El juego de las lentes

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EL JUEGO DE LAS LENTES

2n ESO A

GERARD SOLER GARCIA

Ies Torredelpalau

1a EDICIÓN


ÍNDICE

capitulo 1 Samantha Clarcks

pag 3

capitulo 2 Acusado

pag 10

capitulo 3 Asesino

pag 14

capitulo 4 Loco

pag 20

capitulo 5 “despierta”

pag 25


1-Samantha Clarcks

Viernes 26 abril de 2013

La vieja ciudad de Nueva York estaba muy tranquila y llena de nubes grises. Ese día Ben había salido de su puerta a las 8:36 llegaba tarde a una reunión de trabajo muy importante, se presentaba como fotógrafo de la revista oficial de National Geographic. Hacia meses que Ben buscaba trabajo, pero nunca lo encontraba ya que la crisis había afectado a todo el mundo y la gente se lo pensaba dos veces antes de contratar a alguien que no fuese una inversión segura. Ben miró su reloj durante todo el trayecto, cada vez que lo miraba un minuto desaparecía de su vista, y la cuenta atrás se hacía más corta. Llego al edificio de National Geographic a las 9:06, 6 minutos tarde, un 6% menos de probabilidades de que lo cogiesen. Al entrar en el enorme edifico cristalino vio una mesa con una señora muy guapa de secretaria, su pelo interminable y sus facciones indescriptibles le hacían estremecer cada punta de su cuerpo. Justo al entrar se quedo pasmado mirándola como si fuera idiota, y de hecho lo parecía. -Le puedo ayudar en algo? (dijo la secretaria cansada de tener que aguantarlo mirándola todo el rato). -Hem... eso, si! He venido a hablar con el señor Charles Whyne, vengo por una reunión de trabajo. -Un momento que le busco. La secretaria tecleó unas teclas en su ordenador y miro a Ben.


-Me podría dejar su carnet de identidad, señor... -Ben, Ben Halleck Ben saco su cartera del bolsillo derecho. Siempre se aseguraba de guardarla en el bolsillo derecho porque ya se había asustado muchas veces por no encontrar la y descubrir que la tenía en el otro bolsillo. La cartera Ben tenía un montón de tarjetas de restaurantes o de personas que nunca usaría para nada y que las guardaba sin motivo aparente. Le dio el DNI a la secretaria, que al dárselo vio la tarjeta con su nombre. Samantha Clarcks. Sam puso los datos del DNI en el ordenador y se lo devolvió. -Todo en orden (dijo Samantha) aguardé en la sala de espera unos minutos y en seguida le atenderá el señor Whyne. Ben pensó que estaba de suerte, pues si el jefe estaba reunido no se habría enterado de su retraso. Cogió una revista y la ojeó entera, era una revista de cotilleo, donde se mostraba un matíz de la fotografía que a él no le gustaba nada. En unos 3 minutos la puerta del despacho del señor Whyne se abrió y de él salio una joven guapa que le sonaba de algo, era una de las periodistas de la sección “salvemos a los animales” de la revista, y su foto había salido en algún articulo. -Bienvenido señor Ben, si que ha llegado pronto, da igual, mejor pronto que tarde ¿no? Dijo esas palabra casi sin pausa. -Habíamos quedado a las 9 señor. -Sí, lo sé, y ¿qué hora es ahora? Ben miró su reloj y dijo: -Las 9:23


