Colonia y llegaran con modificaciones a la República, ahora con nuevos elementos e incluso con frases (Facatativá). Las tradiciones culinarias, las formas de expresar lo sagrado, algunas prácticas e historias populares y las denominaciones de algunos pueblos y apellidos sin duda hacen referencia a un espacio cultural y social que tiene sus raíces, en el mundo prehistórico del territorio.

Sinopsis administrativa La propuesta de este trabajo fue presentada por el municipio de Sogamoso a la gobernación de Boyacá dentro del programa de Patrimonio convocado por el ministerio de Cultura. La alcaldía de Sogamoso gestionó el proyecto por medio de los administrativos de la Secretaría de Cultura y Turismo y luego del concepto del Consejo de Cultura y de la aprobación del ICANH, se firmó un convenio entre el Ministerio de Cultura, la Gobernación de Boyacá y el municipio de Sogamoso, para iniciar los trabajos de investigación, relativos a los trabajos de registro del arte rupestre. En este proceso, se firmó un Convenio de Asociación entre el municipio de Sogamoso y la Fundación Piedra Alta, entidad que prestaría sus servicios de investigación relacionados con la prospección del área, el registro y la documentación del arte rupestre, en el municipio de Sogamoso, para su recuperación y estudio. Se han venido entregando informes parciales, cumpliendo con todos los procesos planificados de trabajo de campo, informes de actividades y con los procesos previstos de socialización en las zonas en las cuales dentro del proyecto se pensaban desarrollar labores de búsqueda y registro sistemático de los motivos rupestres y su composición y estado. Del mismo modo el equipo de trabajo contratado ha venido realizando las socializaciones con la comunidad mostrando el tipo de hallazgos y los temas que de estos se derivan.

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ANTECEDENTES DE LA INVESTIGACIÓN Cuando se revisa con algún cuidado los documentos coloniales, las Crónicas de Indias, los documentos de los Juicios y las Visitas, se pueden advertir datos interesantes sobre la vida y el comportamiento cultural y cotidiano de los grupos humanos, que habitaban el territorio. En algunos de esos documentos se encuentran referencias al mundo estético y a la forma en que esos grupos significaban el entorno geográfico. Es por ello, que se puede asegurar que los datos más antiguos que dan cuenta de la presencia de arte rupestre en el territorio de la actual Colombia, y en particular al altiplano central de la cordillera Oriental, se remontan a las Crónicas de Indias. Fray Pedro Simón dice que hay rocas con dibujos hechos en tinta indeleble, (Simón 1982) y probablemente se trata del actual municipio de Sibaté. Estas referencias sueltas sólo quedaron como aspectos generales, y como la evidencia de las curiosidades de la naciente América. Únicamente hasta mediados del siglo XIX, que se realizan los primeros registros de rocas, con arte rupestre y con ellos, se inicia la valoraron de dichos materiales. Con la excepcional empresa gubernamental (1850) se inicio el trabajo de La Comisión Corográfica (1850-1859) es la que realizó el primer registro gráfico de los yacimientos rupestres que fueron encontrando por el camino a las diferentes áreas del país y precisamente esta empresa cultural y científica se inicia con las primeras descripciones de los monumentos indígenas en el actual departamento de Boyacá (Saboyá y Gámeza). Algunas de las acuarelas de la Comisión Corográfica se detienen en las formas rupestres, ya fueran petroglifos o pinturas, poniendo especial atención en el valor histórico del mundo aborigen. Las pictografías y petroglifos son entendidos por los miembros de la Comisión Corográfica, como parte del territorio y evidencia de la presencia de los antiguos habitantes de las zonas visitadas por la Comisión Corográfica (Ancizar 1956. Comisión Corográfica 1858. GIPRI 2013). La valoración del pasado es una de las más importantes contribuciones de esta empresa cultural del siglo XIX. Las discusiones de la época y la necesidad de revalorar el pasado del territorio, permitieron tener una nueva mirada sobre el mundo aborigen y sus evidencias. Sin embargo, los trabajos emprendidos por la Comisión Corográfica, en los más diversos campos, fueron abandonados y los reportes y escritos enviados a la trastienda de la historia nacional. El triunfo del partido conservador y una especie de refeudalización del territorio llevaron a que las labores emprendidas por la Comisión fueran dejadas atrás, y sobre todo, fueran silenciadas por la fuerza del clero y de la Regeneración. El olvido, se convirtió en el mejor mecanismo para abandonar los avances que se habían logrado durante el gobierno liberal de mediados del siglo XIX. La fuerza de las sotanas y del dogmatismo religioso se asentó de forma definitiva en la mayor parte de la idiosincrasia y mentalidad nacional. Sólo unos pocos individuos, continuaron en empresas privadas documentando y registrando los vestigios del pasado aborigen. La investigación emprendida por Miguel Triana, es el primer momento en donde hay una expresa preocupación por dar cuenta de los vestigios materiales de los antiguos habitantes de la zona central de Colombia. Ya en el prólogo a la Civilización Chibcha (1924) se advierten las condiciones en las cuales se produjo ese trabajo. Estas no son más que diagnósticos de Fundación Piedra Alta

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un país que aún no lograba –y no logra- estudiar sus propios territorios y su historia: “Sería un optimismo complaciente el pensar que bajo este sistema de vida el protoplasma indígena haya de prometerle al país felices destinos. Obedientes a exóticos atavismos y con una ciega indolencia, los dirigentes de la raza blanca no se dan cuenta de la generación bárbara que se cumple bajo sus plantas, y por una incomprensible transposición mental, continúan orientados hacia metas políticas, económicas y culturales en abierta oposición con el medio que los envuelve y enerva. Como por una manguera super-oceánica traen aire de lejanas latitudes, saturado de embriagadoras esencias, para alimentar los sueños de una falsa civilización y mistifican tiempos y circunstancias, en loco desvarío. No les importa estudiar el suelo que pisan ni la naturaleza especial de las fuerzas locales, abismados como viven en la contemplación mental de paisajes remotos y problemas de otros pueblos. Son como los poetas que, en pleno tórrido, cantan al otoño con sus hojas secas y al invierno cano”. “La falta de aplicación a nuestro terruño hace que lo ignoremos como cosa extraña, cuyos disimulados pasadizos recorremos a tientas. No sabemos dónde estamos ni para dónde vamos, y lo que es más sorprendente, no queremos conocer nuestro destino.” (Triana 1951). El llamado de atención de Miguel Triana es suficientemente claro, pues no sólo denuncia la falta de interés por pensar el territorio y su pasado histórico, sino también, manifiesta como síntoma el desprecio sistemático por la cultura y su historia, un asunto que es desconcertante y que se convierte en uno de los elementos más constantes de la historia nacional (Rodríguez 2012). Si esto sucedía para el estudio de los lugares aledaños a la Capital administrativa de la República, en las zonas alejadas la investigación estaba reducida a cero. Se podría esperar que con el transcurrir el siglo XX la situación fuera cambiando, y que pronto se ampliaran y se iniciaran trabajos en distintos campos de investigación. Reconstruir el

Levantamiento realizado por Miguel Triana, publicado en el Jeroglífico Chibcha.

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pasado aborigen ha sido realmente un proceso muy lento y complicado. Sin embargo, los escasos datos y las pocas investigaciones emprendidas muestran que otra fue la situación. Los documentos existentes, aquellos que dan cuenta de las zonas con arte rupestre, son en su mayoría reportes preliminares, o denuncias de la existencia de yacimientos con petroglifos o pictogramas.

En Sogamoso Las investigaciones que se realizaron han tenido como centro la documentación del arte rupestre presente en el municipio de Sogamoso, en algunas veredas determinadas con precisión, en la propuesta inicial. La documentación y registro de los yacimientos con pinturas son lo central, y por ello, implican preguntas arqueológicas, que en el proceso de investigación debieron ser abordadas. En particular es importante aproximarse a la comprensión del sentido y función de estos objetos de arte. De igual modo, es de uso normal en la arqueología hacer preguntas en relación, al cómo, al dónde, y en relación a quiénes y por qué están dichos yacimientos en las áreas originales, tal y como sucede con los sitios rupestres. Estos fueron los tópicos generales de una primera aproximación a los materiales arqueológicos. Las respuestas posibles demandaron procesos posteriores de investigación que fueron formulados en las distintas etapas de trabajo, y que requirieron de ir más allá de los catálogos sistematizados del arte rupestre de Sogamoso. El registro y documentación, en sí mismos, fueron un primer paso, que permitió responder a las preguntas que orientaron el proceso y que demandaron un trabajo especializado sobre las características de los yacimientos y el entorno de los mismos. En el registro arqueológico se describieron en detalle, con la mayor resolución posible las estructuras de los yacimientos, los grupos pictóricos, sus trazos y proporciones. Esta etapa fundamental tuvo que ser completada con nuevos procesos de trabajo. Se buscó articular las condiciones del mundo intelectual o de la representación y sus posibles vínculos, con relaciones relativas a la vida social, el mundo cultural y al sistema intelectual de percepción y lenguaje de estas comunidades prehistóricas, que desde tiempos remotos ocuparon el territorio del actual Sogamoso. Las referencias a los vestigios de los antiguos habitantes en la zona de Sogamoso, son muy diversas; van desde los informes contenidos en las Crónicas de Indias, los documentos coloniales, los primeros trabajos antropológicos y etnográficos, los informes de excavaciones e investigaciones científicas, hasta los más recientes documentos de monitoreo a las obras de explotación minera o de adecuación de espacios y vías. Para el caso de las referencias más antiguas, esto es, las Crónicas de Indias y los demás documentos coloniales, las referencias que se hacen en relación al comportamiento social, espiritual y material de los grupos humanos que habitaban la zona del altiplano central de Colombia en el momento de la Conquista, el horizonte interpretativo es muy similar. En casi todos los casos, se dice que se trataba de prácticas demoniacas o paganas, las cuales no deberían ser siquiera nombradas y descritas, sino extirpadas por vía de las armas y la evanFundación Piedra Alta

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Una parte importante de la investigación consiste en registrar los eventos geológicos asociados, esto como parte del contexto de las áreas. Detalle de la conformación geológica cera del yacimiento “Las Pinturas”.

gelización. El otro tópico corriente, en esos documentos tiene que ver con la cantidad del oro recolectado en las diferentes campañas de conquista y evangelización. Otro tema que se puede reseñar corresponde a la persecución colonial. Durante décadas las autoridades españolas hicieron expresos esfuerzos por extirpar todo aquello que consideraban ajeno al comportamiento judeo cristianismo, y particularmente en cumplir con los preceptos que había implantado el Concilio de Trento. Esto significó organizar el mundo cotidiano dentro de los parámetros europeos, y generar procesos productivos diversos para aprovechar la fuerza de trabajo aborigen. Esta dinámica productiva fue especialmente notoria después de la primera etapa de extracción de riquezas, esto es, desde el inicio de la Encomienda. El haber intervenido en el mundo productivo significó alterar todo el orden territorial y cultural de las comunidades aborígenes. En todos los casos, la producción encaminada al mercado y al pago de impuestos significó la implementación de la fuerza. Los recién llegados garantizaron los privilegios, que los hacían dones (DON= De Origen Noble). En esta dinámica se fundaron pueblos de blancos y de indios, y se organizaron a las comunidades para pagar impuestos, lo cual garantizaba un nuevo orden social, y la construcción de una nueva sociedad y el control de la producción hacia ciertos aspectos, que le sirvieran a los colonizadores. En esta, la exclusión, el desarraigo y el olvido serían constitutivos. (Rodríguez 2012), tal y como lo expresa el investigador Hermes Tovar. Es por ello, que en los documentos del período Colonial, no suelen detenerse en la las prácticas culturales aborígenes, y menos aún al mundo estético de los pueblos de la naciente Alcaldía del Municipio de Sogamoso

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América. Apenas algunos fragmentos se lograron colar en las relaciones y crónicas. Estos datos de la crónica fueron usados para intentar explicar los vestigios que quedaron esparcidos en el territorio, y que daban cuenta de un mundo que desapareció al implantarse de forma definitiva la organización social derivada de las leyes e imposiciones ultramarinas. Un ejemplo de ello es la “Visita a los Santuarios Indígenas en Boyacá”, realizada en 1577. Esta Visita ha sido reseñada y utilizada por varios historiadores. Uno de ellos, y sin duda, el que más profundamente hace un estudio de Boyacá es Germán Colmenares (1970). También Vicenta Cortés Alonso hace interesantes anotaciones sobre este mismo documento. La intención de dicha Visita, fue suprimir los ritos gentiles, desarticular a los dirigentes culturales, buscar y destruir santuarios, entregarlos y quemarlos, eliminar la poligamia, reemplazar las formas tradicionales de la herencia y organizar los nuevos territorios y sus gentes. Un asunto interesante, sobre el que llaman la atención los historiadores, es el que tiene que ver con los objetos y las riquezas que fueron “rescatadas”. Como también con el valor de los impuestos y de las obligaciones que se fueron imponiendo a las comunidades del altiplano central de Colombia. Un análisis detallado de lo elementos, santillos, y prohibiciones permite hacer un estudio antropológico de las comunidades, pero sobre todo de las prácticas que para la época habían sobrevivido. Esto se podría conectar con los vestigios arqueológicos, y de ese modo, aproximarse a la cotidianidad de los grupos humanos, que habitaban Boyacá en el período de la Conquista. Para el caso del mundo estético, es posible que este tipo de estudios permitiría eventualmente reconstruir los contextos en los cuales se habrían hecho algunas de las obras rupestres. Lo cierto, es que los investigadores y estudiosos que desde finales del siglo XVIII, al igual que algunos de los siglos XIX y XX, usaron esos documentos omitiendo y olvidando las implicaciones que tuvo el tribunal de censura y las alcances de una mentalidad que poco o nada podría entender del mundo aborigen del nuevo continente. Todo ello se explica, porque en la mayoría de los casos los vestigios arqueológicos fueron asociados de forma acrítica a los Chibchas, sin dar cuenta de otros posibles Fundación Piedra Alta

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grupos humanos, que pudieron habitar el territorio en períodos anteriores. Además de los anterior no se han hecho las excavaciones indispensables que hubieran permitido tener una imagen más clara y precisa de los diferentes momentos de ocupación del territorio. Como ya se advirtió, en buena medida, los trabajos del siglo XIX y principios del XX, hicieron interpretaciones derivadas exclusivamente de la Crónica, es decir de los libros aprobados por la metrópoli española. Así, el arte rupestre y otros vestigios arqueológicos se entendieron únicamente desde el horizonte de las Crónicas de Indias, y luego de las áreas arqueológicas demarcadas como generalidad. Sólo con el inicio de los trabajos arqueológicos, derivados de la influencia de Paul Rivet se organizan cánones más precisos y certeros de las ocupaciones y patrones culturales de los grupos humanos, que habitaron el territorio. Posteriormente con las campañas arqueológicas el panorama temporal y espacial de la prehistoria en Colombia se amplió, y por tanto, se evidenció la insuficiencia de los datos contenidos en los documentos antiguos. Es necesario advertir que los trabajos de los pioneros en la investigación etnográfica del país son fundamentales para reconstruir los procesos que implicaron la estabilización del conocimiento arqueológico de Colombia. En muchos casos en esos documentos hay ideas que luego se ampliaron y confirmaron, como otras, que simplemente fueron revaluadas, por nuevos datos. Uno de los elementos más importantes presentes en esas investigaciones tiene que ver con la documentación de algunos vestigios materiales que han desaparecido con el correr de las décadas. Para el caso específico de las investigaciones en las distintas áreas de Boyacá, es interesante reseñar que desde finales de la década del 20 del siglo XX aparecen ejercicios académicos que dan cuenta de distintos vestigios materiales. Así, Juan C. Hernández en 1939 publicó el libro Hunza (Tunja, antes de 1539), en donde reseña la presencia de columnas en piedra, volantes de uso, cerámica, matrices de orfebrería y materiales orfebres. De igual forma, hace referencia al arte rupestre. Juan. C. Hernández considera que “Las piedras pintadas dejan una impresión más definida de quienes pudieron ser los primeros Alcaldía del Municipio de Sogamoso

El primer registro de esta roca lo hizo Miguel Triana. En ese momento, el lugar hacía parte de la Hacienda Vanegas, hoy es la vereda Pedregal Bajo.

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pobladores de estas tierras y por qué formaron las poblaciones que demoran sobre los valles grandes y pequeños del altiplano oriental. La mayoría de los dibujos en las piedras muestran la evolución bien apreciable: muchos son apenas dibujos geométricos, en otros se encuentra ya la figura del hombre o la de ciertos animales estilizados, como el sapo, la culebra; y en otros se ve casi una escritura jeroglífica. Grandes períodos de tiempo debieron transcurrir para que en un mismo lugar se dejaran signos de esta evolución, demuestra también cierta diversidad de tendencias y de razas con ideas distintas que se fueron mezclando poco a poco. No de otra manera se pueden explicar piedras con dibujos puramente geométricos, piedras con figuras ya estilizadas, y piedras en las cuales se encuentran ya caras, manos, el sol, etc., etc., una Verdadera escritura jeroglífica.” (Hernández, 1939) El mismo autor advierte de la presencia de rocas con pinturas en Gachaneque, Ramiriquí, Jenesano, Saboyá, Valle de Suárez, Gámeza, Chicamocha, Tequendama, Tras del Alto, Puente de Boyacá, Toca, Siachoque, Motavita, Cómbita, Boyacá y Sogamoso. Las referencias a algunos de estos lugares tienen que ver con la bibliografía existente para la época, y otros con los propios trabajos del autor. Para el caso específico de Sogamoso, se hace referencia a una roca, que tiene lo que denomina “estilización del hombre”. Ya desde el siglo XIX se habían hecho referencias a algunos de los sitios con vestigios aborígenes. Según Eduardo Posada el señor Manuel Vélez realizó investigaciones arqueológicas en la zona de Sogamoso y de “El Infiernito” en Villa de Leiva en 1846. (Posada 1925). De igual forma, Peregrino Sáenz en 1921 hace la denuncia de algunas rocas con grabados en la vereda “El Salto y Lavandera” cerca de Villa de Leiva (Sáenz 1922). Más tarde, una comisión científica se desplaza a Sogamoso para inspeccionar el sitio donde estaría el antiguo templo del Sol Muisca. Los trabajos realizados por Cayo Leonidas Peñuela (1924), Gerardo Arrubla y Carlos Cuervo Márquez (1924) son los primeros intentos de determinar con precisión el emplazamiento del antiguo espacio Chibcha en el área. En todos los casos mencionados, se recomendó ampliar las investigaciones y proteger el espacio donde estarían los vestigios de Templo Muisca. Inclusive se hace la recomendación de la compra del predio por parte del Estado, para sí adelantar en las investigaciones arqueológicas del área. Otro trabajó publicado sobre Sogamoso, es un curioso documento realizado por Rosala Garzuze (1945), se trata de una monografía sobre Sogamoso intitulada “Sogamoso o espirito da civilização Chibcha”. Unos años después se inician las campañas de trabajo arqueológico dirigidas por Eliecer Silva Celis. En 1942 ingresa al Servicio Arqueológico Nacional, allí acompaña a Gregorio Hernández de Alba en las excavaciones realizadas en el conocido pozo de Donato en Tunja. Para 1944 trabaja en Tierradentro y La Belleza, Santander. Los siguientes años excava en el Cocuy y en la región del grupo Lache Sogamoso y otras zonas. (Silva, 1944a, 1944b, 1945a, 1945b, 194c, 1946, 1947, 1963, 1964, 1966a, 1966b, 1966c, 1968, 1981, 1986, 1987) En este momento se inicia el trabajo, que se convertirá en el más significativo, con la búsqueda de los vestigios del Templo del Sol en Monquirá, municipio de Sogamoso. Dentro del Conjunto general de investigaciones arqueológicas en la zona, se destaca sin duda el trabajo emprendido por el Dr. Eliecer Silva Celis. Se puede asegurar que él no sólo fue pionero en la arqueología científica de la zona, sino que también, sus investigaciones han sido la base para nuevos y más acabados trabajos. El conjunto general de piezas que hoy están Fundación Piedra Alta

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depositadas en el museo de Sogamoso, son la colección más importante de materiales arqueológicos con procedencia segura, y que provienen, en la mayor parte de los casos de excavaciones realizadas por el mismo arqueólogo Silva Celis en Boyacá. Según los datos del proyecto de Investigación de la Beca del Ministerio de Cultura (1998) se trata de 150 esqueletos aproximadamente, 118 textiles, 400 piezas completas, algunas momias y una cantidad adicional de otros materiales líticos, cerámicos y óseos. (Museo 1998) Es necesario reseñar igualmente las excavaciones en el municipio de Sogamoso, en particular, en lo que hoy se conoce como Museo de Sogamoso. Los reportes iniciales mostraron una gran cantidad de material cerámico, lítico, óseo y emplazamientos. En total 118 tumbas fueron excavadas y copioso material arqueológico colectado y estudiado en etapas posteriores. En la mayoría de los casos, los cuerpos estaban acompañados por diversos materiales, los cuales permitieron reconstruir parte del mundo material y cultural del grupo humano que habita el área. La descripción de los materiales que acompañaban los cuerpos está en las relaciones arqueológicas de la excavación y fueron sistematizadas años después por Helena Pradilla, en el trabajo sobre los enterramientos del altiplano. (Pradilla 1988). Uno de los elementos más interesantes de las investigaciones realizadas por Eliecer Silva Celis es el que tiene que ver con la datación de granos de maíz carbonizados, los cuales permitieron establecer una fecha de 1.640 ±50 A.P. esto es, ± 310 d. C. (Silva 1968). Esto correspondería con las fechas propuestas por Fray Pedro Simón y Vargas Machuca, conectadas con la presencia de Bochica en la zona. En el caso de Fray Pedro Simón se trataría del año 137 d. C y para Vargas Machuca el 37 d. C. Las excavaciones realizadas en otras zonas permitieron ampliar la información existente y el trabajo continuo de más de 4 décadas hace que hoy se tenga un panorama juicioso y completo de muchos de los contextos cotidianos y fúnebres de los antiguos habitantes de la zona de Sogamoso. Llama especialmente la atención que el Dr. Eliecer Silva Celis hiciera un trabajo que no se detenía únicamente en la descripción de los vestigios encontrados, sino que intentara hacer conexiones más amplias, esto es, que buscara dar cuenta de áreas extensas de ocupación y de relaciones con la cultura. Todo el conjunto general de trabajos emprendidos por el Dr. Eliecer Silva Celis estaba encaminado no sólo al rescate del material y a su interpretación, sino a la creación del Museo, un proyecto que se articuló y que se convirtió en la expresión de su pensamiento. El Museo, por tanto, no es un espacio o un lugar para depositar las piezas, sino es un sitio interactivo, de investigación y de divulgación. Una especie de sitio que Alcaldía del Municipio de Sogamoso

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debería provocar a la inteligencia y salvaguardar un legado, que no sólo estaba anclado en el pasado, sino que permitía entender el presente (Silva 1964c). Es desde allí que se deben entender los esfuerzos y trabajos realizados por el Dr. Eliecer Silva Celis. Las preocupaciones arqueológicas del Dr. Eliecer Silva Celis lo llevaron a recorrer muy diversos lugares, y una característica de esas labores fue el registrar etnológica, antropológica y arqueológicamente las diversas áreas recorridas. Esos tres niveles de trabajo no se encuentran rígidamente separados, sino que son complementarios en el trabajo científico del Dr. Eliecer Silva Celis. Esto debería recordarse y retomarse en las investigaciones que se están haciendo en la actualidad. Pues los campos se han separado de tal forma, que la especialización ha hecho que cada vez se piense menos, aunque los datos aumenten. Es por ello, que en casi todos los documentos publicados aparezcan referencias al arte rupestre. Un ejemplo de ello es la referencia a los “…litoglifos de las montañas de Sogamoso” (Silva 1966). Es probable que se refiera a los petroglifos localizados en la zona de Iza, los cuales están distantes de Pedregal Bajo unos 2 kilómetros, aproximadamente”. Los trabajos arqueológicos los acompañó, en todos los casos, con una extensa y amplia revisión bibliográfica, lo cual no sólo le permitió tener una cultura muy amplia, sino también, intentar explicaciones que no se reducían a las evidencias encontradas. De igual forma, eso es lo que hace que los documentos publicados por él, sean tan importantes para aproximarse a las colecciones del Museo, como a otras manifestaciones culturales de la zona y del país. En el trabajo sobre la antropología Chibcha (1945) aparece una muy interesante referencia al encuentro de unos materiales arqueológicos. Allí se afirma que: “Por los años de 1890 a 1895 el señor Espíritusanto Jiménez, persona muy curiosa, halló a orillas del río Gámeza, jurisdicción de Tópaga, en cuevas de la llamada “peña de las Águilas”, próxima a una gran piedra, que por exhibir pinturas aborígenes es conocida actualmente con el nombre de “Piedra Pintada”, algunos cuerpos indígenas secos, o momias, enfardelados en mantas de algodón y acompañados de varios objetos.” “Con el curso del tiempo tales momias –que el señor Jiménez trajo a Sogamoso-, fueron desenvueltas y como con los cadáveres no se observó ningún cuidado, fácilmente se desarticularon, y sus partes, a excepción de las calaveras, fueron perdidas.” “Entre las cosas registradas junto con las momias se tiene noticia de un vestido de algodón, pintado, y un bastón de mando, labrado de chonta, con la empuñadura forrada en oro. A la muerte de don Espíritusanto, estos y otros objetos eran de gran valor arqueológico, pasaron a manos de su familia, que los conservó por algún tiempo, pero luego fueron extraviados, habiéndose tenido noticia, al cabo del tiempo, de que habían sido vendidos a la Librería Voluntad, en Bogotá. Según informaciones, de la librería las tomó, por compra el señor Ignacio Borda:” (Silva 1945). Como se advierte estos datos hacen parte del trabajó más amplio que realizó en la zona, y que le permitieron tener contextos, no sólo históricos, sino también geográficos. Con dicha información pudo realizar una exploración dirigida y en últimas muy fructífera, que no se limitó a Tópaga, sino que se prolongó hasta Tasco. Los resultados de estas investigaciones luego serían ampliados y los restos humanos encontrados en la zona estudiados por otros investigadores. Fundación Piedra Alta

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Respecto de las excavaciones en Sogamoso, es importante resaltar que la intención fue excavar el sitio actual del Museo. Sin embargo, y pese que el centro de trabajo fue ese emplazamiento, se realizaron labores en otras áreas del municipio, y de esa forma se denunció la presencia de otros vestigios arqueológicos. En el texto de 1945c dice que “… estas investigaciones han venido desarrollándose en el extenso y fértil valle situado en el E, y SE. De la ciudad de Sogamoso, y regado por el río Monquirá y sus afluentes, la quedrada de Ombachita o Morcá, la quebrada de La Chorrera y las que descienden de las veredas de El Mortiñal, El Hatillo, Pilar y Ceibita. Por sus contornos SW., E y NE., el valle se halla limitado por una serie continua de lomas y cerros, de los cuales los más notables por su historia o por sus tradiciones, son: El Chacón, La peña de “Las Pinturas” Y el de Santa Bárbara”. (Silva 1944 5c). Respecto del segundo lugar mencionado, esto es, “Las Pinturas”, se afirma que: “… en el frente inferior de la serie de lomas y colinas que descienden de la vereda de “El Mortiñal”, una roca sumamente escarpada presenta una serie abundantísima de pictografías pre-españolas en blanco y rojo, muy notables por las raras estilizaciones de motivos no frecuentes en las numerosas piedras pintadas de otras regiones de Boyacá y de Cundinamarca”. (Silva 1945c). Un poco más delante, en el mismo texto, se hace una referencia más detallada del yacimiento de Pilar y Ceibita “… su altura es de 90 metros, siendo de 70 metros su longitud.

Yacimiento “Las Pinturas”, veeredas de Pilar y Ceibita. Alcaldía del Municipio de Sogamoso

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Cinco metros antes de su remate superior presenta, a manera de escalón, un amplio corredor, en cuyas paredes hay gran número de motivos pintados (triángulos, círculos, a veces unos concéntricos, figuras de animales, representaciones humanas en varias actitudes, etc.) en blanco, la mayor parte, y algunos en rojo. La roca es casi inaccesible, de suerte que al lugar de las pinturas se llega con dificultad. Los motivos pintados resisten poco; no ofrecen regularidad en su distribución y han sido hechos mediante toscos pinceles. La anchura de las siluetas ofrece notable homogeneidad y su anchura media es de dos centímetros. En el estado actual que se hallan las pinturas, no se ve ninguna figura que por su expresionismo y tamaño resalte sobre las demás.” (Silva 19445c). Es importante reseñar que si bien el Dr. Eliecer Silva Celis denuncia la existencia de las pinturas de Pilar y Ceibita, no es esta la primera referencia a dicho yacimiento rupestre. Ya Gabriel Camargo Pérez en su “Geografía Histórica de Sogamoso”, publicada en 1935 había mencionado el sitio: “Como curiosidad importante o legado histórico de nuestro aborígenes, esta consignada en las lomas del Pilar una inscripción que denominan “Las Pinturas”: es un filón anchuroso de roca durísima, centenares de signos están indicando alguna leyenda misteriosa. ¿Cuántos puntos ignorados de la historia de Iraca estarán allí consignados, y cuántos secretos permanecerán ocultos en aquella inscripción? Bien pude ser la indicación precisa de grandes tesoros o la relación de algún episodio trascendental en la vida de los hijos del Sol.” “Es convenientísimo que una comisión de arqueólogos e historiadores practique una visita detenida a aquel monumento grandioso de la historia y de la civilización chibcha, para que una nueva página llene el libro glorioso de nuestro pasado.” (Camargo 1935). Este mismo autor se referirá de nuevo al yacimiento de Pilar y Ceibita en 1982, cuando publicara una fotografía, acompañada de un dibujo de la roca 13 del presente informe. Volviendo sobre los datos arqueológicos y las excavaciones, y en particular, la obra del Dr. Eliecer Eliecer Silva Celis, es interesante anotar que las colecciones del museo han servido para ampliar y profundizar en el conocimiento de la antigüedad y complejidad del poblamiento de Boyacá. No sólo en referencia a la zona de Mongua y a las esculturas localizadas allí (Silva 1965), sino también respecto de la zona de los Laches (1945a) y de Floresta, más específicamente en la vereda La Puerta (Rodríguez 2011). Los restos óseos y los cráneos localizados allí fueron estudiados por el profesor José Vicente Rodríguez, quien además envió muestras para datación, específicamente de los cráneos. Según los resultados de los análisis del “…laboratorio Beta Analytic Inc.” Se obtuvo una fecha de 8.630 a 8.890 A.P, esto mediante C14. (Rodríguez 2011). “La datación mediante radiocarbono evidenció una fecha cercana a los 8.000 años de antigüedad, y los análisis de isótopos estables de carbono y nitrógeno reportan una dieta con alto consumo de tubérculos de altura, carne y grasas animales.” (Rodríguez 2011). De esta forma, estos restos son los más antiguos localizados, hasta el momento, en Boyacá. Todo esto permite asegurar que la ocupación y humanización del territorio de Boyacá inicio hace por lo menos 8.000 años. Esto tiene implicaciones amplias en los más diversos campos. En relación al arte rupestre, es perfectamente posible que las pinturas más antiguas se puedan remontar ese período, y por lo cual, habrían sido elaboradas por cazadores recolectores.

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Un asunto que llama poderosamente la atención de los resultados obtenidos en los análisis de los cráneos de Floresta, es que la dieta no estuviera enteramente dedicada a la proteína animal. En realidad hay un estereotipo que hace suponer como único componente de la dieta antigua eran los derivados cárnicos. El profesor José Vicente Rodríguez muestra que esa suposición no es correcta para el caso de Suramérica, y que seguramente no lo será para ningún lugar. En general los grupos humanos exploran de manera muy amplia el territorio, y ello ha implicado siempre, una dieta diversa, que incluye proteína animal, vegetales y minerales. Lo cierto es que la fecha de más de 8.000 años junto con las dataciones de C14 hechas por el Dr. Eliecer Silva Celis, son las referencias más precisas, que se tienen para Boyacá, al menos mediante la datación directa, de materiales orgánicos. Frente a esos datos, se pueden mostrar las investigaciones realizadas por Neyla Castillo. Como muy bien ella lo advierte en su trabajo, la ausencia de fechas de poblamiento temprano en la zona, se deben a las escasas excavaciones sistemáticas y que estén expresamente en la búsqueda de sitios de ocupación temprana (Castillo, 1984). Los materiales cerámicos excavados por Neyla Castillo hacen evidente una sucesión estilística y técnica, que iría desde la cerámica incisa, del período Herrera, a la cerámica pintada, típica de los grupos Muiscas tardíos. Esto asociado a la estratigrafía muestra una sucesión de continua ocupación, con un área intermedia de cambio técnico y de variación de las formas de la cerámica. De igual forma, el trabajo citado advierte la presencia de material lítico proveniente de la cordillera central. Lo que hace evidente, el desplazamiento o comercio con grupos ajenos al territorio. Se debe tener en cuenta, que para el caso del altiplano central de Colombia, los trabajos de Gonzalo Correal Urrego y de Thomas Van Der Hammen abrieron las perspectivas y ampliaron el estrecho marco temporal y natural, que se había considerado para la presencia humana en el altiplano del actual territorio de Colombia. Las evidencias mostraron con seguridad que desde los 12.400± 160 (Correal, Van Der Hammen, Lerman, 1966-69) era clara la presencia humana, y que por lo tanto, los habitantes de aquellos períodos estaban sometidos a condiciones climáticas y medio ambientales diferentes. Gonzalo Correal advierte que “… bajo abrigos rocosos y en estaciones abiertas de la Sabana de Bogotá como el Tequendama, El Abra, Nemocón, Tibitó, Vistahermosa, Galindo y Aguazuque, de la cordillera oriental, Gahetá y Sueva, permiten la reconstrucción cultural y medio ambiental entre 12,000 y 2,225 años a. P” (Correal 1990). Tal y como lo menciona la arqueóloga Neyla Castillo, los pocos trabajos de excavación hacen que los materiales y las técnicas prehistóricas en Boyacá no hayan sido suficientemente documentadas. El Dr. Eliecer Silva Celis encontró carbón mineral en algunas de sus excavaciones (Silva 1945), lo que le permitió afirmar, con seguridad que los Chibchas conocían de la existencia de ese material. Lo que aún no se puede demostrar es el uso posible del carbón mineral en los Chibchas. Pues el que se haya localizado no implica que se pueda deducir de allí la función. Es posible que excavaciones sistemáticas y amplias permitan aclarar este punto. Respecto de otras investigaciones, resultado del estudio de las colecciones presentes en el Museo de Sogamoso, es importante mencionar tres: El trabajo de Margarita Silva Montaña, que tuvo como tema el estudio de los volantes de huso. De igual importancia, son los estudios realizados por Beatriz Devia y Marianne Cardale en 1997 sobre los textiles pertenecientes a la colección del museo. Y finalmente, el trabajo de Luz Marina Buitrago Alcaldía del Municipio de Sogamoso

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Una parte importante de la colección ósea del Museo de Sogamoso viene de la vereda Morca. En la fotografía el paisaje de esa zona del municipio.

