Altares de la Ausencia

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GASTÓN SALAS 2014



Mientras la muerte triunfa revelando el proceso de desvanecimiento del cuerpo, los objetos que formaron parte de una vida, configuran una traza personal, un sĂ­mbolo de esa vida Ă­ntima que se mantiene y perdura despuĂŠs del fin.


JOSÉ DOMINGO ADASME NUÑEZ DD.

Nacido el 4 de Marzo de 1936. Vivía en el Asentamiento Nuevo Sendero en Paine. Casado con seis hijos, obrero agrícola. Tenia 37 años al momento de su detención el día 16 de Octubre de 1973.





RAFAEL EDUARDO ARANEDA YÉVENES DD.

Nació el 25 de Octubre de 1949, Vivía en San Isidro 1070, Santiago. Soltero y estudiante de Ingeniería Textil en la Universidad Técnica del Estado. Tenía 25 años cuando fue detenido el jueves 12 de Diciembre de 1974.





ALFONSO DEL CARMEN ARAYA CASTILLO DD.

Nació el 17 de Septiembre de 1948. Vivía en Panamericana Norte 1130, Depto.13, Renca, Santiago. Era casado, mueblista y dirigente sindical de la construcción. Tenía 27 años cuando lo detuvieron el 9 de Septiembre de 1976.





MANUEL SILVA CARREÑO DD.

Nació el 19 de Junio de 1929. Vivía en el Asentamiento Arco Iris en Paine. Casado, obrero agrícola. Tenía 44 años al momento de su detención el 29 de Noviembre de 1973.





RETRATO DE MATRIMONIO.

Como a las cuatro y media de la mañana echaron la puerta abajo a patadas y se metieron 4 militares a la casa, tenían las caras pintadas y nos apuntaron con las metralletas. A mi marido le dijeron, "vístete que tenís que ir a dar una declaración", a nosotros nos dijeron que no saliéramos de la casa y que apagáramos todas las luces. Nosotros estábamos todos durmiendo con mis seis hijos que se dieron cuenta de todo... alumbraban las camas con linternas, el mayor tenía mucho miedo... ve que tenía el mismo nombre del papá! A mí me dijeron que él iba a estar de vuelta a las seis y media de ese día... y todavía no ha llegado. Era el 16 de octubre de 1973, yo estaba embarazada de tres meses... lo esperaron que se vistiera, se puso una chaleca cafecita que tenía, una camisa blanca, los bluyines, la manta de castilla con el sombrero negro y las ojotas, llevaba su carné. Se llevaron a mi marido, él tenía 37 años, pero....no.... lo buscamos por todos lados, fui a buscarlo a San Bernardo, a Chena, las cárceles, a dónde no lo buscamos!... pero no había ninguna noticia de él. Mucho tiempo después supimos que los habían matado a todos en Rapel porque yo reconocí unos pedacitos de la camisa blanca "wash and wear" que llevaba, eran unos pedacitos amarillos con la sangre que desparramaron. Él trabajaba en la tierra, sembraba varias cosas, él era bien tranquilo. El cuadro es el único recuerdo de él que tengo. Una vez pasó un fotógrafo por la casa y con lo poco que teníamos lo mandamos a hacer. Al principio soñaba con él muchas veces, que estaba en un río y decía que lo sacaran de ahí, lo veía vestido de la misma manera que se lo llevaron ese día...

Graciela Tamayo Romero, Viuda de José Domingo Adasme Nuñez.



LA CHAQUETA.

Cuando fui a ver a mi madre el viernes, la encontré llorando desconsoladamente. Me cuenta que el día anterior, habían ido a detener a mi hermano a la sala de clases del Inacap en Renca. Él vivía en avenida Matta con San Isidro, en la casa de Don Luis Rodríguez. Allí lo llevaron los agentes varios días después de su detención, para volver a registrar y revisar. Le dijeron a éste señor que le iban a avisar donde estaría detenido para que su familia lo fuera a visitar. A mí siempre me sonó raro eso, porqué solo registraron su pieza, el baño y nada más?... porqué tanto respeto con los demás? Después supimos por otros testimonios que estuvo detenido en la Villa Grimaldi. Pero nunca más lo vimos. Cuando yo empecé a buscarlo supe que era integrante del MIR, me lo dijeron unos compañeros de la universidad. Yo sabía que era de izquierda pero nada más. Él viajaba de Santiago a nuestra casa en Concepción y seguramente lo hizo para las vacaciones de invierno de ese año. Debe haber sido la última vez que nos vimos. A veces trato de recordar el tono de su voz... y ya... tantos años... como que no puedo, si la escuchara... tal vez la reconocería... tal vez. Al principio yo soñaba con él, andando en cavernas a la orilla del mar, arrastrándome y buscándolo, él con cadenas... A veces veía un pordiosero, un mendigo y me preguntaba: no será mi hermano que quedó enfermo? Somos cuatro hermanos, yo soy la mayor y él el menor. Yo lo adoraba, teníamos una diferencia de nueve años. Una vez me pidió que le bordara la chaqueta y yo lo hice, por eso tiene un valor especial para mí, había un lazo mas entre los dos. Quería la chaqueta diferente y me pidió que le pusiera el dragón que era el símbolo de la Universidad Técnica del Estado. Yo nunca había visitado la universidad donde él estudió y ahora que le entregaron su título (póstumo) pude recorrer varios lugares y estuve en el comedor donde él almorzaba... Yo quiero saber la verdad de lo que pasó... por dolorosa que sea.

Julia Inés Araneda Yévenes, hermana de Rafael Eduardo Araneda Yévenes.





LA CAJA.

Salimos de la casa a una feria. Él quería comer pescado frito, le gustaba con arroz y a mí con papas cocidas. Después del almuerzo fue a reunirse con unos compañeros, yo me quedé en la reja mirándolo hasta que tomó la micro, cuando se subía se dio vuelta y nos hicimos seña. Fue la última vez que lo vi. Quedó de volver a las seis para ir a comprarle ropa a la guagua que yo estaba esperando, tenía 7 meses de embarazo. Lo esperé hasta la siete, hasta las ocho y me empecé a preocupar. A las nueve llamé por teléfono a algunos amigos, pregunté en diferentes partes pero nadie sabía nada. El lunes le pedí a mi cuñado que presentara el primer recurso de amparo, yo no podía porque trabajaba en la clandestinidad y mi vida también corría peligro. Desde ese momento no he parado de buscarlo y mientras tenga vida y salud lo voy a seguir buscando por dos razones; por mi hija que no conoció a su papá y para que mi nieta, mis bisnietos y ningún niño pase lo que nosotros pasamos. Nos conocimos en 10 de Julio con Portugal, yo andaba en lo mío, con mis instrucciones y no le presté mucha atención. Después nos reunimos nuevamente para ver las responsabilidades que había que atender. El era una persona más que yo debía ubicar en alguna parte, no sabía mi nombre verdadero, no tenía idea sobre mí. Yo si sabía de él, su nombre, de donde venía. Como a la cuarta vez que nos reunimos me cuenta lo que había sentido cuando nos conocimos; cuando me vio se enamoró inmediatamente de mí, me dijo que fue como una cosa eléctrica. Nos pusimos a pololear, era tan simpático, cariñoso, muy atento. Alcanzamos a estar un año y medio juntos... parecía que nos hubiéramos conocido de siempre. Era tanto el cariño y el amor que nos unió. Siempre pienso que si él hubiera estado, habríamos vivido juntos toda la vida. Esta caja la he guardado durante 40 años, le tengo mucho cariño, no sé por qué, tal vez porque era de él... Después de las investigaciones de los abogados de derechos humanos, se llegó a la conclusión de que fue tomado por el Comando Conjunto y que pasó por la casa de Simón Bolívar... y en esa casa, el que entraba no salía...