-Dios santo, cómo lo siento, es que me había entretenido mirando a esa chavala, ¿has visto que curvas tiene? -Señor sera mejor que pasemos al despacho. Charles era un señor mayor, pero con apariencia de no querer madurar nunca, tenía el pelo blanco y estaba un poco gordo. Pasaron al despacho, mientras Samantha se reía por detrás de la oreja. -Señor Ben, ¿a usted le gustan las mujeres no? -Si señor Charles, pero no estamos aquí para hablar de mujeres si no de contratos. -Mire señor Ben, le seré sincero, estamos aquí para hablar de lo que a mi me de la gana, ya que yo soy el que contrato y el que despido, el que pongo el dinero y el que lo quito, y si quiero hablar de mujeres, habló de mujeres, si quiero hablar de fútbol, de fútbol hablaré, ¿por qué? Por que lo digo yo, y punto. -Señor Charles tiene usted toda la razón, y cuando tiene razón, la tiene -Parece que ya vamos entendiendonos chavalote. A ver enséñame lo que me traes. Ben cogió su maletín y sacó unas fotos que había seleccionado previamente esa misma mañana. Charles se las estuvo mirando un buen rato hasta que dijo... -Ben se que es buena persona, pero ahora mismo no puedo contratar a nadie (mentira) me quedo su currículum y si en algún momento necesitamos su colaboración le llamaremos. A Ben se le quedó cara de idiota. Parecía que el jefe ya sabía que iba a decir esa respuesta 5 minutos después de haber empezado la reunión. Salió del despacho con cara de decepción, pero vio que Samantha no estaba en


su mesa. Abrió la puerta de cristal: había empezado a llover y en la calle pudo observar el cuerpo de Samantha en la parada del bus. Se acercó a ella y le preguntó: -¿Quieres que te lleve? Samantha se giró y se sorprendió al ver a ese chico que se había quedado empanado mirándola en el trabajo. -Sería todo un placer. (le respondió) Los dos se subieron al coche que estaba a dos calles más abajo. Llegaron al coche mojados hasta en los pies. -Donde vives? (preguntó el) -Vivo, en la calle Fresa moscada numero 435 piso 56 “t” -Esta bien, lo pillo, ¿dónde quieres ir? -Eso ya esta mejor, conozco un restaurante . Ben bajó del coche y dejó que Samantha le condujera hasta el sitio que deseaba llevarle. Pasaron por una carretera hasta llegar a un bar donde se vendían tickets para ir a la estatua de la libertad. -Éste es uno de mis restaurantes favoritos. Era un garito de playa, sin playa, pero tenía su encanto. -Pues, ¿a que estamos esperando? Entraron en el garito y en seguida les atendió un hombre de unos 40 años y con un poco de panza que parecía conocer a Samantha. -Samantha cuánto tiempo querida ¿cómo va? -Bien Miguel Ángel, tienes mesa para dos? -Para ti siempre querida. Acompañadme parejita, tengo una mesa muy especial.


Ben y Samantha siguieron a Miguel Ángel que cruzo todo el restaurante y los llevo a un rincón apartado del resto de las mesas. Pidieron vino, una botella, y otra, y otra....

Sábado 27 Abril 2013

Ben se despertó a las 11:42 Samantha se estaba vistiendo, habían pasado una noche loca en su casa pero ahora tenía que irse a trabajar al National Geographic . -Buenos días cariño. (Dijo Samantha) -Buenos días (respondió él) -¿Qué tal has dormido? -Bien, ¿Y tu? -También, pero estoy muy cansada. Me voy al trabajo -¿Volverás? -Mmmm... ya lo veremos A Samantha le gustaba mucho jugar así con las personas, pero estaba seguro que volvería. Cuando Samantha se fue se levantó de la cama y se dirigió al comedor, con ganas de encontrar algún trabajo que le interesase en los diarios del día anterior, pero después de intensos intentos para encontrar algo que le fuera un poco bien pero lo tuvo que dejar, aun tenia las sabanas pegadas. Fue hacia donde guardaba sus fotografías más preciadas y sus cámaras favoritas, y cogió la cámara digital que llevaba él consigo en la reunión, para descartar las imágenes malas, guardar las


buenas, e imprimir las mejores, su lema es que todos los momentos son buenos para hacer una foto.