C. y Orlando Rodríguez C, entorno a los restos óseos (humanos) de la colección del museo. Por la pertinencia, respecto del presente trabajo, se reseñará el último trabajo mencionado. El “Estudio bioantropológico de la colección ósea “Eliecer Silva Celis” del museo arqueológico de Sogamoso” fue hecho entre los años 1995 y 1998. Se estudiaron 246 individuos, la muestra más representativa de población Muisca estudiada en Colombia hasta el momento, y sin duda la más grande para el caso de Boyacá. La procedencia de los restos es de 18 sitios, y de esos 126 son de Sogamoso. (Buitrago, Rodríguez 1998). Algunos elementos llaman poderosamente la atención, pues según los estudios realizados la expectativa de vida en la época, esto es “37.32 años de edad”. (Buitrago, Rodríguez 1998). Estos datos podrían ser entendidos como normales para cualquier área del altiplano central de Colombia, sin embargo, lo que aclaran los autores, es que no es de ese modo. Pues en zonas como Soacha las expectativas de vida son menores, pues las condiciones medio ambientales y el acceso a recursos era más difícil, que en el valle de Sogamoso. Por tanto, en este caso, se podría decir que hay una amplia expectativa de vida, y sobre todo, es importante entender que dicha condición se cumple, pues una parte importante de los individuos superan los 35 años de edad. Frente al estudio de las enfermedades y patologías, una llama poderosamente la atención. Según los investigadores se encontraron 8 casos de “anemia ferropénica”. No sólo tiene una mayor frecuencia que en otras zonas estudiadas el altiplano, sino que en la mayoría de los casos documentados para Sogamoso, esta anemia aparece en masculinos, 7 de los 8 casos. Esto es importante porque este tipo de anemia sólo se adquiere en regiones cálidas, lo que demostraría que algunos miembros de ese grupo humano, solían ir a vivir en regiones donde la temperatura era notoriamente superior. Esto ayudaría a demostrar con mayor precisión la conexión entre los Llanos Orientales y Sogamoso (Buitrago, Rodríguez 1998). El que la mayor parte de los portadores de dicha anemia fueran hombres, haría suponer que los que solían tener mayor nivel de movilidad serían precisamente los hombres. Seguramente estos se dedicaban con mayor frecuencia al intercambio de bienes y productos. Lo cierto es que la presencia de esta anemia hace que se pueda demostrar que los grupos humanos no estaban estáticos, y menos aún, que el sedentarismo implicaba la ausencia de movilidad. Lo que parece estar en juego, es una gran variedad de centros y periferias, y sobre todo de caminos, unos de mayor distancia, y otros más internos. Esto ya se había demostrado en las investigaciones sobre caminos empedrados y rutas prehistóricas en Colombia. (GIFundación Piedra Alta

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Formación geológica en la vereda Morca, Sogamoso.

PRI 2014a). Otros elementos están presentes en la tesis que se ha venido reseñando, tales como deformaciones craneales, enfermedades por estrés físico y alimentario. En general es un trabajo, que permite desde el estudio de la colección ósea del museo de Sogamoso, demostrar y corregir algunas de las ideas, que se han convertido en lugares comunes en la arqueología colombiana, y que lamentablemente se siguen repitiendo. Un trabajo de igual importancia, es el que realizó Juanita Arango (1995 – 2000). Esta tesis fue pionera en las labores de documentación y diagnóstico de los factores de alteración de los yacimientos rupestres de la zona del Pedregal y Vanegas en Sogamoso. Los registros incluyeron varios yacimientos, aunque en la tesis final no se incluyeran todos los registros (Arango, entrevista 2015). Es interesante anotar, que se hicieron laboratorios y se diseñó una ficha de registro de los factores, que estaban alterando los yacimientos, y específicamente los murales con pinturas. Cada una de las fichas elaboradas por Juanita Arango sirvió para dar cuenta de los más diversos elementos biológicos y medio ambientales. De ese modo, se pensó cada yacimiento como unidad particular, dentro de un contexto más amplio. Esto significó que se documentó, registró y pensó cada sector de la roca con sus características particulares, pero también, el mural en su conjunto, y luego este dentro de la dinámica del yacimiento. A su vez, cada roca, se entendió dentro de un contexto más amplio, en donde los factores medio ambientales se documentaron y tuvieron en cuenta. (Arango 1995). Como se advierte, la tesis de Juanita Arango, mostró de forma definitiva la complejidad en que se encuentra el arte rupestre, y la dificultad que implica su conservación. No se trató de pensar un factor de alteración, sino la multiplicidad de los elementos, que positiva o negativamente están en constante interacción en cada yacimiento. De igual manera, esta tesis demostró la necesidad de hacer levantamientos y registros completos de los contextos y particularidades de cada zona rupestre, y de cada roca dentro de la zona. Por ello, se puede asegurar que la tesis de Juanita Arango es un antídoto importante, que evita suponer que la conservación del arte rupestre debe estar basada en la divulgación y lo que pomposamente se ha llamado Apropiación Social del Patrimonio. Sin estudios serios sobre los contextos, cualquier posibilidad de cuidado y conservación, no es más que un conjunto de buenas intenciones y de ingenuidad. Dentro de otros trabajos en Sogamoso, ya no desde la arqueología, sino en el estricto espacio de la antropología, es importante mencionar la tesis de Laura López Estupiñan. Ella hizo Alcaldía del Municipio de Sogamoso

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El primer registro de esta roca lo hizo Miguel Triana. En ese momento, el lugar hacía parte de la Hacienda Vanegas, hoy es la vereda Pedregal Bajo.

una labor de registro y documentación de algunas de las tradiciones culturales, (en relación con las rocas) de los actuales habitantes de Iza, Gámeza y Sogamoso. Ese trabajo no buscó documentar arqueológicamente los sitios, sino que se centró en los relatos, lenguajes y elaboraciones culturales, que hacen las comunidades actuales. Se trata entonces de una visión del territorio, en donde, las rocas hacen parte de un entorno significante. Algunos de esos bloques rocosos tienen arte rupestre, y por eso, fue consultado ese trabajo para la presente investigación. En particular, se habla de la roca de “La Custodia” y de la roca “Piedra Gorda”; juntos yacimientos han sido documentados en la presente investigación. (López 2011). Trabajos recientes no han arrojado mayores resultados. En general, las prospecciones realizadas por antropólogos y arqueólogos para luego tramitar licencias mineras han sido estériles. (Bernal, García, Cairo, Flores. -2006-. Rojas -2013-. Rodríguez -2012- Restrepo 2012). Sin embargo es necesario mencionar la labor de Angélica Vivas Salamanca, pues su trabajo fue utilizado como fuente bibliográfica para la elaboración del P.O.T. de Sogamoso. Ella menciona que en Sogamoso hay evidencias culturales y arqueológicas en: Mata de Zarza, Morcá (San Pedro y Portillo), Centro, El Diamante la Ramada, San José de Bolívar, San José del Porvenir, Batta, Buenavista, Pantanitos Alto, Pantanitos Bajo y Malvinas. En todos los casos encuentra relatos y caminos, en algunos hay minas, arquitectura colonial, líticos y fósiles. En ninguno aparecen reportados yacimientos con arte rupestre. (Vivas, 2010). Esto es extraño, pues más de 30 yacimientos fueron localizados en la presente investigación, además la autora tiene en su bibliografía el texto de Judith Trujillo Téllez a propósito del yacimiento de Pilar y Ceibita. Fundación Piedra Alta

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Transcripciones e Interpretaciones del Arte Rupestre en Boyacá El propósito de este texto es ampliar algunas de las reflexiones sobre la historia de la investigación del arte rupestre en Colombia, ahora enfocado en el departamento de Boyacá, que es sin duda una zona geográfica y política del país, que tiene un tipo especial de peculiaridades, que fueron descritas con ciertas diferencias con el Zipa del sur, distinciones étnicas precolombinas, que fueron puestas por los cronistas desde el comienzo de la conquista, a pesar de ser asumidas en general como zonas de poblamiento de las mismas culturas llamadas genéricamente como Muiscas. Diversos elementos, incluso descritos por los escribanos en sus crónicas hacen pensar que esta zona guardaba desde los períodos precolombinos unas ciertas características, que se hacen patentes en los hallazgos arqueológicos (Silva Celis), en el templo de Sogamoso y en la riqueza actual del lugar, cuyos recursos para la provincia de Sogamoso hacen referencia fundamentalmente a los humedales del occidente de la población actual de Sogamoso, y a los recursos de la zona oriental, ahora de la laguna de Tota. Adicionalmente ciertas características y peculiaridades se dieron en esta zona desde la época de la conquista y la colonización, que al parecer permitieron que se prolongaran algunas de sus costumbres ancestrales precolombinas y fueran camufladas, bajo la apariencia de instituciones y prácticas sociales, que terminaron por aceptarse como cristianas y católicas, sin serlo en su origen. El manejo que debieron dar los habitantes y los vínculos con las comunidades franciscanas, permitieron adicionalmente que algunas de las prácticas sociales antiguas pudieran proyectarse con cambios en las formas de la vida social, que se prolongó, con modidificaciones aún no determinados plenamente. En lo relativo al arte rupestre el tiempo dedicado a las investigaciones se había centrado fundamentalmente en algunas zonas de Cundinamarca y se había dedicado muy pocos esfuerzos en completar la información sobre las zonas de arte rupestre en Boyacá, a pesar de las referencias de diversos autores en distintas épocas. Hoy resulta importante por lo menos destinar algunos trabajos de esta investigación para exponer el proceso, que este objeto de estudio ha tenido en el actual departamento de Boyacá y en esAlcaldía del Municipio de Sogamoso

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pecial del municipio de Sogamoso, en lo relativo al conjunto de manifestaciones estéticas presentes en las veredas, donde se encuentran los yacimientos rupestres. Algunos de los temas de las investigaciones pasadas hacían referencia a zonas en Boyacá, que se visitaron en los años ochenta y para estas temporadas de trabajo de campo se habían advertido algunas regiones, tanto en pinturas como en grabados, fundamentalmente en Sáchica, Saboyá, Ramiriquí, Nuevo Colón, donde se realizaron trabajos de registro iniciales. Dadas las nuevas condiciones de los sistemas de registro actuales y los desarrollos de la arqueología, es indispensable dedicar un capítulo aparte para volver sobre algunas zonas boyacenses, que muy poca atención han tenido y sobre las cuales hay tan sólo algunos trabajos menores en las labores de registro y documentación. Lo cual quiere decir que los proyectos de los autores pioneros, que estaban interesados en hacer el registro general, quedó convertido en tan sólo algunos trabajos sobre algunos municipios. En 1980 se inició el Plan Nacional de Investigaciones en Arte Rupestre en las zonas sur orientales de la sabana de Bogotá, fundamentalmente en el municipio de Soacha y Sibaté; el acento durante algunos años se hizo en esa área. En este sector de la Sabana de Bogotá fue posible además de encontrar un número importante de sitios, también tener los primeros elementos para entender las razones históricas, por las cuales este objeto de investigación había quedado en el olvido. De igual manera, orientados por las lecturas del texto de Miguel Triana fueron visitados durante varias temporadas sitios rupestres en estos mismos años, algunos del Jeroglífico Chibcha y otros, ubicados en otras provincias, en los municipios de Sáchica, Saboyá, Ramiriquí, Tibaná y Nuevo Colón, como resultado de trabajo etnográfico

Petroglifo de Buenavista. En el caso del territorio del valle de Sogamoso, hay una serie de grabados rupestres en Iza, a pocos kilómetros de la vereda Pedregal Bajo.

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(tradición oral) con los habitantes de estas provincias donde no se sabía que existían zonas rupestres. Así en esta época se escribió el siguiente texto:“Cuando el equipo de GIPRI (Grupo de investigación del arte rupestre indígena) se propuso la tarea de hacer un balance sobre las investigaciones de arte rupestre en Colombia, comprendió, desde el primer momento, que no sólo debería incluir los diversos hallazgos, los nuevos procedimientos de trabajo, la historia del tema y sus interpretaciones, las influencias de la investigación internacional, sino que también era esencial incluir su mundo cultural íntimo, cabe decir, los contextos en los cuales se ha desarrollado esta temática en Colombia. Cuando estos nuevos elementos, aparentemente extraños se fusionaron en las evaluaciones sobre la historia del trabajo de arte rupestre, se pudo comprender con mayor detalle los niveles, clases y grados de las interpretaciones producidas por los investigadores, sus épocas y así poder observar con cierto detalle las diversas disputas en sus teóricas o políticas, algunas de las cuales se han venido reproduciendo acríticamente hasta el presente”. Para esta época inicial de la formulación incluida en este texto, no se habían estabilizado los temas concernientes a la revisión de los aspectos arqueológicos generales de cada área y zonas en especial. Normalmente el equipo dedicaba una somera descripción de los elementos generales, que aparecían en los registros arqueológicos, resultado de las excavaciones y de las inferencias de la periodización. Hoy resulta esencial hacer en cada proceso de trabajo de registro y estudio del arte rupestre, un detallado informe complementario de asociaciones y preguntas de investigación, que intenten sintetizar los trabajos del registro de las excavaciones y los informes técnicos con las zonas, en las cuales se hace el trabajo de documentación de los motivos, grupos pictóricos y rocas de un área determinada.

Los orígenes Culturales y Sociales de las Interpretaciones en Colombia El ambiente dogmático, derivado de la historia colonial, y su proyecto de destrucción de las culturas precolombinas, sumado a las tendencias republicanas en un proceso educativo y con unas políticas culturales, que desarraigan a la población de su historia y cultura nacional, constituyen la base fundamental para entender las tendencias del proceso y así comprender el mínimo tiempo dedicado al estudio del pensamiento y el lenguaje presente en las culturas precolombinas. Todos estos desajustes de la investigación, las dificultades en sus etapas, los temas advertidos y olvidados, hacen posible pensar cómo se ha venido desarrollando la historia del arte precolombino y con ella, del arte rupestre colombiano. Colombia modernidad postergada o aplazada, es un concepto que explica muy bien el contexto político cultural, en el cual se han venido realizando sus diversas etapas (Jaramillo,1994) en donde el país imaginado hacia el futuro, se ubica intencionalmente en el pasado colonial y con esta intención expresa, simula todos los ambientes, y estabiliza las fórmulas del saber y la cultura de las escuelas escolásticas tradicionales. Lo cierto es que los fundamentos y proyecciones del pensar moderno, aún hoy no han sido suficientemente asimilados en nuestro medio, no por incapacidad, sino por la fuerza de las presiones políticas, sociales y económicas. No ha sido posible captar adecuadamente el pensamiento ilustrado del siglo XVIII y XIX y las versiones allegadas en el país, en nada se parecen a aquellas que

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Levantamiento realizado por Miguel Triana, publicado en el Jeroglífico Chibcha.

fundamentaron el quehacer científico y cultural de otras latitudes. Resulta sin duda problemático averiguar sobre la asimilación del darwinismo, de las teorías antropológicas, y mucho menos de las formulaciones kantianas, hegelianas y marxistas, que orientaron las investigaciones y procesos culturales, que abrieron nuevos caminos y debates en Europa o en Norteamérica y crearon entre otros, los fundamentos de las teorías arqueológicas, que se disputan actualmente el proceso explicativo del poblamiento y el mundo social y cultural de los habitantes precolombinos. Aquí, se falsificaron todos los ambientes, se copió la forma de algunas instituciones, se fingieron los aprendizajes, y en lo esencial, se reprodujeron los ámbitos culturales y educativos del mundo colonial cuidadosamente protegido, para evitar así cualquier cambio, que destruyera su poder y dominio. Fue precisamente en la universidad del Estado (Universidad Nacional) en el siglo XIX donde se prohibió el pragmatismo (Bentham) y se persiguió a aquellos que simpatizaban (Jorge Isaacs 1967) con sus explicaciones en los nuevos rumbos de la ciencia natural del siglo XIX. Bajo estas cualidades, es posible explicar ahora por qué se han desarrollado de un modo curioso, ciertos caminos tortuosos de investigación y comprender en casi su totalidad, su mundo intelectual, y su intransigencia.”

Estado de la Investigación del Arte Rupestre en Boyacá El propósito es reflexionar sobre los documentos, que se han venido produciendo para esta región, relativos al denuncio y la documentación del arte rupestre (pinturas y grabados) y en relación a las interpretaciones. Con estos documentos no sólo es posible saber el adelanto o atraso de las investigaciones, sino intentar reconstruir las cualidades del contexto y

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establecer estrategias e iniciativas diversas, para promover el proceso de estudio del mundo intelectual presente en las representaciones rupestres. El objeto es colaborar activamente en la reconstrucción de la historia y cultura nacional y para hacerlo, es indispensable conservar el criterio de su cronología e ir precisando en cada etapa, algunos temas sobre los aportes y desaciertos formales (documentales) y reflexionar en el contexto, es decir en las influencias que tuvieron estos trabajos en sus interpretaciones y teorías desde el ámbito externo y las disputas políticas, que normalmente de modo oficial desvalorizaban las obras de las culturas indígenas. En esta perspectiva de estudio desde hace algunos años, se han realizado algunas versiones producidas por GIPRI (Muñoz 1981-85) sobre la presencia de estas manifestaciones en Boyacá. La reflexión se orienta en dos sentidos. En primer lugar, en las etapas, en los denuncios sobre la presencia de estas manifestaciones rupestres en algunos municipios, lo cual debe imaginarse como un balance de información general y en segundo lugar, en las contradicciones y contrastes, que se producen entre los registros tradicionales, sus teorías y la visión contemporánea internacional sobre el sentido y función del arte rupestre. Se trata de una reflexión fundamentada en las discusiones internacionales de equipos especializados en el tema, que se ocupan en determinar la calidad de los productos del registro y documentación y la información presente en el conjunto de las transcripciones, que se pueden coleccionar en la historia de la zona. ¿Quienes han realizado trabajo de campo y qué tipo de materiales han producido? ¿Qué denuncios han quedado en el olvido? y ¿cuáles documentos tienen valor arqueológico por su calidad y cuáles son documentos curiosos, que sin tener valor documental en relación al arte rupestre, si se convierten en materiales importantes para la historia de la investigación y para el estudio de la historia y la cultura nacional? Los juicios que se derivan de esta reflexión constituyen de por sí la historia de un debate relativo a la calidad de la información, es decir a la pregunta del carácter moderno o pre-moderno de la investigación en arte rupestre en Colombia. Planteado en esta forma se intenta romper los estrechos marcos tradicionales y conducir posibilidades de reflexiones diversas sobre temas más amplios y polémicos relacionados con el proceso. Sin duda este debate presentado en esta forma incluye en general a las ciencias sociales, y de modo particular a la historia y a los procesos teóricos, que tuvo y tiene la arqueología, que también debe ser entendida como un proceso, que ha venido discutiendo sus fundamentos y sus capacidades para entender las sociedades, que dejaron sus vestigios y con ello, aproximar registros diversos e interpretaciones de los mismos. Pero en realidad se trata del estudio de los motivos rupestres y ello parecería que constituye un ambiente peculiar, que no parece ahora dejarse encasillar en las tipologías y crono-estratigrafías estilísticas, tal y como se hacía, sin prevención ninguna, en las investigaciones arqueológicas europeas, para el estudio de las cuevas paleolíticas de Europa. Antes de iniciar la exposición puntual de las diversas etapas en la que estuvieron involucrados investigadores en el departamento Boyacá, es indispensable hacer algunas referencias aunque sean generales, sobre el punto de vista que aquí se asume y lo que significa hacer un estudio crítico sobre la historia de estas transcripciones. Los documentos, denuncios y en general materiales sobre sitios o zonas donde hay arte rupestre fueron realizados en Alcaldía del Municipio de Sogamoso

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diversas etapas y esta condición, hace que no puedan ser estudiadas de la misma forma. En muchas de ellas está tan sólo el documento. Los estudios sobre estos materiales se limitan a simplemente presentarlos y no existen suficientes comentarios y mucho menos, juicios analíticos, que den cuenta del valor documental de tales materiales, entre otras razones, porque no se han creado las vías para realizar temporadas de trabajo, que vuelvan sobre los lugares originales a constatar la fidelidad y pertinencia de los registros, como documentos ajustados a los paneles, grupos pictóricos y motivos rupestres in-situ.

Las Tendencias actuales de la investigación Rupestre Es esencial reconocer que en los últimos años los grupos de investigación internacionales han venido generando diversas discusiones en torno a criterios y perspectivas que son fundamentales para el proceso documentación. Las experiencias de estos equipos, fundamentalmente en Australia, Italia, Norteamérica, incluyendo los Estados Unidos, Canadá y Francia (Chauvet, Lascaux), entre otros, muestran un amplio espectro de temas y problemas de investigación, que involucran diversas ciencias, prácticas de campo y perspectivas teóricas, pero por sobre todo, nuevas formulaciones sobre los debates frente a las obras de arte arcaicas y su carácter problemático, cuando se les atribuye características religiosas. Para casi todos estos grupos el aspecto más sensible de los procesos de investigación en arte rupestre corresponden al ajuste de técnicas y procedimientos, con los cuales un equipo relativamente sofisticado produce las labores de registro y documentación. No sólo se tienen en cuenta las diversas etapas del trabajo involucrando en relación a las ciencias básicas y procedimientos técnicos, sino que una buena parte de los trabajos están fundamentados epistemológicamente, lo cual hace que el registro de zonas rupestres se vea envuelto en discusiones que hace algunos años, eran apenas imposibles. Los procesos actuales de registro y documentación científica de pinturas y grabados, son el resultado de múltiples factores y cualidades que han conformado por años las estructuras, que permiten ordenar y organizar la información y que en cada caso, solicitan mayor precisión con el uso de laboratorios cada vez más complejos. Así, la tendencia en los estudios de arte rupestre se inicia con la discusión bastante intensa sobre los sistemas registro y con ellos, sobre la volatilidad y calidad de los documentos. Ya no es suficiente con hacer una descripción detallada de los motivos, que incluso se haga en la reconstrucción de los mismos, con altos grados de resolución, sino que los equipos de investigación han venido adquiriendo conciencia sobre la importancia de realizar, con el aporte de distintas disciplinas, procesos de registro cada vez más detallados, que incluyan el entorno y las características de la zona donde se encuentran los yacimientos. En buena parte estos estudios tienden a solucionar discusiones relativas al problema actualmente demandado sobre la conservación de los sitios y el manejo de parques y zonas turísticas, pero por sobre todo, y esto es lo central, en buscar todos los aspectos, que permitan relacionarse para explicar el sentido y función del arte rupestre, vale decir la historia de estos eventos humanos. Conscientes de la necesidad de hacer un registro serio, los investigadores han venido acentuando aún más la necesidad de realizar una documentación rigurosa, que incluyan ubicaciones espaciales precisas (georeferenciación), digitalizaciones con altos rangos de resoluFundación Piedra Alta

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Acuarela elaborada por la Comisión Corográfica. Roca de Saboya.

ción, estudio de materiales orgánicos e inorgánicos que producen deterioros en el sustrato de la roca, al igual que el estudio del clima y de las condiciones ambientales de los espacios, en los cuales se encuentran los yacimientos, temas todos que involucran diversas prácticas, ciencias y laboratorios. Así pues, una investigación seria en arte rupestre que se interese en reflexionar sobre el sentido y función de tales manifestaciones de lenguaje humano debe realizar registros exhaustivos, que se han venido llamando convencionalmente como registros regionales sistemáticos, con lo cual los equipos de trabajo aspiran a tener una imagen completa del conjunto de yacimientos, desechando así la idea peregrina de las rocas más representativas, y de los motivos más representativos, tema que sin duda constituye un aspecto sustantivo de los estudios superficiales. La ubicación de los yacimientos en programas de información geográfica, no sólo producen posibilidades para el estudio de las densidades de dichos yacimientos, sino que permiten generar hacia el futuro nuevas preguntas de investigación, sobre correspondencias entre la ubicación de las rocas y el espacio, el acceso a recursos, la transformación del hábitat, la concentración humana, las actividades de trabajo, la economía y el intercambio y los “objetos sagrados” presentes en el arte rupestre. Estos temas en casi todos los grupos nacionales e internacionales recién comienzan por la información que hasta hoy ha sido simplemente, la de la recolección documental de los motivos. Alcaldía del Municipio de Sogamoso

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En los últimos años se han venido realizando diversas reuniones internacionales para exponer los resultados de los trabajos alcanzados, la divulgación de las publicaciones de los grupos de los diversos países hacen que algunos de los temas que aparentemente son de carácter privado y regional, sean compartidos por los distintos investigadores, en áreas incluso muy distantes, con lo cual algunos temas se han convertido en aspectos más o menos universales. Muchos investigadores se quejan de que sus antecesores no habían hecho un registro suficiente y detallado de los yacimientos, pues aunque ellos han encontrado algunos sitios en el pasado, sus documentos dejan mucho que desear frente al original, pues al no existir una descripción del sitio preciso donde se encuentran las pinturas y grabados y tampoco se describen la totalidad de los trazos que los murales contienen. El estudio de los sistemas de expresión, de la percepción que están presentes en los documentos antiguos de los dibujantes muestran la diferencia curiosa entré las diversas versiones y el original. La geometrización de los trazos, el uso de un calibre que homogeniza las formas, la supresión de trazos, el realce de ciertas figuras, y finalmente, la utilización de escalas amplias que impiden discriminar los detalles, son entre otros, temas que se discuten internacionalmente con el propósito de producir documentos cada vez más ajustados a la reproducción de los objetos de estudio, con un alto grado de resolución. Esta parece ser la tendencia en relación a la formulación de un conjunto de fichas, que los investigadores puedan compartir internacionalmente, algo así, como un formato, que unifique con algunos elementos y criterios y solucionen los problemas descritos.

Investigaciones e investigadores del Arte Rupestre en Boyacá El proceso de la investigación en el departamento de Boyacá tiene circunstancias semejantes y problemas análogos a los mencionados. Resulta muy interesante que en la historia de la investigación sea ésta la región donde se inician los primeros registros, cuando la Comisión Corográfica organiza sus expediciones al norte del territorio en la mitad del siglo XIX, como una de las primeras respuestas de los ahora ciudadanos de la República, que tienen un interés expreso por el conocimiento del país. Visitar todo el territorio, hacer la cartografía, de la República significó como nunca antes, ni después, ubicar los monumentos indígenas y hacer obras de arte sobre las obras aborígenes, ahora valorizadas, frente al olvido intencional en que habían quedado en la época de la Colonia. En el viaje a la provincia de Soto los expedicionarios dirigidos por el geógrafo Agustín Codazzi y acompañados por el cronista Manuel Ancizar, al igual que por los dibujantes Carmelo Fernández y Manuel María Paz entre otros, se detuvieron a registrar con cuidado las magníficas obras indígenas en las poblaciones de Saboyá y Gámeza, que muy seguramente habían sido encontradas en las cercanías de su recorrido, con el apoyo de los campesinos. Es muy posible que necesitaran más de 6 horas trabajando sobre cada registro. Lo que parece claro es que estuvieron allí, en cada uno de los lugares, con un tiempo indispensable para incluir diversos detalles, tanto de las formas de la rocas, del paisaje, del color e incluso del tipo de plantas y animales de su alrededor. Todos estos aspectos tendrían que ser transcritos (paleta de color), en la versión final como un documento, que le hace un homenaje a las culturas, que habitaron el territorio, antes de la invasión europea. Tendría que Fundación Piedra Alta

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Acuarela elaborada por la Comisión Corográfica. Roca de Gámeza.

hacerse igualmente una copia de los motivos rupestres, que luego se ubicarían en la acuarela que se terminaría, en el trabajo al regreso de las expediciones. Cada acuarela sería parte de un conjunto amplio de materiales visuales, un álbum que diera cuenta del estado de los territorios, sus gentes y los documentos que recordaban la historia del país, en el período indígena, anterior a la Colonia. La Piedra de Saboyá fue incluida en esta primera expedición de 1850 que contiene un mural con diversos grupos pictográficos. Además de la reseña de los trazos también fue presentada con elementos adicionales, que parecerían invitar a la concordia nacional, entre liberales y conservadores. (Piedra pintada de Saboyá - Provincia de Vélez, 1850. Acuarela, 15.5 x 22.1 cm. BN (No. 144)). De igual forma, los petroglifos de la Piedra de Gámeza debió demandar una buena cantidad de borradores y de registros de colores y texturas, y en forma similar que la piedra de Saboyá incluyendo la escala, con dos personas cada uno con ruanas de color azul y rojo. (Piedra grabada de Gámeza - Provincia de Tundama, 1850. Acuarela, 15.8 x 24.9 cm. BN (No. 37)). Así que definitivamente, el actual departamento de Boyacá, es el lugar en donde se inician las primeras acuarelas, que le hacen un homenaje a la historia del país, en una época, en la cual se tenía la ilusión de la ciencia moderna y el progreso. Es necesario decir que la Comisión Corográfica fue aplastada en el siguiente gobierno y con ello, tan sólo los investigadores curiosos saben que fue precisamente en esta zona, donde se iniciaron en la historia de la investigación y la documentación los trabajos de registro en el arte rupestre en la mitad del siglo XIX. Abandonado el tema, se perdió el interés por el estudio de los sitios rupestres y a pesar de ya existir un criterio de registro riguroso, todas

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estas experiencias e intenciones fueron desatendidas. Se tendrá que esperar no menos de cincuenta años hasta que alguien, que según parece hereda algunos de los criterios y el espíritu de época anterior, quien volvió a interesarse en las obras indígenas dibujadas en la piedras y así hasta 1920 vuelven a aparecer en la historia nuevos sitios registrados, tanto en Cundinamarca como en Boyacá. Se trata de las investigaciones del Ingeniero Civil y constructor de carreteras Miguel Triana. El texto clásico de Miguel Triana (La Civilización Chibcha, 1924), ha sido muy poco divulgado, aunque allí se formula por vez primera un debate, que expone el valor de las culturas del altiplano como civilizaciones, como espacios culturales con un rango alto de cualidades, que fueron despreciadas en el período colonial y en el período de la Regeneración. En lo relativo a las pinturas y grabados Miguel Triana presenta un mapa titulado El País de los Chibchas donde en color rojo y en puntos ubica las piedras pintadas y las etimologías geográficas (La Piedra de Saboyá, las pinturas que van desde Tunja a Ramiriquí y las pinturas de la zona norte oriental en las cercanías del municipio de Cerinza). Cuando se revisa el conjunto de planchas que corresponden al departamento Boyacá en el texto de Jeroglífico Chibcha: -Son veinte y siete planchas que al parecer corresponden aparentemente a 25 rocas, distribuidas en distintas regiones y municipios de Boyacá. El puente de Boyacá (seis rocas), Tunja (ocho rocas), Corrales (una roca) Firavitoba (tres rocas), Ramiriquí (seis rocas), Saboya (una roca). 1 Puente de Boyacá-Piedra del infierno 2 Piedra de la antigua hacienda de Vanegas Firavitoba 3 Figuras de Pedregal-Firavitoba 4 La fuente termal de El Bujío Municipio de Corrales 5 Puente de Boyacá, orilla río Teatinos 6 Rocas continguas a la margen derecha del río Ramiriquí 7 Jeroglífico de la Piedra Saboya 8 Grande oratorio de indios en Ramiriquí 9 Adoratorio de los tres nichos Ramiriquí 10 Piedras de El Colegio vereda detrás del alto 11 Figuras sueltas en rocas dispersas Ramiriquí 12 Piedra del Colegio de atrás del alto Tuna 13 Piedra El Colegio de atrás del alto Tunja 14 Piedra de Fundación Piedra Alta