Ester Araneda Gallardo, esposa de Alfonso del Carmen Araya Castillo.


LA LIBRETA DEL SERVICIO.

Yo recuerdo que ese día mi papá llegó enfermo del trabajo, le había dado una crisis de epilepsia. Yo tenía 12 años y venía llegando del colegio... y lo veo ahí enfermo... con su cabecita tomada, estaba en el corredor de la casa sentado en un piso así, bajito... Yo, al otro día tenía una once en el colegio y había ofrecido un queque, así que le dije a mi mamá. Ella me dijo, "tenís que ir a comprar las cosas porque no las tengo", entonces tomé la bicicleta y partí a comprar. Me acuerdo que mi papá me miró y se rió porque él sabía que yo siempre andaba metida en las actividades del colegio. Cuando volví vi a mi mamá que estaba llorando, me decía que los carabineros de Paine se lo habían llevado para tomarle una declaración en la comisaría, ella los conocía muy bien porque incluso uno era amigo de mi papá, compadre de una hermana de él. Entonces ella se recuerda muy bien de ese carabinero. Mi mamá me dijo que él había preguntado si se podía poner una chaqueta, porque andaba en camisa, entonces entró y se la puso pero no alcanzó a ponerse zapatos, andaba con ojotas. Yo no sé qué pensar de todo esto... las ilusiones que por lo menos yo tenía... ya no sé, no sé... están truncadas para mí. Pienso que nunca voy a saber nada de él... tal como falleció mi hermana, esperando que él volviera... y mi mamá. Y así va a pasar el tiempo, todos nos vamos a ir y no lo vamos a encontrar.... aunque sea una uñita que fuera, pero lo encuentro muy lejano. Lo único que tengo de él es esta libreta que la encontraron mis hijos en la casa de mi mamá cuando ella se enfermó. A mi papá se lo llevaron ese día, el 29 de Noviembre de 1973 como a las siete y media de la tarde y se lo tragó la tierra...

Soledad Silva Cerda, hija de Manuel Silva Carreño.




HÉCTOR HERALDO VELÁSQUEZ MARDONES DD.

Nacido el 14 de Agosto 1941 en Cunco. Casado con 4 hijos. Trabajador y dirigente de la Empresa Nacional del Carbón en Lota Schwager. Detenido el 17 de Mayo del año 1977 en Buenos Aires, Argentina cuando tenía 34 años.





OSCAR ELIECER ROJAS CUELLAR DD.

Nació el 16 de Diciembre de 1946. Casado. Domiciliado en Ricardo Santa Cruz 735, Santiago. Dibujante Técnico. Ex tesorero Sindicato IVESA en La Serena. Tenía 35 años a la fecha de la detención el 29 de Diciembre de 1981.



JACQUELINE PAULETTE DROUILLY YURICH y MARCELO EDUARDO SALINAS EYTEL DD.

Nació el 3 de Diciembre de 1949 en Santiago. Estudiante de Servicio Social en la Universidad de Chile, en Temuco y luego en Santiago. Casada con Marcelo, técnico eléctrico, nacido el 25 de Febrero de 1943. Detenidos el 30 y 31 de Octubre de 1974, a los 23 y 27 años.







JUAN ISAÍAS HEREDIA OLIVARES DD.

Nació el 01 de Abril de 1932. Vivía en calle Saavedra 962, Población Orompello, en Los Ángeles. Casado con 3 hijas. Profesor de Educación Básica y ex vice presidente de la Junta de Abastecimiento Popular (JAP). Tenía 41 años al momento de su detención el 16 de Septiembre de 1973.





LA BILLETERA.

Cuando volví a tener la billetera en mis manos me dio una sensación muy extraña... él la usó... quizás cuanto tiempo! Me imagino que la andaría trayendo en el bolsillo trasero del pantalón, con las fotos de sus hijos. Cuando él desapareció, mi sobrina mayor tenía nueve años y el más chico tres. Esta billetera debe tener más de 50 años y para mí no tiene un valor monetario, tiene un valor que va mucho más allá. Me dio mucha emoción haberla tomado, un sentimiento de alegría y un sentimiento de pena a la vez, porque en eso nos quedamos nosotros ahora, en los recuerdos. El tuvo cuatro hijos y ahora tiene nietos. Ellos me piden que les cuente cosas de él. Mi hermano desapareció en la "Operación Cóndor" en Buenos Aires junto con Ramirez, Jaccard y cinco argentinos, todos aun desaparecidos. Para nosotros fue una sorpresa, no sabíamos que estaba en Argentina. Una vez hablamos con un profesor de Santiago que reconoció a mi hermano en una foto que yo siempre llevo. Él se tenía que encontrar con mi hermano en un café al parecer, pero mi hermano nunca llegó. Este profesor nos dijo que se fue porque presintió que algo no estaba bien y que se sentía un sobreviviente gracias a que Héctor no llegó a la cita. Mi hermano era una persona formal de terno, corbatita, muy reservado, lo recuerdo con el diario "El Siglo" debajo del brazo. Nosotros, por conclusiones que fuimos sacando, supimos que era funcionario del partido, pero nunca hubo un nexo con que él tuviera familia, por eso nunca llegaron a la casa. Para los veranos yo me iba a su casa y salíamos a la playa, a veces él me invitaba para que lo acompañara. Una vez fuimos a Lota y me dijo que lo esperara en la plaza, el hacía lo que tenía que hacer y después nos íbamos. La última vez que lo vi fue para el verano del 73´ cuando fui a su casa en Concepción. Nunca hemos sabido nada más de él y uno siempre se pregunta... pero no se sabe.

Elisabeth Velásquez Mardones, hermana de Héctor Heraldo Velásquez Mardones.


LA LONCHERA.