Al abrir la cámara encontró una foto de Samantha que él no había echo en ningún momento, al menos mientras estaba consciente. En la foto salía Samantha con el traje de su oficina riéndose, parecía en un entorno bastante brillante, no era muy nítido. Se extraño aún más cuando encontró un montón de fotos en la memoria que él no había hecho, y en ningún momento aparecía él en ninguna. Decidió


imprimirlas y por la noche preguntarle a Samantha si había sido ella quien había echo aquellas fotos, aunque estaba seguro que no. Pasó toda la mañana pensando, y sacando fotos al parque que estaba en frente de su casa, pero no dió clave al acertijo. Por el mediodía fue a un local de comida para llevar y se cogió un pollo a l'ast, pero no se comió ni un tercio. Paso el resto de la tarde mirando la televisión y haciendo fotos de un bol con unas frutas, ahora que no tenía a Samantha cada hora se le hacía una eternidad. A las 9:20 sonó el timbre de su casa, se emocionó mucho, ya había llegado Samantha! Pero luego se dió cuenta que no podía ser Samantha ya que ayer en la reunión eran y 25 y aun no había marchado. Fue a mirar quien era, y se encontró con un hombre alto, delgado, y muy pálido -Hem, estoy buscando a Ben. (dijo el desconocido) -¿Quien eres? -Me llamo Nicholas Corielli, de la policía de nueva york. -Le puedo ayudar en algo? -Si, podría meterse en el coche sin oponer resistencia, no hablar durante el viaje, llegar a comisaría y confesar su crimen, después ir al juzgado meterse en su celda y pudrirse allí hasta que se muera. -Lo siento señor si es una broma no tiene gracia, estoy esperando a una persona... -Lo se, y esta persona esta muerta, y tu eres el principal sospechoso. Eso fue un golpe muy duro para él, no pudo aguantarlo, y se desmayó.

2-Acusado


Ben entró en una sala un tanto oscura en la que solo había una mesa, una silla y una luz. Después entraron tres hombres, dos con chaquetas y uno al que ya conocía, Corielli. Los dos “agentes” que le acompañaban llevaban una chaqueta de la crime scene investigation, también conocida como C. S. I. -Con que de la policía local ¿no? Puntualizó Ben -Bueno, admito que le mentí un poco, pero si le llego a decir que somos del C.S.I. Nos habrías creído aun menos, suena demasiado de película. De película... -Yo no maté a Samantha. -No, solo la dejaste desagnandose mientras Charles, su jefe estaba en una reunión, o lo que estuviese haciendo. -Estuve todo el día en casa. -Si claro, ¿en casa no? -En casa, no miento. -¿Quién lo puede confirmar? Ben se quedo pensando un rato, pero finalmente dijo: -Mi cámara. -Que quiere decir. -Soy fotógrafo, hago fotos, tengo varias fotos a horas diferentes cerca de mi casa, y seguro que algún vecino me vio. También fui a comprar pollo. Corielli se giró hacia sus compañeros y les hizo una señal, los compañeros (que ya parecían haber ejecutado esa orden varias veces) cogieron a Ben y lo


“acompañaron” hacia el coche patrulla que le llevo a su casa. Durante el trayecto le pusieron música, recordaba la canción que sonaba. La escuchaba cuando era pequeño. Se llamaba Rock DJ, de Robbie Williams, nunca podría olvidarse de ella. Llegaron a casa al cabo de unos 30 minutos, Ben entró, le parecía asombroso que aún no le hubiesen revisado los bolsillos, así que cogió las llaves y entró. -¿Donde tienes la cámara? (le dijo uno de los policías que le había escoltado hasta allí) -En mi habitación. Fueron a la habitación y cogieron la cámara, la tenía en su mesita de noche, justo donde la había dejado esa mañana. La encendieron, pero estaba vacía, alguien había eliminado las fotos. Era una trampa contra Ben Uno de los agentes llamo a Corielli para informarle de la noticia, pero al oírlo, Corielli no se sorprendió, es más, ya se imaginaba esta respuesta. -¿Qué hacemos? (le dijo a Corielli) Ben no pudo oír lo que le respondió pero ya se imaginaba la respuesta. Efectivamente, al cabo de 20 minutos Corielli ya estaba delante de la casa de Ben. -Soltadlo (dijo nada más al entrar) -por qué jefe, en su cámara no había nada. Tenían razón, pero en la cara de Corielli se figuraba una derrota. -Una vecina ha declarado a su favor, no se movió de casa, solo para ir a la tienda, y si tiene la factura... -La tengo, descuide. Ben siempre guardaba todas las facturas para después ver el dinero que se había