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Barreiro Puente de Boyacá 15 rocas continuas a la margen derecha del río Ramiriquí (dos planchas) 16 Región del puente de Boyacá, orilla izquierda del Río Teatinos 17 Puente de Boyacá y de histórica tras de la cual se ocultó en el general Barreiro cuando perdió la batalla. 18 Piedra de la cresta el Pedregal hacienda Vanegas Firavitoba 19 Región del puente de Boyacá, orilla izquierda del río Teatinos 20 Rocas dispersas al nordeste de Ramiriquí 21 Piedras del Colegio -Tunja 22 Dos inscripciones de El colegio vereda tras de la alto - Tunja 23 Figuras sueltas en pequeñas piedras- Tunja 24 Piedra gorda primera parte- vereda la cabaña de atrás del alto Tunja (Dos planchas) 25 Piedras del balcón de El Colegio Tunja Lo primero que se nota en el conjunto de planchas presentadas por Miguel Triana es que algunas de las rocas están repetidas dos veces como si fueran rocas distintas (Plancha número 25 y plancha número 27) y realmente es la misma roca al parecer, cuyo registro fue hecho por dos personas en ocasiones diferentes. La plancha 26 titulada la Piedra Saboya corresponde a una pintura del Parque de las Piedras de Tunja en el departamento de Cundinamarca en el municipio de Facatativá. La explicación actual es que la edición del material no estuvo a cargo del autor que ya había muerto cuando el Banco Popular se interesó en su publicación, incluyendo la ponencia de Lima de 1922. Otro tipo de errores ya habían sido detectados en otras planchas relativas al departamento Cundinamarca, pues al hacer un desglose minucioso de la plancha Nº 25 se encuentran los siguientes problemas: en primer lugar se trata al parecer de 5 rocas distintas que se encuentran incluidas en una misma plancha, bajo el título de rocas continuas a la margen derecha del río Ramiriquí, rocas que ya han sido visitadas y documentadas por GIPRI y que poseen un número importante de trazos, que no aparecen en la versión de Triana. Estas transcripciones fueron copiadas por Julio Ramírez Márquez y enviadas al museo por Nicasio Galindo. No sobra comentar que el grabado reseñado en esta plancha, al igual que los demás motivos descritos en esta, poseen trazos muy interesantes de monos encorvados, tema que ha abierto un capítulo interesantísimo en la historia del investigación de GIPRI por la coincidencia de esta estructura formal con otras fuentes documentales tales como la orfebrería, la cerámica y los textiles y por estar presentes en pinturas y grabados (Ramiriqui, Gámeza, entre otras). Este tema al parecer constituye un patrón formal de diversas etnias del período precolombino colombiano. Lo que es objetivo es que cuando se cotejan los dibujos realizados por Triana, o por lo menos expuestos en la publicación atribuida a Triana, se encuentra que no sólo suprime motivos, sino que algunos de ellos son particularmente distintos a aquellos, que se encuentran en el mural original: la excesiva geometrízación de los trazos, el descuido en las proporciones, la homogeneización del trazo mismo producen una versión, si acaso semejante, pero generalmente muy diferente frente a la diversidad de tonos y colores, de diferencias de trazo, de superposiciones que posee normalmente un mural. Para el caso de Ramiriquí reseñado no solamente existen en el pinturas, sino que éste incluye discretamente un conjunto importante de cúpulas, que no solamente están en el mural, sino que se encuentran diseminadas en las rocas anexas, hallazgo que sólo fue posible por la revisión detallada y juiciosa de todos los contextos, en los cuales se encuentra el mural aludido. Este ejemplo mostró la necesidad de presentar a la comunidad científica un conjunto de propuestas que inviten a los investigadores a realizar trabajos exhaustivos, pues con registros sistemáticos se podrán Alcaldía del Municipio de Sogamoso

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hacer en el futuro interpretaciones acertadas, evaluaciones distintas, que deberán estar incluidas sobre el estado de alteración, sobre la diversidad de tonos y pinturas usadas en el mural, los deterioros que los diversos sectores contienen, la diversidad trazos, y sobre la forma y estado del sustrato en general, lo cual obliga a quien realiza el trabajo documental a ser una descripción detallada de la roca, de su composición y motivos y finalmente de su lugar dentro una cartografía especializada. Estos trabajos se han venido realizando dentro del Plan Nacional de Investigaciones de Arte Rupestre (GIPRI), con fichas especializadas (ficha de zona ficha de roca, ficha de conservación, ficha de eventos rupestres asociados, ficha de trabajo de campo, ficha de corrección fotográfica), con las cuales se pretende realizar un trabajo que tenga valor arqueológico. Desafortunadamente algunas de las planchas que Miguel Triana presentó en el texto reseñado del Jeroglífico Chibcha no podrán ser corregidas pues algunos de estos sitios han sido ya drásticamente destruidos, fundamentalmente los que corresponden a las piedras del Balcón de El Colegio, Tunja. Esta situación pone de relieve nuevamente la importancia de realizar registros rigurosos y no simples descripciones superficiales. Es necesario que los investigadores tomen conciencia sobre la dificultad de proteger los sitios y con ello, entiendan que es necesario en cada caso, hacer un trabajo lo más profesional posible y se recuperen los diversos detalles y características presentes en los yacimientos rupestres. En 1941 el investigador español José Pérez de Barradas realizó un trabajo panorámico del arte rupestre en Colombia, un documento basado en la revisión bibliográfica y algunas averiguaciones de lugares, con el apoyo, al parecer de las comunidades religiosas. Dividió el material colectado en zonas y determinó como la tercera zona la altiplanicie de Boyacá y de Cundinamarca, en donde él creía existían especialmente pinturas siguiendo así, la tesis tradicional de Miguel Triana, quien creía que estos monumentos por su ubicación en la geografía de las provincias determinaba áreas étnicas, con límites técnicos e incluso lingüísticos (toponimias). Además de las planchas ya citadas de Miguel Triana, que son copiadas en el libro de Pérez de Barradas, el autor incluye para el departamento de Boyacá en la lámina XX y VIII, el petroglifo de la Piedra de Saboyá que estaba ya reseñada años antes, por la Comisión Corográfica. Al incluir la plancha de Miguel Triana que corresponde a una pintura en Facatativá, el autor presenta además su versión de la piedra de Saboya, aumentando así la confusión. Desde el punto de vista de las transcripciones, estas fundamentalmente corresponden a los bosquejos de las acuarelas de la comisión ( calcos de contornos), fundamentalmente para las rocas que se encuentran en la población de Facatativá y que no habían sido incluidas, en el conjunto de láminas de las acuarelas, porque probablemente, sin escala no habían sido aprobadas por el director de la Comisión Corográfica, Agustín Codazzi. Estas versiones de las pinturas fueron realizadas por Lázaro María Girón, quien había manejado estos documentos y que igualmente fue encargado de hacer la documentación de los petroglifos en la población de Tibacuy. Además de los materiales de Facatativá se incluyen sin cambios las planchas del Jeroglífico Chibcha, lo cual quiere decir que el 90% de los materiales presentes en la obra de Triana, son transportados al texto del arte rupestre en Colombia, repitiendo así los errores ya advertidos anteriormente. Cuando Pérez de Barradas en su publicación del arte rupestre en Colombia, se refiere a la distribución del arte rupestre y expone algunas de sus interpretaciones, repite a Miguel Triana. Según su información, la Fundación Piedra Alta

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zona comprende especialmente pinturas (Pérez de Barradas 1941- página 24) aunque hay algunas excepciones con petroglifos de la zona norte de Boyacá y pinturas por fuera del altiplano, esto es, los sectores bajos. Pérez de Barradas duda que esta información permita determinar características culturales o cronologías y según su interpretación ambas técnicas se presentan juntas dentro una misma cultura y posiblemente en la misma época. Sin tener evidencias el autor argumenta sobre diversas contradicciones, sitios de arte rupestre que no coinciden con la interpretación rígida divulgada y aceptada sin crítica de las teorías del ingeniero Miguel Triana. Sin tener realmente una argumentación consistente Pérez de Barradas afirma que “ no hay por qué considerar como algo diametralmente diferente pinturas y grabados (Pérez de Barradas, 1941- página 24) Estos son los dos autores clásicos en donde se observa un interés iniciar por el registro, un trabajo documental, que muestre en detalle los motivos presente en la rocas, lo cual quiere decir que son el resultado de visitas expresas a los sitios y con ello, al esfuerzo por reseñar sus motivos y particularidades, que al final dependen de la habilidad de dibujante. Sin embargo, tan sólo Miguel Triana tiene documentos de primera mano, por lo menos de personas que fueron al sitio, e intentaron hacer versiones de algunos de los motivos. Desde estos autores hasta hoy, no se han podido observar esfuerzos ni interés por las autoridades nacionales de la cultura para realizar revisiones en trabajo de campo sobre las planchas de Miguel Triana de forma sistemática. Más bien los grupos se han dedicado a trabajar el pequeño sectores, sin tener un interés tan ambicioso como los investigadores de comienzos del siglo XX. Sin embargo, en 1954, el investigador belga Louis Ghisletti en su trabajo los Mwiscas una gran civilización precolombina, emulando seguramente a Miguel Triana, presentó una lista de sitios de “piedras pintadas” y “piedras grabadas” en el altiplano cundiboyacense. Resulta igualmente interesante que desde esta fecha hasta hoy no se haya siquiera confrontado dicha lista con las zonas que este autor denunció. En lo relativo a las piedras pintadas Ghisletti tiene la información de Boyacá: 1-Piedra Pataguy -Samaca, 2 Piedra del infierno puente de Boyacá, 3 Piedras del río teatino puente de Boyacá, 4 Piedra de Barreiros Puente de Boyacá, 5 Piedra de El colegio tras de la alto Tunja 6, Piedra gorda tras de lo alto Tunja, 7 Piedra el balcón, el colegio, Tunja, 8 Piedra iglesia Viracacha, 9 Piedra empajada Viracacha, 10 piedra del horno Viracacha, 11 piedra de la alto Viracacha, 12 piedra de la orilla izquierda del río Ramiriquí, 13 piedra de la hacienda Quita Pesares-Faravita Ramiriquí, 14 piedra de Zetaquirá, 15 piedra de la vereda chusque Cucaita, 16 piedras de la vereda Guatareta Cienega, 17 piedras que Siachoque, 18 piedras de Motavita, 19 piedras de Combita, 20 piedra de Toca, 21 piedras de La cuesta del pedregal Firavitoba, 22 piedras del Mortiñal Sogamoso, 23 piedra de Mongua, 24 piedra de Saboya, 25 piedra pintada vereda del Pedregal Tasco, 26 piedra piedra*-de la iglesia vereda de Turman Socha Viejo, 27 piedra Boyacia Socha, 28 piedra Bachanta Socha, 29 piedra de la Sierra Nevada del cocuy. La lista de las piedras grabadas que trae este mismo autor, es la siguiente: 1-Piedra de Saboya 2 piedra de Guanata Zetaquirá 3 piedra de Gacal y zetaquirá 4 piedra de Ramiriquí 5 piedra de Gameza Alcaldía del Municipio de Sogamoso

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6 piedra De Chiticua, Duitama 7 piedra de la Nicha del Bujío Corrales El problema fundamental de esta lista es que no tiene más que el dato de la existencia de estos yacimientos en algún municipio de Boyacá, pero el autor no incluye ninguna descripción y levantamiento de los sitios. Sin embargo, es interesante porque incluye nuevos municipios de Boyacá que no estaban en la lista tradicional de Miguel Triana (Samacá, Viracachá, Cucaita, Cienega, Siachoque, Motavita, Combita, Toca, Sogamoso, Mongua, Tasco, Socha Viejo, el Cocuy, Zetaquirá), ni en la listas de Pérez de Barradas ampliando en esta forma el número de rocas denunciadas que poseen los municipios de Boyacá y que no han sido visitadas ni estudiadas rigurosamente. En el libro citado de los Mwiscas tan sólo se incluyen unas fotos de fragmentos de los murales de la roca de Pilar y Ceibita, del mural de Ramiriquí, y las pinturas de una roca en el municipio de Tasco.

Fotografías de las pinturas rupestres de Sogamoso, en el libro de Louis Ghisletti, 1954.

A partir de estos trabajos reseñados son muy pocas las investigaciones que quisieran presentar un trabajo panorámico y exhaustivo de reconstrucción del paisaje, de la geografía y de los grupos y motivos rupestres. Muy al contrario, ante la diversidad de sitios y la magnitud documental, los investigadores posteriores presentan tan sólo algunos denuncios de rocas (Eliecer Silva Celis, Anielka Goelemur de Rendón, José Virgilio Becerra, Roberto Lleras) en donde el tema del arte rupestre no siempre es el centro temático de su exposición, sino que en muchos casos, aparece dentro del informe como un aspecto adjetivo, obligado del contexto de las áreas trabajadas, dentro del registro arqueológico, de la prospección de la zona o de la arqueología de rescate. Este mismo problema es observable en el departamento de Cundinamarca, en donde las últimas y más recientes publicaciones no realizan un registro puntual de cada uno de los aspectos de los murales, ni la reconstrucción de los motivos y dirigen más bien su atención al simple denuncio, o la presentación formal de algunos aspectos de la zona, reseñando pocos trazos, incluso de las rocas que a comienzos del siglo XX ya habían sido registradas y cuyas planchas son de mejor calidad, que las recientemente publicadas. Con la tendencia descrita que ha venido impulsándose, los interesados en el arte rupestre de las provincias de Boyacá, han venido discretamente haciendo trabajos de registro y algunas publicaciones sobre las rocas. Dentro de esta dinámica se encuentran los procesos de investigación efectuados por Germán Villate y Helena Pradilla en el occidente de Tunja (Farfacá), o los registros de José Virgilio Becerra en Samaca, Duitama, Ventaquemada y en algunas áreas de la provincia de Márquez. Se trata de un trabajo riguroso de calcos, mapas y reconstrucción detallada de los motivos rupestres. Fundación Piedra Alta

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Algunos años de trabajo fueron invertidos en la reconstrucción de unas zonas de arte rupestre por la investigadora Anielka Goelemur de Rendón, quien trabajó en largas temporadas en el mural de Sáchica (sin publicar). Otros esfuerzos menores de documentación corresponden al informe general del mural de Sáchica (Martínez, Arguello. 2004). En los últimos años, se han venido organizando diversos proyectos de conservación y registró de rocas con arte rupestre en algunos municipios, sin que estos trabajos resulten rigurosos ni exhaustivos. Dentro de este último grupo están los trabajos de Ramiriquí, Iza, Sogamoso y algunos hallazgos fortuitos realizados por estudiantes universitarios en Gámeza, Tipacoque, Tasco. También se han impulsado trabajos de grado, con temas rupestres en Tras del Alto en Tunja. Además de este tipo de trabajos, finalmente el panorama se amplia desde las interpretaciones con los documentos que intentan relacionar la cultura, el paisaje y las tradiciones orales (Pérez Pablo, Laura López, Nelson Hurtado) en la zona Lache Uwa y en las provincias de Sogamoso y en el municipio de Sáchica respectivamente. Sin embargo, aun se está lejos de tener una imagen siquiera cercana del conjunto amplio de áreas, de zonas y de rocas registradas con todo el rigor, con el cual estos documentos puedan constituirse en un material arqueológico de calidad para futuras asociaciones. El proceso de registro sistemático recién se inicia con los trabajos producidos por la Fundación Piedra Alta, con la colaboración de grupos de trabajo que han venido ocupándose del registro sistemático de zonas rupestres en Cundinamarca y ahora en el presente informe, en el municipio de Sogamoso.

Levantamiento realizado por Miguel Triana, publicado en el Jeroglífico Chibcha. Alcaldía del Municipio de Sogamoso

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Metodología El proceso de trabajo se inició con la organización de los materiales necesarios para realizar las labores de registro sistemático y documentación de los yacimientos. Esto se hace con el fin de coordinar todos los aspectos y los tiempos de trabajo, que tendrán que ser utilizados para la descripción rigurosa de las rocas (caras grupos pictóricos y composición general de los motivos) y las evidencias rupestres presentes en cada mural de los yacimientos. El objetivo central fue desarrollar las actividades por etapas y cumplir con cada una de las áreas por sectores y, de ese modo, regular en cada semana la información recogida en los yacimientos rupestres, objeto de este trabajo. Una etapa preliminar y fundamental fue tener a mano los materiales bibliográficos y las referencias de las transcripciones existentes, tanto de los denuncios anteriores, como de los dibujos, gráficas, mapas y fotografías, de diversa épocas y metodologías de descripción, tanto las tradicionales como aquellas que ha venido ajustando el grupo durante décadas. Estos materiales bibliográficos fueron una fuente esencial para adelantar la búsqueda y localización de los sitios con arte rupestre del municipio. Como se mencionó con anterioridad, fueron especialmente importantes los trabajos del Dr. Eliecer Silva Celis y del historiador Gabriel Camargo Pérez y los trabajos de Juanita Arango. Una valoración de las calidades y fidelidad de tales materiales bibliográficos resultó esencial, pues esto permitió acceder de forma rápida a determinadas áreas del municipio, donde

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ya se conocía que existían rocas con arte rupestre, incluso con algunos mapas y gráficas. Del mismo modo, antes de iniciar los trabajos de registro, se tuvo a mano los mapas existentes en distintas escalas, tanto aquellos que se usarán en las prospecciones, como aquellos que hechos en períodos anteriores. Este procedimiento tenia el fin de tener claras las zonas con arte rupestre y arqueología. Estos materiales de la historia del lugar orientaron en una primera fase las labores de organización de las zonas, que deben ser revisadas y la diagramación inicial de los procesos de trabajo, tanto para los tiempos y actividades de la organización de las salidas de campo, como para los trabajos de diseño y manejo de los datos recogidos, en actividades semanales planificadas. Antes de iniciar las labores de campo, los miembros del grupo tuvieron acceso -y esto se tiene en cuenta como criterio general-, a la revisión de los informes arqueológicos de la zona. Así, el equipo de búsqueda y prospección pudo acceder a las informaciones existentes, a las referencias esenciales sobre las investigaciones en la misma provincia, que pudieran ayudar a pensar la presencia de los vestigios rupestres y sus posibles contextos y nexos culturales. Se revisaron los trabajos de documentación de las rocas con arte rupestre, los estudios sobre las evidencias del poblamiento temprano y continuo en la zona, y los reportes arqueológicos. El equipo de trabajo expresamente dedicado al tema de la investigación del arte rupestre y la arqueología, desde las primeras semanas, organizó un conjunto de cartografías en escalas adecuadas para la construcción de un sistema de información geográfica SIG. De manera simultánea, el grupo utilizó un sistema de documentación que se ha venido estructurando y mejorando en las definiciones de los yacimientos rupestres. Este modelo incluye diversas posibilidades de descripción de las áreas circundantes, del yacimiento y del desglose de las caras de las rocas y sus características (Muñoz y Trujillo 2009, 2010). En el presente informe no sólo se incluyen los formatos ajustados del Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH), sino el conjunto de fichas, que se han venido estructurando en el proceso de experiencias acumuladas en las labores de registro y documentación de arte rupestre en los últimos cuarenta años. El conjunto de fichas usadas para la descripción tiene un mayor grado de resolución y detalle, tal y como se hace con las descripciones de los registros arqueológicos en las excavaciones.

Trabajo de Campo Las labores de campo, siempre están directamente relacionadas con la posibilidad de acceder a los predios y de poder realizar las labores de registro y documentación de los diferentes yacimientos rupestres. Por ello, fue importante contactar a los dueños o encargados de los sitios para que permitieran el acceso del grupo de investigación. Ello implicó en todos los casos, hacer los contactos previos y generar la confianza suficiente para que las labores fueran posibles. Un cosa interesante en Sogamoso, y en particular en Pedregal Alto y Bajo es el que tiene que ver con la casi total ausencia de cercas. Las fincas y lotes no están atravesados por cercas de alambre de púas, y eso que resulta aún inexplicable, permite una circulación más libre por los distintos lugares. Esta característica parece corresponder a una tradición antigua, seguramente heredada de los originales habitantes del área. No hay que Alcaldía del Municipio de Sogamoso

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Las labores de investigación implican están en continuo contacto con la comunidad. Esto hace parte del proceso de divulgación y Apropiación Social del Patrimonio.

olvidar que la costumbre de rotular y dividir suelos se inaugura en América en el momento de la Conquista. En relación al tipo de registros necesarios para construir una catalogación de los vestigios rupestres el equipo realizó una valoración sobre el modo como esto podrá hacerse y el lugar donde deberían ir los equipos fotográficos ubicados, es decir el tipo de ángulo y la lente usada. Las correcciones de la perspectiva, el ajuste de las dimensiones reales se efectuó en el trabajo de manipulación digital posterior. Un segundo aspecto fue determinar cuántas fotos deben hacerse para la reconstrucción del mural. Se hace un número previsto de fotografías, de tomas fotográficas seriadas, con las que es posible hacer un número grande de fotogramas que se ensamblan. Dichas fotografías deberán estar traslapadas y secuenciadas, según lo previsto inicialmente, de tal forma que en su unión se produzca un resultado óptimo, una versión fotográfica de alta resolución, y gran tamaño, material que se convierte en materia prima para la manipulación digital y reconstrucción de los paneles y motivos. Es esencial evitar en lo posible cualquier tipo de desenfoque, pues esto complica las labores de ensamble. El proceso de trabajo se interesa en aprovechar las cámaras de mayor cantidad de pixeles posible. En general se usan cámaras digitales con trípode y lentamente se van haciendo las fotografías para reconstruir el yacimiento rupestre. El resultado de la fusión puede estar por el orden de 150 a 200 megas con 300 dpi. Cuando este material es trabajado en los procesadores de manipulación fotográfica, es posible observar incluso detalles que difícilmente se observan in situ. Si se puede evitar la sobreexposición, es posible tener una mejor cantidad Fundación Piedra Alta

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de bandas de color, para la reconstrucción de los motivos rupestres, que al final aparecen en las fichas de rocas en las fichas de reconstrucción del yacimiento (F2), reconstrucción por caras de la roca con grabados rupestres (F3) y de reconstrucción por grupos (F4). Es esencial entender que estas labores de campo requieren de mucho tiempo, pues uno de los problemas es el esperar la luz adecuada, ya que por reglas internacionales de conservación no está permitido resaltar de ninguna manera artificial los vestigios rupestres. Los trabajos de campo, en este sentido, implica horas de trabajo frente a un mismo yacimiento. Con cámaras de alta resolución y con lentes profesionales el proceso de registro permitió reconstruir un número importante de yacimientos. Las cámaras Nikon, Canon y computadores de trabajo pesado se utilizaron para ensamblar los fotogramas producidos (500 megas, 300 dpi). En muchos casos los dibujos son casi imperceptibles al ojo humano, así, que una fotografía de alta definición ayuda al reconocimiento de los motivos en el laboratorio digital. Otra labor importante dentro del trabajo de campo es la búsqueda de los sitios rupestres. En general esto implica visitar cada uno de los predios, conversar con los dueños y cuidadores, y luego hacer un registro exhaustivo de cada afloramiento rocoso. Uno a uno se revisa las rocas de los potreros, y en caso de detectar alguna evidencia rupestre, se toman las coordenadas y se hace un registro preliminar. Estos datos serán indispensables a la hora de hacer la ficha de zona y la del ICANH, como también, se convierten en la primera etapa de registro, que luego será ampliada.

Georeferenciación Los datos relativos a la ubicación se hacen con navegadores que producen errores de medición de aproximadamente 2 o 3 metros, con los cuales se inicia el trabajo de registro de los yacimientos. Se organizan los puntos que se transportan con códigos a los programas de Garmin Base Camp o a Garmin RoadTrip de libre circulación. Con estos primeros datos se comienza a organizar un material estructurado en archivos GPX, que pueden ser leídos por programas de información geográfica, de libre acceso. Con estos datos se va organizando en tablas la distribución espacial de los vestigios rupestres.

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Un asunto que vale la pena resaltar, es que a diferencia de otros materiales arqueológicos, como cerámica, lítico, metalurgia o restos óseos, las rocas son los únicas evidencias arqueológicas in situ. En este caso se tiene la absoluta seguridad de su permanencia en el sitio. Esto hace que las cartografías derivadas del estudio del arte rupestre sean más seguros, esto es, dan cuanta de manera más cierta de la ocupación y actividades humanas en una determinada área.

Trabajo de oficina Para el caso de las labores de oficina, es indispensable utilizar en la realización de las fotografías cámaras profesionales, que puedan tener opciones diversas de profundidad de campo calculada exactamente y garanticen con su óptica, control de distorsión, luminosidad y calidad de cada uno de los fotogramas. Los equipos usados en esta oportunidad fueron, Nikon D5000, D7100, Canon Eos Revel T3, 5D Mark II, con lentes macros de 180 mm y lentes normales de 50 mm, que tienen menores problemas de deformación en el centro del diafragma. Al calcular un diafragma específico se produce un fotograma o fotogramas de la secuencia a ensamblar, que registran con precisión detalles de color y forma, que luego serán ampliados en las bandas de color, con los procesadores digitales, generando manipulaciones sutiles, sin deformar el color original. Así, el operario debe trabajar en manual (M) y con el diafragma cerrado, para tener al final una foto que no tenga en ningún caso distorsión por foco y una excelente profundidad de campo, que sólo indica que todas y cada una de las áreas del mural quedan enfocadas a pesar de que sea una superficie desigual y esté a distintas distancias, pues toda el área queda en foco ideal. Al igual que en las cámaras análogas, los diafragmas recomendados serán 16 o 22 o en el mejor de los caso 32, con los cuales se garantiza una profundidad de campo suficiente y un foco calculado, que deberá estar precisamente en el medio de la distancia de la totalidad de la secuencia, así todas las superficies estarán enfocadas, nítidas, con alta resolución y grano fino (mayor número de pixeles). Este último aspecto permite trabajar incluso en la manipulación digital sobre cada uno de los pixeles y hacer visibles incluso trazos que son imperceptibles a la vista. El balance de blancos y el balance de la temperatura del color, se calibran previamente antes de hacer la secuencia de tales fotogramas. El conjunto de fotos para el ensamble depende en todos los casos, de la posición escogida, que hace referencia a la distancia y al área que pretende registrar, que sin duda depende de la lente usada. Así que al final es posible que se realicen de 20 a 30 fotos, que están expresamente interesadas en sumar pixeles y hacer una fotografía final, que es posible ensamblar, utilizando diversos procesos digitales, dentro de los cuales está la utilidad de fusión de fotos o Photomerge que se encuentra en los programas especializados de manejo y arreglo de fotografías digitales. Con los programas especializados en fotografía, es posible reconstruir el volumen, determinar el tipo de fotografía, según la lente usada y hacer correcciones de la distorsión. Todo ello permite entregar al final una versión de gran formato, que deberá incrustarse en las fichas de documentación organizadas expresamente para la descripción de murales y grupos. Al Fundación Piedra Alta

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Son los campesinos y habitantes de las zonas quienes proporcionan datos fundamentales para la localización y acceso a los yacimientos con arte rupestre.

final la fotografía que se reconstruye permite acceder a un documento que puede tener una visualización de los colores y bandas de color, en CMYK, que se usó para la versión final de impresión a mínimo 300 dpi. El procesamiento de los datos adquiridos en trabajo de campo se inicia con las estrategias metodológicas descritas anteriormente. Un tipo especial de suma de fotografías que podrán ser estructuradas en una versión final, que facilita la reconstrucción de los motivos rupestres por tener una calidad imposible de lograr con tan sólo una fotografía. El fotógrafo y los auxiliares desde el inicio del trabajo documental deben evaluar las distancias en las cuales se harán los trabajos de documentación, con un eje determinado desde el cual gira la cámara. Esto es importante a la hora de realizar los trabajos de oficina, esto es, los de retoque digital y de ensamblaje de la versión final de registro de cada yacimiento. El proceso metodológico se hace siempre de lo general y en gran angular hacia lo particular y específico con lentes de 50 mm. Se hacen unas primeras tomas de secuencias fotográficas para producir una panorámica amplia que muestre el lugar en donde se encuentra el yacimiento y que se incluyen en las fichas de localización (F1) y panorámica (F1a). Inmediatamente después, se ubica una visual adecuada para la reconstrucción de cada una de las caras y dependiendo del tamaño del conjunto de arte rupestre se hacen nuevamente secuencias de ensamble, con un lente apropiado, que pueda controlar la distorsión. Un tercer momento de esta actividad de registro, que va desde lo general a lo particular, debe escoger los grupos o detalles dentro de la distribución espacial de la cara del yaciAlcaldía del Municipio de Sogamoso

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miento y hacer inmediatamente las fotografías que registran las caras, que constituyen los documentos consignados en la ficha de yacimiento (F2). Los archivos que se van acumulando deberán generar un número de carpetas y subcarpetas, que tengan una codificación adecuada para facilitar la reconstrucción de los elementos fotográficos, faciliten los trabajos gráficos de reconstrucción y puedan convertirse en una base de datos de cada roca y de sus grupos rupestres, material que podrá ser usado para otras investigaciones. Aunque las fotos, que originan estos materiales pueden estar en el orden de 150 megas, el tamaño final para incluir en los formatos debe ser siempre de 20 cm en 300 dpi, en CMYK, con lo cual se garantiza una calidad gráfica y una resolución adecuada en los tamaños previstos de hoja carta. Los protocolos conseguidos con fotografías de alta resolución y tamaños construidos por ensambles deben ser explícitos, cuando fundamentalmente se trata de hacer la reconstrucción de los motivos rupestres, existentes en las paredes rocosas. Como ya se dijo, otra labor importante en oficina, es la que tiene que ver con la consulta bibliográfica. En este caso se revisan todos los materiales existentes de la zona. El visitar las bibliotecas especializadas es indispensable, por ello, una parte del equipo de trabajo fue a la biblioteca del ICANH, a la del Agustín Codazzi y a la Luis Ángel Arango. En el caso de Sogamoso se realizaron también entrevistas con especialistas en diversos temas. Es importante mencionar a Jorge Ferney Cubides, quien ha dedicado más de dos décadas a investigar la fiesta de San Pascual Bailón. De igual importancia fue la entrevista realizada a Juanita Arango, quien realizó el primer trabajo de evaluación de la conservación de los murales rupestres de Sogamoso en la zona de Pedregal. Ella estudio con cuidado las rocas de la zona de Pedregal Bajo y presentó uno de los primeros diagnosticos, que se han hecho en el pais en relación al estado y a los posibles procesos de cuidado de estos objetos patrimoniales. También se contó con la colaboración de Orlando Rodríguez Castellanos, quien en compañía de Luz Marina Buitrago estudio la colección ósea depositada en el museo arqueológico de Sogamoso. Finalmente, se hicieron las fichas de registro sistemático de los yacimientos rupestres, como también las fichas de registro del ICAH. Estas labores, al igual que los materiales para divulgación y los informes parciales y final, son parte del trabajo de oficina.

Registro del Estado de Conservación de los Yacimientos Rupestres Dentro del proceso de registro, es indispensable generar un registro del estado de conservación de cada uno de los yacimientos. Esta actividad tiene el propósito de hacer un balance de los factores de alteración y de los posibles riesgos, que tienen cada uno de los yacimientos. Por ello, se realizó una revisión del entorno, anotando con cuidado el tipo de vegetación y cómo dicha vegetación interviene en cada yacimiento. De igual forma, se detallan el tipo de alteraciones, tanto de la roca, como del entorno.

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Fuentes primarias La principal fuente de información para este trabajo lo constituyeron los habitantes de la región, ya que ellos viven cerca a los yacimientos rupestres. Siguiendo este camino, se realizaron diversas entrevistas semi-estructuradas y conversaciones con algunas de los propietarios y conocedores de la región, para establecer en primer lugar la ubicación de las rocas, su historia, las versiones divulgadas desde hace años o las experiencias de vida relacionadas, con las antiguas distribuciones territoriales y las tradiciones orales de esta región.

Fuentes secundarias Se revisaron todas de las investigaciones que sobre arqueología se han realizado en el municipio de Sogamoso y zonas aledañas con el fin de establecer cuáles han sido las cronologías establecidas, y que tipo de materiales arqueológicos están presentes en la región. Es importante advertir que los trabajos llevados a cabo por el Museo Arqueológico de Sogamoso, y en particular por Eliecer Silva Celis son esenciales para establecer las posibles secuencias cronológicas, y los posibles comportamientos materiales y culturales de los pueblos que habitaron el área en periodos prehispánicos. De igual forma, se revisaron las tesis que se han hecho en el sito, y en particular las que tenían que ver con el arte rupestre. Los resultados de estos trabajos de revisión bibliografía, se encuentran reseñados en el presente informe. Aún se requiere ampliar el estudio de los materiales arqueológicos depositados en los fondos documentales y a los materiales del Museo Arqueológicos de Sogamoso. Sin duda, estos materiales arrojan luces sobre los pobladores, y la posible conexión de estos con los murales pintados. Estas fuentes se consideran secundarias, en tanto su asociación directa con los yacimientos no es tan fácil de establecer, pues hasta el momento no se han practicado excavaciones en los espacios inmediatos a los yacimientos rupestres del municipio de Sogamoso. Los campesinos de las zonas son quienes proporcionan datos fundamentales para la localización de los yacimientos con arte rupestre.