Mi hermano fue detenido de una forma muy violenta en la casa de mis papás el año del golpe... entonces tenía 26 años. Le hicieron un consejo de guerra y le dieron 7 años de cárcel. Pasó como 4 años en la cárcel de La Serena donde lo visitábamos los días domingos. En Abril de 1977 le conmutaron la pena por extrañamiento y se fue con su señora a Inglaterra. Después de un tiempo ingresa clandestinamente a Chile en una operación del MIR. Nosotros en la familia no supimos de eso, excepto una hermana mayor. Norma sabía de su situación y sabía que arrendaba una pieza en Santiago. En Diciembre del año 1980 llaman a mi hermana para decirle que Oscar no había llegado al punto de reunión acordado. Ella se contactó con un sacerdote que la acompañó a la pieza que arrendaba y se dieron cuenta que todo estaba en orden, parecía que había tomado desayuno y había salido. Nunca más supimos... el último rastro lo obtuvimos de un compañero de La Serena quien dijo haberlo visto en uno de los lugares de detención. En una carta del 14 de abril del año 1982, Tristán Garel-Jones parlamentario inglés le dice a mi cuñada que el embajador chileno en Londres "confirmó que su esposo está detenido, acusado de ingreso clandestino a Chile". Después lo negaron todo, dijeron que habían cometido un error, que se habían equivocado. Mi hermano trabajaba en IVESA, una industria que hacía remolques cerca de Juan Soldado, era tesorero del sindicato. Estudió aquí en La Serena para dibujante técnico. Como él trabajaba lejos utilizaba esta lonchera para llevar almuerzos, las colaciones y las frutas. Cuando la veo... pienso... es raro que él ya no esté y que la lonchera la llevaba todos los días con él. Uno carga las cosas y les da un sentido. A mi hermano lo hemos buscado mucho pero no tenemos ninguna respuesta clara. Yo pienso que él puede ser uno de los que tiraron al mar...

Sonia Rojas Cuellar, hermana de Oscar Eliecer Rojas Cuellar.


EL RELOJ. Llegaron a detener a mi cuñado pero mi hermana estaba sola en ese momento, la subieron a la pieza y estuvieron con ella varias horas. La torturaron y la violaron mientras lo esperaban. Como no llegó porque había "toque de queda" se la llevaron a José Domingo Cañas. Los agentes de la Dina esperan a mi cuñado y a la mañana siguiente lo detienen y lo conducen al mismo lugar donde estaba mi hermana, allí son torturados salvajemente. De ahí, son llevados a la "Venda Sexy" otro lugar terrible de tortura, luego a Villa Grimaldi y finalmente a Cuatro Álamos. Allí se les pierde el rastro. Las evidencias desgraciadamente apuntan a que los detenidos en Cuatro Álamos fueron arrojados al mar, por eso nosotros como familia tenemos muy pocas esperanzas de saber donde se encuentran los restos de Jacqueline y de Marcelo. Ella tenía en esa época tres meses de embarazo y tampoco sabemos si esa guagua nació. Mi mamá viajó inmediatamente a Santiago cuando supo que la habían detenido. Llegó a la pieza y tuvo que ver la destrucción estaba la cama deshecha, la almohada tirada, el reloj botado roto, estaba todo en el piso. Durante los días que siguieron embaló todas sus cosas y se las trajo. A Jacqueline le gustaba rodearse de cosas lindas, el reloj amarillo era vistoso, una réplica de un reloj antiguo. Las condiciones en que mi mamá lo encontró son trágicas porque nos trae la sensación de la violencia contra ella y contra nosotros como familia. Ojalá se hubiera detenido el tiempo para ella, como muestra el reloj, pero continuó y fue sometida a torturas terribles. Se nos ha borrado mucho de ella, por eso vivimos rodeadas de cosas y fotos para no olvidar sus facciones. Los objetos tienen un rol importante, no solo porque nos recuerdan a Jacqueline y a la persona viva que era, sino también porque queremos que ella sienta que es parte de nuestras vidas... convivimos con las cosas que convivían con ella, la tenemos presente todo el tiempo, a pesar de lo doloroso que ha significado. La última vez que la vimos fue al día siguiente de su casamiento, en Agosto del 74´, mi padre nos invitó a todos a comer al restaurant chino. Éramos sus hermanas menores y le teníamos mucha admiración porque era una persona de mucho carisma, muy atractiva, muy inteligente, extraordinariamente entretenida, nos encantaba estar con ella. Yo tengo puros recuerdos lindos de ella.

Nicole Drouilly Yurich, hermana y cuñada de Jacqueline Paulette Drouilly Yurich y Marcelo Eduardo Salinas Eytel.



LAS GAFAS.

Alrededor de las nueve y media de la mañana golpearon la puerta y preguntaron por el ciudadano Juan Heredia, era una patrulla de carabineros. Era domingo y yo estaba preparando a mis hijas para que fueran a misa. Fue todo tan sorpresivo, salió del baño peinándose y no alcanzamos ni a despedirnos... se lo llevaron con las manos arriba para subirlo al furgón. A mi marido le habían avisado que lo iban a ir a buscar, así que tenía preparado un poncho. Se alcanzó a poner una polera gris-marengo que tenía, con unos bordes rojos en el cuello y en los puños. Después contacté a mi cuñado para que le fuera a dejar el vestón, ahí tenía sus documentos y sus cigarros, pero cuando llegó a la comisaria le dijeron que el furgón nunca había llegado allí. Cuando se levantaba el toque de queda, me iba a la Cruz Roja a hacer la fila para entregarle algunas cosas pensando que estaba detenido en alguna parte, perdimos muchas cosas, zapatos, frazadas, etc. Pasaba el tiempo y otros familiares recibían cartas pero nosotros nunca recibimos nada... Buscamos por todos lados, enviamos cartas a diferentes instituciones, hicimos todo lo posible... pero nada. Solo cuando se abrió el programa de derechos humanos del Ministerio del Interior tuvimos algunas pistas de lo que podría haber pasado. Los habrían llevado a la salida de Los Ángeles, donde está el río Rarinco, a un sitio donde sacan arena. Hay un testigo que dice haber visto la ejecución, pero de los cuerpos nunca más hemos sabido. Lo único personal que nos queda de mi marido son estas gafas de sol... es lo más cercano que tenemos de él, aparte de los recuerdos. Siempre se tomaba un café antes de levantarse, yo siempre le llevaba ese café, me sentaba a los pies de la cama y conversábamos, pero ese día el estaba diferente... distinto, no habló... tomaba su café muy triste apoyado en el velador, como que presentía algo.

Nancy Burgos Barriga, esposa de Juan Isaías Heredia Olivares.





HORACIO NEFTALÍ CARABANTES OLIVARES DD.

Nacido el 2 de Febrero de 1953 en La Unión. Fue dirigente estudiantil del Liceo de Hombres de La Serena. Casado con 3 hijas. Tenía 20 años a la fecha de la detención el 21 de Enero de 1975.






JUAN CARLOS DÍAZ FIERRO E.P.