gastado, hacía una revisión cada dos semanas, ya que si la hacía cada mes se le acumulaban las facturas. Corielli se giró y se dirigió a Ben. -Ten en cuenta que te estamos vigilando. -No lo olvidaré. Dijo en un tono retórico que no le hizo ninguna gracia a Corielli.

Los agentes se fueron de su casa, y Ben cogió la cámara y se sentó en el sofá. Alguien le estaba manipulando para que no encontrasen las fotos, pero recordaba que había imprimido las fotos de Samantha. Fue a la sala de la impresora, (si, tenía una sala solo para la impresora) y se encontró con todas las fotos rayadas con un rotulador negro, recogió las fotos y las guardó en un cajón de su habitación. Volvió al sofá y encendió la cámara, siempre al encenderse hacía un ruidito que no


le gustaba nada. Volvió a comprobar que no hubiesen fotos, pero esta vez, si que habían fotos. Aparecieron fotos de un hombre alto, y con panza. Lo reconoció enseguida, era el dueño de el restaurante donde habían comido la noche anterior. Fue corriendo hacía su coche, lo cogió y fue a toda velocidad hacía la costa, pero había llegado demasiado tarde, todo estaba rodeado de coches policiales,y en medio un hombre que podía reconocer a un kilómetro de distancia. Corielli. -Vaya, mira quien esta por aquí. -Déjame en paz. -Parece que todo el mundo que muere hoy esta relacionado contigo, que escondes Ben? -Todo esta en mi cámara, esta mañana han aparecido fotos de Samantha que yo no había hecho, y ahora hay unas fotos de Miguel Ángel. -Déjame ver la cámara. Ben le entregó la cámara, pero estaba seguro de que las fotos ya habrían desaparecido. Como en la última vez que se repitió la misma escena. Y Efectivamente pudo comprobarlo en el rostro que se le quedó a Corielli. -Mucho me temo mi amigo Ben, que te vuelves a la central con nosotros. -Puf (exclamó) Se subió al coche y dejó que los policías le llevasen a la “central”. Estaba otra vez de vuelta en esa sala oscura tan moderna en la que los agentes de la C.S.I hacían sus interrogatorios. -Ben. -¿Que quieres? Le dijo tan enfurecido, que parecía que echaba fuego por la boca


-La verdad, eso es lo que quiero -La verdad, la verdad ya te la he dicho, un millón de veces. -Tu sigue, si, lo haces estupendamente. Ironía -¿De qué hablas ahora.? -Nadie te cree Ben, te vas a pudrir en un calabozo el resto de tus días. Pero se equivocó, ya que uno de los agentes puso una cámara de seguridad en casa de Ben mientras él no miraba, y en la cámara se veía perfectamente que Ben no había podido ser. Y Ben volvió a su casa, con un mar, mejor dicho, un océano de dudas, dentro de su cabeza.

3-El asesino

Domingo 19 de mayo.