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RESULTADOS En este informe se presenta una descripción general de la arqueología existente en el municipio de Sogamoso. De igual forma, se hace un balance de los antecedentes de la investigación en arte rupestre. Esto implicó revisar con cuidado todas las fuentes bibliográficas existentes. El interés general de esta labor, por lo demás normal en todo proceso de investigación, fue mostrar la complejidad del tema y los diferentes niveles y capas de información. No en todos los momentos e investigadores se presentan situaciones similares, en algunos casos las formación profesional genera un sesgo a la hora de hacer análisis y de exponer y defender las ideas, en otros lo que esta en el fondo es un interés de orden ideológico y político. Esto es perfectamente notorio en el modo en que interpretaron los vestigios rupestres y las evidencias arqueológicas. Por ello, la revisión documental no fue una acción simple, que condujera a un resumen amplio, por el contrario, se trató de juzgar desde las categorías modernas la obra de quienes hicieron trabajos arqueológicos en el área de estudio. Al trabajo de revisión bibliográfica se le sumó una intensa labor de campo. En cada uno de los momentos en que se recorrieron las diferentes áreas del municipio se hizo un registro de los entornos medio-ambientales. Esto implicó dos cosas. Ir anotando el tipo de vegetación más recurrente en cada lugar, y en segundo lugar, conversar de forma continua con los habitantes, de tal modo que la información botánica y zoológica que ellos sabían sirviera para entender los ambientes de la zona. En cada caso se preguntó, también, por las tradiciones productivas y los modos de producción agrícola, pecuaria e industrial. Esto último permitió demostrar que algunos sectores del municipio han variado su uso del suelo, y esas modificaciones han implicado cambios en el orden social y la composición familiar y cotidiana de los habitantes de la zona rural de Sogamoso. Para ejemplificarlo, basta con observar el caso de Morcá, que durante mucho tiempo fue el sitio de la fabricación de la cerámica, y que seguramente esa tradición se remonta a los pueblos precolombinos que habitaron el área. Con el proceso de incorporación de las vasijas metálicas la industria de la cerámica tradicional dejo de ser rentable, y hoy la explotación de carbón es la principal fuente de ingresos. Esto implicó un cambio en las formas de vida y en la cotidianidad, seguramente en Fundación Piedra Alta

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algunas décadas, cuando hayan fallecido los más antiguos habitantes, se considerara perderá el recuerdo de la tradición cerámica en el área. Una característica importante del sitio es la casi total ausencia de cercados, la división del suelo se hace de forma tradicional, esto es, que cada propietario conoce los límites de sus fincas, sin que para definirlas se requiera del alambrado. Este tipo de distribución del suelo, recuerda los modos aborígenes, en el caso de Guatemala aún se mantiene esta misma forma. El interés de buscar rocas y arte rupestre permitió visitar casi la totalidad del municipio. Luego de revisar la cartografía y los antecedentes se estudió con cuidado los mapas geológicos, lo que permitió entender cuáles sectores tenían mayor probabilidad de tener afloramientos rocosos, Primera fotografía, detalle de un Cardo. En la segunda imagen, donde los antiguos habitantes plantas típicas de paramo, de la zona de Pedregal Alto. Hongos pudieron hacer pinturas rupes- en los alrededores de “piedra Gorda” en Pedregal. tres o petroglifos. Luego en campo se revisaron esas áreas, y junto con la información obtenida de los campesinos se visitaron las diferentes veredas. En algunos casos los resultados no fueron los esperados, e s decir, se revisaron las áreas pero no se localizaron yacimientos rupestres. Esto sucedió con el caso de la roca de la “pata de Sansón”, la roca “Bolívar” y también, con algunos de los sitios en Morcá. Otro de los trabajos importantes de la investigación, tuvo que ver con el estudio de las materias primas y de los procesos de fabricación de los pigmentos. En la zona de Pedregal Bajo, se recogieron materiales y se realizaron algunas pruebas. Todo esto estuvo dirigido por Judith Trujillo, quien desde hace años viene haciendo una investigación sobre los pigmentos usados por las comunidades prehispánicas. Ella es hoy en día, quien más sabe hoy de arqueométrica y análisis de las materias primas usadas en periodos pre-colombianos. Los procesos de documentación adelantados se digitalizaron en su totalidad. En total, más de 400 páginas componen las fichas técnicas de registro y documentación, el informe técAlcaldía del Municipio de Sogamoso

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nico, las bases de datos, la cartografía y los procesos de Apropiación Social del Patrimonio Rupestre. Finalmente, ahora se puede decir que la presencia de bloques erráticos y de abrigos rocosos mostró que las comunidades que hicieron el arte rupestre usaron distintos espacios geográficos para plasmar sus conceptos. El que existan pinturas en blanco, amarillo, negro y gama de rojos hace evidente el uso de distintos materiales y proceso técnicos, lo que es una evidencia más de la complejidad intelectual y material de los pintores prehispánicos. En el mismo sentido, se pueden pensar la variedad de instrumental utilizado, pues en algunos casos fueron usados los dedos, pero en otros hay evidencias de trazos realizados con pinceles de distinto calibre y forma.

Sogamoso Aspectos Socio-Ambientales Durante el trabajo de exploración adelantado en las veredas de Sogamoso, se realizan entrevistas con los vecinos en las que se da cuenta de los cambios en el entorno, las poblaciones, los recursos y las relaciones que se establecen entre ellos. Las veredas Pedregal Alto y Bajo están conformadas por una serie de escarpes y planicies alternadas; en los primeros se encuentran afloramientos y abrigos rocosos, algunos de ellos con presencia de arte rupestre; en estas áreas con alta pendiente la vegetación nativa fue reemplazada por plantaciones forestales de especies foráneas, eucalipto, pino y acacias, cuya madera es necesaria en las actividades mineras, pero que aparentemente han influido en la disminución de fuentes hídricas; como nos lo cuenta don Teodoro Mariño al informar sobre las rocas de La Antigua, que estaban ubicadas “al lado de la quebrada que hace ya tiempo se secó, desde cuando quitaron el bosque”; en la descripción consignada en el documento Ficha de Conservación se evidencia que más de una roca se halla en riesgo por el crecimiento de arbustos y plántulas de las dos especies sobre ellas. En las áreas planas se observan viviendas dispersas acompañadas de huertas y cultivos de pan coger, respecto a los cuales nos comenta don Emeterio, propietario del predio donde se ubica la piedra del sol o la custodia, “ya no se siembra casi porque los jóvenes no quieren trabajar la tierra y prefieren irse a la ciudad, no se volvieron a sembrar cubios ni chuguas porque nadie los come”. Otra actividad que se desarrolla es la cría de especies menores especialmente ovejas, relacionada esta con otra actividad que se encuentra en riesgo como es el hilado de lana pues a las jóvenes “ya no les gusta y no lo aprenden por nada de la vida” según afirmó doña Belarmina, propietaria de la tienda arriba del cementerio del Pedregal. Un hecho importante de resaltar es la ausencia de cercas en los linderos de las propiedades lo que implica muy buenas relaciones de vecindad y respeto mutuos. Otra de las actividades que solo ejercen los adultos mayores y se encuentra en riesgo de desaparecer en estas veredas es la carpintería artesanal pues como nos contó don Adolfo Fundación Piedra Alta

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Zarate “ya casi no llegan trabajitos, ahora la gente compra muebles de tubos y la madera no se usa casi para nada, por ejemplo yugos nunca más se volvieron a hacer, a veces piden uno que otro mueble para Bogotá pero es muy de vez en cuando”. En otras veredas como Pilar y Ceibita la situación socio ambiental es similar, el ingreso al abrigo donde se encuentra el arte rupestre se hace a través de un espacio con bosque nativo

En 1995 Juanita Arango realizó un trabajo importante y pionero en los estudios sobre conservación del arte rupestre de Sogamoso. Estos trabajos hacían parte de la tesis de pregrado en restauración, que ella presentara a la Escuela Nacional de Conservación y Restauración, Bogotá. En las imágenes, se ven algunos ejemplos de los materiales producidos por Juanita Arango.

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Roca del Pedregal Bajo, registrada inicialmente por Miguel Triana. Se advierte la condiciòn del pigemento.

en una pendiente muy inclinada, la “buena salud” del entorno se refleja en el buen caudal de la quebrada Las Pinturas que corre por el fondo de la cañada; allí sin embargo la vecina más cercana al ingreso, doña Doralba expresa su inconformidad por nuestra presencia manifestando que “todos los que vienen a ver esas pinturas pisotean las matas, le pegan a los perros y hasta se han robado gallinas”. Actitudes estas que se evidencian también en las afectaciones a los murales rupestres y la presencia de basuras. En las demás veredas visitadas como Dichavita, Mortiñal, Monquirá y Morcá, la situación ambiental es similar predomina en la agricultura el cultivo de papa y en la ganadería la cría de bovinos y ovinos. Los campesinos en general manifiestan como principales preocupaciones la poca importancia que les brinda el gobierno, el abandono del campo por los jóvenes, el alto precio de los insumos así como la dificultad en la comercialización y los bajos precios de la producción; en cuanto a lo estrictamente ambiental el cambio en el régimen de lluvias como expresión del cambio climático, la disminución del caudal y desaparición de fuentes superficiales de agua. Finalmente comparten los habitantes del municipio una gran preocupación por la posible explotación petrolera en Sogamoso, pues tienen en la memoria los problemas de abastecimiento de agua en áreas cercanas de los Llanos Orientales, probablemente relacionados con la actividad.

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Descripción general de los yacimientos de Sogamoso En este apartado del informe se incluye la descripción de todas y cada una de las rocas que fueron encontradas en el trabajo de campo. Algunas de ellas ameritaron la presentación detallada de sus motivos y la reconstrucción de los paneles rupestres. Aquellas que tan sólo tienen vestigios o simples manchas, sólo se podrán observar en la ficha de zona. Para cada uno de los yacimientos, se registra la vereda, finca de ubicación, su propietario, el tipo de ficha que se ha usado para registrarla y los tipos de alteraciones principales que presenta. ZONA 1 ROCA 01 MUNICIPIO : VEREDA: FINCA : PROPIETARIO: FICHA ALTERACIÓN

SOGAMOSO PEDREGAL BAJO ZONA NATURAL

Se ingresa al predio por una construcción abandonada que presenta detalles característicos de la época colonial entre ellos el techo de la cocina cubierta con tamo de trigo y estructura con amarres de esparto retorcido. La roca se encuentra cubierta por líquenes de diferentes clases, musgos y un árbol de eucalipto, que ha desprendido partes de la corteza y está produciendo agrietamiento y fracturas severas en la roca. Por otra parte, se observa una gran área cubierta con pigmento y unos pocos diseños razón por la cual se realizará ficha de la zona. ZONA 1 ROCA 02 MUNICIPIO : VEREDA: FINCA : PROPIETARIO: FICHA ALTERACIÓN

SOGAMOSO PEDREGAL BAJO LUIS ALBERTO ZONA NATURAL

Ubicada a pocos metros de la anterior, esta roca presenta sobre sus costados y el techo líquenes y helechos, en una cara dibujos recientes, aparentemente con material cerámico (ladrillo). Estos diseños son similares a los precolombinos. Se incluye dentro del inventario, teniendo en cuenta que no es posible determinar el momento de la elaboración de estas formas. La similitud formal, junto con el que se encuentra en una zona con bastante arte rupestre, hace suponer que hace parte del Alcaldía del Municipio de Sogamoso

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contexto general de los yacimientos. Es interesante anotar, que si bien puede ser reciente, quien la hizo no sólo utilizo la estética formal precolombina, sino que no afectó otras rocas, que claramente tiene motivos prehispánicos. ZONA 1 ROCA 03 MUNICIPIO : VEREDA: FINCA : PROPIETARIO: FICHA ALTERACION

SOGAMOSO PEDREGAL BAJO REGILDA CRISTANCHO COMPLETA NATURAL

La roca se encuentra dentro de un área dedicada al pastoreo, cerca de un cultivo reciente de papa. Sobre el techo presenta musgos, líquenes, helechos y arbustos de quebrollo y de garrocho. El área con pinturas rupestres presenta figuras romboidales y triangulares con proyecciones sobre el vértice superior, triángulos enfrentados por el vértice en posición vertical y otras áreas con pigmentación pero sin forma definida. Este tipo de motivos se ha observado en otras áreas del altiplano. La técnica de elaboración de las figuras rupestre parece corresponder a dactilar, aunque es posible que se usaran instrumentos diversos, sin embargo, el grosor del trazo es similar a la huella dejada por un dedo. Para el caso de las áreas con pigmentación, puede suponerse que se presenta “migración iónica” de la materia prima del pigmento, lo que se presenta por los proceso sucesivos y continuos de deshidratación e hidratación. Es claro que los cambios de temperatura y humedad relativa intervienen en la estabilidad de los materiales y de las rocas. No es posible imaginar, que estos factores no estén directamente relacionados con los sustratos y con los material usados para los pigmentos. ZONA 1 ROCA 04 MUNICIPIO : VEREDA: FINCA : PROPIETARIO: FICHA ALTERACIÓN

SOGAMOSO PEDREGAL REGILDA CRISTANCHO COMPLETA NATURAL

La roca se encuentra dentro de un área dedicada al pastoreo, cerca de un cultivo de papa. Presenta una serie de figuras en forma de equis (X) alagadas de diferentes tamaños, una figura antropomorfa con cabeza triangular adornada con penachos, unida a una base también triangular. Este tipo de formas han sido observadas en otros espacios pictóricos del altiplano. El Dr. Eliécer Silva Celis asociaba estas formas a lo Muisca. Sobre la roca crecen variedades de helechos, musgos, líquenes, hierbas, plantas rastreras (bejucos) al lado crecen árboles nativos de sangregado, tinto, mortiño, entre otros. Se presenta afecciones de Fundación Piedra Alta

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Sogamoso, Boyacá 2015

escurrimiento sobre los pictogramas, de igual forma deposición de material (Polvo) debido a las labores agrícolas, pero sobre todo por la cercanía de la vía carreteable. ZONA 1 ROCA 05 MUNICIPIO : VEREDA: FINCA : PROPIETARIO: FICHA ALTERACIÓN

SOGAMOSO PEDREGAL BAJO RAMÓN CHAPARRO COMPLETA NATURAL

Se ubica esta roca dentro de un Bosque de Pinos plantados cercanos a una vivienda abandonada tiene en el techo concavidades depósitos de espículas de los arboles circundantes. Hay en la roca algunos helechos y en las paredes diferentes clases de líquenes. Los pictogramas representan círculos concéntricos, una figura zoomorfa (rana), una serie de seis formas triangulares unidas por el vértice y una “antropomorfa”, esta ultima de pigmento más oscuro que las anteriores que tienen tono anaranjado. En general, los motivos fueron hechos en áreas más lisas de la roca. ZONA 1 ROCA 06 MUNICIPIO : VEREDA: FINCA : PROPIETARIO: FICHA ALTERACIÓN

SOGAMOSO PEDREGAL BAJO RAMÓN CHAPARRO ZONA NATURAL Y ANTRÓPICA

Se trata de una roca pequeña, no muy alta y que en un sector tiene una cúpula. Este grabado es el único detectado en el municipio hasta el momento. Muy cerca, en Iza sector de Usamena, hay otros grabados. No hay ninguna razón para que este tipo de motivos no sean parte del mundo estético de quienes hicieron las pinturas. El área ha sido muy aterrada por la hechura de la carretera y por las continuas quemas de material orgánico.

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Informe Final de Arte Rupestre

ZONA 1 ROCA 07 MUNICIPIO : VEREDA: FINCA : PROPIETARIO: FICHA ALTERACIÓN

SOGAMOSO PEDREGAL BAJO RAMÓN CHAPARRO ZONA NATURAL

La roca tiene alrededor de la zona con pigmentos una gran cantidad de líquenes fruticulosos y foliáceos. Tiene quiches, platas parasitas y orquídeas. Se encuentra en un sector cercano a la vía vehicular que conduce a la casa de don Teodoro Mariño, quien en una entrevista corta dio datos de otras rocas, entre ellas la de Tutasá, La Antigua y los petroglifos de Iza. ZONA 1 ROCA 08 MUNICIPIO : VEREDA: FINCA : PROPIETARIO: FICHA ALTERACIÓN

SOGAMOSO PEDREGAL BAJO RAMÓN CHAPARRO ZONA NATURAL

Se encuentra a pocos metros de la roca 7. Tiene un sector de pigmentos, donde no hay figuras claramente visibles. Es posible que se hayan perdido par deterioro natural. Tiene sobre la superficie líquenes, plantas parasitas y orquídeas. Es interesante hacer notar que cerca de estas rocas hay un bosque de eucalipto, lo que ha provocado erosión amplia del suelo. ZONA 1 ROCA 09 MUNICIPIO : VEREDA: FINCA : PROPIETARIO: FICHA ALTERACIÓN

SOGAMOSO PEDREGAL BAJO RAMÓN CHAPARRO ZONA NATURAL

Roca con 5 afiladores superficiales de artefactos líticos. No parecen corresponder a la parte amplia de las piezas sino al sector específico de los filos, pues son delgados y no preFundación Piedra Alta

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Sogamoso, Boyacá 2015

senta una gran profundidad. Esta roca, no está muy alta del suelo, lo que permitiría tener una posición cómoda para hacer la labor de preparación de los artefactos pulidos. ZONA 1 ROCA 10 MUNICIPIO : VEREDA: FINCA : FICHA ALTERACIÓN

SOGAMOSO PEDREGAL BAJO

ZONA NATURAL

Este yacimiento tiene un altísimo nivel de deterioro, buena parte de las pinturas han desaparecido, y solo se advierten algunos sectores con huellas de pigmento. Hay rastros de hoguera en la base del panel principal. Por las condiciones del sitio y de los pigmentos fue imposible hacer una restitución de las figuras rupestres. ZONA 1 ROCA 11 MUNICIPIO : VEREDA: FINCA : PROPIETARIO: FICHA ALTERACIÓN

SOGAMOSO PEDREGAL BAJO TUTASÁ ALFREDO RODRÍGUEZ COMPLETA NATURAL-ANTRÓPICA

Se ingresa cerca de una casa antigua hecha con adobe, cuyos muros alcanzan 80 cm de espesor, y techos amarrados con fibras vegetales (esparto trenzado). Dentro de un cultivo de eucaliptos está el abrigo rocoso. Sobre el techo del abrigo el estado de sucesión ecología es de climas, lo que significa crecimiento de árboles y macro-flora. Se presenta escurrimiento y deposición de excremento de aves desde la esquina superior derecha. De igual forma, afloramiento de sales en la zona central de panel pintado. En una amplia grieta del sector central, alto, hay un panel de abejas, que impide aproximarse a las figuras rupestres, y hacer macrofotografía. El panel central de uno de los más amplios localizados en Sogamoso. Tiene cabezas triangulares, figuras “antropomorfas” círculos concéntricos, entre otras formas. Es interesante anotar, que no todos los dibujos están en el panel vertical, hay un grupo de ellos ubicado en el horizontal de una saliente, lo implicó una posición determinada de cuerpo para ser elaborado. Respecto de la técnica es notoria la variedad de utensilios usados, desde algunas aplicaciones dactilares hasta pinceles o herramientas de punta fina.

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Informe Final de Arte Rupestre

ZONA 1 ROCA 12 MUNICIPIO : VEREDA: FINCA : PROPIETARIO: FICHA ALTERACIÓN

SOGAMOSO PEDREGAL BAJO COMPLETA NATURAL Y ANTRÓPICA

Se encuentra a la orilla de la carretera que conduce hacia el cementerio de la zona. Sobre el techo del afloramiento crece abundante vegetación herbácea, pastos kikuyo, puntero y pajonal. Arbustos de 7 cueros, chite, salvio, hayuelo, orquídeas, musgos y líquenes. Se presenta crecimiento de eucaliptos, que están provocando grietas en el afloramiento, generando filtraciones y deposición de sales sobre las pinturas rupestres. Hay evidencia de afectación antrópica, por trazos con ladrillo como en otras rocas de la zona. En otros lados del yacimiento hay grafitis en aerosol negro, este es el único caso de presencia de aerosol de todo Sogamoso. La figura central de panel está conformado por dos formas, un antropomorfo y una figura similar a la de la roca 13, conocida por los campesinos como La Custodia, es decir una figura radiada. Para el caso del “antropomorfo” es el dibujo más grande de todo el arte rupestre de Sogamoso, tiene unas mediadas de 61 cm de nacho por 82 cm de alto. Para el caso de la figura radiada, hay un amplio deterioro por sales depositadas que al exfoliar la roca general la perdida de pigmento. Finalmente, es necesario anotar, que en el sector oriental del “antropomorfo” hay otro similar, pero grabado, y la técnica usada fue el rayado. Esta figura es bastante antigua, pues hay en los surcos concreciones de a roca que evidencia la antigüedad del grabado. ZONA 1 ROCA 13 MUNICIPIO : VEREDA: FINCA : PROPIETARIO: FICHA ALTERACIÓN

SOGAMOSO PEDREGAL BAJO EL DURAZNO EMETERIO COMPLETA NATURAL

Esta roca es conocida en la zona como la Piedra de El Sol o La Piedra de La Piedra de La Custodia, debido a la presencia de un dibujo de gran tamaño que se piensa tiene una semejanza formal con estos elementos. Sobre la roca crecen helechos, arbustos de 7 cueros, quebrollo, bejuco de zarza parrilla, musgos y líquenes. Hay abundante material vegetal, espículas de pino y eucalipto proveniente de árboles que crecen en los alrededores, junto con coronos, arrayanes y chilcos negros y blancos. No se

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presentan afectaciones antrópicas pero la presencia de pinos y eucaliptos generan sustancias resinosas que se depositan en la pared de la roca, afectando la pintura rupestre. La primera denuncia de esta roca la hizo Gabriel Camargo Pérez, en el libro Tota la bendición de Nemqueteba, allí hace una transcripción del dibujo (pg. 25), y una interpretación. Posteriormente esta roca ha sido denunciada por Juanita Arango, Laura López y por casi todos los investigadores y curiosos que han visitado el área. De tal forma, que es una de las rocas más conocidas y que más visitan han tenido. En esta ocasión, se pudieron advertir huellas de levantamientos topográficos o de geodesia en las cercanías del yacimiento. Según los trabajos de Jorge Ferney Cubides sobre la fiesta de Pascual Bailón, es posible que esta figura pueda tener algunas correspondencias con los altares de la fiesta. Esta misma idea ha sido expuesta por Guillermo Muñoz en diversos momentos de la investigación. ZONA 1 ROCA 14 MUNICIPIO : VEREDA: FINCA : PROPIETARIO: FICHA ALTERACIÓN

SOGAMOSO PEDREGAL BAJO EL PINO GABRIEL GARCÍA COMPLETA NATURAL Y ANTRÓPICA

Sobre la roca crecen helechos, orquídeas, bromelias (quiches) arbustos de pega mosco, 7 cueros, coronos, chilcos, bejucos de zarzaparrilla y plantas de fique. En los alrededores crecen arrayanes, coronos, quebroyo, acacias y orquídeas. El sitio ha sido bastante alterado, pues la carretera ha depositado material sobre los costados de la roca, inclusive ha tapado algunos sectores y oquedades. Los campesinos del lugar dicen que había una cueva, la cual hoy no se puede visitar. El primer reporte de las pinturas de este sitio, fue hecho por Miguel Triana, y publicado en el Jeroglífico Chibcha, con el nombre de “La Antigua”. De igual forma, Juanita Arango hace la denuncia del sitio. Respecto de las pinturas rupestres, se encuentran afectadas por factores naturales, en particular la lluvia que genera cristalización de mineral, haciendo que no se puedan ver claramente. No parece haber daño antrópico sobre el arte rupestre, sin embargo, hay claras evidencias de guaquería. ZONA 1 ROCA 15 MUNICIPIO : VEREDA: FINCA : PROPIETARIO: FICHA ALTERACIÓN

SOGAMOSO PEDREGAL BAJO EL PINO GABRIEL GARCÍA COMPLETA NATURAL

Alcaldía del Municipio de Sogamoso

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Informe Final de Arte Rupestre

El primer reporte de las pinturas de este sitio, fue hecho por Miguel Triana, y publicado en el Jeroglífico Chibcha. Se encuentra en una ladera de alta pendiente, y solo hay dibujos en una de las caras. Al parecer las figuras rupestres fueron hechas con pinceles o por lo menos no de forma dactilar, pues los trazos son muy finos. Están en muy buen estado de conservación, y son figuras “antropomorfas”. Alrededor de la roca crecen arboles de corono, 7 cueros, bejucos de zarzaparrilla y plantas de cordón y bromeliáceas. Sobre la roca, se observan musgos, líquenes, helechos, orquídeas, gramíneas (pasto puntero y pajonal) y cardones. ZONA 1 ROCA 16 MUNICIPIO : VEREDA: FINCA : PROPIETARIO: FICHA ALTERACIÓN

SOGAMOSO PEDREGAL BAJO EL PINO GABRIEL GARCÍA COMPLETA NATURAL

Al igual que la anterior, esta en una ladera de lata pendiente, y por tanto no hay muchos material agregado en los alrededores de la roca. Las pictografías presentan diferencias en el color, lagunas rocas y otras naranja. En algunos sectores se evidencias huellas de golpe, provocadas seguramente con objetos metálicos, un puntero o algo similar. También hay rayones, que podrían haber sido hechos con ladrillo. El primer reporte de las pinturas d este sitio, fue hecho por Miguel Triana, y publicado en el Jeroglífico Chibcha, con el nombre de “Piedra 1”. Sobre la roca crecen musgos, líquenes, pega mosco, hayuelo, helechos, chilco, arrayán, zarzaparrilla, corono y acacias. La presencia de líquenes sobre las pinturas, parece generar una afectación bastante notoria. ZONA 1 ROCA 17 MUNICIPIO : VEREDA: FINCA : PROPIETARIO: FICHA ALTERACIÓN

SOGAMOSO PEDREGAL BAJO EL DURAZNO EMETERIO ZONA NATURAL

Esta roca esta al oriente de la roca de la rana grande (roca 12) y a unos 200 metros de la roca 13. No presenta gran cantidad de figuras, solamente en un sector fue aplicado pigmento. Las alteraciones naturales son similares a las descritas para los yacimientos 12 y 13.

Fundación Piedra Alta

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Sogamoso, Boyacá 2015

ZONA 1 ROCA 18 MUNICIPIO : VEREDA: FICHA ALTERACIÓN

SOGAMOSO PEDREGAL BAJO COMPLETA NATURAL

La roca esta al costado sur oriental de un camino, en medio de un cultivo de eucalipto que está siendo cosechado (aprovechamiento forestal). En el techo hay abundante material vegetal en descomposición, plantas de helecho, chilco, zarzaparrilla y eucaliptos. Sobre las paredes cesen abundantes líquenes. Y en el momento del registro había una considerable cantidad de chamizos y ramas de eucalipto en los alrededores del yacimiento. Las pictografías están en buen estado de conservación, sin embargo, el color no es del mismo rojo intenso de las observadas en otros sectores de Sogamoso. ZONA 1 ROCA 19 MUNICIPIO : VEREDA: FICHA ALTERACION

SOGAMOSO PEDREGAL BAJO ZONA NATURAL

La roca se ubica dentro de un área de pastoreo. Esta cultivado con pasto kikuyo, poa, trébol, cadillo y mora. Sobre la roca crecen musgos, líquenes, helechos, pajonal y arbustos de chilco y sangregado. En la cara occidental hay dos oquedades naturales, u sobre ellos hay pigmentos, sin figuras claras, salvo algunas líneas sugeridas, y unos cuadros de pigmento. ZONA 1 ROCA 20 MUNICIPIO : VEREDA: PROPIETARIO: FICHA ALTERACIÓN

SOGAMOSO PEDREGAL BAJO MEDARDO SÁNCHEZ COMPLETA NATURAL

Registrada inicialmente por Juanita Arango, como parte de su tesis de pregrado en conservación. La roca está ubicada dentro de Alcaldía del Municipio de Sogamoso

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Informe Final de Arte Rupestre

una plantación de pinos que está siendo aprovechada. Aparte de los árboles mencionados crecen, chilcos, garrochos, hayuelo y 7 cueros. Sobre la roca hay abundante material vegetal en descomposición, lo que provoca una alta humedad, esto ha sido un perfecto ambiente para la germinación de pinos. De igual forma hay arbustos de 7 cueros, muchos líquenes y helechos. Las pinturas se encuentran en buen estado de conservación, aun cuando se observan algunos rayones realizados probablemente con rocas rojizas del sector. El panel central está compuesto de una gran cantidad de figuras “antropomorfas”, rodeadas de puntos. Lo cual hace que la composición del panel sea de una magnifica factura. Hay diversos sectores y temáticas, que parecieron corresponder a un mismo momento de hechura. ZONA 1 ROCA 21 MUNICIPIO : VEREDA: FINCA : PROPIETARIO: FICHA ALTERACIÓN

SOGAMOSO PEDREGAL BAJO MEDARDO SÁNCHEZ ZONA NATURAL

Sobre la roca crecen chilcos y helechos. En un sector menor, una especie de cornisa hay evidencia de pigmentos, aunque no hay figuras reconocibles. En los alrededores crecen arbustos de garrocho, 7 cuero y corono. ZONA 1 ROCA 22 MUNICIPIO : VEREDA: FINCA : PROPIETARIO: FICHA ALTERACIÓN

SOGAMOSO PEDREGAL BAJO MEDARDO SÁNCHEZ COMPLETA NATURAL

Está rodeada por arboles de pino, arbustos de chilco y corono. También hay bejucos y planta de cardon. En el techo se presenta acumulación de material vegetal que al descomponerse general suelo y es un buen espacio para la germinación de plantas y contenedor de humedad. En las paredes de la roca afloran sales. Por otro lado, en el sector norte, hay evidencias de intervenciones recientes con mineral rojo, posiblemente proveniente de la zona. Esta roca fue documentada por Juanita Arango. No hay una gran cantidad de dibujos, aunque la pared rocosa tiene espacio suficiente. Fundación Piedra Alta

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Sogamoso, Boyacá 2015

ZONA 1 ROCA 23 MUNICIPIO : VEREDA: FINCA : PROPIETARIO: FICHA ALTERACIÓN

SOGAMOSO PEDREGAL BAJO MEDARDO SÁNCHEZ COMPLETA NATURAL-ANTROPICO

Una de las condiciones más notorias es la alteración de muchos de los sectores por rayados contemporáneos. Algunos de estos imitan las formas de las figuras elaboradas por las antiguas comunidades del sector. Hay figuras “antropomorfas” y una figura que también se ha documentado en Bojacá. Hay bastante material vegetal sobre la roca, consistente en espículas y semillas de pino. Alrededor crecen algunos arbustos de 7 cueros, chirco blanco, garrocho, cardón y helechos. ZONA 1 ROCA 24 MUNICIPIO : VEREDA: FINCA : PROPIETARIO: FICHA ALTERACIÓN

SOGAMOSO PEDREGAL BAJO MEDARDO SÁNCHEZ COMPLETA NATURAL

La cara oriental presenta arte rupestre en muy buen estado de conservación. Sobre el techo crecen musgos, helechos, orquídeas y bromeliáceas. En los alrededores hay chilco blanco, quebrollo, 7 cueros, arrayán y pinos. En uno de los sectores de la parte occidental, hay restos de un antiguo muros, lo que hace suponer que esta roca fue incorporada a una vivienda, aunque de forma lateral. Solo una pared con pinturas rupestres, y éstas corresponde a las figuras más o menos comunes de lo registrado en Sogamoso.