Nació en Santiago en 1946. Era empleado de la "Casa García". De acuerdo a la información oficial del Informe Rettig, fue muerto el 20 de Septiembre de 1973. Era secretario del sindicato de empleados de "Casa García". Tenía 27 años.




JUAN AURELIO VILLARROEL ZÁRATE DD.

Nació el 19 de Junio de 1921. Vivía en General Gambino 4584, Población Arquitecto Oherens, Conchalí. Fotograbador y dirigente sindical de la Imprenta Horizonte. Tenía 55 años cuando fue detenido el 13 de Agosto de 1976.



PEDRO JUAN MERINO MOLINA DD.

Nació el 8 de Noviembre de 1953. Vivía en la Villa Mora en Coronel. Trabajaba como sastre en un taller que tenía en su domicilio. Tenía 20 años al momento de la detención el 14 de Septiembre de 1974.





EL RELOJ PULSERA.

Lo detuvieron el 21 de Enero de 1975 como a las once de la mañana cerca del mercado de Viña del Mar. Después me detuvieron a mí junto a mi hija que tenía dos años y medio. Yo estaba en estado de gravidez con 8 meses. Nos trasladaron al Regimiento Maipo de Valparaíso, a un subterráneo que era el casino de los sub oficiales, estaba habilitado para tener a las personas. Al día siguiente se llevaron a mi hija, me dijeron que la llevarían a un jardín, que no me preocupara. Después unos médicos del Hospital Naval me examinaron y decidieron inducirme el parto en la enfermería del regimiento. Ese día, a las cuatro de la tarde nacieron mis hijas gemelas... eran prematuras y eran muy pequeñas. El enfermero se consiguió una estufa, ropa de guagua y cosas con que arroparlas. En algún momento una persona de la Dina me entrega el reloj y la argolla de Horacio y unas horas después lo traen a la enfermería, visiblemente torturado. Según ellos, era para que viera a sus hijas, pero en el fondo estaba siendo interrogado y era para presionarlo con nuestras vidas. Después de eso no lo vi hasta el 28 de Enero, ahí me informaron que me dejarían en libertad. Me trajeron a mi hija mayor que venía muy mal... con un abandono afectivo y físico. A media noche llegaron con Horacio, él me dice que me van a llevar a casa de un tío suyo que vive en Quilpué. Horacio trataba de mantenerse erguido a pesar del dolor que sentía, tenía quemaduras de cigarro en su pecho y los talones hecho pedazos... no podía caminar... disimulaba mucho para que yo no me preocupara. Nos subieron a uno de los vehículos junto con dos mujeres que llevaban a las gemelas. En el trayecto, él tomó a una de ellas y me pidió que les pusiéramos los nombres de las abuelas... me dijo que lo esperara... que tuviera fe en que nos íbamos a reencontrar, que nuestra vida iba a ser diferente. Él se había entregado mucho a sus ideales, tanto así que lo buscaban vivo o muerto y como no quiso salir del país pasamos a la clandestinidad siendo muy jóvenes. El tenía 21 años y yo 24. Cuando llegamos a la casa del tío, los agentes la rodearon y nos bajaron con las tres niñas. Al tío le dijeron que volvían al regimiento con Horacio, que estaba detenido. Nos despedimos y lo llevaron de vuelta al vehículo. Nunca más lo vi... y aunque los años han pasado, siempre es muy triste... uno sigue sintiendo cuando recuerda, como si fuera el presente, como que fuera ahora...

Nancy Burgos Barriga, esposa de Juan Isaías Heredia Olivares.



EL CHEQUE. De a poco hemos podido reconstruir lo que pasó. Tenemos antecedentes de que él llega a su trabajo alrededor de las nueve, se le entrega este cheque que tiene fecha 11 de Septiembre de 1973 y creemos, que por el monto, corresponde a su finiquito. Es delatado por un compañero y dos de sus jefes. Él era vicepresidente del sindicato de trabajadores de la empresa y tenía conflictos con los dueños de Casa García donde era el encargado de cuentas corrientes, además era militante comunista Lo detienen miembros de la Academia de Guerra del Ejército. Por el mes de Octubre nos enteramos por una prima que trabajaba en un hospital cercano al Servicio Médico Legal que mi padre había entrado fallecido al servicio el 20 de Septiembre en la madrugada. Ella se entrevistó con el doctor Humberto Rhea quién le confirmó que personalmente le había hecho la autopsia; él había recibido a mi padre, cuando su cuerpo aún estaba tibio, de una ambulancia militar que provenía de la Academia de Guerra. Supimos entonces que mi padre, en estricto rigor, estuvo en la Academia y llegó al Servicio Médico Legal con evidentes muestras de tortura, fracturas en sus piernas, golpes en su tórax. El informe médico dice que llevaba orificios en su ropa y un balazo en el cráneo que fue el que finalmente le produjo la muerte. Hay dos informes que se contradicen, el Certificado de Defunción acredita como causa de muerte: herida de bala cráneoencefálica con salida de proyectil. Lugar: Santiago, Avda. España frente Nº 450. Fecha: 20 de septiembre de 1973 a las 06:30 horas y el otro que establece que el cuerpo viene desde la Academia de Guerra en una ambulancia que ingresa al Servicio Médico Legal a las 06:30 hrs. Del Servicio Médico Legal sale con orden de sepultura al Patio 29 del Cementerio General, a una fosa común. Nosotros nunca tuvimos la certeza total de que estaba allí sepultado. Pasaron muchos años para que nos acercáramos al lugar, había mucho temor y se corrían riesgos. En esa época le entregan a mi madre algunas pertenencias, un llavero y la argolla de matrimonio y en el 2013 se comunican con nuestra familia para entregarnos este cheque que está manchado con su sangre y que había permanecido guardado en un sobre sin nombre. Después cuando retornó la democracia, se desenterraron los restos y se hicieron muestras que permitieron tener una cierta certeza de haber encontrado algunas piezas óseas, pero luego por los errores que hubo volvimos a dudar. Solo el año 2002 tuvimos la certeza total de que los restos encontrados si pertenecían a mi padre. Tengo recuerdos muy vagos de mi padre, yo era muy chico en esa época, pero recuerdo haber estado tomado de su mano cuando, para el 11, pasaban los helicópteros... Carlos Díaz Valdivia, hijo de Juan Carlos Díaz Fierro.



LA CARTA.