Había pasado casi un mes desde la muerte de Samantha, y parecía que las cosas entre Corielli y Ben se habían calmado un poco. La cámara no había seleccionado a más víctima. Se pasaba las noches en vela intentando entender como las fotos de las victimas llegaban a su cámara desde tantos kilómetros de distancia. Había conectado su maquina de fotografiar con un cable inalámbrico a su móvil y cuando aparecía una foto en la cámara automáticamente también iba al móvil, y a demás le enviaban un mensaje. Ben estaba trabajando ahora en una revista digital sobre paisajes que se llamaba


geographical explorer, no era lo que él deseaba pero estaba bien pagado. Cogió la cámara, se encargaba del apartado de paisaje urbano, pero al encender la cámara vio algo que parecía haber olvidado. Dejo las fotos para otro día, cogió su ordenador y puso el nombre de Califord Mikes. Eran las 12:34 un coche salía de Nueva York destino Dallas Texas, para intentar atrapar al asesino que le había estado revelando sus crímenes horas antes de cometerlos. Pero lo que el no sabia era que en el coche que le seguía se estaba dando esta conversación: -Te das cuenta de que debe estar rondando los 180 km hora. -Ya lo se imbécil. Corielli y sus compañeros seguían al coche de Ben a la suficiente distancia como para que él no los viera. -¿Por qué no lo detenemos? -(Corielli suspiró) Es que no tenéis cerebro o que? Parecéis un par de peces fuera del agua. -Amo yo... -Calla! (gritó haciendo estremecer a su compañero en el sillón de atrás) Los dos policías novatos se callaron inmediatamente. -Si viaja tan rápido solo puede haber una opción, ha visto a la próxima victima. -Jefe, se está usted dando cuenta de las cosas que esta diciendo, las otras dos veces no fueron más que coincidencias. -¿Cómo explicas tu que apareciera 1 hora después de el asesinato de Miguel Ángel?


-Es imposible que pueda ver las victimas. -Nada es imposible. Nadie habló durante todo lo que quedaba de viaje. Ben logró llegar a Dallas un tiempo más tarde, y se fue a la dirección que mantenía en la pantalla del móvil. Estaba 2 calles a la izquierda y una a la derecha, muy apartada del centro de Tejas. Llego a su destino, pero la primera imagen que obtuvo no le fue muy satisfactoria. Se podía observar una casa, envuelta de periodistas y de coches de policía. -Demasiado tarde. (se dijo a si mismo) Y se subió al coche para a emprender el camino de vuelta.

-¿Lo podemos detener ahora jefe? -Sigues sin evolucionar neardental ¿Quieres detener a la única persona capaz de predecir donde se morirá una persona? -Podemos coger la cámara. -No serviría de nada. (le interrumpió). ¿No te has dado cuenta que el asesino no deja mostrar las imágenes cuando la cogemos nosotros? Lo que tenemos que hacer es incrementar la vigilancia sobre Ben. -Hecho.

Lunes 26 de Mayo

Ben se levantó a las 7 de la mañana, no había recibido ningún mensaje de fotografías desde hacía dos domingos. No le dió importancia, y se fue a trabajar.


Cuando llego al trabajo notó como si alguien lo estuviese vigilando, pero como iba con retraso no le dió más importancia y entro en su sala ya que tenía una conferencia sobre la nueva imagen de la página web. Al entrar en la sala le vió la cara al jefe y no le gusto mucho. -¿Otra vez tarde?! (Le grito el jefe) -Lo siento mucho es que... Intentó argumentar, pero no lo consiguió. -Ya está bien, Ben no quiero escuchar tus excusas que no sirven para nada. -Yo... -Calla! Ya estoy bastante enfadado como para que ahora me vengas tú con historias... Se escuchó una música por toda la sala, era el móvil de Ben, acababa de recibir una foto. -Ben, ¿me puede explicar qué significa esto? -Hem, me tengo que ir. -Ben! Algo le decía a Ben que no volvería a pisar esa sala en su vida. Y se fué corriendo de la sala, cogió el coche y partió rumbo a casa. Detrás suyo, un Ford mondeo no lo perdía de vista.