Alcaldía del Municipio de Sogamoso

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Informe Final de Arte Rupestre

ZONA 1 ROCA 25 MUNICIPIO : VEREDA: FINCA : PROPIETARIO: FICHA ALTERACIÓN

SOGAMOSO PEDREGAL BAJO MEDARDO SÁNCHEZ COMPLETA NATURAL

Tiene pinturas rupestres en dos caras, en la sur occidental y en la sur oriental. Hay una presencia abundante de figuras “antropomorfas” y de triángulos enfrentados por el vértice. Una de las figuras “antropomorfas” parece estar decorada por un conjunto de puntos, los cuales están dispuestos rodeando la figura. En el área se realizó aprovechamiento forestal de un bosque de eucaliptos. Ahora crecen arbustos de corono, sangregado, cerezos y chilcos. Sólo en el techo de la roca se observan abundantes líquenes, musgos y cardones. ZONA 1 ROCA 26 MUNICIPIO : VEREDA: FINCA : PROPIETARIO: FICHA ALTERACIÓN

SOGAMOSO PEDREGAL BAJO COMPLETA NATURAL

Sobre la cara sur oriental está el cultivo eucalipto, y es una pequeña colina. Sobre el sector opuesto, más bajo, está el mural con pinturas rupestres. Este sector colinda con un potrero para pastoreo. Una característica de la pared con pinturas rupestres, es que es de color amarillo rojizo. Alrededor crecen eucaliptos, hayuelos y garrochos. Sobre el techo de la roca se observan musgos, líquenes, helechos y abundantes plántulas de eucaliptos. ZONA 1 ROCA 27 MUNICIPIO : VEREDA: FINCA : PROPIETARIO: FICHA ALTERACIÓN

SOGAMOSO PEDREGAL BAJO MEDARDO SÁNCHEZ COMPLETA NATURAL Y ANTRÓPICA

Fundación Piedra Alta

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Sogamoso, Boyacá 2015

La vegetación circundante es garrocho, chilco banco y negro, helecho marranero, 7 cueros, pinos, acacias, hayuelos y bejucos. Sobre la roca crecen musgos, líquenes y helechos. En la parte más alta del costado con figuras rupestres so observan evidencias de una profunda excavación. No se puede determinar si fue efecto de guaquería o de otro tipo de actividad. ZONA 2 ROCA 1 MUNICIPIO : VEREDA: FINCA : PROPIETARIO: FICHA ALTERACIÓN

SOGAMOSO PEDREGAL ALTO COMPLETA NATURAL-ANTRÓPICA

La roca de “La Media Luna”, se encuentra localizada en la Vereda Pedregal Alto. Este yacimiento tiene en una de sus caras manifestaciones pictográficas. Una parte de las figuras representadas no se han podido localizar sino en este afloramiento rocoso. Es decir, hay una serie de círculos como principal motivo del mural. Este tipo de representaciones no se habían localizado en ninguno de los sectores de Sogamoso revisados con anterioridad, y tampoco en la bibliografía general y en los datos registrados en temporadas anteriores de investigación en Colombia. También es notoria la variación de color; no se ha determinado aún si ello corresponde a deterioro o a distintos pigmentos. La roca está dentro de un cultivo de pinos, y sobre el techo de la roca crecen líquenes de diversas variedades, cardón y quebroyo. Aparte de los pinos, hay arrayanes, helechos y zarzaparrilla. En la esquina superior izquierda se presentan escurrimientos, lo que ha provocado exfoliación de la roca. Sobre un sector hay evidencias de guaquería. ZONA 2 ROCA 2 MUNICIPIO : VEREDA: FINCA : PROPIETARIO: FICHA ALTERACIÓN

SOGAMOSO PEDREGAL ALTO ADOLFO ZARATE ZONA NATURAL-ANTRÓPICA

Esta roca es conocida como la roca de “La Cara”, y si bien no hay evidencias de sectores amplios de pintura rupestre, si se observan áreas con pigmento, sin forma definida. Es interesante que los habitantes de Alcaldía del Municipio de Sogamoso

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Informe Final de Arte Rupestre

la zona la consideren como parte del conjunto de leyendas. Esto fue inicialmente trabajado en Sogamoso por Laura López, en su tesis de pregrado. ZONA 2 ROCA 3 MUNICIPIO : VEREDA: FINCA : PROPIETARIO: FICHA ALTERACIÓN

SOGAMOSO PEDREGAL ALTO ZONA NATURAL

Se ubica al interior de un bosque de eucaliptos que está siendo aprovechado. Al lado derecho del ingreso a la finca. En sus alrededores crecen helechos, musgos, chilco blanco y garrochos. Sobre la roca hay líquenes de diferentes especies, musgos, helechos y plántulas de eucalipto. Se observaron afloramientos de sales y escurrimientos, sobre la cara que tiene el arte rupestre, la cual se encuentra altamente afectada por eventos naturales. Respecto de las pinturas rupestres, se pueden ver algunas figuras “antropomorfas”, varios triángulos unidos por el vértice y rombos hechos con líneas finas, lo que permite inferir, el uso de diversos instrumentos y herramientas. ZONA 3 ROCA 1 MUNICIPIO : VEREDA: FINCA : PROPIETARIO: FICHA ALTERACIÓN

SOGAMOSO PILAR Y CEIBITA LA MESA CELINA SIERRA COMPLETA NATURAL Y ANTRÓPICA

El abrigo rocoso «Las Pinturas» de Pilar y Ceibita, cuenta con un gran mural de pinturas en color blanco y rojo. Aunque «Las Pinturas» fue el primer yacimiento rupestre con este pigmento que conoció GIPRI (1989), luego pudo constatar la existencia de este tipo de pigmento en otros sitios: murales de Sáchica, Boyacá (1996); Machetá, Cundinamarca (2000); Tiribita, Cundinamarca (2001); Sutatausa, Cundinamarca (2002) y Facatativá (2013). Aunque el abrigo de Pilar y Ceibita (Las Pinturas) ha venido siendo objeto de diversos denuncios, en ningún caso los investigadores se interesaron en hacer un levantamiento de la superficie total del mural. Los primeros datos en la historia parecen coincidir con el material publicado por Gabriel Camargo Pérez a mediados de la década del 30 del siglo XX. Luego L. Ghisletti (1954) en donde se incluye una foto de un sector del mural (pg. 24) y se clasifica como la piedra número 59: El Mortiñal, dentro de la lista de Fundación Piedra Alta

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Sogamoso, Boyacá 2015

piedras pintadas que referencia el autor en su libro, relativas a las zonas de arte rupestre en el departamento de Boyacá. Inmediatamente después, es el investigador Silva Celis (1968) quien vuelve hacer referencia sobre el sitio dentro de sus investigaciones arqueológicas de Boyacá. Cabrera Ortiz (1969) muestra algunos de los trazos del mural en sus dibujos de la lámina 2 de su libro, describiendo únicamente su localización y el color del pigmento utilizado. En el libro de Gabriel Camargo Pérez (1982), se vuelve a publicar y hacer la denuncia del sitio, y adicionalmente, se incluye una fotografía con un fragmento del mural, y realiza la siguiente descripción: «Estas «pinturas» como son llamadas en la fracción rural de «Saibita» (Sogamoso), sobre las estribaciones de la serranía que se extiende hacia la cuenca de Tota, con predominio de símbolos y figuras lacustres, son plena demostración del culto al agua, diosa de la fecundidad».La referencia realizada por Camargo Pérez sirve para reforzar su hipótesis de la existencia de algunas culturas adoradoras del agua en dicha región. Contando con estas pequeñas referencias, GIPRI encuentran el sitio exacto del abrigo y realiza el primer levantamiento sistemático del yacimiento en 1998. Este registro lo realiza como parte del modelo metodológico de registro y documentación del arte rupestre, en el marco de la Beca otorgada por el Ministerio de Cultura, en la modalidad de grupo. Los informes totales de este proceso, tanto del aspecto teórico-metodológico, como de los ejemplos en el sistema de registro y documentación de pinturas, grabados y eventos rupestres asociados (cúpulas, metates y talleres de artefactos), pueden ser solicitados para su lectura a la seccional de becas de esta institución. Descripción del sitio de Las Pinturas El abrigo rocoso se encuentra a 4 kilómetros del casco urbano del municipio de Sogamoso, hacia el oriente del mismo. Después de un ascenso por el camino usado por los campesinos para su llegada a las veredas Monquirá y Pilar y Ceibita, se accede al sitio por uno de los costados hacia la cornisa y el corredor donde se encuentra, en sus paredes, las pinturas. Este sitio se ubica a 2720 metros sobre el nivel del mar. La vegetación del entorno se encuentra especialmente ubicada en la parte alta del yacimiento constituida por borracheros, hayuelos y ciros, vegetación nativa de la región. Se observan bosques de eucaliptos en los lados de las quebradas y pinos en las cimas y pendientes de algunas colinas, lo cual sin duda muestra que la zona fue severamente alterada y que se conserva muy poco de su vegetación nativa. El terreno de los alrededores del yacimiento es utilizado en minifundios y algunos sectores escarpados, para el pastoreo de ovejas. La formación geológica pertenece al terciario (Formación Guaduas) y el yacimiento corresponde a sedimentos de ambiente lagunar y marino. Se encuentran areniscas y arcillolitas y conglomerados cuya consolidación es variable y baja. Al parecer las pinturas fueron realizadas por la técnica dactilar en la mayoría de los casos, sobre una superficie muy inestable, lo cual ha hecho que en algunas partes del mural varios dibujos se encuentren en zonas de una mayor humectación produciendo desgastes y cambios al punto que algunas figuras que originalmente fueron blancas al alterarse adquieran colores amarillosos o cafés. Las bandas de la estructura sedimentaria del mural y el nivel de consolidación de cada una de éstas también influyen en el estado en que se encuentra la pintura, que por lo general, no Alcaldía del Municipio de Sogamoso

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Informe Final de Arte Rupestre

se incorporó al sustrato, lo cual ha generado un grado alto de pérdida de la capa pictórica. Resulta sorprendente que se haya utilizado este yacimiento al tiempo que un pigmento que parece también igualmente inestable, en relación a superficies mucho más consolidadas y a pigmentos más estables, como aquellos que tradicionalmente se usan en todo el territorio del altiplano y que se encuentran en óxidos ferrosos (rojo) en pinturas en los alrededores de este lugar. Incluso los campesinos de la zona recuerdan haber visto las figuras como mayor resolución; nitidez que ha venido desapareciendo, avance del deterioro del pigmento y del sustrato que según sus comentarios, hace pensar que la velocidad en la destrucción del sitio es alta. Desafortunadamente no existen estudios químicos sobre el pigmento, ni tampoco un monitoreo permanente sobre el lugar. No todas las zonas de este emplazamiento se encuentran afectadas del mismo modo, algunas cornisas y techos están relativamente protegidos de la humedad, del viento y del acceso humano, lo cual permite que ciertas formas se encuentren en relativo estado de conservación. Escurrimientos diversos en 45% que humectan la roca, fracturas de las bandas del sedimento, descamación y carbonatos en un 70% hacen que el mural haya sido afectado en la pérdida de su capa pictórica en un 60%. La presencia de material orgánico en el techo del yacimiento hace que la humedad no controlada fluya deteriorando una vasta cantidad del total general de los 50 metros del yacimiento. Actualmente se realizan algunos trabajos de corrección fotográfica que han permitido, con diversos procedimientos, resaltar aún más los pigmentos blancos desaturando los colores que se encuentran en fotogramas de alta resolución producidos en la expedición que origina este informe.

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Sogamoso, Boyacá 2015

Al borde del precipicio hay abundante vegetación nativa, hayuelos, 7 cueros, sangregado, espino, corono, puyas, bromeliáceas, chilcos y gramíneas (pasto puntero y pajonal). En el caso específico de la conservación del arte rupestre, se observa un amplio deterioro por causas naturales y antrópicas. En el caso de lo natural se ve deposición de polvo y afloramiento de sales. En el caso de las acciones humanas, hay evidencia de grafitis con diversos materiales, esmalte sintético, crayola, marcador, ladrillo y rocas. Es claro que ha habido remoción del piso y guaquería. De igual forma se han desprendido trozos de la pared, que posiblemente tenían pinturas. En este caso es, importante anotar, que a diferencia de los pigmentos ocres, los blancos son más inestables y con mayor riesgo de deterioro.

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Conservación de la Pintura Rupestre de Sogamoso Bienes patrimoniales, extravíos y continuidades Una de las discusiones consideradas más urgentes de los últimos años, es aquella que hace referencia al espacio denominado de Patrimonio y a su aparente importancia, denunciada ahora con furor, urgencia que parece superponerse al verdadero fundamento y a los criterios de la investigación científica. Lo primero que debería discutirse es su conceptualización y con ello, tener elementos para poder determinar con cierta precisión los contextos del discurso y la temática patrimonial y sus contextos. De igual forma será indispensable precisar de donde provienen los procesos de investigación involucrados si los hay, las variaciones en el modo de enfocar sus contenidos (etapas de la noción de Patrimonio), o sea su propia historia y sus tendencias. Los resultados de estas reflexiones hacen posible un cierto y particular vinculo o distancia con las pretensiones de la investigación científica. Es la catalogación del patrimonio el resultado de la investigación o por el contario es una versión parcial y deficiente? Qué relaciones y diferencias existen entre estas dos búsquedas? Y en cada caso cuales son sus pretensiones? Lo cierto es que al hacer su catalogación simple, no se tiene aún más que la simple presencia de las cosas del pasado, pero, con simplemente esto, no se garantiza su estudio en todas y cada una de la etapas, ni tampoco se accede a una imagen de los objetos complejos y a las discusiones sobre la historia de un país determinado y su diversidad. Allí en tal definición debería estar sin duda la historia del poblamiento temprano (precolombina) y con ello, proyectar el modo como debería hacerse la investigación, el cuidado y el manejo del material arqueológico, como evidencia de la historia de la diversidad y del mundo intelectual indígena. Además del arte, también tendrían que estar incluidas todas las elaboraciones intelectuales, sin las simplificaciones que usualmente usan los aspectos patrimoniales. Sin embargo, es necesario hacer algunas precisiones frente a estas definiciones generales y estas son posibles si por lo menos existen algunas nociones sobre la historia misma del país. En países con una larga tradición de dependencia colonial, en donde el Estado se ha caracterizado expresar un horizonte preciso de su desarrollo en una especial dirección de olvidos, resulta complejo concretar la definición expuesta y observar las distinciones que se proponen y los niveles que muy seguramente se derivan al estudiar seriamente una aspecto de la historia nacional. Según parece, todas y cada una de las manifestaciones aparentemente tienen el mismo valor y estas deberían ser resaltadas con el mismo aprecio y consideración. Sin embargo, cuando se revisa con cuidado la historia nacional, es posible determinar que la administración cultural, en una buena proporción de sus etapas, se ha cuidado de darle importancia a algunas manifestaciones de ciertos períodos y muy al contrario ha venido trabajando por décadas dejando de lado buena cantidad de enfoques y aspectos. Una cierta concepción de la historia y la sociedad ha venido generando una manera de entender el patrimonio, que hace que en buena parte sean superficiales sus contenidos, con la condición que no se muestren los conflictos, los debates, los extravíos y las disputas. Se presentan los objetos patrimoniales de cada época, para que no sean detectados los olvidos intencionales y no se entiendan las disputas y se vean los elementos irracionales prolongados hasta el presente. Se trata de una versión política, que no parecería estar a tono con el desarrollo de la teoría, ni en acuerdo con los procesos modernos del desarrollo intelectual, ni con las contribuciones de la ciencia, que siempre pueden proponer nuevas opciones y posibles procesos para ampliar el saber. El Patrimonio estabiliza una figura del pensamiento y la vuelve intencionalmente rígida.

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Un conjunto de definiciones se proponen como una versión pseudocrítica en el modelo postmoderno, que garantice la perpetuación de aquellas estructuras que la modernidad ya había destronado de sus dominios, cuando la razón humana encontró la vía de la democratización del mundo. Lo que se hace que no se vean los niveles ni los grados ni las clases de formas culturales diversas y con ello todos los objetos patrimoniales son puestos frente a la comunidad como el miedo real a la reflexión sobre la cultura y su dinámica, pues en ella, se deshacen las versiones oficiales y pone en peligro la estabilidad de los privilegios, incluso académicos, cuando no políticos. Además de tan sólo promover los beneficios, no se sabe de qué manera la cultura y el patrimonio podrá generar utilidades?. Esta otra causa hace que ciertos eventos de la historia social, no sean considerados como medios de producción de beneficios y muy al contrario, se les considera como difícilmente controlables y problemáticos . En este contexto la protección de los bienes culturales, se hace más urgente y complejo, pues en casi todos los casos, el material cultural esta depositado normalmente en manos privadas, las cuales manejan estos documentos para beneficio privado y para la divulgación de sus criterios. Así, es común encontrar en las casas particulares vasijas prehispánicas, que sirven como decoración, o como ambientación del sitio, sin que exista un verdadero registro de las mismas. La mayoría de las veces, los institutos gubernamentales encargados de proteger el patrimonio desconocen en dónde están y cómo han llegado estos objetos documentales a manos privadas. Por tanto, lo primero que debe ser pensado cuando se trata de la conservación de los bienes arqueológicos, es el papel del Estado en la protección de su propia cultura, sin embargo, valdría la pena preguntarse ¿por qué se ha venido dando esta situación?, la respuesta tiene varias vías: • Es necesario reconocer, que desde tiempo atrás se ha venido dando un desprecio sistemático por la cultura, y por el reconocimiento de los propios espacios culturales, en este sentido los materiales documentales del país han venido siendo entendidos como curiosidades y artesanías, y de ese modo, han sido, y siguen siendo tratados. • Otro elemento presente en la cultura nacional tiene que ver con esa larga tradición de guaquearía, que fue iniciada en los mismos albores de la conquista del territorio por parte de los españoles. Estos se consideraron en derecho de esquilmar los tesoros de los pueblos de América, así que los objetos de arte, empezaron a ser valorados únicamente como mercancías, que tenían interés por su valor de cambio, despreciando el contenido cultural, que en realidad no interesa. Esta tradición fue transmitida a las nacientes repúblicas, de tal modo, que los habitantes de la “América Libre” continuaron con el trabajo de búsqueda y destrucción del patrimonio arqueológico del continente, sin que hasta el momento, las políticas encaminadas a proteger este patrimonio, hayan sido eficientes. • Por otra parte, la ausencia de investigaciones sistemáticas hace que buena parte de las piezas arqueológicas que se han rescatado tengan procedencia desconocida, y no estén asociadas a grupos culturales definidos y a períodos históricos claros, de tal manera, que los catálogos se limitan a mostrar gráficamente la pieza y a hacer una descripción formal de la misma, sin dar cuenta de su sentido y función y mucho menos de indagar que tipo de lenguaje y pensamiento estaría involucrado en estas elaboraciones. No se ha podido generar una cultura del respecto frente a la cultural material de los pueblos prehispánicos, ya que los habitantes del territorio ven los objetos que se exhiben en los museos como algo

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extraño, que no les dice nada de ellos mismos, y en ese sentido no sienten pertenencia por ellos. No basta con declararlos como patrimonio, y es necesario investigarlos en profundidad. Sin embargo apara algunos es suficiente con simplemente exhibirlos, incluso aún hoy como trofeos. Otra de las consecuencias de la ausencia de investigación, es el desconocimiento de cientos de sitios arqueológicos, los cuales están sometidos de manera constante al deterioro medioambiental, y a la destrucción causada por los habitantes recientes o antiguos de los sitios. Así, la destrucción de estos materiales pasa desapercibida, cuya tendencia es apreciable en la arqueología llamada de salvamento o rescate. Lo más grave es que es imposible generar políticas de cuidado y conservación cuando se desconoce, que se debe proteger y cuidar. • Adicionalmente, es necesario recordar que una buena parte de la culpa del descuido del patrimonio nacional, se le puede designar al sistema educativo, y en particular a la Universidad, pues esta no ha entendido que su principal proyecto es la construcción de país, y que esto sólo se logra si se reconoce el pasado histórico y ello es posible, de forma única con investigación social y científica Así, la Universidad se ha convertido en un negocio, en donde lo fundamental es que los estudiantes adquieran las destrezas para desempeñar un oficio, y en este sentido, se han venido educando de manera instrumental, sin tener claro un proyecto de país. Entonces estos “ciudadanos” no pueden dar cuanta de su propio patrimonio, principalmente por que los desconocen o lo desprecian. • Finalmente, se puede asegurar, que la condición de pobreza creciente de los habitantes del país ha llevado a muchos ha recurrir al material arqueológico para poder sobrevivir, de tal manera que la guaquearía, la venta de roca como material para diferentes usos, se han convertido en modos de “pan coger”, sin que hasta el momento, el Estado haya tomado cartas, en estos asuntos. Dentro de este contexto es que se deben pensar las políticas de conservación del patrimonio histórico, en este sentido, es necesario tener en cuenta que la conservación de cualquier objeto requiere de su reconocimiento, y esto sólo se logra como resultado de la investigación, y sólo desde allí, se puede partir a formular planes de conservación y divulgación. Por tanto, cualquier intento que no sea el resultado de investigación efectiva, es un mero asunto de simulación, o de pose gubernamental.

Patrimonio y conservación del arte rupestre Para el caso específico del arte rupestre, su conservación esta mediada por el conocimiento del mismo, y debe estar acompañada de un juicioso registro, en donde las yacimientos se conviertan en objetos de estudio, y no en meras piezas para ser visitadas por curiosos, ya sean “científicos” o simples transeúntes. No basta como es obvio llevar a los curiosos a ver sitios rupestres, pues dentro del imaginario, las preguntas siempre son relativas a dónde estarán los tesoros, como si la costumbre colonial se hubiera conservado sin cambio ninguno. La ausencia de trabajos serios de investigación, generalmente llevan a la destrucción de los yacimientos, ya sea por ignorancia o por la práctica de métodos invasivos de registro. Adicionalmente, las preocupaciones por la ética rupestre y sus derivados esconden una ausencia casi total de trabajo de campo, pues sólo la ignorancia o la inocencia pueden explicar que algunos curiosos conciudadanos se pronuncien constantemente contra el registro sistemático de las rocas con manifestaciones rupestres. Estos discursos privilegian la idea de una apropiación natural de los bienes patrimoniales y del arte rupestre en particular. Por ello, se escudan en una supuesta defensa del patrimonio del país, y desde ese horizonte hacen trabajos, que no logran llegar al mínimo de rigurosidad científica y arqueológica. Fundación Piedra Alta

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Ahora bien, valdría la pena preguntarse ¿por qué es importante proteger y conservar el arte rupestre del territorio?, ¿qué puede aportar para el esclarecimiento de la historia nacional?. Responder a esto requiere en primer lugar, de entender que el original, es siempre más importante que cualquier copia o registro, por fieles que estos sean. El original no sólo responde de manera directa a los intereses de una época, sino que muestra los modos de vida de un momento. Esto en ningún caso se podrá observar en la copia, ya que a ésta no se le pueden realizar los análisis de pigmento, o de aplicación del mismo. Para le caso del arte rupestre se trata de originales que datan de muy diversos períodos temporales, los cuales sólo pueden ser estudiados desde los vestigios materiales, pues los lenguajes que acompañaron las obras estéticas desaparecieron bajo la presión colonial. En este sentido, se puede afirmar que el arte rupestre contiene y sostiene el mundo cultural y espiritual de los pueblos que lo hicieron, Por tanto, no se trata de un simple manifestación del espíritu, sino de la manifestación máxima de un pueblo, en este sentido, la conservación de los originales del arte rupestre significa la posibilidad constante de dar cuenta de los lenguajes de los pueblos antiguos, y de poder entender con precisión la historia humana. En este sentido, no es un asunto de historia de anticuario, sino que responde a la preocupación moderna por el lenguaje, en últimas, por el sentido de los hombres, en tanto seres genéricos. Adicionalmente, el arte rupestre es una pieza fundamental en la reconstrucción del mapa étnico nacional, pues este como ningún otro objeto arqueológico permite dar cuanta del sitio exacto en que los grupos humanos estuvieron, ya que las rocas en la mayoría de los casos conservan la ubicación original. Los petroglifos y pictografías, permiten hacer un mapa iconográfico, y desde sería posible clasificar las piezas que hasta el momento reposan en los museos a espera de ser clasificadas. Para el caso especifico de la conservación del arte rupestre del municipio de Sogamoso, es claro que durante los últimos meses se ha venido realizando una investigación, que arroja resultados importantes, y que permiten en este momento dar inicio al proceso de formulación de políticas de conservación de las estaciones rupestres. Las estrategias de conservación deben encaminarse en distintas vías, ya que no sólo es un trabajo de los investigadores y de las instituciones del Estado, sino que debe participar el total de la comunidad, así, el sistema educativo debe ser convocado, al igual que los miembros económicamente activos del municipio. Este trabajo debe ser el resultado de un acuerdo común, en donde todos comprendan la importancia de preservar este patrimonio nacional, y se comprometan en generar las posibilidades de mantener y ampliar el trabajo de registro y control de las estaciones aun no estudiadas y de las estudiadas.

El estado de conservación de los yacimientos de Sogamoso Las investigaciones realizadas permitieron localizar un total de 31 yacimientos con arte rupestre. Todos estos fueron fotografiados y registrados. Se hicieron las fichas técnicas de registro y documentación desarrolladas por GIPRI en más de 4 décadas de investigación rupestre. Además se llenaron las bases de datos y se diligenciaron las fichas técnicas diseñadas por el ICANH (Instituto Colombiano de Antropología e Historia). El conjunto general del material compilado por la investigación fue entregado en un informe final, el cual se diseñó y escribió de acuerdo con los parámetros del ICANH, y por ello mismo reseña el arte rupestre del municipio y hace énfasis en cuatro aspectos fundamentales: los antecedentes arqueológicos del área, las tradiciones culturales presentes, que podrían tener una relación con el arte ruAlcaldía del Municipio de Sogamoso

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pestre (fiesta de San Pascual Bailón), el registro de los yacimientos con arte rupestre y el diagnóstico del estado de deterioro de los mismos. Todos estos materiales están en el informe general. Para el caso específico del estado de Conservación de los yacimientos, hay que mencionar que en cada una de las fichas de registro se hicieron anotaciones en torno a los deterioros y contextos ambientales y biológicos de los yacimientos. Anotaciones similares se realizaron en el catálogo del arte rupestre entregado en el informe. Es interesante anotar que el 90% de los paneles sufren de intemperismo, esto es, que se encuentran expuestos a la radiación solar, viento y el agua lluvia. Lo que significa que no fueron elaborados debajo de cornisas, ni en abrigos rocosos. En estos casos, las pinturas rupestres han estado expuestas por siglos a los efectos naturales y sin embargo, las pinturas rupestres en la mayor parte de los casos están muy bien conservadas. Estudios más profundos podrían mostrar hasta donde los factores naturales alteran los sustratos y las pinturas rupestres. En la evaluación inicial, se ha concluido que los factores naturales si bien deben ser tenidos en cuenta, no parecen ser determinantes y peligrosos para la conservación del arte rupestre de Sogamoso. Lo que parece afectar más las zonas es el cambio de vegetación y uso del suelo. En muchos de los sectores la vegetación nativa a desaparecido y las zonas se han cultivado con eucalipto o con pino. Esto ha hecho que se presente una importante variación en el humedad de los sitios, y esto si podría convertirse en un factor de deterioro. Casi todas las rocas localizadas en Pedregal, Alto y Bajo están rodeadas de eucaliptos y pinos. Fue notorio en todos los casos, la cantidad de hojas depositadas sobre los yacimientos, esto ha venido generado una capa vegetal que se descompone muy lentamente y que ha propiciado el nacimiento de plantas colonizadoras, las cuales han venido cubriendo sectores amplios de las partes superiores de los yacimientos. Estos “colchones” de material orgánico se han convertido en retenedores de agua y humedad, la cual se ha venido filtrando a la roca. Como es obvio, ello ha provocado el crecimiento de sales y en algunos casos, ha provocado caídas de agua y suelo (“chorreones”) de agua, que al desplazar material orgánico han venido “manchando” los paneles y han cubierto algunos sectores con pinturas. Esto es especialmente notorio en la roca de la “Antigua” registrada originalmente por Miguel Triana. También se presenta esta situación e forma muy notoria en la roca de la Medialuna de Pedregal Alto. La siembra de eucaliptos y de pinos, ha hecho que en los alrededores de las rocas se deposite una cantidad amplia de material orgánico, el cual se convierte en un riesgo constante, pues ante la lenta descomposición del mismo, es siempre posible un incendio, el cual destruiría los paneles con arte rupestre. De igual forma, la presencia de estos árboles hace que en algunos casos no se puedan observar y fotografiar con facilidad los vestigios rupestres. Esto es espacialmente notorio en el caso del yacimiento de Tutasá y de la roca de “La Custodia” en Pedregal Bajo. Una situación similar fue registrada en “La Media Luna”. Otro asunto, que es de igual importancia, tiene que ver con el aprovechamiento y cultivo de esas maderas, pues al momento de cortar los maderos siempre hay riesgo que algún tronco caiga sobre el yacimiento, y de esa forma cause deterioro. Cuando esto no sucede, se suelen acumular alrededor de las rocas con arte rupestre, chamizos y troncos, que luego son muy difíciles de remover. Esto fue notorio en dos casos, la roca “Gorda” y la roca 26 del informe. Dentro de las alteraciones del entorno, es necesario anotar que la apertura de vías carreteables ha general que algunas rocas se vean más expuestas al deterioro, tanto antrópico como por polvo y

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deposición de materiales finos provenientes de la carretera. En específico esto es muy notorio en la roca de “La Rana Grande”, la cual está al borde de carretera. La cantidad de polvo sobre los paneles es notoria, y es posible que el deterioro, junto con la pérdida de pigmento esté relacionado con la carretera. Si se compara la conservación de este yacimiento con el de “La Custodia” las diferencias son bastante notorias, y la distancia que separa a una de otra no es superior a los cuatrocientos metros. Lo que hace suponer que las condiciones medioambientales son simulares, juntas están rodeadas por eucaliptos y colindan con un potrero que actualmente está cultivado de pastos para ganado. La única diferencia es al distancia respecto de la carretera. Otra roca que fue afectada por la hechura de las vías, fue la roca de “La Antigua”, pues los materiales removidos en el momento de hacer la carretera fueron depositados alrededor de la roca, lo cual causo una alteración del entorno, y según los datos de los campesinos del lugar, se taponaron algunas “cuevas” que tenían dibujos rupestres. Para el caso de estos paneles al aire libre, fue notorio que en algunos casos han sido “grafitiados” con material local, esto es con rocas locales, las cuales tiene un color muy similar al de las pinturas rupestres. Las diferencias fundamentales están en la textura, el tamaño del surco y los motivos representados. En el caso de los paneles que fueron hechos bajo abrigos rocosos y cornisas el estado de conservación, si bien guarda similitud con lo descrito hasta ahora, también presenta diferencias. Dos casos en específico deben ser reseñados, uno es la roca de Tutasá, y el otro el yacimiento de Pilar y Ceibita. Para el sitio de Tutasá hay que tener en cuenta que se trata de un panel amplio, el cual hace parte de un afloramiento el cual se corresponde a una misma “línea” rocosa, que atraviesa casi toda la vereda de Pedregal Bajo. En esta formación hay otros paneles y afloramientos los cuales se pueden ver desde bastante distancia. En el caso del panel de Tutasá no se pude ver fácilmente por la presencia de un bosque de eucalipto. Las pinturas son de colores ocre y rojos, con variaciones, que pueden corresponder al nivel de exposición a los factores medioambientales. Hay en particular tres sectores de pinturas, uno que corresponde al panel más grande y que se encuentra más expuesto a los factores climáticos. Este sitio es de difícil acceso y sobre el soporte inmediato a la roca no logran estar mas de dos o tres personas de pie, las cuales quedan a corta distancia del conjunto de dibujos. Esto hace que el sitio este naturalmente protegido, aunque se observan algunas alteraciones antrópicas. Un segundo panel esta inmediato a una división natural (grieta), los dibujos de este sector son difíciles de observar, y la presencia de un panal de abejas hace que sea complicado estar en el sitio con tranquilidad. Al igual que el sitio antes descrito, no existe mucho campo visual, es decir, el espectador queda muy inmediato al sitio y a una distancia de cerca de dos metros del piso de la zona. Este sitio tiene fundamentalmente afectaciones naturales, y los escurrimientos son lo más notorio. Finalmente, el panel tercero corresponde a la entrada al mural, es un sector bajo, y allí hay pinturas tanto en el sector horizontal como en el vertical del afloramiento. Este sitio es el que más seriamente se ve afectado por afloramientos blanquecinos, y es posible que esto se deba al nivel de humedad del sitio. Es notorio que en los dibujos horizontales el nivel de conservación de la pintura es distinto al que fue hecho en vertical. Estas diferencias deben deberse al impacto de los factores medioambientales. Sólo un registró sistemático y un plan general de monitoreo permitiría tener información certera para hacer inferencias y poder entender las diferencias entre un sitio y otro del panel de Tutasá. Por el momento es necesario advertir que es indispensable tomar medidas frente a la colonización de las abejas en el sitio, como también hay que evaluar y determinar hasta donde es posible y re-

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PROYECTO DE DOCUMENTACIÓN DE ARTE RUPESTRE SISTEMA DE REGISTRO Y ARCHIVO DE DATOS FORMATO DE CONSERVACIÓN CÓDIGO

C o Boy S o g 0 1 P i 0 2 0 País.

Depto. Municipio. Zona. Modalidad Número.