A mi padre lo detiene la Dina cuando se baja de la micro en Mapocho, iba a visitar a una tía. De ahí en adelante nunca supimos más de mi papá, mi hermana se dedicó a buscarlo. Ella iba a todas partes donde decían que había una ropa, un huesito, pero nunca encontraron nada de él, nada, nada hasta el día de hoy. El trabajaba en la imprenta de El Siglo pero para el golpe estaba en el extranjero, en Rusia. Después volvió, no sé cómo... Cuando vino a ver a su padre y a mí, se quedó un tiempo acá en La Serena. Nosotros le decíamos que no se fuera para Santiago, pero el partido lo mandó a llamar. Tengo la imagen de él cuando se vino a despedir, siempre con terno y camisa blanca con colleras, peinado para atrás. Me dijo que iba a volver para celebrar el nacimiento de su nieto y que íbamos a hacer un curanto. Yo le escribía y le escribía para que viniera, pero nada, no tenía respuesta... hasta que un día aparece mí cuñado con una carta y me dice "Sonia, esta carta te la dejó tu papá"... había pasado como un año. Yo le pregunté ¿Por qué, no va a venir a conocer a su nieto?, "No... sabes qué... desapareció, los milicos se lo llevaron y no lo podemos encontrar". Recién ahí me entero que mi papá estaba desaparecido. A mí no me habían querido decir nada porque estaba recién amamantando y me podía pasar algo, no querían darme ese dolor y también tenían la esperanza de encontrarlo, de recuperar a mi papá. En la carta me escribe que va a venir a conocer al nieto que lleva su nombre. Yo lo veo a él escribiendo esta carta... dedicando un tiempo a pensar en mí y en mi familia. La he cuidado tanto, de vez en cuando la saco y la vuelvo a leer... es como si yo estuviera con él. Yo no tengo un lugar para ir a dejarle una flor, así que a veces la saco y le prendo una velita.

Sonia Villarroel Vera, hija de Juan Aurelio Villarroel Zárate.



EL LÁPIZ. Yo no sé qué significaba para él, pero cuando se sentaba a escribir en la mesa, yo me fijaba que a ratos, él se ponía a mirarlo mucho, a darle vueltas, a jugar con él... lo apreciaba mucho. Yo lo tengo guardado, no lo saco. Para mí es el recuerdo de él... es como si fuera mi hijo, por eso lo mantengo en una cajita en mi pieza, en la cómoda, bajo llave para que me acompañe y descanse en paz él y yo también... para estar un poco más tranquila y no andar buscándolo tanto, por tantas partes. Por eso hoy le pedí permiso para mostrarlo. Mi hijo compartía un taller con otro sastre en Coronel donde vivía... ahí lo detuvieron... lo esposaron, lo vendaron y se lo llevaron y yo nunca más supe de él. Por otros testigos que lo vieron detenido, supe después, en qué lugares estuvo. En el retén de "Lo Rojas"... en Colonia Dignidad, en Octubre del 74´ lo trasladaron en un camión frigorífico a Cuatro Álamos, después lo llevaron a la Academia de Guerra. En Mayo del 75´ me confirmaron que lo tenían en Cuatro Álamos, pero después lo negaron... Me mostraron un cuaderno que decía que estaba allí y me dijeron que en unos tres o cuatro días más lo iban a dejar en libertad, pero ese día nunca llegó... Después, en Junio o Julio de ese año, apareció una nómina en la prensa de 119 chilenos "extremistas" que habían caído en enfrentamientos en Argentina y ahí venía el nombre de mi hijo. Pero muchos de los familiares que los buscábamos sabíamos que ellos estaban ahí, en Cuatro Álamos. Hace pocos años cuando hablamos con el ministro Cepeda nos explicó que seguramente no lo íbamos a encontrar nunca... ni siquiera algo de él, porque era posible que los hubiesen llevado a Colonia Dignidad donde los cuerpos fueron desenterrados y cremados y las cenizas tiradas al río que pasa por ahí dentro... Lo otro era que hayan lanzado el cuerpo de mi hijo al mar en Quintero, donde han encontrado algunos rieles con partes de ropa, botones. Él llevaba un abrigo con botones... a mí me da la impresión... creo que ahí está mi hijo... que lo tiraron al mar en Quintero. El último antecedente que tenemos es de un familiar de un carabinero que nunca quiso declarar en forma oficial. Él vio a mi hijo en el aeropuerto de Los Cerrillos con un grupo de prisioneros que los llevaban a Ritoque... mi hijo no paraba de llorar... Él estaba tan cerca de mi casa... Ana Molina Palacios, madre de Pedro Juan Merino Molina.






HERNAN FERNANDO ALBORNOZ PRADO DD.

Nació el 2 de Marzo de 1950, Obrero agrícola y dirigente sindical con domicilio en el Fundo Santa Teresa de Huelquén. Casado. Detenido el 15 de Septiembre de 1973, cuando tenía 23 años.




RENÉ DEL ROSARIO MAUREIRA GUAJARDO DD.

Nacido el 01 de Octubre de 1932. Vivía en General Baquedano 868-A, Paine. Casado con 2 hijos. Profesor y comerciante, integrante de la Junta de Abastecimiento y Precios (JAP). Detenido el 16 de Octubre de 1973, a los 41 años de edad.






JOSÉ IGNACIO CASTRO MALDONADO DD.

Nació el 30 de Noviembre de 1920. Vivía en el Asentamiento Nuevo Sendero, Paine. Casado, obrero agrícola. Subdelegado del Asentamiento Nuevo Sendero. Tenía 52 años cuando lo detuvieron el 16 de Octubre de 1973.




LA RODILLERAS.

Yo, el último día que lo vi, fue como a la una de la tarde. Ese día andaba un helicóptero militar y él tomó la bicicleta para ir a la casa de sus padres, allí se encontró con carabineros que lo detuvo porque estaba en una lista que tenían ellos. En el fundo andaban autos con civiles, también deteniendo gente. Yo estaba en mi casa en Santa Teresa con mi niño chiquitito, lo esperé pero nunca llegó. En la tarde apareció mi concuñada a avisarme que se habían llevado al Nano; "se llevaron también al Humberto y a Don Juan" dijo, el papá y el hermano. Yo salí muchas veces a la comisaría de Paine a buscarlo, estaba de cinco meses embarazada de mi hija y me iba al camino, no había en qué ir, entonces pasaban los colosos, los tractores que iban a buscar petróleo a Paine... y ahí me llevaban en la parte de adelante. Los carabineros me decían que nunca había llegado a la comisaría. Pero yo seguí yendo, porque a mi suegro, que también se lo habían llevado con sus hijos, lo soltaron ese día en la tarde, todo golpeado. Él me decía que los había visto allá, pelados al cero y que sentía cuando les pegaban y se quejaban mucho. Pero siempre me dijeron que él no estaba allí... En el 74´ con mi guagua recién nacida iba a buscarlo a los centros de detención que habían; nos mandaban de aquí para allá... a lo mejor para despistarla a una... después perdí el miedo y donde habían muertos yo iba, a ver si lo reconocía por la ropa. Yo lo busqué tanto tiempo con la idea de la ropa que él llevaba ese día... andaba con un jeans con 2 bolsillos atrás, un beatle estrech azul marino, una camisa de cuadrillé que se usaba harto en ese tiempo, como de delantal escolar y un chaleco tejido a mano que se lo había hecho su mamá con botones dorados, pero nunca apareció. Yo quedé muy sola, estuve tres años viviendo alejada, sola con mis dos hijos pequeños, lloraba, sufría mucho y me aferré al cariño de ellos. Yo nunca estuve con otra persona... él era una persona idealista y le gustaba mucho el deporte, era arquero y lo venían a buscar de muchos clubes porque era muy bueno. En octubre del 94´ la doctora del Servicio Médico Legal nos dijo que tenían el cuerpo y fui con mi hijo, me dijo que era muy parecido a su padre. Yo llevé unas fotos del matrimonio, según ella reconocieron los restos por la quijada. Entonces se trajo para acá, se le hizo un funeral y una misa muy linda. Pero hace poco supimos que los restos que enterramos no eran de él y que siguen haciendo investigaciones, entonces el certificado de defunción no sirve y él y su hermano siguen desaparecidos... Sarita Duarte Reguera, esposa de Hernán Fernando Albornoz Prado.