Eran las 12 de la mañana, Clare era una muchacha joven, de 17 años que estaba acabando el bachillerato artístico en una universidad de California, ponía rumbo a casa cuando un coche se paró en medio de la carretera, y el conductor gritó su nombre. Clare no lo conocía de nada pero tenía curiosidad por saber quien era. Se acercó al coche y vio un joven de unos 20 años. -Clare, estás en peligro. -¿Perdón? -Estás en peligro, tienes que seguirme. -¿Cómo sabes mi nombre? -Ya te lo explicaré, ahora sígueme. -No, ni hablar. Clare se fue corriendo y giró la calle a la derecha. El joven (Ben) salió del coche y fue corriendo a buscarla, pero cuando llego, ya estaba muerta. De repente toda la zona se llenó de policías apuntándole con la pistola.


-Manos arriba! Gritó uno de los policías. Ben obedeció, pero sabía que Corielli no tardaría mucho en llegar, y decirles que él no era el asesino. Pero se equivocaba.

Ben ese día, pudo observar al asesino, huyendo de la escena del crimen la persona que le había estado jodiendo la vida, pudo observarlo con sus propios ojos, y pudo decir su nombre con su propia voz: -Corielli.

4-Loco

La policía de Dallas se había reunido, tenían a un recluso acusado del homicidio de Clare Perkins. Ben había ido a la celda sin oponer resistencia y con una apariencia muy dócil, pero por dentro de su cuerpo una llama recorría sus venas y las iba quemando poco a poco. Nunca hubiese pensado que la persona que le había acusado todo este tiempo fuese el asesino. Un policía entró en la celda, le llevaba toda su documentación. -Aquí tienes. El policía le entregó su DNI, su cartera y su teléfono móvil.


-¿Tienes algo que decir? Añadió el policía -Sí, ¿se me permite mirar mi teléfono? -No veo por qué no. Ben encendió su teléfono, y fue directamente a los mensajes, vacío. -Una pregunta agente. -Dispara. -Por casualidad no habréis borrado los mensajes de mi móvil no? -No... Pasa algo. -No nada... Agente, ¿que haréis de conmigo? -Los padres de Clare han presentado una denuncia en tu contra, seguramente te condenen a prisión. -¿Quiere que le diga un secreto agente? El tono de Ben se estaba volviendo cada vez más misterioso. -Dime. -Ven,no lo pueden escuchar. -Quien? -Los que me buscan. -Ben, quien te busca? -Se llama Corielli trabaja en el CSI de nueva york. -Perdón, es una broma? -No agente. El tono de voz de Ben le hacía creer que estaba loco, a lo mejor es lo que Ben quería.


-Se lo vuelvo a repetir, ¿es una puta broma!? -¿Por qué iba a serlo? El agente no pudo más y le dió un puñetazo en la cara. -¿A qué ha venido eso! Le dió otro puñetazo -¿Está usted loco? Corielli es un terrorista Israelí que se infiltró hace ya 50 años en el CSI, pero ya esta muerto. -No puede ser. No...

-Y hasta aquí es donde recuerdo, antes del juicio. Se me declaró “loco” y me encerraron en un manicomio. Me permitieron llevarme la cámara ya que era de las cosas de las que más hablaba, y ahora estoy haciendo un libro de una terapia obligada, tengo que apuntar cuando creo yo que empezó mi “locura”. Yo no estoy loco, solo escribo lo que ellos quieren oír, me paso los días observando como mis compañeros del manicomio se caen muertos, asesinados por Corielli. Pero esto es mejor que antes, ahora puedo hacer lo que me plazca en todo momento, y nadie puede juzgarme porque estoy “loco”. -Muy buen discurso, se acabó la hora. Todos salimos de la terapia de grupo, la gente se quedaba en el patio, pero yo me iba directamente a mi habitación, a ver cual de mis compañeros caía muerto esa semana. La mitad de los trabajadores, que digo la mitad, más del 80 % de los trabajadores habían dimitido, todos se pensaban que el manicomio estaba maldito, que yo estaba maldito, y en el fondo, así era. Todo aquél que (como parecía por las