1. Especies superior y base de Roca 1.1 Especies encontradas por género y color 7 cueros

Orquídeas

1.2 Perfil de Vegetación

Coronos

Líquenes

Eucalipto Chite Salvio

Arrayanes

Líquenes

Pino Chilcos

Hayuelo

Puntero

Kikuyo

Pajonal

* *

RASTRERA

X

ARBUSTIVA

X

ARBOREA

X

Physcia

Escurrimientos

Quebroyo Fique

1.3 Esquema del yacimiento Escala 0,41 m 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 A

B

C

D E

F

G H

I

J

K

L

M N

O P

Q R

S

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1.4 Sucesión biológica del yacimiento

1 2 3 4 Climax

X

comendable retirar algunos de los árboles del cultivo de eucalipto, no sólo los que están en la parte frontal, sino también y fundamentalmente los que se han sembrado en la parte alta del afloramiento. El otro sitio mencionado es el de “Las Pinturas” en las veredas Pilar y Ceibita. Este yacimiento fue reportado en la década del 30 del siglo XX, y desde entonces a hoy ha sufrido un gran deterioro. La Fundación Piedra Alta

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importancia de este abrigo rocoso es diversa. En principio se trata del mural más grande conocido de pintura en blanco, no sólo en Boyacá, sino en el país. De otro lado, el sitio en sí mismo hace evidente un complejo y amplio proceso de exploración del territorio por parte de las comunidades aborígenes que hicieron el mural. Finalmente, la complejidad formal y estética de los dibujos, junto con la combinación pictórica (rojo y blanco) hace pensar en diversos momentos técnicos, con una variedad amplia de instrumental. El sitio ha sido intervenido en muy diversos momentos, seguramente ha sido guaqueado en más de una ocasión. Esto se advierte en los bloquees erráticos y en la remoción de suelo que es visible en toda el área del mural. En total se trata de 49 metros de mural, con una altura de 3 metros en la cornisa de las pinturas. Los guaqueros han hecho remoción de material en diversos momentos, y seguramente esto ha desestabilizado la base de afloramiento y fragmentos del mural se han desprendido y se han perdido de forma definitiva. En este momento, es visible en diversos lugares del mural la perdida de material rocoso y la discontinuidad de los dibujos rupestres. De otro lado, la visita no controlada ha posibilitado que haya un conjunto de grafitis de muy distintos momentos en el mural, desde los discretos hasta uno muy amplio hecho en la parte central del abrigo. Este último fue hecho con pintura de aceite de color café. Este tipo de acciones antrópicas han afectado seriamente el mural, mucho más cunado la pintura blanca no parece penetrar el soporte rocoso, como si lo hace la pintura ocre. De tal forma que la pintura blanca se desprende más fácilmente, y en algunos cosas sólo se advierten los “fantasmas” de los dibujos originales. Las áreas más conservados son los que están más altos, y que seguramente por esa razón no han sido aún afectados por los ocasionales visitantes al sitio. En el caso de este yacimiento rupestre es indispensable hacer un plan de manejo y de salvamento, que pasa por un estudio científico de los materiales que componen el pigmento blanco, y que desde allí se pueda saber que está afectando de manera más rápida el conjunto pictórico. En este momento se cuenta con un levantamiento completo de los dibujos y del área, pero aún no se tiene un estudio geológico, el cual es necesario para entender la dinámica entre el sustrato rocoso y las pinturas, como también con el medio circundante. El estudio geológico del área debe acompañar al de los materiales de los pigmentos. Luego de ello se debe hacer un plan de conservación e intervención. Por el momento es recomendable cerrar el sitio a las visitas, e iniciar lo más pronto posible los trabajos de evaluación científica del área. De igual modo, hay que hacer un trabajo fuerte de consolidación del suelo, y tratar de frenar el proceso erosivo. Es claro que el desprendimiento de roca, junto con la erosión de granos finos afecta a todo el abrigo. Hay que revisar cada uno de los fragmentos que están en la base del abrigo y mirar si alguno pudo corresponder a la pared rocosa, y si tiene pigmento. Por ahora, lo urgente es evitar las visitas y controlar cualquier nuevo proceso de guaquería y grafiti. Tipos de Afectación Las rocas con arte rupestre del municipio de Sogamoso presentan afectaciones entre las que se destacan: Naturales: las generadas por elementos de la naturaleza como la lluvia, humedad relativa, radiación solar, etc. Cada uno de los anteriores o la combinación de algunos de ellos afectan de diferente manera las áreas con arte rupestre entre las que observamos:

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Vegetación: crecimiento de diferentes especies vegetales sobre las rocas; se presentan musgos en áreas con baja luminosidad y alta humedad, los líquenes crecen en las rocas expuestas a alta luminosidad y baja humedad, se evidencio también la presencia de vegetación nativa como cardón, arbustos de pegamosco, laurel, quebrollo; gramíneas (pasto puntero y kikuyo); crecen también bejucos como zarzaparrilla. Sin embargo la afectación más alta se relaciona con el crecimiento de especies foráneas como eucalipto y pinos los que además de abundante material de hojas y chamiza depositados sobre las rocas el crecimiento de arbustos y árboles erosionan y fracturan las rocas, permitiendo el ingreso de altos volúmenes de agua y los consiguientes afloramientos de sales sobre las superficies con pictografías, sumado a lo anterior la producción de resinas por estas dos especies generan depósitos en la superficie de las rocas en las que a su vez se deposita polvo y partículas de diferente procedencia. Escurrimientos: debido a la presencia de nidos de aves, panales de abejas y estructuras que sirven de refugio para diferentes especies animales sumados a las lluvias generan sobre las paredes de las rocas el descenso de materiales de desecho que producen pigmentaciones y facilitan el crecimiento de especies vegetales sobre los murales. Afloramientos salinos: consisten en la aparición de cristales sobre las paredes de las rocas debido a la filtración de agua que luego se evapora generando manchas por lo general de color blanco sobre las pinturas. Exfoliaciones: son micro fracturas y desprendimientos superficiales generados probablemente por cambios extremos en la temperatura que producen congelamiento del agua en la parte superficial de las rocas seguida por una evaporación de la misma a alta velocidad. Antrópicas: son las que se producen directa o indirectamente por la acción humana, en el caso del municipio de Sogamoso las afectaciones de este tipo no son muy frecuentes pues los campesinos en general son muy respetuosos de estos lugares, sin embargo se evidenciaron las siguientes: Indirectas: se observó la deposición de material orgánico sobre el techo de las rocas ubicadas al interior de cultivos forestales foráneos, así como la deposición de polvo en rocas cercanas a áreas de cultivo por acción del viento sobre las mismas, en algunos casos se depositaron sobre las rocas materiales de uso en la producción agropecuaria (tutores de madera). Aun cuando las evidencias no son recientes algunas rocas presentan restos de humo por el establecimiento de cocinas, de igual manera se observaron algunos rastros de guaqueo. Directas: Se observó la presencia en varias rocas de trazos realizados aparentemente con minerales de la zona, buena parte de ellos repiten diseños originales indígenas; esta actividad puede estar relacionada con procesos de apropiación de las tradiciones indígenas por parte de personas sin la suficiente formación académica. La presencia de grafittis, no es muy alto, pero afectan un área de especial interés debido a que los pictogramas en color blanco son poco comunes en el altiplano, la observación más frecuente fue el rastro del contacto de las manos con la mayoría de yacimientos rupestres por parte de los visitantes. Ante las anteriores circunstancias es recomendable que las autoridades municipales y departamentales inicien actividades de educación dirigidas a las personas que visitan las zonas con arte rupestre pues son ellas quienes ante el desconocimiento de la importancia patrimonial y su significación histórica, adelantan actividades que ponen en riesgo la integridad del patrimonio rupestre del municipio de Sogamoso.

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También se debería adelantar actividades orientadas al control de las especies foráneas que si bien son necesarias para la actividad minera pueden generar daños irreversibles en las rocas afectadas sobre todo en aquellas que se registró crecimiento de plántulas y arbustos de pino y eucalipto.

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Pigmentos y Materias Primas Se han realizado con anterioridad, algunos estudios sobre las posibles materias primas utilizadas para la fabricación de los pigmentos de las pinturas rupestres (Trujillo, 2008, 2010, 2015). El objetivo principal de estos trabajos era realizar análisis de la composición química y la composición mineralógica de muestras que pudieran conducir a pensar en la cadena operatoria de fabricación de los pigmentos, de las pinturas rupestres de algunas zonas del altiplano cundiboyacense (Soacha, Facatativá). Por este motivo se hizo una búsqueda de las materias primas para someterlas a algunas pruebas, y así simular el posible proceso realizado para obtener y aplicar los pigmentos. Posteriormente, confrontar con los resultados obtenidos de los análisis realizados a las pinturas rupestres de los sitios en estudio. Este proceso se realizó para los pigmentos unicamente de tonalidades rojizas. Se espera para etapas futuras, poder hacer análisis semejantes para los pigmentos blancos que existen en muchas zonas del altiplano cundiboyacense. Al hacer los análisis de composición química y mineralógica de las pinturas rupestres, se obtuvieron dos tipos de pigmentos. Unos que se comportaban como Meta-caolinitas, que son aluminosilicatos (composición de oxígeno, silicio, aluminio, hierro, como elementos principales) que han sufrido una transformación por procesos térmicos. Esto se produce al calcinar el caolín a temperaturas aproximadas a 550ºC, de esta forma, se produce una transformación, pues pierde su estructura cristalina y se convierte en un amorfo. Este calentamiento hace que dichos materiales cambien de color, pues el hierro que los compone, en general les da una coloración naranja y a temperaturas de estos rangos se obtienen colores rojos mas intensos pues se tienen hematites que surgieron de las goethitas que las materias primas tenían inicialmente. Estas caolinitas naranja se pueden encontrar con gran facilidad en medios naturales, como en los depósitos sedimentarios arcillosos, o lo que comúnmente se denomina barro, aquel que también es utilizado para fabricar cerámicas. El otro tipo de pigmentos que se encontró en las pinturas rupestres estudiadas se comportan como minerales arcillosos con alta concentración de óxidos de hierro, es decir hematites. Este tipo de materiales también son facilmente encontrados en la naturaleza. Se caracterizan como un tipo de zonación mineral, que se denomina una mineralización de óxidos de hierro vetiforme, que surgen de venas de óxidos de hierro en las fractura de las rocas mayores como por ejemplo, las rocas areniscas (formaciones rocosas del altiplano). En algunas otras ocasiones estas mineralizaciones pueden quedar acumuladas en el seno de una roca, estas sustancias son transportadas en disolución por el agua, que posteriormente se endurecen en las rocas, se les denomina concreciones de óxidos de hierro. Estas mineralizaciones están compuestas de granos muy finos, denominados lutitas, que corresponden a granos del tamaño de los limos y las arcillas; sus coloraciones van desde los amarillos, pasando por los naranjas y rojos, hasta coloraciones magenta oscuro y casi negro. La diferencia entre los depósitos sedimentarios y las mineralizaciones de óxidos de hierro y las concreciones, es que los primeros son depósitos recientes que aun no se han consolidado, mientras que las otras dos se encuentran en forma de roca bastante endurecida.

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Para el caso específico del municipio de Sogamoso se encontraron fuentes de materia prima en diferentes zonas. Esto es porque el Valle de Sogamoso es una de las áreas de mayor actividad industrial y de extracción de minerales y otras materias primas en Colombia y particularmente en el oriente del país. Existen ladrilleras de tipo artesanal e industrial que extraen arcillas para la fabricación de tejas, ladrillos y bloques. Estas fábricas, por comodidad, se encuentran instaladas en las cercanías de los sitios donde se extrae dicha materia prima. Para analizar estos sedimentos arcillosos se visitaron dos fábricas, una de extracción artesanal y otra de extracción mucho mas industrial. Se encuentran en las cercanías del casco urbano en la vía que conduce hacía El Crucero. Allí se observaron menas de caolinitas que muestran las vetas de diferentes óxidos e hidróxidos de hierro, que se distinguen por las franjas de distintos colores de las arcillas que van zonificados en bandas, desde los amarillos hasta los magenta. En estas fábricas también se vuelven a reutilizar los retales de cerámicas que nuevamente se trituran y se mezclan con las arcillas naturales. Este punto es importante tenerlo en cuenta pues, los pintores del arte rupestre, pudieron también reutilizar estos pedazos de tiestos en la preparación de pigmentos. Esto si hubiesen sido hechas las pinturas en etapas culturales, donde ya se fabricaban las cerámicas. Alcaldía del Municipio de Sogamoso

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En la vereda de Pedregal Bajo, donde se encuentra la mayor concentración de pinturas rupestres del municipio, se encontraron diferentes tipos de mineralizaciones de óxidos de hierro vetiformes. En primer lugar, se observó que las rocas areniscas, que tienen murales rupestres sobre su paredes, presentan superficies rojizas, que fácilmente pueden ser confundidas con las pinturas indígenas. Es como si se escogieran estos espacios con alta concentración de óxidos de hierro, para que hagan parte de los dibujos. Esta situación se presenta en muchas otras zonas de Cundinamarca: Sutatausa, Soacha, Choachí, Facatativá, entre otras. Bien podría pensarse que existía una razón cultural para escoger estas superficies. Por otro lado, se pudo observar que esta zona de Pedregal Bajo presenta una alta concentración de vetas y concreciones de minerales arcillosos ricos en hematites, una materia prima perfecta para obtener las materias primas de los pigmentos. Son fáciles de extraer, de triturar, mezclar con agua y ser aplicadas. Sin embargo, después de algunas pruebas hechas sobre rocas areniscas, en un sitio lejano de las pinturas reales, se pudo observar que existen granos de mica y cuarcita que sería necesario retirar por medio de la decantación y así obtener una pasta mas suave, con mayor plasticidad, para ser aplicadas. Fundación Piedra Alta

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Para obtener los granos más finos de las hematites, tanto de unas, como de las otras materias primas, es necesario hacer una trituración de los materiales para ir obteniendo unicamente las arcillas que son bastante plásticas que al mezclarse con agua, se convierten en una pasta suave fácil de aplicar sobre las superficies rocosas y hacer los dibujos rupestres. Un proceso comúnmente utilizado para la separación de los sedimentos mas gruesos, como las cuarzoarenitas y los limos, es con la decantación. Es decir, se mezclan los minerales arcillosos triturados en una alta concentración de agua y se ponen a hervir, de esta forma se desprenden rápidamente los granos mas pesados, quedando en la parte inferior del recipiente, mientras que los elementos más livianos, las arcillas, salen a flote. Si se repite este procedimiento varias veces, al final se puede obtener una pasta suave, que puede ser guardada y humificada nuevamente sólo en el momento de querer aplicarla. La escogencia de una de estas materias primas por los pintores del arte rupestre, bien pudo ser por la facilidad de encontrar uno u otro material. Si las vetas o las concreciones abundan en una zona, estas contendrían una concentración de minerales arcillosos con hematites mucho más fácil de preparar y aplicar. Si esto no sucede, entonces los sedimentos arcillosos podrían ser la segunda mejor opción. Sin embargo, no es posible asegurar que dicha selección sólo pudiera ser por efectos de practicidad y de facilidad de obtención.

Una parte del mural de Tutasá.

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CONCLUSIONES Una de las mayores dificultades de la investigación en la estética precolombina y con ello en el arte rupestre es poder establecer algunas relaciones entre las figuras encontradas en las zonas de estudio y algunas de las prácticas sociales de las comunidades actuales. Durante años se han venido viendo las posibilidades de establecer algunos vínculos por lo menos en algunos de los sistemas de representación precolombinos y la resistencia de estos en la época actual. Dentro de este trabajo se presenta a modo de conclusiones, una versión mucho más cercana a aquellas, que otros autores determinaron cuando decían que la fiesta de Pascual bailón debió ser muy antigua y sin duda, de origen indígena. Este trabajo pretende hacer algunos nexos entre algunas de las representaciones rupestres y las analogías formales, con algunos de los elementos que se encuentran en la fiesta de San Pascual Bailón. Será sin duda necesario profundizar en lo aquí expuesto y producir todos los debates, que permitan ampliar lo aquí simplemente iniciado.

El Arte Rupestre y las Tradiciones Populares: la Ceremonia de San Pascual Bailón Nota aclaratoria preliminar

Ninguno de estos párrafos sería posible sin la colaboración de Jorge Ferney Cubides. Fue en la Universidad Antonio Nariño cuando un joven estudiante de danzas, se preocupó por enseñarme sobre una fiesta, que se realizaba en al provincia de Sogamoso. Él quería ver las diferencias de los bailes y confrontar las regiones, para entender cómo eran los pasos de los danzantes. Hoy la relación con este tema se ha venido ampliado y complicando y ha sido necesario intentar varios caminos entre la reflexión y de las evidencias arqueológicas y etnográficas. La reconstrucción de espacios culturales, que parece configuran vínculos entre las fiestas indígenas desde la abundancia, hasta a la celebración devota a San Pascual Bailón, el santo de los pobres, de las cosas perdidas.

Guillermo Muñoz Castiblanco Las preguntas que normalmente se hacen en las investigaciones que se trabajan en los temas histórico culturales, en el patrimonio inmaterial suelen tener diversas perspectivas y puntos de vista. Estas perspectivas sin duda pueden ser reconstruidas cuando se reconoce que en buena parte estas han venido dependiendo de la teoría, es decir de las elaboraciones filosóficas, de problemas del conocimiento, que se ocupan de la objetividad, de la percepción y que remiten sin duda a las diversas figuras de la conciencia, a sus procesos y con ello, a las posiciones del pensamiento frente a la objetividad. Esto en realidad se traduce en Fundación Piedra Alta

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el mundo académico en escuelas filosóficas, disciplinas, unidades académicas y en grupos universitarios, que defienden una manera particular de entender y exponer las experiencias y de organizar los documentos. Trasladado al terreno de las prácticas humanas en la investigación y en el territorio de las disciplinas, estas podrían ser consideradas como actividades de estudio de los temas histórico culturales, de las etnias, de las religiones entendidas dentro de los temas etnológicos y etnográficos, con todas sus variedades y diversidades, como historia de los lenguajes y culturas humanas. Pero en general lo que siempre resulta urgente en estas reconstrucciones culturales independientemente de las escuelas, es que tengan alguna imagen de cómo estructurar diversos momentos de la vida cultural, que en algunos casos, corresponden a fenómenos remotos en el tiempo, los cuales se organizan como objetos de investigación, lo cual entre otras cosas, significa poder hacer una recuperación histórica y determinar en que parte de proceso se ubican las tradiciones étnicas de grupos indígenas desaparecidos. Probablemente las tradiciones sistemáticas en arqueología estarían exclusivamente interesadas en describir en los registros arqueológicos los documentos objetivos, con los cuales se pretende hacer dicha reconstrucción y en debate abierto, con otros procedimientos. Sin embargo, no sólo existen eventos de esta naturaleza, sino que ciertas prácticas humanas eventualmente dentro de ciertas condiciones pudieron prolongarse en el tiempo camufladas con otras y por ello, resultan interesantes para el investigador, en el afán de rodear de un número mayor de evidencias, acompasados con los registros arqueológicos mismos. Estos esfuerzos son aún más claros cuando los investigadores saben que las culturas indígenas fueron desplazadas y desdibujadas en el período colonial y que perdieron su estructura fundamental, pero que pudieron conservar algunos elementos. Es necesario entonces imaginar que algunas cualidades se prolongan en el tiempo, camufladas en otras estructuras formales dentro de otra cultura. Se trata del manejo y organización de un conjunto de evidencias desarticuladas, de fragmentos, que pueden eventualmente sistematizarse, para configurar una imagen posible de los procesos de una tradición, que ahora se quiere construir como evidencias de un proceso histórico, que se quiere indicar como patrimonial Se trata de una actividad humana remota, que dejó tan sólo algunos vestigios combinados y transformados, deformados, con situaciones actuales, incluso simples fracciones. Se trata de una reconstrucción histórica, que muestra como se prolongaron en las épocas actuales y sobrevivieron ciertas prácticas sociales, como resistencia social Alcaldía del Municipio de Sogamoso

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frente a las presiones y posibles cambios radicales de las invasiones de otros grupos, que transformaron su mundo social y sus costumbres. Uno de estos temas corresponde a la pregunta que los investigadores se hacen sobre la sobrevivencia de ciertos fragmentos, formas culturales, aún con la documentada y conocida etapa colonial, en diversos espacios sociales de la presión colonial, que incluyen algunas prácticas, que no del todo se ensamblan con facilidad en la versión oficial del plan de ordenamiento de territorio y sus habitantes. Un número importante de inconsistencias parecerían anunciar que ahí precisamente hay estratos culturales de un período anterior. La pregunta es si es posible reconstruir algunos elementos de las culturas indígenas precolombinas del altiplano, si es factible encontrar vías para percibir en ciertas apariencias, la esencia de algunas prácticas sociales antiguas, que resultan, si se quiere realmente extrañas y sugerentes, pues realmente no se comportan con las reglas de la Colonia y más bien, parecen hundir sus raíces culturales en prácticas sociales precolombinas camufladas y permitidas. Hay en especial una fiesta que ha sido descrita y reseñada en sus características generales, pero más allá de su descripción y algunos comentarios, no se ha realizado la reflexión sobre su origen y sobre su sentido y función, aunque normalmente se sugieren, cuando se dice que esta fiesta era muy antigua e indígena. ¿Qué estructuras estéticas (formas de representación) permanecieron y cuáles desaparecieron definitivamente? Se trata de la fiesta de San Pascual Bailón y de sus posibles vínculos, con las tradiciones estéticas campesinas indígenas, que pudieron prolongarse hacia la Colonia y la República desde el mundo y el lenguaje de las culturas precolombinas en un sector del altiplano cundiboyacense (municipio de Sogamoso y alrededores). Se trata fundamentalmente de iniciar los posibles vínculos, que pueden aún hoy existir con algunos de los símbolos, que fueron prolongándose en el tiempo y que aún curiosamente son visibles con algunas transformaciones, en la fiesta actual de San Pascual Bailón. Así que el ejercicio es intentar imaginar que existen ciertas estructuras análogas entre el arte rupestre de la zona y algunos de los símbolos usados en la fiesta, en diferentes objetos, que son acentuados y visibles dentro de la celebración y que desafortunadamente han venido transformándose y deformándose de su versión mas antigua. Tan sólo hace algunos años esta celebración cultural ha venido siendo transformada en ciertos elementos, por un grupo que en Morcá coordina al parecer todos los aspectos organizativos y estéticos, con lo cual se han venido unificando algunos de los modos de realizar la fiesta, perdiéndose eventualmente otros elementos arcaicos y variados, como elementos diagnósticos de un lenguaje que correspondía al Fundación Piedra Alta

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pensamiento y al mundo estético precolombino, estructurado en formas sintéticas y simplificadas, tal y como se comporta estéticamente el arte rupestre en el registro arqueológico de la zona. El resultado posible es que la celebración se ha venido normalizando y normatizando y es posible, que en el futuro pierda algunos de los elementos simbólicos, que tenía esta celebración en el pasado no remoto, de 20 años atrás y que al parecer conservaba sin muchas variaciones referencias a estructuras culturales muy antiguas, que se reproducían en cada año, desde la época indígena y colonial. Esta sería una de las más recientes transformaciones y con ello, es urgente reconstruir los antiguos elementos, que podrían ayudar a organizar los motivos incluidos, en el Imagen en Pedregal Bajo. mundo simbólico de la posible fiesta indígena. Un trabajo en etnografía podría colaborar en parte a observar elementos que ya no aparecen en la fiesta actual.

Estrategias metodológicas Para intentar explicar el sentido y función del arte rupestre colombiano es necesario objetivar algunas estrategias más allá del análisis formal de los trazos, del conjunto diverso y complejo de zonas, donde se localizan pictogramas o petroglifos, y mas allá de las versiones clásicas de los investigadores, quienes en su mayoría suponen que estas manifestaciones son arcaicas, infantiles y utilitarias, lo cual simplemente quiere decir que los habitantes de estas zonas no tenían la capacidad de pintar lo que veían. Para otros individuos interesados en el tema, les basta con saber que existen y que, pueden ser visitadas, sin abrir campos a la curiosidad y con ello a la investigación y aún así, se les llama patrimoniales. Muy al contrario debe abrirse un campo de trabajo interesado en la reconstrucción de estos objetos de estudio peculiares y complejos, de la historia del arte, del pensamiento y del lenguaje en

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Colombia y poder extraer en lo posible un número amplio de cualidades y explicaciones. En este caso, el valor de las representaciones y reflexiones sobre los eventos reseñados en la fiesta actual, parecen referirse a la posibilidad de efectuar aunque sea un rodeo, que permita discriminar algunos aspectos, que hacen referencia a situaciones sociales y culturales más allá de los posibles análisis formales o las analogías estéticas, lugar en el cual se inician por obligación los estudios. Es necesario ampliar la perspectiva y buscar la articulación y los posibles procesos de estos trazos (representaciones rupestres) en un espacio más universal, como un lenguaje, es decir como un sistema intelectual de elementos, que remiten al pensamiento a y desde el origen vinculan las representaciones con las actividades sociales y con un número estructurado y complejo de prácticas y procesos. No son simples dibujos ni adornos, como los motivos usados en las artesanías actuales. Con la desarticulación del mundo cultural y con el olvido de los idiomas, no quedan sino unos pocos recursos, para darle sentido y función a las representaciones rupestres presentes en la provincia de Sogamoso e intentar ver hasta dónde algunas prácticas se configuran y ensamblan. El propósito es entender que se trata de un pensamiento todavía no tematizado por las investigaciones tradicionales y que pretende establecer vínculos entre los motivos rupestres y algunas actividades sociales actuales, que se pueden registrar en diversas fuentes, y que también pueden ser documentadas en sus transformaciones en las actuales fiestas campesinas. No es suficiente con decir que las zonas rupestres y las pictografías son sitios sagrados, pues en el registro de los trazos tan sólo es posible ver el nivel de simplificación de los elementos, y con ello no es viable inducir ni religiones, ni sitios rituales de modo convencional, vinculados a dioses. Sin duda son lugares importantes dentro de las etnias, que en distintos momentos del poblamiento incluyeron tales motivos y generaron una composición estética compleja, con un sistema ajustado de técnicas y de una selección de los lugares. Estas representaciones corresponden, sin duda a actividades sociales y a celebraciones no suficientemente conocidas, que deberán ser interpretadas desde los lenguajes puestos y frente a sus estructuras formales. Lo intereSantuario en Pedregal Bajo. Fundación Piedra Alta

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sante está en que quedaron ciertas evidencias y el registro arqueológico sistemático debe intentar reconstruir con los elementos actuales incrustados en una celebración, algunas posibilidades para imaginar, es decir construir una posible estructura de la fiesta precolombiana. El propósito es describir procesar y usar la información que las comunidades actuales pudieran tener sobre las culturas del altiplano, dentro de las cuales se privilegia la zona donde habitó la cultura Muisca en el período que llegaron los conquistadores. Es interesante imaginar que otras formas culturales en otras áreas también hubieran prolongado algunos de sus conocimientos y estructuras simbólicas en los campesinos actuales. Una tradición desinteresada en estos temas es la que ha generado la idea que no es importante dedicar esfuerzo a entender dichas dinámicas culturales. Sin embargo, los profesionales y hombres de universidad aún viven con intensidad elementos derivados de la cultura colonial y muy seguramente de raíces indígenas. El supuesto es que existen prolongaciones de estas estructuras estéticas en el presente y que cada familia, cada persona fue educada con estos elementos o por lo menos con algunos y estos se superponen a la educación formal. Antes que imaginar la independencia entre las costumbres actuales y el mundo ritual y social precolombino, se supone la relación y la permanencia de algunos elementos arcaicos. Es imposible esquivar la imaginada conexión que articula los cuentos todavía presentes en la memoria de los habitantes relativos a las piedras, a su carácter sagrado, al miedo que produce pasar por el lugar, al conjunto de imágenes, que sin duda con transformaciones, pudo tener el lugar. Hoy se hacen esfuerzos por encontrar razones de por qué los campesinos no viven la geografía académica, sino otras cualidades que son un conjunto de permisos y prohibiciones, dentro de las cuales algunas provienen muy seguramente de la imaginería colonial, pero Alcaldía del Municipio de Sogamoso

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otras de las tradiciones y experiencias de las vivencias campesinas más antiguas del período precolombino. Son muchos los supuestos que aquí se deben asumir, los cuales se incorporan expresamente. El primer lugar suponer que algunas cualidades se han prolongado, es decir que las comunidades actuales puedan poseer algún fragmento de la estructura precolombina es un supuesto imposible de esquivar. Si se hiciera así se acabaría el ejercicio académico, que aquí se propone. Es supuesta aquí también la representación rupestre como un lenguaje, como un pensamiento y no como un resultado utilitario, posibilidad que obliga a construir dentro de los motivos rupestres, estructuras intelectuales, sistemas complejos de pensamiento donde se recuerdan las nociones, que pudieron tener estos lenguajes y sus vínculos con actividades sociales, dentro de las cuales estarían aquellas, que generan vínculos y unidad social, con prácticas de cohesión. Así como existe un arte mobiliar con tradición rupestre, es supuesto aquí el sentido estético (percepción actual) con tradición rupestre, muy antigua, que podrá vincular a diversos períodos del poblamiento, pero en especial al grupo humano que encontraron los españoles en el período de la Conquista y Colonia. El segundo supuesto es que los habitantes Muiscas que fueron encontrados en la Conquista (se debe suponer que estas etnias de la familia lingüística Chibcha) sean directamente los responsables de la mayoría de estas obras, de estos lenguajes rupestres o por lo menos que las heredaron como síntesis de diversos grupos, que pasaron por el territorio y que se habían estabilizado en un conjunto de actividades, que pudieron camuflarse y que sobrevivieron hasta nuestros días, con un tipo peculiar de celebraciones, de reuniones sociales que producían y reproducían la vida familiar y el fundamento y práctica de ciertos elementos, que les unían como grupo, actividades que garantizaban la continuidad del mundo económico. Así, lo estético y los sistemas de representación dejan de ser simples elementos excéntricos, y ornamentales en el sentido tradicional y son vistos como lenguajes, que se organizan dentro del proceso de la vida y su producción y reproducción. Aún con la referencia de los conquistadores, quienes decían que los indígenas no respondían a estos lenguajes ( pinturas y grabados rupestres), se intenta imaginar que Fundación Piedra Alta

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durante cientos de años se fue determinando aun más la estabilidad de ciertas formas de percepción, las cuales están presentes en las ahora costumbres exóticas de los campesinos y obreros. La formulación poco a poco conduce a imaginar el posible vínculo entre las representaciones existentes (La Custodia), es decir a algunos de los motivos y sus vínculos con actividades sociales, que hoy se realizan en una nueva dirección de conexiones inadvertidas. Desarticulados sus orígenes más concretos, quedan aún en la zona la posibilidad de reconstruir con fragmentos, lo que pudo ser la fiesta indígena y su razón cultural.

Propósito Documentar, registrar por medios técnicos los conocimientos y las prácticas de los campesinos del altiplano Cundiboyacense (fase 1) y observar en estos las posibles rutas para transformar estas costumbres valoradas como caprichosas en formas culturales comprensibles. Este es el proceso de trabajo que debe permitir crear nuevas formas de tematización y de reflexión de la cultura campesina en relación a los legados precolombinos desconocidos objetivamente. Es indispensable enfocar los objetos de la cultura de otra manera y tener a la mano diversas cualidades esto es, descripciones precisas, de diversas fuentes. Todo ello para intentar establecer el camino de reconstrucción de las transformaciones de esta estética, en el presente, cuando se observen posibilidades. Las elaboraciones intelectuales el mundo social, las actividades de la comunidad y sobre algunos elementos divulgados serán puestos en una forma critica para evaluar hasta donde estas etnias tenían adoración por los elementos naturales tales como la luna, el sol, sobre el arco iris, sobre la cosecha, sus enfermedades, o si muy al contrario existían elaboraciones mucho mas llenas de cualidades que la ingenua percepción inmediata de los elementos naturales. Investigaciones futuras con nuevos enfoques permiten aproximarse a la percepción y al saber campesino y popular, para desarrollar alternativas de trabajo hacia el futuro y muy seguramente relativizar incluso estas supuestas realidades atribuidas a los indígenas, cuando se les asigna como adoradores de dioses.

Historia Conocer lo campesino y lo indígena significa estudiar sus representaciones, pensamientos, intuiciones y reacciones. Estas formas culturales, se hacen accesibles por medio de sus cuentos, de sus coplas tradicionales, de sus leyendas y miedos y sobre todo de sus comportamientos en las actividades del trabajo y la vida social. Todo ello absolutamente articulado con las estrategias humanas para producir y reproducir la vida, y con ello, la continuidad de su mundo social y de las elaboraciones intelectuales que le fundamentan. Tomar en serio la cultura campesina, significa estudiar todas sus dimensiones. La investigación siempre debe estar atenta a aquello que se supone no relevante, no discriminado, no significativo. Cualquier acto por caprichoso que parezca, debe ser configurado como objeto de investigación. Tomar igualmente en serio el arte rupestre es intentar ver hasta dónde allí, en estos motivos están representadas de modo simple el mundo de estas culturas en su más sintético fundamento. Alcaldía del Municipio de Sogamoso

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Los nombres de las cosas, de los sitios, los miedos con respecto a este o aquel lugar, las formas de expresar lo importante, los odios y prevenciones con respecto a sus comportamientos y a los ajenos, los gustos y las reiteraciones sobre ciertas formas usadas en sus viviendas, deben estudiarse como formas no simplemente irracionales, sino como estructuras de pensamiento distinto, con sistemas de objetividad y subjetividad construidas con otros horizontes, que han sobrevivido de una manera inexplicable, pero que muestran que existe un fundamento “distinto” estable, que permite que estos saberes y prácticas continúen perpetuándose, camuflados con lo moderno, pero en fin de cuentas, incrustados en la realidad como pensamientos y acciones. Con las pocas y variadas expediciones realizadas desde 1970 para documentar el Arte Rupestre, se han podido seleccionar algunos temas y líneas de trabajo e investigación del mundo espiritual de los habitantes del altiplano. Cada vereda, conserva de una forma impresionante algunos fragmentos del texto completo de una práctica de diversidad de lenguajes, de historias o de una prohibición. En este proceso, por ejemplo se han reconstruido distintas versiones de la tradición del MOJAN que se suponía solamente existía en las zonas de tierra caliente y más precisamente en el río Magdalena. Y sin embargo, parece que deberá buscarse en el altiplano, pues es allí donde se origina su poder y dominio. Resulta curioso que los campesinos cuentan que en las casas para espantar el Mohán, es necesario tener una guitarra, aunque el dueño no la sepa tocar. Basta con mover las cuerdas para que el Mohán se aleje. Así la labor delicada de reconstrucción de este rompecabezas cultural se realiza actualmente y la propuesta que aquí se esboza, pretende determinar aún más estas relaciones. Lo más importante es quizás encontrar proyecciones temáticas de estas tradiciones en el altiplano Venezolano y en algunos departamentos de Colombia, sobre los cuales se supone no existía ninguna relación con las culturas del altiplano.