LOS LENTES. Yo misma les abrí la puerta cuando golpearon, pero ya habían entrado por el patio. Mi marido estaba acostado, se levantó tranquilo y se puso un pantalón azul, una camisa, y una chaqueta de cuero de esas que se compraban en Argentina. El militar que estaba en la pieza le dijo que se llevara una manta ploma que había ahí... "porque allá hace mucho frio". Cuando me despedí, le di un abrazo y un beso y le dije "ten fe René, ten fe...". Pensé que esa palabra, no sé... le iba a dar más valor... no le pude decir nada más. El salió callado, les dio una mirada a los dos niños que estaban en pijama en la puerta del dormitorio, no hizo ademán de nada. Me da tristeza pensar en esto, era la tercera vez que lo llevaban y creo que René pensó que no volvería porque en su velador dejó la gargantilla, dejó el reloj y el anillo de compromiso no lo llevó, no se lo puso. Los llevaron en un camión, junto con 24 personas del sector, a un sitio privado en la Quebrada de los Quillayes. Parece que estaba todo planeado porque el teniente Magaña tuvo que abrir varios portones para llegar al lugar. No es fácil llegar allá... más aun en la noche. Ahí los fusilaron y los enterraron. Todavía me cuesta tranquilizar el espíritu porque después de lo que había pasado, desenterraron los restos para tirarlos al mar y hacerlos desaparecer de nuevo. Ahí, en la Quebrada, se encontraron los lentes de mi marido. Son una evidencia concreta de que estuvo enterrado allí, le queda un solo vidrio que es fotocromático y son de marca Rotter y Krauss. Para mi familia es un objeto muy valioso y lo tengo aquí en la casa, a la vista de todos. Es una reliquia muy apreciada y quiero mantenerla. Estuvimos 19 años casados y por el amor que le tengo todavía sigo peleando hasta el último por obtener un resultado... a medias... un resultado completo sería con justicia, como debe ser. Yo llevo tanto tiempo en esto, más de 40 años. Pareciera que hay compromisos en todas partes, de gente importante, pero no se logra mucho. Imagínese que el año pasado fallecieron cinco señoras de nuestra agrupación, nos vamos a ir todas y no se va a hacer justicia... Sonia Carreño Saldías, esposa de René del Rosario Maureira Guajardo.


LA FOTOGRAFÍA.

En el 94´ nos llegó información que estaba en el Servicio Médico Legal y que había que ir a reconocerlo, a reconocer unos huesitos, eso me lo dijo su señora. "oye Luz... apareció mi viejo". Dónde? le pregunté... porque yo nunca perdí las esperanzas que iba a volver vivo. Yo me negué a ir, le dije que no era mi papá. Entonces fue con otro familiar y aseguraron que era el papá. El 16 de Diciembre de 1994 a las cinco de la tarde llegaron las osamentas acá a Sendero, lo velaron en la capilla... yo por respeto estuve toda la noche, me amanecí, pero siempre tuve la duda. Nunca fui a los funerales, ni al cementerio, ni pal´ cumpleaños, ni pal´ santo, ni pa´ la navidad, ni pal´ año nuevo... no fui nunca. Mi hermana y mis hermanastras iban, pero yo no. Hasta que un día nos llaman de Santiago para decirnos que había un error y que esas osamentas no eran de nuestro padre. Fue muy terrible, especialmente para ellas. Después de muchos años de investigaciones se supo lo que había ocurrido: habían llevado a todos los detenidos de Paine a la Quebrada de los Quillayes cerca de Litueche y allí los fusilaron y los enterraron, pero después los sacaron para que nunca se supiera de ellos. Los restos que encontraron en esa fosa clandestina fueron lo que se llama "objetos culturales". Nosotros identificamos una suela de un bototo Hércules de su número y la presilla del pantalón, que yo reconocí porque yo le hacía los pantalones. Entonces estuvimos seguros que mi papá estuvo ahí. Nosotros sepultamos dos cajitas, una con los objetos culturales y otra con la corona de una muela, los colmillos y unos pedacitos de cráneo de mi papá que se identificaron por el ADN. Yo me quedé con esta foto que siempre anda conmigo, y a donde voy me acompaña... antes de salir le pido que me vaya bien. También me quedé con la tristeza de no haberlo visto envejecer, con la amargura y las humillaciones que hemos pasado todos los familiares de parte del gobierno, de parte de la sociedad y de nuestra propia familia...

María Luz Castro Córdova, hija de José Ignacio Castro Maldonado.





A PESAR DE TODO... LOS OBJETOS...

¿Dónde está la memoria? Pasados dolorosos que persisten en el presente a través de fragmentos físicos y de trazos de recuerdos difusos y bloqueados. Pasados vivos que "sobreviven" en la memoria de familiares que muchas veces existen en un estado difuminado o fantasmagórico, tal como la prelación del lente de Gastón Salas enuncia en cada fotografía de este lúdico y sutil trabajo. La composición fotográfica que antecede al objeto claro y lúcido y que traslada a un plano trasero y difuso al familiar, vindica al objeto como fragmento físico de una historia pasada, el cual ha sobrevivido a pesar de un hilo invisible que encadena hitos dramáticos de pérdidas y esperanzas perpetuamente truncadas. ¿Dónde está la memoria? El objeto del pasado, aquel vestigio usado por última vez por accidente, persiste a pesar de todo, porque es materia, principio físico que nos hace retornar una y otra vez a la relación existente entre cultura material e inmaterialidad de la memoria. Los objetos encarnan biografías, registran una o más historias rastreables a través de sus dueños o dueñas. Los objetos son los vestigios de una historia, es lo que va quedando al presente de una vivencia del pasado. En efecto, si lo ya sido es un tiempo visible y actualizado, localizado y corpóreo, los objetos constituirían cuerpos fundamentales que hacen presentes una y otra vez estos trazos de vida ya acontecidos y desaparecidos.


