“En el mundo se han vendido cerca de 2 millones de iPads, lo que equivale a uno de estos dispositivos cada 3 segundos”
Steve Jobs CEO Apple, durante la WWDC 2010
S
i años atrás le hubieran dicho a los abuelos que los libros cambiarían sus páginas cosidas y empastadas por pantallas táctiles o teclados virtuales, simplemente hubiesen pensado que era algo imposible o un sueño futurista. Y es que precisamente en la era digital es posible con un clic acceder a millones de libros de William Shakespeare, Gabriel García Márquez y hasta de Miguel Otero Silva, así como a obras de miles de autores menos conocidos. Los inicios de los ebooks fueron puramente educativos, dirigidos a centros escolares y universidades. De hecho, la primera vez que se escuchó hablar de ellos fue en 1971, cuando se intentó digitalizar la biblioteca de la Universidad de Illinois, en Chicago, como parte del Proyecto Gutenberg. Años más tarde, surgieron lectores electrónicos con una visión más comercial como el diccionario de la editorial Random House, en 1981, Rocket y el Softbook o libro blando. Este último era casi del tamaño de una portátil, demasiado incómodo y frágil.
El papel lo aguanta todo
Uno de los inventos que impulsó la lectura digital fue la tinta electrónica en 2004. Esta tecnología permitió crear el llamado “efecto papel” y prescindió de iluminación propia a diferencia de una pantalla de computadora. El milenio comenzó con una batalla campal entre el Reader de Sony y las dos versiones del Kindle de Amazon, que finalmente se reavivó a comienzos de este año con la presentación del iPad de Apple, que –según expertos–, aunque con grandes ínfulas de ser una computadora táctil, terminó siendo un libro electrónico. La iPad ha despertado elogios pero han sido muchas más las críticas inclusive del propio fundador de Microsoft, Bill Gates, que aseguró que no ofrece nada que ya no tengan las tabletas basadas en Windows. Sin embargo no se puede negar que el dispositivo, que entre otras cosas permite navegar en Internet, leer un libro o el periódico, jugar, y ver videos, influyó en el mercado de los ebooks, principalmente de Amazon, que recurrió a abrir su plataforma a geeks 21