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En diversas veredas y municipios, se viven todavía estas formas de pensamiento. Quien desprevenidamente estudia la historia de Colombia piensa que estas tradiciones están en los libros como recuerdos de cómo vivían los indígenas. Lo sorprendente es que todavía buena parte de estas formas de pensamiento se encuentran en los espacios rurales en el lenguaje de los dichos, de las coplas, de las tradiciones de los temas y formas de expresar las canciones, con trasfondos camuflados de la vida sexual. El uso ritual de la sal, los futes, el taque, los miedos y misterios de la laguna, los tunjos que se bajaron ayer, las comidas que todavía se preparan, al lado de los poderes de la luna, del sol, del arco Iris, y la niña que se la llevó el Mohán, componen entre otras formas de pensamiento y como es obvio, acciones que perviven en las comunidades. Pero no sólo en el campo, sino que se encuentran aún en los centros urbanos, incluso entre profesionales, que en apariencia no deberían estar en la intimidad de los miedos de nuestros habitantes campesinos. pero no se trata como ya se advirtió de una percepción primitiva y elemental. Muy al contrario es necesario reconocer que allí hay elaboraciones intelectuales llenas de cualidades y de nexos, que vinculan diversos aspectos de la vida social y de la experiencia sin dudad de haber vivido en el territorio por cientos de años. ¿Cuántas actividades sociales se prolongaron en la dinámica de los ciudadanos y cuáles celebraciones, encontraron los intersticios de las culturas indígenas en la “civilización colonial” para prolongar algunos elementos, que ahora parecerían cristianos y católicos? Algunas fiestas de supuesto contenido católico, son realmente formas antiguas de tradición indígena, que se hicieron sincréticas y que continúan celebrando a los antiguos temas ahora desarticulados de su fundamento, ahora desdibujados en sus estratos originarios. Esta sería la tesis de este texto. Ahora es necesario mostrar algunas evidencias y pensar algunas conexiones.

La Fiesta de Pascual Bailón Cierta bibliografía general permite tener alguna información sobre algunos aspectos de la vida del personaje que origina la fiesta. También es posible reconstruir de manera general el vínculo de esta celebración con la influencia de las comunidades franciscanas en el territorio y enterarse de su labor de adoctrinamiento y en los vínculos, que establecieron con los campesinos de diferentes áreas del continente americano. Los Franciscanos en su labor de adoctrinamiento fueron realmente laxos, tal y como sucedió en otros territorios de las colonias españolas desde el siglo XVI, como en la recién fundada población de Santamaría la Antigua del Darién en 1510. En 1548 se organiza esta comunidad en Santafé de Bogotá (Custodia de San Juan Bautista) y desde esta época se ha venido repartiendo en diversas provincias para la evangelización, que sin duda tiene algunas diferencias con las otras comunidades religiosas (1) que también recibieron el encargo de adoctrinar a los indígenas. Fray Luis Carlos Mantilla (2) historiador de la comunidad franciscana ha venido ocupándose en la historia de la comunidad y con sus formulaciones, se podrán agregar nuevos elementos al tipo peculiar de relaciones, que estos frailes establecían con las comunidades indígenas. Y ¿qué clase de arraigos generaron en la historia de la religiosidad Alcaldía del Municipio de Sogamoso

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popular, dentro de las cuales las más conocidas son la novena de Navidad y la novena de Pascual Bailón o la del “amor a la Custodia”, el “santo de las cosas perdidas”?. Francisco de Asís y Clara de Asís generaron un tipo muy particular de comunidad religiosa, en donde dentro de las tradiciones, se cita el milagro de la custodia del convento de Asís, cuando Santa Clara enfrentó a los musulmanes invasores. Así que no era nada inusual que existiera una cierta manera de acentuar la doctrina franciscana y fuera este un elemento básico (custodia) para la evangelización, ligado al momento de la eucaristía y con ello, a los símbolos del cáliz o la custodia, aspectos que serán introducidos en América y en las zonas populares y campesinas con los pobres y menesterosos, desprotegidos, que sufrían las duras condiciones del manejo colonial. No deja de ser interesante el proceso, en el cual los campesinos indígenas vieran una excelente ocasión de sentir respeto y amistad por la compasión de los franciscanos, y generaran toda clase, de grados de elaboración y de vínculos con las propuestas de esta comunidad. Tal fue la curiosa y extraña relación entre los franciscanos, los encomenderos y los caciques del valle, que los caciques indígenas de Monguí y Sogamoso prepararon una visita a España (1557 o 58) y a su regreso trajeron unos cuadros de la Virgen y un San Martín de Tours, según la reseña que hace Carlos Roberto Barrios Pbro. de Monguí en el año 2011. Todos estos aspectos aquí descritos del manejo teórico doctrinario y de las costumbres franciscanas, no podían dejar de producir conflictos y contradicciones con las otras comunidades religiosas en el período colonial, realmente radicales e intransigentes. Disputas entre franciscanos y jesuitas frente a dominicos y agustinos. Pero los vínculos entre la comunidad franciscana y los indígenas parecen haber no sólo hecho acuerdos, sino tener un cierto manejo de discreciones, y complicidades, de ajustes para evitar que cada cual pudiera ser juzgado por incumplir las reglas de la evangelización. Fundación Piedra Alta

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Así la fiesta es religiosa, pero en ella no participan al aparecer los clérigos de la comunidad y se advierte que intencionalmente fueron dejados los campesinos indígenas con cierta autonomía para manejar sus nociones frente a lo que se representaban de la custodia, la religiosidad y con ello, llevados al camino de la evangelización y adoctrinamiento del catolicismo, con la eucaristía, a pesar de que internamente tuvieran otras nociones y representaciones, vinculadas si duda a aquellas que tenían antes de la llegada de los españoles. Con el tiempo, imaginamos, la comunidad franciscana, podría modelar sus actividades y conductas y organizar los grupos sociales, hasta que estos muy seguramente irían al templo cristiano a celebrar la eucaristía, según los parámetros exigidos por la iglesia católica. Muy seguramente la fiesta se hacia con instrumentos autóctonos y poco a poco el tiple y la guitarra fueron remplazándolos con la consecuencia de modelar nuevas funciones, que llevaban a los campesinos a escoger como normales, instrumentos extraños, al lado de algunos muy antiguos (raspa y maraca y objetos de percusión). Y así poco a poco se fue transformando una ceremonia indígena en una celebración campesina, con apariencia colonial. Tampoco los cronistas tienen una versión homogénea aún con los controles de censura de las comunidades y del manejo del pontificado y de los soberanos españoles y sus agentes de amonestación. Aún así los cronistas tienen algunas variaciones en sus enfoques y Aguado y fray Pedro Simón incluyen temas y aspectos que otros no enfatizan, precisamente por ser franciscanos. Estos dos cronistas corresponden a la perspectiva y al pensamiento de las comunidades franciscanas y es por ello, ponen en sus textos la defensa de Tundama en relación al maltrato y los impuestos, aspecto que no sería imaginable en los materiales escritos de otras comunidades, que aceptaban las reglas y procesos de los encomenderos.

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Bajo este ambiente y esta temperatura de acuerdos, muy seguramente con los franciscanos en un período relativamente corto, los jefes de las comunidades Muiscas enseñaron y mostraron algunas de sus tradiciones orales y ceremoniales y por ello, muchos elementos pudieron prolongarse con diversas transformaciones hasta el presente en la fiesta de San Pascual Bailón, en donde se permiten diversos elementos, que muy seguramente fueron los ambientes de una reunión, que no parecería problemática (herética) a los ojos de los curas franciscanos bastante permisivos. Estas fiestas probablemente duraban por lo menos una o dos semanas con la presencia de diversos grupos, que viajaban desde otras provincias, incluso lejanas y cuyos desarrollos hacían que los asistentes dejaran de dormir y se dedicaran a bailar y a beber frente al fuego, con el sonido de maracas y caracoles e instrumentos de percusión, y sin duda con flautas o gaitas, algunos instrumentos que todavía existen en los grupos musicales actuales de campesinos e indígenas. Muy seguramente se disfrazaban, y presentaban escenas que recreaban el mundo y sus fundamentos, pero esencialmente el valor de la celebración de la reunión misma. Bastará ahora con buscar en otro momento si existen algunas descripciones de fiestas en la crónica y poder extarer nuevos elementos. Resulta interesante relacionar estas celebraciones y las representaciones rupestres. Se reunían en un sitio privado a la distancia de los pueblos coloniales y con ello, con total independencia leían ahora la novena de los franciscanos, con el respeto a los reyes y príncipes de España, pero sin el control de ningún miembro de la comunidad religiosa, asunto que aún hoy se establece como regla de la fiesta. ¿Por qué no resultaba peligroso, ni siquiera problemático para los franciscanos dejar que los campesinos hicieran una fiesta en este curioso sentido?, cuando parecía que era una prolongación de prácticas muy distantes de las enseñanzas del evangelio. ¿Qué vínculo pensaron los religiosos católicos podría haber entre esta celebración con sus doctrinas? Igualmente, ¿cómo podrían haberse hecho análogos aunque fuera en el aspecto formal la celebración indígena y el interés por la fiesta de la custodia y la eucaristía? Hoy sabemos que los franciscanos estratégicamente solicitaron incluir en las celebraciones al santo de los pobres, al lego y con ello la comunidad franciscana ajustaba su iniciativa a las celebraciones antiguas e influía en su transformación paulatina. También se ha podido constatar que en toda América donde estuvieron los franciscanos existe fiesta de San Pascual Bailón, pero cada comunidad ha hecho una versión distinta (Méjico, Guatemala, Venezuela), con lo cual parecería que había la libertad de producir una adaptación, facilitando así el objetivo central, cual es el de que se reuniera la comunidad, que estaba satisfecha de poder continuar con lo habitual y negociar algunos cambios y aparecer como conversos. Al parecer la formula era precisamente evitar que se disgregara la gente o que simplemente fuera forzada. La estrategia era ir cambiando poco a poco los diversos elementos hasta llevarlos, con la paciencia franciscana a virar en distintas etapas, el sentido antiguo e ir adquiriendo la necesidad de la religión cristiana y en vínculo con la eucaristía. Nada dice del período anterior como una religión primitiva o indígena. No es posible saberlo. Si así hubiera sido, seria aún más problemático para la comunidad franciscana aceptar la reunión e impulsarla.

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Más bien parece haber sido una reunión social acordada para celebrar el tiempo de la abundancia y la necesidad de compartir en comunidad y muy posiblemente de organizar los jóvenes y que ellos generaran vínculos diversos: cohesión social. .Cualquiera que no haya asistido a la fiesta actual se imagina algo de júbilo y lleno de manifestaciones de alegría, donde la gente baila y ríe. Pues nada más lejos de esta imagen sucede allí. Se trata de una reunión, si se quiere bastante extraña, donde los asistentes están serios y no conversan en el lugar del baile, en el sitio donde esta el altar. Por fuera del lugar de la ceremonia es posible conversar pero deben hacerlo sin hacer sin levantar la voz e interrumpir a quienes están allí en las cercanías del altar.

El Arte rupestre de la región y la fiesta de Pascual Bailón -las pinturas de Mongua y de SogamosoEn 1995 el profesor Alcides Guerrero dio información sobre el mural de Mongua. Ya desde 1990 el equipo de GIPRI tenía conocimiento de este sitio, pues con el reporte de un estudiante en la Universidad Nacional en el curso de arte rupestre se tenía noticia de unas pinturas, donde aparecían unos venados pintados en rojo. Es una pared rocosa de 20 metros por 2,5 metros de altura en la que aparecen además de los venados ya descritos un conjunto de representaciones que parecerían comportarse como una escena de pastoreo. Esta fue la primera versión que se publicó en la revista Rupestre o Arte Rupestre en Colombia de 1995. Además de las representaciones humanas allí plasmadas (antropomorfo con una media luna en la cabeza y dos figuras humanas, que parecen estar cazando o empujando con la voz a los venados, se encuentran representaciones de cabezas triangulares radiadas extraordinariamente análogas a aquellas que ya han sido descritas en la vereda Pedregal de Sogamoso (Las custodias) y en otras zonas del altiplano en pinturas y grabados. Si es posible relacionar estas formas de custodias o cálices de la zona de Sogamoso con la fiesta de Pascual Bailón, también es posible imaginar que allí en Mongua existía un mural que sin duda

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estaría mostrando aún más elementos y conexiones de temas, que indicarían la presencia de animales, moluscos y otros cuadrúpedos, incluso aves que están allí en la composición de los motivos centrales, repetidos no menos de 6 o 7 veces. La pregunta es si es esta una primera evidencia del arraigo de la ceremonia, que debió originar diversas prácticas, muy seguramente relacionadas con la etapa de cosecha, donde se invitaba a un número amplio de grupos y allí se originaban los nexos de familias y con ello, la prolongación de relaciones culturales y sin duda comerciales. Es en esta ocasión donde no se ahorra en comida y en bebida, incluso en el consumo de animales como el venado, que se le ha descrito como de consumo exclusivo de los caciques. Tanto en la roca del pedregal en Sogamoso como en la Roca de Santo Domingo, en Mongua hay el espacio suficiente para hacer una masiva reunión, un convite de la comunidad y mejorar con la celebración los vínculos económicos sociales y comerciales. La calidad de los trazos de las representaciones del mural de Mongua parece indicar una especial técnica de pintura que allí precisamente muestra sus más altos niveles de refinamiento. Las características extraordinarias de las pinturas presentes en la roca de Mongua requieren alguna explicación adicional. En primer lugar, el conjunto de motivos es realmente variado, y parecería estar mostrando una composición compleja de elementos, que guardan entre si alguna relación aun no suficientemente aclarada. Es sin exageración uno de los murales en los

Detalle de una parte el mural de l yacimiento de Mongua, Boyacá.

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Potrero frente a la roca de “La Roca del Sol “ o de “La Custodia”. Es posible que en períodos prehispánicos se realizar allí reuniones sociales y fiestas . Se debería investigar más profundamente la posible relación entre Pascual Bailón y las festividades precolombinas.

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cuales es posible identificar animales y objetos, al lado de algunas formas, motivos sintéticos y convencionales. Sin embargo, los personajes del costado derecho, como una buena parte de los motivos se han producido con técnicas muy refinadas de elaboración, que requieren de ciertas capacidades técnicas y destrezas. Las pinturas en general en la totalidad del mural fueron efectuadas con instrumentos finos y su elaboración requiere de un cierto grado de refinamiento en el manejo y en la densidad del pigmento. Estas condiciones de manofactura hacen que por el calibre del trazo el pintor tenga la posibilidad de representar más detalles y variaciones, incluso de las representaciones convencionales, que serían muy complicadas con la pintura dactilar. Las cabezas triangulares enfrentadas por los vértices (especies de cálices) tienen en todos los casos formas radiales, que hacen imaginar motivos reiterados intencionalmente, que corresponden a aquellos que precisamente se encuentran en las rocas de las Custodias en la vereda de pedregal en el municipio de Sogamoso. Este tipo de representaciones constituyen una de las figuras más comunes, que se reiteran en amplias regiones, pero que no tienen tanta variedad y detalle como las que aparecen en el mural de Mongua. Incluso las representaciones del Pedregal resultan convencionales y simples, mientras las variaciones y detalles de los motivos cabeza triangular enfrentadas por los vértices, muestran toda clase de elementos que a primera vista parecerían adornos, pero muy seguramente constituían informaciones que diferenciaban las simples, figuras con pigmento relleno en su totalidad, en una gama amplia de variaciones. ¿Hasta dónde lo que se describe en el mural de la roca de Mongua, tiene relación con las celebraciones indígenas y hasta dónde en la roca aparecen los objetos y circunstancias que se vivieron en una fiesta a la abundancia, allí donde se reunía la comunidad, con toda clase de comidas y bebidas?.

La Fiesta actual Meses antes la comunidad se informa de la fiesta pues diversos miembros de la familia interesada en organizar la celebración salen a decir cuál es el día y el mes. El propósito no sólo es invitar a la comunidad cercana, sino generar toda la solidaridad con una reunión de respeto, que requiere normalmente del apoyo de la comunidad y no importa de donde vengan. No siempre se usan cintas y carritos de trasporte del agua, sino que eventualmente se circula una caja pequeña de madera, con la imagen de San Pascual Bailón, organizado con un vidrio protector, donde se depositan monedas o billetes y que configuran parte del dinero que se usará en los gastos de la comida, de los músicos, y del conjunto amplio de bebidas. Lo que resulta más complejo es que cualquier familia aparentemente puede hacer la Manda (Voto o promesa al santo) y poner en marcha las estrategias para distraer fondos propios y solicitar colaboración en la comunidad, aspecto último que podrá garantizar fundamentalmente que la fiesta lleve realmente a una multitud de diferentes áreas de la provincia y así se recibe al que quiera ir sin excepción. Simultáneamente pueden haber distintas reuniones al santo en las veredas y en todas ellas, se tienen un conjunto común de normas dentro de la celebración, de cualidades que cumplir, dentro de las cuales una central es la devoción y el respeto, bajo la conciencia que todo lo que se le pida al santo lo concede. Como se trata de una novena, durante los primeros ocho días los dueños de la manda rezan Alcaldía del Municipio de Sogamoso

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la novena y con toda la devoción piden secretamente lo que cada uno quiere o lo que esencialmente espera obtener el dueño de casa. Muy seguramente en el proceso de un mes antes, se inician los preparativos y la organización del lugar, lo cual quiere decir fabricar los espacios (carpas, toldos, enramadas) donde estarán no menos de 100 personas y esto requiere de préstamos diversos de objetos en los amigos de la comunidad vecina y algunas inversiones de trabajo. Muy seguramente, tendrán que estar encargados con anticipación quienes organizan el altar mismo como centro objetivo de la ceremonia, que normalmente prestan en la comunidad además del santo, otros miembros del santoral antiguos en lo posible y de mérito en la vereda. El altar realmente es bien vistoso ahora y se sabe por las referencias de los viejos, que en el pasado era adornado con flores, (rosas y azucenas) musgos y alambres y actualmente con cintas de colores compradas en los almacenes de la población, normalmente de Sogamoso. Las flores sin embargo, se conservan y curiosamente muchas de ellas se ponen en el piso, frente al altar, y en cuyo centro esta una vela, que muestra con las vibraciones del pabilo en la llama, si el santo llegó o no a la fiesta. Esto explica por qué en algunas de estas reuniones se designa a una persona que cuida que no se vaya a apagar ninguna de las velas y cirios y esta asignación produce mucha curiosidad. Las antiguas flores que adornaban el altar tan sólo hace unos veinte años probablemente tenían los colores que hacían alusión a algunos de los atributos del santo. Las flores puestas en el piso tienen figuras, que parecerían recordar algunas de las formas presentes en las representaciones rupestres del altiplano, fundamentalmente de aquellos motivos de triángulos enfrentados por uno de los vértices y radiados. No se sabe si algunas flores en especial eran las más tradicionales o si es indiferente, pero lo que se sospecha es que tendrán que ser de plantas especificas con propiedades conocidas. Es posible imaginar que sean de

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ciertas características y convenciones. Las que se pudieron observar en 1996 tenían pétalos de rosas. Cada objeto allí puesto en el altar cumple una función dentro de la ceremonia y es usado para cada etapa de la novena en el último día. Es muy posible que las flores hayan venido cambiando en los últimos años, cuando al comienzo y en la época colonial podrían ser monte como dicen los campesinos. Mientras todo esto sucede en el centro de la reunión, en la periferia, es decir en el potrero y en la cocina se empiezan a organizar las comidas diversas, que se ofrecerán a los invitados, bajo la condición curiosa de que no hay excepción para ninguno y cada cual comerá en exceso, los diferentes alimentos que se comienzan a repartir desde el mismo momento en que la gente comienza a llegar el día sábado en la tarde muy cerca de la noche. La reunión se inicia cuando quienes hacen la manda llaman a los angelitos. Dos niños que se ponen frente al altar muy bien vestidos de angelitos y con la seriedad que requiere la ocasión, a pesar de ser muy jóvenes. Con ellos se inicia la ceremonia y la lectura del día nueve, o sea lectura oficial del texto antiguo. Los vestidos de los niños parecen estar cambiando en los últimos años, pues ya existe un grupo encargado de hacer la ceremonia y de decidir que deberá hacerse, como un protocolo, que es encargado a una persona devota de una cofradía al santo y conocedora del modo como deberá hacerse la reunión. Así que esta persona finalmente conoce el texto y marca los tiempos exactos de cada una de las fases de la novena del último día. Al parecer también decide sobre el vestido de los niños, las alas de ángeles y las coronas, tanto para la niña (redonda) como para el niño (con pico), con dibujos en rojo, que adornan las coronas, que recuerdan algunos motivos rupestres muy antiguos, que eventualmente estaban también en el vestido. Es posible imaginar que hay aquí dos temas. Los niños como ángeles, que son típicas representaciones, que acompañan al santo, en sus vínculos celestiales y la posibilidad de estar simultáneamente representando la pureza y nobleza de los Reyes de España, que muy probablemente permitían sin duda establecer una sumisión en el cielo y en la tierra simultáneamente. Con el cambio de los vestidos y con el manejo que dan ahora los devotos que organizan, ha empezado a perderse la variedad que debió existir hace algunos años y algunos de los dibujos del Alcaldía del Municipio de Sogamoso

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piso y de las coronas y vestidos han venido cambiando según las informaciones de Jorge Ferney Cubides. Incluso en el último San Pascual estaban incorporados dos grupos musicales que se alternaban, un parlante con micrófono para el jefe de ceremonia y luces de navidad que producían destellos diversos con las cintas de colores que cambiaban según la luminosidad y destello de estas, que son casi metálicas y reflectivas. Lo que sí es importante, es que los niños deben tener nociones claras de los tiempos y de las actividades y por ello, alguien durante semanas deben ensayar el modo como deberían comportarse y las frases -algunas extensas-, que tienen que decir y aprender cómo deben bailar y no reírse nunca. Después de leer el texto de la novena, unos músicos con tiple, guitarra, raspa y maracas inician la música que deberán bailar los angelitos y al terminar un ciclo, lo niños se inclinan y recogen las flores y las botan al altar gritando “…a Pascual Bailón por su soberanía!!...” Esto que hacen los niños de manera ordenada, lo continúan haciendo todos aquellos que vienen al baile y no hay ninguna disculpa al estar allí, para no bailar frente al altar. Se inicia con los que han hecho la Manda o solicitud de ayuda, pedida al santo. Se arrodillan frente al altar, rezan algo y piden algo. Resulta bien interesante que no se sepa que es exactamente lo que piden. Pero Pascual Bailón es santo de las “cosas perdidas”. Todos sin excepción bailan frente al santo sin darle la espalda y sólo se escucha música de cuerda y percusión. Ninguna de las piezas musicales es cantada. Tan sólo es instrumental. Estos son sin duda otros elementos que producen mucha curiosidad, pues lo que se pide no es público, sino privado y aunque se toquen bambucos, guabinas e incluso música llanera nadie se atrevería a cantar (Jorge Ferney Cubides). El respeto y la devoción hace que las personas que están en el cuarto central de la ceremonia, se vea contrastada sin duda, con aquello que sucede en el exterior, donde se come, se bebe y se conversa. En un anillo más amplio a cierta distancia de la casa, los jóvenes juegan en la oscuridad y rehacen sus amistades o inician algunas nuevas, aspecto que parece tener que ver con la fiesta original. Curiosamente en forma eventual las hermanas o madres de los niños también los pasan al baile y participan Fundación Piedra Alta

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de la ceremonia, sin distinción ninguna y sin mostrar novedad. El baile ahora se hace en dos días en la zona de estudio. Por referencias a la zona de Casanare al parecer dura 8 días y más. Lo descrito anteriormente corresponde a un primer bloque donde se espera que baile la totalidad de los asistentes. Así que normalmente puede comenzar a las 7 pm del sábado y podrá terminar a las 2 o tres o más de la madrugada según la nutrida asistencia. Nuevamente se hace una segunda sesión en la madrugada a las 4 am. Aparentemente la comida que acompaña el festejo cambia ahora a una nutrida sopa, que deberá ser descrita con detalle. Nuevamente los angelitos repiten su acto público y con ellos continúan los devotos bailando enfrente del santo. Cada hombre según la costumbre escoge para bailar tres o cuatro mujeres del conjunto de asistentes y con ellas baila una por una. No es nada improbable que dependiendo del tiempo, que la mujer demora con el joven o adulto se podría asumir que ella relativamente está interesada. Si no es así, el hombre indica al público otra mujer escogida y termina cuando cumple con las personas a que tiene derecho. Esto resulta bien curioso pues no es comprensible el modo como se hace el baile y la escogencia. Parecería que fuera diseñado expresamente para personas que piden, pero que piden la aprobación del santo y podrían ser precisamente solicitudes de escoger la pareja y el evento será una ceremonia muy seria de encuentro de parejas. Nada de raro que aquí se esté prefigurando en la zona de Sogamoso, cuya riqueza está probada en los registros arqueológicos y en los estudios medioambientales un cierto y particular interés por agregar a la comunidad gente de otras regiones, con los cuales se establecerían nuevos saberes y relaciones comerciales y familiares. Al medio día vuelve a reanudarse la fiesta cuando los invitados han establecido conversaciones mientras comen y beben, que es el ambiente normal de convivencia de la reunión, en forma abundante. Imaginamos que allí además se intercambiaban productos y objetos elaborados en el período precolombino. Bastara con determinar si en el potrero plano de la Custodia en el municipio de Sogamoso se encuentran evidencias de losa y de objetos diversos, para constatar que en este sitio podrían estar reunidos 500 personas o más en el período colonial, ceremonia que terminó por ser privada de alguna manera y se reservaron estas fiestas a las casas, cuando los chiquyes o chiquis perdieron definitivamente el poder de convocatoria y ahora lo hace el dueño de casa.

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Esta sería la tercera sesión que se hace y se repiten todos los aspectos ya descritos en la primera y segunda. Probablemente podrían haber diferencias en algún período histórico y luego estas distinciones desaparecieron. Otra opción es que el que observa aún el evento no alcanza a percibir las diferencias. Pero en principio se podría decir que las tres sesiones parecen exactamente iguales con la diferencia de la hora y posiblemente el orden de quienes bailan y de la comida que se sirve. No hay aún ninguna explicación que permita entender porque son tres sesiones de baile, que se organizan en la ceremonia total. Si antes eran más de tres días, incluso cinco o seis, sería interesante averiguar si igualmente se hacían dos o tres ciclos de baile en cualquiera de los días. Lo que genera más curiosidad es por qué se repiten…aspecto que tampoco parece ser muy cercano a la liturgia. Toda la mañana se ha venido alistando la carne a la llanera y más de cinco personas se organizan para que ya en la tarde al final del baile, se reparta la comida final, con carne de no menos de 50 arrobas, que claro deberá tener papas, ensalada y ají. Suponemos que también en este aspecto debieron variarse con el tiempo los alimentos y muy posiblemente en el pasado, podría ser de venado y animales de monte, como suelen decir algunos campesinos. También en relación a los tubérculos podrían ser sin duda las variedades de estos productos, incluyendo muy seguramente frutas, además de la chicha, que aún se reparte de manera copiosa. No se puede olvidar que se encarga a una persona con tradición en la preparación exacta de cada uno de los alimentos con las normas y el gusto de la zona y para la preparación de la chicha además del maíz algunas plantas y otros ingredientes de la receta secreta de doña Lucia y su marido que diligentemente llevaban días, en la preparación refinada del vino de Maíz, como se decía en antaño.

Las referencias y los temas No es difícil encontrar referencias sobre la fiesta de San Pascual Bailón. Existe un número importante de estas en las comunidades religiosas españolas e incluso la organización de diversas cofradías. Dada las características del Santo la iglesia católica ha considerado a este personaje como el símbolo del congreso eucarístico, lo cual es sorprendente, pues muestra el arraigo de las tradiciones franciscanas, al igual que la novena de la navidad. La presencia de la fiesta de San Pascual Bailón en América es posible detectarla por la presencia de la comunidad franciscana. Sin embargo, no es el objeto de este texto reseñar todas las posibilidades ni tampoco establecer las diferencias con las diversas fiestas de Pascual Bailón en Centroamérica, México y Venezuela, sino el incluir tan sólo una reflexión sobre la fiesta de San Pascual Bailón en el valle Sogamoso y en las provincias de su entorno próximo. Según estas referencias hacen relación fundamentalmente a una fiesta de campesinos y la describen en relación a sus momentos, a la decoración del altar, al tipo de comida que se entregaba a los asistentes y a los días en los cuales se realiza la fiesta. Pero lo central y la devoción a dicho Santo se acentuó sin duda con los logros producidos a los campesinos con las solicitudes, que estos hacían en el pasado colonial y hacen ahora. En el libro de Mitos leyendas y tradiciones y folclor del Lago de Tota de Lilia Montaña de Silva Celis se le incluye como una fiesta popular de carácter religioso. Desde la página 396 Fundación Piedra Alta

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del libro hasta el final del texto. Contiene incluso unas partituras de las piezas ejecutadas durante el baile de San Pascual Bailón. Se trata de un documentos extenso que va hasta la página 428 y que finaliza con lo siguiente: “... hemos relatado detalladamente la fiesta de San Pascual, que, a nuestro modo de ver es una típica pieza folklórica, que reúne algunas tradiciones de sabor autóctono, con la devoción religiosa y la mística cristiana piedad traída desde los tiempos coloniales por los apostólicos hijos del “ pobrecillo de Asis” quienes implantaron, en comarcas tan lejanas de la madre Españas, como la nuestra, la delegación a este medio de pastor y lego de la orden franciscana, San Pascual bailón, de quien se refiere, además, que saltaba y bailaba de gozo en presencia de la sagrada Eucaristía,, como queriendo en esta forma rendir adoración al divino Pastor, presente en el misterio de amor.” “Y es en las comarcas vecinas al lado de Tota, en donde, con mayor frecuencia y con más solera ni el regocijo, durante las noches de sábado se efectúa el ritual que acabamos de referir, tan colmado de remotas reminiscencias y piadosas costumbres.” Es indispensable citar algunos elementos que la autora la doctora Lilia Montaña de Silva Celis presenta en la introducción al libro. Según ella a la llegada de los españoles algunos adoratorios y monumentos indígenas fueron ocultados celosamente por los aborígenes y lo que era público se volvió privado. Los adoratorios, templos y creencias al igual que las ceremonias y su mitología quedaron sepultados bajo la ceniza de los incendios y estos se reservaron según la autora, tan sólo a la narración de algunas historias y sus conocimientos de los fenómenos naturales. Desde entonces el “indio” se hizo hermético y desconfiado. Muchas leyendas quedaron desconocidas, pues el indígena no quiso que ésta estuviera en el mismo lugar del final del templo quemado, como el de Sogamoso. Sin embargo incluye en su formulación del arte indígena: aunque deslucidos por el paso de los años los dibujos enigmáticos que fueron pintados o tallados. El texto de la doctora Lilia Montaña de Silva Celis según la propia autora, es el resultado a través de los años de una ordenada y sistemática investigación, en ella ha encontrado relatos y reminiscencias que salieron de la boca de los ancianos descendientes de los chibchas. Una de ellas corresponde a una versión li-

Margarita Silva M, Aida Abella y María Stela González. Museo Arqueológico de Sogamoso. 2015. Ciclo de conferencias arqueológicasrealizadas en el Museo de Sogamoso. La información de los ponentes al evento fue importante para la presente investigación, ya que el tema central eran los avances en los trabajos arqueológicos del área. Alcaldía del Municipio de Sogamoso

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teraria bastante emocionada de la fiesta de San Pascual Bailón, que incluye en la segunda parte dentro del folklore en la estructura de la obra citada. En un capítulo extenso desarrolla aspectos sobre las fiestas, poesía y finalmente después de presentar algunos temas de tradición oral contemporánea, incluye las cantas al baile de San Pascual Bailón como unas ceremonias cívico religiosas, pues según la autora sus devotos reciben bienes y favores. En las cantas recogidas aparecen algunos elementos muy interesantes que manifiestan sus pensamientos sobre el sentido y función de la fiesta, que consiste en la convivencia y en poder charlar con los vecinos y amigos dentro de una devoción, lo cual tan sólo muestra la fusión de dos proyectos culturales. No es imposible imaginar que en los períodos antes de la llegada de los españoles también fuera una fiesta de reunión masiva, en la cual se preparaban vínculos, se producían relaciones y se organizaban toda clase de acuerdos entre las distintas veredas y provincias. Dentro de las cantas incluidas que son alusivas a la fiesta también es muy interesante observar que la celebración tiene que ver con las bebidas que se ingieren. Se citan las áreas y zonas donde esta fiesta se realiza: el Hato, Toquilla, Monquira, Mortinal, las Cintas, las Canas, Antero y Pedregal. Normalmente se enfatiza el carácter de los campesinos citándolos dentro de la canta como pobres labradores y otros elementos curiosamente permanecen en estas cantas y hacen referencia a la compra del sirio, a la adquisición de un vestido de prenses y lo que es más interesante a la recolección de las florecitas del huerto, compuestas por rositas y azucenas. Y la canta termina con la afirmación en la cual los campesinos sienten que San Pascual Bailón es de todos los sogamoseños. Resulta interesante observar la accesible relación entre los nombres de las veredas y algunos selectos de carácter arqueológico, que se han venido encontrando en diversas temporadas, por diversos grupos y proyectos de investigación. En lo relativo al arte rupestre precisamente en las veredas de Pedregal existen diversas áreas en las cuales se encuentran las rocas pintadas con diversos motivos, pero al parecer uno de ellos, precisamente el del cáliz es el que más ha demandado interés por los campesinos. Además de la noticia de la fiesta del San Pascual Bailón, el historiador Gabriel Camargo Pérez incluye dentro de su investigación precisamente la Piedra de la Custodia o la Piedra del cáliz, sobre la cual existía sin duda una información generalizada, que le permitió al investigador incluir incluso una gráfica en la página 25, donde le describe “con treinta rayos solares, en disposición de calendario, con giro de las sombra y de la luz, durante los treinta días de lunares de cada mes”. Así que según su interpretación se trata de una piedra calendario que seguramente se usaba para mediciones distintas de un período de cosecha. Sin embargo, bien podría ser simplemente una roca con un símbolo conmemorativo y allí, en este sitio, era donde se reunían los campesinos precolombinos desde tiempo inmemorial a realizar festejos diversos, probablemente vinculados precisamente a la necesidad de reunir a la comunidad y establecer entre ellos vínculos diversos, en los cuales muy seguramente se encontraban las nuevas parejas de jóvenes, que constituiría sin duda la unidad de las familias que vivían en estas áreas. La presencia de más de treinta rocas con arte rupestre en el sector de Pedregal, y algunas con custodias de todos los tipos, dos de ellas a una distancia de 100 m permite imaginar que muy posiblemente allí se realizaba reuniones que vinculaba a los indígenas con aspectos muy antiguos.