Me gusta pensar los objetos, en términos de Husserl, como compañeros inseparables de un viaje permanente, viaje de vida marcado por ausencias poderosas, irreparables e irrecuperables. En este viaje los objetos se vuelven ocasionalmente en el único y último vestigio real y palpable de los familiares ausentes. Es aquello único que quedó después de. Olores, recuerdos, momentos, gestos, partidas... el objeto otorga esa cuota de sustantividad a lo desaparecido, lo extirpado, lo sacado y llevado. Los objetos del pasado, accidentales e incidentales, constituyen así los vestigios sobrevivientes a la muerte de sus antiguos dueños y su presencia sentencia con la mayor fuerza posible la separación entre lo que fue y ya no es, lo que estuvo y ya no está más. Ahora, al paso del tiempo, estos objetos se convierten en estos compañeros inseparables que muchas veces tienen el poder de sustituir la ausencia de cuerpo y alma de los desaparecidos. Así, se enuncian como el vestigio que permite hacer nuestra memoria. Cuándo no queda nada, cuándo entregas todo y cuándo pierdes lo más entrañable, el objeto tiene esa fuerza de conectarnos con la pérdida inasible, y con ello, el vestigio material consigna aquello que ya no está a través de su sobrevivencia tangible. Una billetera en desuso y unas gafas recuperadas de una excavación que ahora puedo tocar, atesorar y fotografiar. Lo único que quedó después de. Tesoros conservados, estos objetos de y para la memoria constituyen así la materia prima revisitada en el estado de la ausencia. Estos objetos devienen en altares de las cotidianidades truncadas, altares de una némesis circular siempre volcada sobre la imposibilidad del retorno del cuerpo y la vida.

JAVIERA BUSTAMANTE DANILO Antropóloga. 23 de julio de 2014



RETAZOS

1. Superpoderosa e impotente, denunciante o delatora, hecha a la vez de magia y de rutina, la fotografía parece mostrar todas sus ambivalencias en el trabajo lúcido de Gastón Salas. Se sabe –desde los evangelios de Barthes y Dubois– que la foto es esencialmente huella, emanación del referente, rayo que los cuerpos perdidos han dejado sobre la superficie sensible. No a la semejanza sino a la contigüidad entre imagen y sujeto, aquel "cordón umbilical" barthesiano, debería atribuirse entonces el compromiso subjetivo que punza y emociona a quien hojea el álbum de familia, a quien esconde el retrato de su ex en la billetera, a quien atesora los primeros detritos de sus hijos: estampas, mechones y dientes de leche. La luz tocó a los seres que ya no están, y ahora la misma luz nos toca a nosotros; de ahí –según pregonan los evangelistas disciplinares– el valor mágico que persiste aun cuando el tiempo difumine, decolore o descascare los rostros. Pero ocurre que la fotografía también es separación, distancia, una magia que, por lo demás, puede ser corta de vocabulario y algo limitada en su capacidad de devenir conocimiento y conciencia política. Cargando las tintas, Susan Sontag hablará de un vehículo de comprensión más bien pobre, así como de un efecto de insensibilización que nace del afán de estetizar los horrores de la historia. A Salas no lo detienen estos anatemas, incluso si la distancia se agranda y el cordón se corta para siempre. En sus Altares vemos retazos que apuntan a otros retazos, partes de partes, metonimias de metonimias, imágenes que en lugar de propender a una reconciliación exprés con la barbarie, prolongan el doloroso ubi sunt de una experiencia en que casi todo –el espectro y su registro, el acontecimiento y su testimonio– ha desaparecido.


2. Desde luego que los Altares no se agotan en la toma de un motivo ultrasignificante. Gastón Salas va más allá de la mera antología de rituales y talismanes. Instalado en las posibilidades de la cultura fotográfica, Salas planifica y escenifica, compone y recompone. Cuando los referentes están condenados a un infinito desvanecerse, a seguir desapareciendo por la falta de certificación icónica, es posible y hasta imprescindible recurrir a otros lenguajes: el relato verbal de los familiares o la escolta de un austero making-of, reverso este último –por su itinerario simbólico y performativo– de las caravanas siniestras que antaño recorrieran el país. Nos interpelan asimismo los signos gráficos del tiempo y el deterioro, los planos de mayor intensidad comunicativa, la mirada frontal, el juego isotópico de enfoques y desenfoques: artificios con los que el fotógrafo –o director de escena– restablece los vínculos cortados y obliga a mirar la testaruda presencia de lo real en sus retazos.


3. A ras de mantel, Salas cambia la escala de lo que en sus propuestas previas implicó una problematización del territorio envilecido, estresado, post-bucólico. Ahora dispara sobre lo íntimo, el lugar, no sin un guiño más o menos evidente a los roles –infames por momentos– de la fotografía en tanto control y vigilancia: utensilios que se despegan de sus portadores, como suele gustarle al ojo policial-judicial, y mesas que podrían ser morgues objetuales, allí donde Lautréamont habría de localizar sus bellos encuentros fortuitos. Pasando de las magnitudes kilométricas (revisar su expo La Memoria del Paisaje, 2012) al culto de intramuros en hogares nada suntuosos, el fotógrafo revela además una suerte de anulación de las geo-identidades, esas presuntas diferencias o esas marcas de regionalidad que comienzan a diluirse en la común escenografía del comedor fúnebre. Paine, La Serena, Buin, Concepción, Santiago y Temuco pierden así su carácter de tesoros paisajísticos –ya segados por la parafernalia folclorizante de la dictadura– y adquieren en contrapartida un sentido primariamente sociopolítico: microterritorios cuyas pautas de zonificación vienen dadas por el duelo o por la resistencia. Y es en la mesa de resonancias populares, míticas, no en el living de aspiraciones clasemedieras, donde este duelo o esta resistencia tienen lugar; la vieja mesa –según escribiese Efraín Barquero– que nadie pudo mover, que siempre espera al ausente, y a la que sólo la luz cambia de sitio.


4. Fotos no quedan más que unas pocas. El cordón lo cortaron. Sólo hay retazos, prendas, accesorios, partes de partes. Su representación se emparenta menos con estrategias de tipo elíptico o supresivo, como la de Gustavo Germano en su serie Ausencias, que con la macabra escatología de War of the worlds. Aquí, a la manera del film de Spielberg, perdura únicamente una chaqueta, un reloj, unos lentes, índices quizá más débiles, pero índices al fin: valiéndose de uno de ellos –camisa de diseño inconfundible– dice Luis Navarro que identificó a la primera víctima en los hornos de Lonquén. No podría establecerse una equivalencia cabal con los objetos chamuscados y desolados que Tsuchida rescató de Hiroshima (pues en los Altares a menudo comparece el deudo), ni con el fotorreportaje de François Aubert sobre la muerte del emperador Maximiliano (donde sí se incluye la figura enfática del cadáver). Cordón sustituto, precario y voluntarioso, el conjunto de Gastón Salas semeja una de esas cadenas de jirones con las que se sueña escapar de la cárcel, jirones lanzados esta vez desde abajo hacia arriba, o desde el presente hacia el pasado, o desde el espacio doméstico hacia las alturas de una prisión inalcanzable.