víctimas de últimamente) estaba relacionado conmigo se moría tarde o temprano, yo solamente esperaba que llegase mi hora. Pero en el fondo sabía que Corielli no quería matarme, quería que me pudriese viendo como nadie me hacía caso. Viendo como, tras mis exasperados intentos de convencer a la gente que no estaba loco, me rendía. Yo pensaba todo eso, hasta que un día... Todo cambió. Hasta que pude observar, por primera vez la cara del asesino en la pantalla de mi cámara, el hombre que me había hecho mil y una preguntas, y que ahora me había sumado mil más. ¿Cómo era posible que Corielli estuviese vivo? ¿Quién era Corielli? ¿Cómo asesinaba a la gente? ¿Por qué a mi? ¿Por qué? Por que, esa era una buena palabra, el por qué de una persona no necesita explicaciones, simplemente tiene necesidad de hacerlo, yo hace 7 meses tenía necesidad de hacer fotos, ahora tengo la necesidad de mirar fotos. Si Corielli no era el asesino,¿ quién era?

Se marchó de su celda, unos sentimientos oscuros se apoderaron de todo su cuerpo, tenía demasiadas ganas de ver la cara muerta de Corielli, aunqué para realizar ese plan tubiese que ir hasta los mismos infiernos. Pero en el fondo sabía que no tendría que ir tan lejos. Cada día un camión llegaba al internado para llevar comida, y recoger ropa sucia, podría aprovechar esos momentos, esos instantes


de libertad para escapar e ir a la tumba de su enemigo. Ese mismo día a las siete se presentaba a la cocina, Conchi, la mujer que le preparaba la comida cada día (y que no creía que estaba loco) consiguió meterle en un gran carro lleno de manteles sucios. Ben nunca le diría el verdadero motivo de su huida, era demasiado buena persona para ir a ver a alguien que, si aun no estaba muerta, lo estaría dentro de un poco. El camión estaba descubierto, asi que cuando frenó un poco dió un salto y se quedó en medio de la carretera, sólo, con diez coches delante suyo. Se fue corriendo, salió de la carretera y se lanzó al bosque. Luego se dió cuenta que no sabía ni por qué había echo eso, ya que no tenía ni idea de dónde estaba Corielli, y ahora él estaba perdido en el bosque, ¿que ironía no? Decidió seguir avanzando hacia la oscuridad del bosque. Andó un poco, y encontró un árbol, y, en el pie del árbol una cámara. En ese momento, se dió cuenta que a lo mejor sí que se estaba volviendo loco. Encendió la cámara, lentamente le apareció la pantalla de hacer imágenes o vídeos, cambió el modo a reproducción de imágenes, y le salieron las fotos de cada una de las victimas que alguien había estado matando. La primera foto que salió fue la de Samantha, pero Ben observó que había muchas más personas antes que ella, y muchas más después. Siguió avanzando hasta que encontró la de Corielli, dudó unos instantes, pero pasó a la siguiente y a la siguiente, hasta que se encontró. Nunca había salido bien en las fotos, pero en ésa si. No se podía creer que dentro de unas horas estaría muerto, o de unos minutos. Se cayó al suelo, se estaba mareando, hasta que perdió el conocimiento


5-”Despierta”

Ben se despertó en medio del inmenso bosque, pero ya no estaba en el sitio donde había visto sentenciar su muerte. Intentó esclarecer su mente, pero ya no podía pensar igual. Sintió un mareo enorme que le nublaba los rincones de sus recuerdos, pero no le importó. Ando un poco, vio un árbol diferente a los otros. Tenia una especie de grabados en el tronco, unas tiras que mostraban desesperación y sufrimiento. De repente vio una niña en la oscura niebla del horizonte, llevaba un vestido blanco y desgarrado por debajo. Era pálida como la nieve, pero no se le veía ninguna marca de sangre ni de daño en el cuerpo. -¿Como te llamas? La voz resonó veces y veces en el interior de la cabeza de Ben. -¿Como te llamas? Intentó hablar, pero no pudo, de su boca no salían palabras, intento moverse, pero no podía, no se podía mover.