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Los primeros elementos que se pueden acentuar de estas lecturas permiten reflexionar sobre diversas posibilidades. Resulta muy interesante estudiar el tipo peculiar de vínculos que establecían los padres franciscanos con las comunidades campesinas en el período de la Conquista y la Colonia. Quienes han venido estudiando la historia de los franciscanos en Colombia y con ello, las actividades y relaciones con los indígenas, siempre han considerado importante resaltar el rasgo fundamental de esta comunidad como protectora de los indígenas y de alguna manera complaciente con sus actividades sociales y culturales. A pesar que sobre la época se dio una persecución a los temas demoníacos los franciscanos consideraron que las comunidades indígenas tenían tantos derechos humanos, como los españoles mismos y con ello, se convirtieron en protectores de Indios. Sin adelantar más elementos lo que se sugiere aquí es que con el templo de Monguí y con la presencia de la comunidad franciscana se generaron un conjunto de relaciones que permitían que los campesinos indígenas pudieran hacer sus actividades cotidianas sin recibir la persecución exagerada que si tenían en otros grupos, manejados por otras comunidades religiosas. Basta con mirar con cuidado el tipo de vínculos que pudieron establecer los caciques indígenas con la comunidad franciscana para comprender que, muy posiblemente debieron llegar a diversos acuerdos, dentro los cuales estaba el de la continuación de la fiesta campesino indígena precolombina católica, con algunos elementos religiosos cristianos, lo cual le permitía su continuidad desde el punto de vista de los indígenas, y la labor de evangelización desde el punto de vista de los padres franciscanos. Así algunos de los elementos fueron incluidos dentro de la fiesta, la presencia de Santo San Pascual Bailón, la utilización de una novena, donde se citaba a los reyes y príncipes de España y se le reconocía su poder y el cambio paulatino de los instrumentos indígenas, a la utilización de tiples y guitarras, quedando exclusivamente la raspa y probablemente en alguna época algún objeto de percusión, que fue desapareciendo. Por las descripciones de las cantas es posible saber que se usaban materiales derivados de los solares campesinos, es decir flores distintas que debería organizarse en torno al cuadro o imagen de San Pascual Bailón y muy seguramente flores y frutos del monte en períodos más antiguos. No existen referencias conocidas sobre cuadros antiguos. Una buena parte de estos en la actualidad son en blanco y negro y no ha sido posible ubicar algunos que pudieran ser por lo menos del siglo XIX Además de las características ya descritas del tipo de comunidad franciscana, es necesario inAlcaldía del Municipio de Sogamoso

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cluir otros elementos que no han sido evaluados por los investigadores que se han dedicado al estudio de la fiesta. Desafortunadamente, no tenemos más que dos evidencias. Una de ellas corresponde a la Roca pintada en el sitio del Pedregal y la otra estructura de evidencias es la fiesta misma. Lo que resula ser interesante en ambos casos, es que las formas de las estructuras puestas en la Roca fueron fácilmente consideradas como custodias, es decir representaciones de un cierto cáliz, que parecería ser análogo, a los temas centrales de las tradiciones franciscanas. Se requería únicamente incluir dentro de las tradiciones indígenas la presencia de un santo que conservara los elementos simbólicos de las prácticas eclesiásticas cristianas europeas. No es posible definir con precisión qué tipo de actividades y comportamientos sociales se realizaban frente a la pintura del pedregal al oriente del municipio de Sogamoso, ni tampoco es posible más que ingeniosamente imaginar como sería el altar indígena. Tampoco es posible saber de qué manera se realizaba esta fiesta dentro de las regiones cristianas católicas, probablemente desde los inicios de la comunidad franciscana en Europa o realmente estas se iniciaron en América con la conquista y colonia. O más bien la adaptación que produjo la comunidad franciscana se inició precisamente en el siglo XVI y San Pascual Bailón fue utilizado para realizar una ceremonia que produjera el entusiasmo, tal y como lo hace la novena de Navidad y generar una sensación inequívoca de comunidad y solidaridad entre los asistentes. Lo cierto es que en los altares actuales en los cuales se realizan las ceremonias, es posible observar distintos elementos simbólicos, que parecerían referirse al modo originario con estructuras precolombinas, algunas de las cuales parecen haberse prolongado en el altar y en el piso, pues allí, con flores se dibuja una custodia. Probablemente en algunas ocasiones se incluían las estructuras radiadas, que sin duda, parecen remitir a la semejanza entre la una custodia cristiana católica, y las figuras antiguas radiadas. Así que al parecer existe un vínculo entre las representaciones de la fiesta de Pascual Bailón y todos simbolismos y las estructuras antiguas de las representaciones que aparecen en una de las veredas fundamentales del municipio de Sogamoso, donde está densamente esparcido un conjunto de pinturas en color rojo. Fundación Piedra Alta

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Otras conclusiones 1- En total se localizaron y documentaron 31 yacimientos con arte rupestre en Sogamoso. Se realizó una evaluación preliminar del estado de conservación y de los contextos ambientales. El conjunto general de información consignado en las fichas totales, las fichas de zona y las fichas del ICANH permite hoy tener un documento que sirve para planificar las medidas necesarias para el cuidado y la conservación de los yacimientos rupestres de Sogamoso. La presente evaluación debe ser comparada con los trabajos hechos por Juanita Arango en 1995, esto con el fin de entender si se han alterado los yacimientos y las pinturas rupestres, y en caso de ser así, poder inferir cuales serían las causas, y desde allí planificar el cuidado del patrimonio rupestre de Sogamoso. 2- Se realizó una labor continua de conversación con la comunidad. En todos los casos se divulgó lo que se estaba haciendo, los alcances y los logros del trabajo. Es claro que los principales cuidadores y conservadores del arte rupestre son los habitantes de cada vereda. En Sogamoso es normal que cuando se pregunta por las piedras pintadas por los antiguos, alguno de los campesinos tenga clara las referencias y el sitio con pinturas, y en todos los casos invitan al viajero a seguir y lo conducen a la roca buscada. Es por ello, que un proceso de Apropiación del Patrimonio Rupestre debe hacerse con los externos al sitio, los locales saben y cuidan los lugares. 3- Se realizaron conexiones entre las pinturas rupestres y algunas de las tradiciones culturales de la zona. Esto es especialmente notorio en el caos de la fiesta de San Pascual Bailón. La fiesta y lo que acontece en la misma, podría tener relación con las antiguas festividades prehispánicas. Es necesario ampliar las temáticas y los registros de las fiestas de Pascual Bailón, consultar más a profundidad los textos coloniales y las referencias posibles sobre las festividades aborígenes, como también, hacer algunos trabajos de excavación y prospección que permitan determinar las áreas donde posiblemente se hacían las festividades. 4- Se puede decir que este documento sirve como base para proyectar y planificar la conservación de los yacimientos rupestres de Sogamoso. De igual forma, es la estructura básica para elaborar en el futuro otras fases de investigación, como para hacer efectivos planes de conservación y cuidado de los vestigios rupestres. Es claro que se requiere de forma urgente de un plan de manejo del patrimonio rupestre presente en Sogamoso. Algunos yacimientos deben ser priorizados en su cuidado y conservación. Especial énfasis se debe poner al sitio de Pilar y Ceibita, pues es uno de los que presenta mayor deterioro, además por la composición misma de los pigmentos, es la más inestable. 7- Es evidente la complejidad de los grupos humanos, que habitaron hicieron el arte rupestre en Sogamoso. En todos los casos representaron conceptos y pensamientos. No hay ningún mural o figura rupestre que pueda ser asociada de forma inmediata con el medio o con el entorno natural. Lo que está presente en el arte rupestre de Sogamoso es la expresión del pensar de la prehistoria. En el estado actual de las investigaciones en arte rupestre de Sogamoso, no es posible determinar la cronología de las pinturas rupestres. Por tanto, no se puede asegurar que sean de origen Muisca. Seguramente algunas pueden serlo, pero otras podrían corresponder a períodos anteriores. Alcaldía del Municipio de Sogamoso

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Citas 1. Los franciscanos que llegan a América, no sólo traen en su corazón los viejos ideales de su Orden sino también las ideas que, tributarias de estos ideales, circulaban en la Europa de entonces. El Humanismo renacentista será teñido en muchas de sus vertientes por la atmósfera de renovación franciscana que por esos tiempos se respiraba. Los francisca-nos observantes llegados a Nueva Granada antepusieron como condición para su trabajo, el derecho a una vida libre de los indios, en consonancia con su dignidad humana, recalcando la ilicitud de imponerles cualquier tipo de servicio personal que implicase alguna forma de esclavitud. Son diáfanos los testimonios en este sentido. Echeverri Pérez, Antonio José; Marulanda Arbeláez, Johannio Imaginarios y utopía franciscana en Nueva Granada en el siglo XVI. Revista Científica Guillermo de Ockham, vol. 6, núm. 1, enero-junio, 2008, pp. 61-77 Universidad de San Buenaventura Cali, Colombia. 2.

Fray Luis Carlos Mantilla Los franciscanos en Colombia

Agradecemos a todos y cada uno de los habitantes de Sogamoso, sin la colaboración de ellos no hubiera sido posible esta investigación. En las fotografías el señor Antonio Olmos, Doña Belarmina y don José del Carmen Cárdenas.

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APROPIACIÓN SOCIAL DEL PATRIMONIO Informe Talleres de Apropiación Social Profesionales: Ismael Enrique Carreño Hernández, Psicólogo, Mg Derechos Humanos (en curso) -Talleres comunidad educativa. Jaime Alberto Suzunaga Quintana, Sociólogo - Espacios de diálogo comunitario con juntas de acción comunal.

Presentación Dentro del proyecto ejecutado por la Administración Municipal de Sogamoso y la Fundación Piedra Alta “Cultura y Desarrollo Territorial” alrededor del registro y documentación del patrimonio rupestre, que se encuentra en la zona rural del municipio de Sogamoso, se hizo necesario la realización de una serie de talleres –espacios de diálogo- , por medio de los cuales se efectuó una aproximación a la población (los resultados del proyecto), tanto con las juntas de acción comunal, como con la comunidad educativa del municipio de Sogamoso para impulsar la difusión, el análisis y la apropiación social de dichos resultados por parte de aquellas personas, que se encuentran en constante relación con el patrimonio estudiado, pues vien en los mismo lugares donde se encuentran los yacimientos rupestres. El presente informe ademas de los aspectos técnicos de catalogación y registro sistemático da cuenta del diseño, gestión, realización y resultados de estos talleres, los cuales fueron ejecutados durante el período comprendido entre el 2 de Mayo y el 4 de Agosto del año 2015. Para el caso de los tres (3) espacios de diálogo con miembros de juntas de acción veredal se desarrollaron los siguientes encuentros: - - -

2 de Mayo de 2015 – Vereda Morcá. 3 de Mayo de 2015 – Vereda Pedregal. 16 de Mayo de 2015 – Vereda Dichavita.

En estos espacios participaron un total de cincuenta (50) personas, entre hombres, mujeres y unos pocos niños, entre las edades de 60 años hasta los 10 años de edad. Se trató de espacios que procuraban el reconocimiento, sensibilización y apropiación social del patrimonio rupestre, como parte activa dentro de los procesos de construcción de la memoria colectiva y fundamento de la identidad cultural de los territorios involucrados. La actividad fue muy sencilla. Se partió de una presentación del equipo del trabajo, la Fundación y el proyecto, para posteriormente, presentar un vídeo donde se mostró de manera Fundación Piedra Alta

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didáctica a los asistentes qué es el patrimonio cultural, como se relaciona con las manifestaciones rupestres, para finalizar con los avances parciales del proyecto de búsqueda y documentación de las rocas los murales y los motivos rupestres, tema central del proceso de investigación. Para el caso de los talleres con la comunidad educativa se diseñó una estrategia pedagógica que se describe a continuación:

1.

Diseño Metodológico

El diseño de taller-espacio de dialogo- que acá se presenta ha sido pensado a manera de estrategia, con la cual buscar la apropiación social del proyecto por parte de aquellas personas que, en su cotidianidad y en su relación con el entorno, viven y actúan alrededor de dicho patrimonio. Los objetivos, actividades y los resultados de esta propuesta han sido construidos desde una metodología de corte participativo acorde a las ciencias sociales y humanas, específicamente desde la psicología (Arango, 2006; Montero, 2006). 1.1.

Objetivo

Realizar un acercamiento a los resultados del proyecto “registro y documentación del patrimonio de arte rupestre del municipio de Sogamoso, Boyacá”, en aras de la apropiación social del mismo por parte de la comunidad educativa rural del municipio.

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1.2.

Participantes

En función a una apropiación social verídica que suponga un uso y entender cotidiano entre sujeto, territorio y patrimonio trabajado, los participantes proyectados para estos talleres son los(as) estudiantes de las escuelas rurales ubicadas en el municipio de Sogamoso. Se escogen estos participantes dado que el proyecto debe aportar a la comunidad que se interrelaciona de manera directa con aquellas muestras materiales de los procesos históricos que ha visto y desarrollado el territorio, y que pueden verse como aspectos constitutivos de la consolidación de identidad, ideología y acción de las personas (Martín-Baró, 2013). 1.3.

Muestra

Dada la cantidad de participantes posibles, se hace necesaria la toma de una muestra representativa con la cual trabajar las actividades dentro de los plazos establecidos por el proyecto. La muestra seleccionada fueron los(as) estudiantes de dos grados (seleccionados según la disposición in-situ) de las Instituciones Educativas: “El Crucero”, “Rafael Gutiérrez Girardot”, “Nuestra Señora de Morcá” y “La Independencia”. 1.4.

Metodología

Como ya se mencionó, el corte que dirige el diseño de las actividades descritas a continuación es de tipo participativo (Montero, 2006), lo cual supone un compromiso con la idea de tomar a los sujetos que viven en constante relación con el contexto en el que se encuentra el objeto de estudio del proyecto (patrimonio rupestre del municipio de Sogamoso) como participes dentro de la salvaguardia de aquellos elementos, que son constitutivos tanto de la identidad grupal como colombianos, como del entramado de relaciones, que permiten entender el territorio y eventualmente haber conservado algunas de sus nociones esteticas y culturales. Dada la necesidad de la apropiación y aprehensión de los resultados del proyecto, es necesario primar estrategias que permitan enlazar las razones socio-históricas de la pintura rupestre en el municipio (expresión del pensamiento, construcción de identidad en y para el espacio) con las experiencias subjetivas de los(as) participantes en el mismo municipio. Para

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esto primará el desarrollo de las actividades descritas en la Tabla 1, el tratamiento de datos de tipo cualitativo (Hernández-Sampieri, Fernández y Baptista, 1991) en aras de acercarse de manera más efectiva a la realidad de los(as) participantes, y ubicar así la funcionalidad de los resultados del proyecto en función a sus necesidades (Fals, 1972). El conjunto de actividades necesita de un tiempo de duración mínimo de una hora y diez minutos, y máximo de una hora y cuarenta minutos. Cada día de ejecución de los talleres fue registrado en un diario de campo, que da cuenta de la observación y el análisis de los contextos de desarrollo.

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2.

Gestión y Realización

Para que fuese posible la realización de los talleres -espacios de dialogo- se realizó el contacto con las instituciones educativas del municipio gracias a una base de datos proporcionada por la Alcaldía de Sogamoso vía telefónica. A partir de los datos de cada rector(a) les fue enviado, vía correo electrónico (ver anexo 1), dos cartas de presentación: una de la Alcaldía Municipal presentando a la Fundación y una de la Fundación explicando el proceso a realizar. Estas cartas fueron entregadas en físico en los días de desarrollo de los talleres en las instituciones seleccionadas para la muestra (ver anexo 2). Los talleres tuvieron lugar entre 8am y 4pm de algunos de los días contenidos en el periodo comprendido entre el 22 de Julio y el 4 de Agosto del año en curso en los salones de clase de cada uno de los grados de las diferentes instituciones educativas (ver anexos 3, 4 y 5), de los cuales se obtuvieron los resultados explicados en el siguiente numeral.

3.

Resultados

Como producto específico de las actividades realizadas en los siete (7) talleres realizados con alrededor de 150 participantes (ver tabla 2) en el intervalo de edades de 7-18 años, además del objetivo explícito de los talleres (apropiación social de los resultados del proyecto) y de los anexos 3, 4 y 5; se obtuvo una colección de pinturas realizadas por los participantes (ver apartado 3.2) a partir del análisis de símbolos representativos de las experiencias identitarias relacionadas con el territorio sintetizadas por los(as) participantes (anexo 6); además de esto, también se obtuvieron diarios de campo de cada uno de los días en que se desarrollaron las actividades (ver apartado 3.1).

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Es de vital importancia realizar una mirada a las diferentes representaciones que los(as) habitantes de los sectores, que contienen el patrimonio estudiado realizan acerca de su territorio y experiencias formativas ya que desde ello se puede analizar la manera como estos referentes materiales de nuestra historia como comunidad-país hacen parte en el proceso de construcción de identidad.

Diarios de Campo (3.1.1. DC 22/07/2015). Fecha: Miércoles 22 de julio de 2015. Lugar: Zona rural municipio de Sogamoso, Boyacá. Relator: Ismael Carreño, Fundación Piedra Alta Alrededor de las 9am llegamos, con el equipo de la Fundación Piedra Alta, a la Institución Educativa “el Crucero” (IEC) para adelantar la reunión pactada telefónicamente con la licen-

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ciada Rafaela del Carmen León Barrera, rectora de la institución. El objeto de la reunión fue ejecutar una serie de talleres –espacios de dialogo- contemplados dentro del proyecto “Registro y Documentación del Patrimonio Rupestre del Municipio de Sogamoso” con algunos de los grados, en aras de la apropiación social de los resultados del proyecto por parte de la comunidad educativa. La IEC se encuentra ubicada en el centro poblado cercano a la laguna de Tota que lleva el mismo nombre (El Crucero). En este punto se encuentran también una estación de combustible, diferentes “paraderos” (restaurantes de carretera), almacenes de agro-insumos y algunas viviendas; además de esto se ven las montañas y la laguna junto con muchos cultivos. Desde aquí se abren múltiples caminos por los cuales es posible rodear la laguna, dirigirse al

departamento del Casanare o al casco urbano de Sogamoso. Todo este paisaje es percibido diariamente por los(as) estudiantes de la IEC desde su patio de recreo. Después de hablar con la rectora, entregarle en físico las cartas de presentación tanto de la Alcaldía como de la Fundación, las cuales ya habían sido enviadas vía correo electrónico, al igual que un plegable informativo del proyecto; nos dirigimos junto con el docente encargado del grado sexto al salón de clase para realizar las actividades programadas. El docente nos presentó, les explicamos a los(as) estudiantes el motivo de estar con ellos, los aspectos generales acerca del proyecto y sus resultados, al igual que las actividades a desarrollar. Luego de esto, se dividió el grupo en 3 subgrupos de manera aleatoria a los cuales se les entrego a cada grupo un formato en donde debían escribir un símbolo que al discutir como grupo, identificasen como representativo de su territorio. Este símbolo debía ser dibujado y expuesto a los demás subgrupos. Los símbolos representados fueron: un paisaje, montañas y un águila. Las razones que expresaron los(as) participantes estuvieron relacionadas con la naturaleza y su conservación dada la extracción de recursos de ésta para la supervivencia, paisajes cotidianos que se observan en el sector, los páramos como fuente de agua y las especies en vía de extinción que pueblan éstos. Después de que cada grupo expusiese se le entrego a cada uno de los(as) participantes un plegable informativo acerca del proyecto y se realizó el cierre del espacio, en donde se les Fundación Piedra Alta

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agradeció la colaboración y fueron retroalimentadas las actividades. Debido a que sonó el timbre que indicaba el descanso al terminar la sesión con el grado 6to, el encuentro con grado 7mo se realizó sobre las 11:00am. En éste segundo grupo se encontraban la mitad de personas que en el primer grupo, sin embargo las condiciones tanto de espacio, distribución y ambientación eran muy similares a las del primer grupo. El equipo de la Fundación fuimos presentados al docente encargado por medio del docente del grado 6to. La dinámica de la sesión fue igual a la ya relata de inicio a fin. Para esta ocasión los símbolos representados fueron: la naturaleza, un rio y el sol; las razones expresadas para seleccionar estos símbolos estuvieron relacionadas con la necesidad de lo que representan para la vida, la importancia de conservar los recursos naturales y elementos alusivos al pasado indígena. Alrededor de las 12:30pm nos despedimos y retiramos de la IEC. (3.1.1. DC 23/07/2015) Fecha: Jueves 23 de julio de 2015. Lugar: Zona rural municipio de Sogamoso, Boyacá. Relator: Ismael Carreño, Fundación Piedra Alta. A la misma hora que el día anterior (9am) llegamos, junto con el equipo de la Fundación Piedra Alta, a la Institución Educativa “Rafael Gutiérrez Girardot” (IE RGG) para cumplir con la reunión pactada telefónicamente con el licenciado Lenin Vargas Ceballos, rector de la IE RGG. Durante la reunión le fueron entregadas las cartas enviadas vía correo electrónico y un plegable informativo del proyecto. La reunión fue programada para realizar talleres –espa-

cio de diálogo- con dos grados, motivo por el cual el rector nos condujo al salón asignado para el grado 9no y nos presentó ante el grupo. La dinámica de desarrollo de las actividades planeadas fue igual que con los grupos trabajados el día anterior en la Institución Educativa “El Crucero”: presentación del grupo de trabajo, del proyecto y sus resultados; dinámica por subgrupos de representación simbólica de algún referente que considerasen identitario; elaboración de la representación gráfica de los símbolos seleccionados y socialización de cada subgrupo; entrega de plegable informativo y cierre de la sesión.

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Los símbolos seleccionados para representar por parte de los(as) participantes y las razones que estos dieron fueron: un colibrí, dado que es un animal muy común en el lugar; un árbol, por la naturaleza y enlazando las raíces con nuestros pasados indígenas y los frutos con las acciones; un campesino arando la tierra, en representación a, en palabras del expositor del subgrupo, “los obreros que trabajan y viven en el campo”. Al terminar la sesión con el grado 9no el docente nos condujo y presento con el docente encargado del grado 10mo, quien nos presentó ante el grupo. El desarrollo de la sesión fue

idéntico al ya mencionado, con la particularidad que la partición del grupo fue de dos y no tres subgrupos. Los símbolos seleccionados en este y las razones expresadas por los(as) participantes fueron: El Sol, dado que es fuente de vida, da energía y calor, nos recuerda a nuestros antepasados indígenas y se relaciona con la idea de Sogamoso “ciudad del Sol y del Acero”; Un Árbol, en representación a la naturaleza y como símbolo de unión. Después de realizar las dos sesiones sonó el timbre que indicaba el descanso, nos despedimos del rector y al dirigirnos a nuestro medio de transporte para dirigirnos a la Institución Educativa “Nuestra Señora de Morcá” (IE NSM), lugar de los siguientes talleres –espacios de dialogo-, fuimos abordados por uno de los docentes y algunos estudiantes que referenciaron algunos lugares de su conocimiento en donde pueden encontrarse piezas de patrimonio

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rupestre. Mientras una persona del equipo de la Fundación tomaba nota de los lugares, pude notar que, al igual que el día de ayer, la Institución se encuentra rodeada de naturaleza y cultivos. Salimos de la IE RGG y nos dirigimos a la IE NSM, este recorrido obliga ir hasta el casco urbano de Sogamoso, atravesarlo y tomar por su parte más antigua para salir a la carretera que conduce al centro poblado de la vereda “Morcá”, del municipio de Sogamoso, el cual es un punto de peregrinación que debe su existencia a la supuesta aparición de una Virgen (santa de la religión católica a la cual debe su nombre la Institución Educativa) en dicho lugar durante el periodo Colonial. De este hecho se produjo en ese momento un cuadro, el cual se encuentra en estos momentos como pieza central del templo ubicado en la parte más alta del parque principal del centro poblado. En contraste a esto la pieza central del parque es una fuente, rodeada con símbolos del Sol y de la Luna en el suelo, con una escultura de una mujer indígena que se encuentra observando de frente al templo. Sobre las 12:30pm nos encontramos en la IE NSM con el Licenciado José Tito Rojas, rector de la institución, para cumplir con la cita programada telefónicamente para la realización de los talleres con dos de los grados. Al igual que con los(as) demás rectores(as) le fueron en-

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tregadas las copias en físico de las cartas de la Administración Municipal y de la Fundación, enviadas previamente vía correo electrónico, al igual que una copia del plegable informativo del proyecto. Dado que en las horas de la tarde solo se encuentra la sección primaria de la Institución y que el día coincidió con una actividad programada por la Policía Nacional, la disponibilidad de grupos permitió realizar tan solo un (1) taller ejecutado con el grado 2do. La dinámica de desarrollo de la sesión fue idéntica a las sesiones ya relatadas. Los símbolos seleccionados para representar por parte de los(as) participantes estuvieron relacionados con el ejercicio pedagógico, que se encontraba realizando la docente encargada, el cual giraba en torno a leyendas relatadas por los abuelos. Por este motivo las imágenes plasmadas fueron duendes, brujas, chupas cabras, indígenas, animales y flores. Alrededor de las 3pm salimos de la IE NSM. (3.1.1. DC 04/08/2015) Fecha: Martes 4 de Agosto de 2015. Lugar: Zona rural municipio de Sogamoso, Boyacá. Relator: Ismael Carreño, Fundación Piedra Alta

A la misma hora que en los días pasados, alrededor de las 9:00am, llegamos con el equipo de trabajo de la Fundación Piedra Alta a la sede principal de la Institución Educativa “La Independencia” (IE LI) ubicada en la vereda “el Pedregal” del municipio de Sogamoso. El motivo de presencia en el lugar fue cumplir con la realización de los talleres pactados vía telefónica, y por correo electrónico, con el rector de la IE LI, Ferney Cubides. La sede visitada, al igual que las demás IE’s participantes de los talleres-espacios de dialogo alrededor de la apropiación social del proyecto “registro y documentación del patrimonio rupestre del municipio de Sogamoso”, se encuentra ubicada al pie de una carretera asfaltada a pocos kilómetros de, para el caso, la carretera que conduce del casco urbano del municipio hacia el sector “el crucero”. Alrededor de la construcción se encuentran algunas viviendas, tiendas y muchos cultivos y extensiones verdes. Debido a que el rector no se encontraba en ese momento en la sede, fue uno de los docentes quien se encargó de dirigirnos al auditorio, espacio seleccionado para el desarrollo de Fundación Piedra Alta

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las actividades, y llevar hasta allá a los grados seleccionados; el mismo docente se encargó de presentarnos frente a los alumnos. La dinámica de los talleres fue igual a la ya relatada en diarios de campo anteriores. Para esta ocasión se realizaron dos (2) talleres en los que se trabajó con tres (3) grupos: grados décimo y undécimo en un taller y noveno en un segundo taller. Para la primera sesión (grados décimo y undécimo) los símbolos seleccionados por los(as) participantes y las razones expresadas por estos fueron: el carbón, por cuanto representa una fuente de ingresos proveniente de la tierra, anclado de manera muy fuerte como símbolo de progreso y trabajo (“oro negro” en palabras de los(as) participantes); una bicicleta,

representando el medio de transporte insignia de la comunidad y representativo de la tierra boyacense, por medio de éste símbolo los(as) participantes enlazan aspectos como los vínculos familiares y entre pares, el andar por la vida y el superar los retos cotidianos; por último, un árbol, representando la vida, la libertad y el ambiente sano, también se enlaza con este símbolo la idea de unión entre humanos y la libre expresión. Alcaldía del Municipio de Sogamoso

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Al terminar la primera sesión sonó el timbre que indicaba el descanso para los estudiantes, razón por la cual hubo que esperar un lapso de 30 minutos para la realización de la segunda sesión (grado noveno). Para este segundo espacio los(as) participantes seleccionaron los siguientes símbolos justificándolos como: un ojo, en representación a la forma particular y a veces no comprendida en que los(as) jóvenes como los(as) participantes ven la realidad y analizan su cotidianidad, además de enlazarlo con aspectos como la posibilidad de progreso que pareciese situarse en contextos más urbanos; un paisaje compuesto por un sol, una choza y una montaña, el cual representa aspectos como el hogar, la familia, la naturaleza y la sabiduría, además de ser imágenes familiares para los(as) participantes; por ultimo una imagen que combinaba un sol y barras de acero (representando Sogamoso), unos árboles y animales (representando el contexto rural) y unos muchachos (representando la juventud), todo el símbolo se encuentra en un círculo simbolizando la necesidad de que estos tres aspectos se encuentren unidos. Alrededor de la 1:00pm se dio por finalizada la segunda sesión y con ella la estancia en la IE LI.

3.1. Pinturas Como resultado tangible de estos talleres –espacios de dialogo-, de los cuales se da informe en el presente documento, se encuentra una serie de pinturas realizadas por los(as) participantes. Estas pinturas son el objeto último que permito un acercamiento efectivo para la apropiación social del objeto del proyecto. Por medio de los símbolos representados por Fundación Piedra Alta

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los(as) participantes, y presentados en una imagen por cada grupo de pinturas realizadas por cada grado de cada institución (ver tabla 2), se debe realizar el análisis no solo de la apropiación social del proyecto como tal, sino en general del patrimonio del municipio, esto en aras de modificar las relaciones de pertenencia e identidad que los(as) participantes de los talleres –espacios de dialogo-, para con su territorio.

4.

Conclusiones

En general, los símbolos escogidos por los participantes para ser representados en las “rocas” preparadas (ver Diseño Metodológico) fueron bastante homogéneos en todos los grupos trabajados, sé mantuvo una constante referencia a la naturaleza (paisajes de montañas, arboles, ríos, el Sol, flores), los animales (colibrís, águilas), referentes indígenas (nuevamente el Sol, figuras humanas en paisajes cotidianos para los(as) participantes, chozas), formas de sustento (trabajo del campo, minería y carbón) y otras figuras comunes (bicicletas, juegos, ojos). En algunos casos se representaron tan solo una imagen en el símbolo, mientras que en otros los símbolos fueron compuestos uniendo diversas imágenes. En el caso del Taller 5 (ver tabla 2), las figuras seleccionadas estuvieron enlazadas con narraciones locales (ejercicio de clase en el momento del taller), por lo cual predominaron brujas, duendes, indígenas y chupa cabras. Dentro de las razones expresadas para seleccionar este tipo de diseños podemos identificar tres grupos sintetizados en las siguientes categorías: razones de subsistencia expresadas en discursos que enlazaban la naturaleza y el trabajo sobre ella como fuente de recursos necesarios para la supervivencia (alimentos, energía, agua), en las cuales cabe resaltar aspectos relacionados con la preservación del medio ambiente, en contraposición a actividades como la extracción del carbón, y la familiaridad de los(as) participantes para con los símbolos expuestos por este tipo de razones; razones de identificación manifestadas en el relacionamiento entre características del símbolo (raíces y frutos de los árboles, cualidades de un animal, entre otros) con condiciones de orden social, comunitarias, grupales o personales, ejemplo: “somos como las raíces del árbol, unidos para poder vivir” o “la bici que nos enseña a seguir más rápido, a levantarnos cuando caemos e ir mas allá de los límites” (ver anexo 6); un tercer y último grupo de razones socio-históricas expresadas en la selección de símbolos representativos de elementos identitarios identificables en las realidades socioculturales de los(as) participantes, al igual que de las raíces históricas que compartimos participantes y realizadores (figuras indígenas, campesinos). Expresiones como “fuente de vida”, “protección de la extinción”, “memoria de nuestros antepasados”, “representativo del lugar” o “los obreros que trabajan y viven el campo” (ver anexos 5 y 6), permiten pensar que los símbolos representados fueron representativos para poder expresar en ellos sentires e ideas representativas por parte de los(as) participantes de los diferentes talleres. Este factor es de gran importancia para el presente informe, debido a que es un indicador de la productividad del ejercicio realizado, ya que se realizó un enlace entre las razones de ser de este tipo de expresión artística para los indígenas como de una aproximación a las técnicas y formas que se utilizaban para la elaboración del patrimonio estudiado por el proyecto. Alcaldía del Municipio de Sogamoso

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Fundación Piedra Alta

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