MARIO VERDUGO





De izq. a der.: Graciela Tamayo Romero Soledad Silva Cerda Ester Araneda Gallardo Patricia Herrera Burgos y Nancy Burgos Barriga Julia Araneda Yévenes Sonia Villarroel Vera Ana Molina Palacios Liliana Castillo Rojas Nicole y Viviane Drouilly Yurich Sonia Rojas Cuellar Sarita Duarte Reguera Sonia Carreño Saldias Elisabeth Velásquez Mardones María Luz Castro Córdova Silvia Valdivia y Carlos Díaz Valdivia



DATOS Y ESTADÍSTICAS

DD: Detenido Desaparecido, es el individuo que, habiendo sido detenido por el agentes del Estado, es durablemente mantenido en secreto sin que esta detención sea reconocida por las autoridades implicadas. Asesinado durante su encarcelamiento, sus restos son escondidos y su muerte no es notificada a la familia. E.P: Ejecutado Político. La víctima es sometida a torturas y tratos crueles y degradantes con el objetivo de obtener información de interés para sus captores. Posteriormente el detenido será ejecutado. Si los restos de la víctima son encontrados dentro de un período determinado, estamos en presencia de un caso de ejecutado político. Desaparición: Un crimen no codificado como tal que supone una cadena de procedimientos delictivos entre los cuales la detención arbitraria, el encarcelamiento clandestino, la tortura de los presos, su asesinato y, finalmente la ocultación durable de los restos. Hacer desaparecer: Una técnica coercitiva especifica fundada en la ocultación de los cuerpos asesinados que permite desestructurar a largo plazo redes sociales neutralizando los grupos políticos activos y disuadiendo la construcción de una nueva oposición. Informes de Amnistía Internacional, entre otros, señalan que la desaparición forzada como práctica coercitiva especifica en el mundo tiene como antecedente fundamental el decreto "Nacht und Nebel" (Noche y Niebla) dictado por el mariscal Keitel el 7 de Diciembre de 1941. Medida disuasiva destinada a controlar la población de los territorios ocupados por Alemania durante la 2da Guerra Mundial. Antecedentes recientes indican que constituyó un precedente directo para los militares latinoamericanos, la experiencia de la guerra de Argelia, en especial, la batalla de Argel. También se estima que la aparición simultánea y masiva de esta práctica en diversos países latinoamericanos se derivó del entrenamiento común recibido por parte de los encargados de la represión, bajo el concepto de "Doctrina de la Seguridad Nacional", en una institución ubicada en Panamá llamada Escuela de las Américas, dependiente del gobierno de los Estados Unidos.


De acuerdo a la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación CNVR (Informe Rettig) en Chile se practicaron dos mecanismos de desaparición forzada de personas: "Una que prevaleció en los meses inmediatamente posteriores al 11 de septiembre de 1973. Las detenciones al parecer fueron practicadas, en distintos puntos del país, por diversas unidades de uniformados, a veces acompañados de civiles. En el fondo, consistieron en una ejecución sumaria o asesinato de la víctima, disponiéndose luego del cadáver (por lo común lanzándolo a un río o enterrándolo clandestinamente) todo ello seguido de negación de los hechos o de la entrega de versiones falsas. La desaparición en estos casos es más bien un modo de ocultar o encubrir los crímenes cometidos, antes que el resultado de acciones sujetas a una coordinación central que tuvieran por objeto eliminar a categorías predeterminadas de personas" "La segunda forma de "desapariciones" fue practicada principalmente entre los años 1974 y 1977, siendo responsable principal, pero no única, la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA). En el conjunto de esos casos sí ha podido convencerse la Comisión de que había detrás una voluntad de exterminio, dirigida sistemáticamente y por motivaciones políticas, en contra de ciertas categorías de personas". En la actualidad el número de personas Detenidas Desaparecidas se estima en 1.192, cuyos restos aun no han sido localizados. Existen 127 con ciudadanía extranjera, 80 eran mapuches y 54 eran menores de edad al momento de la detención. Porcentualmente, el 93,79% son hombres, 74,41% son jóvenes de menos de 35 años, son obreros y campesinos el 34,45%, el 19,02% son estudiantes, el 17,01% son trabajadores independientes y el 11,31% son empleados. De los 5.400 recursos de amparo interpuestos ante los tribunales de justicia de Santiago entre 1973 y 1983 por personas arrestadas por orden de la autoridad política se acogieron 10 y de ellos en menos de la mitad se logró la libertad del afectado.

Fuentes: Agrupaciones de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD). Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación (Informe Rettig). Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura (Comisión Valech). Amnistía Internacional. La Muerte lenta de los Desaparecidos en Chile, Antonia García Castro, Ediciones Cuarto Propio. www.memoriaviva.com www.archivoschile.com http://es.wikipedia.org /


Agradezco la disponibilidad de todos y cada uno de los familiares que colaboraron y participaron en el desarrollo de este proyecto. A Maria Luisa Ortíz y Daniela Fuentealba por la información brindada, a Juan Gaviño, Guillermo Flores y Yurie Álvarez por colaboración en diversas fases del trabajo en terreno.

ALTARES DE LA AUSENCIA 2013-2014 Editado por : CUERPO NEGRO EDICIONES / GASTON SALAS Textos: JAVIERA BUSTAMANTE MARIO VERDUGO Diseño e Impresión: LINDSEY STUARDO / www.mioestudio.cl Edición Gráfica: GASTÓN SALAS Fotografías: GASTÓN SALAS / www.gastonsalas.cl Tratamiento Digital e Impresión de Fotografías: JORGE GRONEMEYER / TALLER GRONEFOT / www.gronefot.com Edición de Videos: EDMUNDO AMARANTI, GUILLERMO FLORES, YURIE ÁLVAREZ Registro Making Off: GUILLERMO FLORES y YURIE ÁLVAREZ

Forma parte de este trabajo una exposición fotográfica compuesta por 15 imágenes de 90x90 cm. y 15 de 45x45 cm. y una video instalación. Parque Cultural de Valparaíso (PCdV), del 11 de Septiembre al 5 de Octubre de 2014.

Financiado por el CNCA, ámbito nacional, Fondart Convocatoria 2013. Todos los derechos reservados. Bajo las sanciones establecidas en las leyes, queda rigurosamente prohibida, sin autorización del titular del copyright, la reproducción total y parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, la reprografia o el tratamiento informático, asi como la distribución de ejemplares mediante alquiller o préstamos públicos.






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