Ben abrió los ojos, seguía tumbado en el bosque pero no era el mismo en el que estaba antes. Se levantó del suelo, estaba tan seguro que la visión, sueño, o lo que fuese que había tenido antes no era nada bueno. Vió un riachuelo de agua cristalina detrás suyo. Ya no era de noche. Se acercó al riachuelo y se miró reflejado en el espejo del agua. Por un momento se asustó al ver, que el reflejo que el reflejo que veía no era el suyo, si no el de una hombre totalmente distinto a él.


Respiró, tranquilamente, mientras pensaba qué podría hacer, pero ninguna idea se le venia a la cabeza. Observó una cabaña a lo lejos de una camino que llevaba hasta la cima de una montaña, y pensó que sería la mejor manera de resolver donde estaba. Camino hacia la cabaña observó que aparte de árboles no había ningún vegetal más, y todas las oportunidades de encontrar vida se desvanecieron. Cuando llegó a la puerta de la cabaña empezó a oír unas voces muy flojas en su cabeza, pero no le dió importancia porque no se podía distinguir ni lo que decían. Entró en la cabaña, al entrar había una especie de pasillo, todo hecho de madera, a la izquierda se podía observar una cocina, y a la izquierda un comedor. En el centro del pasillo habían unas escaleras que subían al segundo piso. A mano derecha había un recibidor, con un marco de fotos. En la foto salían dos hombres abrazándose, parecían contentos. A mano derecha de la foto salia un niño, muy serio, sin expresar ninguna emoción, con el pelo oscuro, y medio largo. Supo quién era, Corielli, y también sabia que Corielli era la persona que había visto reflejada e el agua Ben subió las escaleras, que daban a otro pasillo, éste con dos puertas, la del centro parecía ser un baño, así que entro en la de la izquierda. Justo al entrar se quedó parado, pudo ver los dos hombres colgados del techo y con lagrimas de sangre en los ojos, se tumbó, y vio como un hombre de túnica roja se escapaba de la casa. Fue a perseguirle, pero no se podía mover. De pronto pudo entender la voz que sentía en su interior, sintió que se iba haciendo más grande y identifico las palabras: “Despierta” “Ben despierta”


Y se despertó. Estaba en una habitación, pequeña, al lado de Coriell. -¿Que ha pasado? -Te ha encontrado, y te ha drogado. -¿Quién? -El asesino En un instante la casa se derrumbó y quedaron atrapados entre las ruinas de la casa, se le clavo una madera en el pecho. -¡Corielli! Gritó Ben, pero no le respondió, tenia que ir a ayudar a su “amigo”, pero no se podía mover. Con mucho esfuerzo consiguió quitarse la madera de encima y se incorporó. Estaba sangrando Llegó hasta el lugar donde el cuerpo de Corielli yacía en el suelo. Se giró, y vio al asesino que había detrás de todo esto, el asesino le miro, y le disparó.


California 3 días después de la muerte de Ben

“Hoy se ha encontrado el cuerpo de Ben Halleck, un hombre que padecía de trastorno imaginativo de personalidades y entornos. Se escapó hace tres días, sin motivo aparente de el internado donde residía desde hace tres años. Fue a una cabaña, la derrumbṕ entera y después se suicidió. Se creía que había un asesino que iba a matarlo, pero todo eso solo era parte de su imaginación. Se inventó varios personajes, que dejo escritos en un manuscrito de su internado. Al parecer había alguien que le mandaba fotos de las personas que morirían, pero esas personas nunca han existido. Se creía que el internado era su casa, él nunca creyó que estaba loco, ni que padecía una enfermedad. Ahora hablamos con su familia que esta muy afectada...” Y la tele se apagó.

FIN

Con la colaboración de... Adriaas4 La torreta terrassa i El tio que hem va dir els errors (no m'en recordo com es diu)


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