12-DIOS NOS CUIDA

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colinas y valles, en árboles, arbustos y flores, en cada hoja y cada brizna de hierba, debieran enseñarnos una lección de la habilidad y del amor de Dios, y de su poder infinito. Los que estudian la naturaleza no pueden sentirse solitarios. Aman las horas tranquilas de meditación pues sienten que son colocados en íntima comunión con Dios mientras descubren su poder en sus obras creadas. 162 Junio 2. NO PARA CONDENAR SINO PARA SALVAR * Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. Juan 3:17. Hay almas que están trémulas en sus dudas. Preguntan: "¿Cómo puedo saber que Dios se ha reconciliado conmigo? ¿Cómo puedo estar seguro de que me ama y perdona?" No depende de vosotros, queridos jóvenes, el que os justifiquéis con Dios. Jesús os invita a ir a él con todas vuestras cargas y perplejidades... Dice: "Venid a mí, aprended de mí, creed en mí". Acertad la promesa y la provisión que ha hecho Dios... Apartad vuestra vista del yo y contemplad a Jesús, porque el carácter del Padre es revelado en Cristo. La sangre de Cristo, en su permanente eficacia, es nuestra única eficacia; pues sólo mediante sus méritos tenemos perdón y paz. El carácter de Dios, tal como se revela en Cristo, invita nuestra fe y amor; pues tenemos un Padre cuya misericordia y compasión no fallan. En cada paso de nuestra jornada hacia el cielo estará con nosotros para guiarnos en cada perplejidad, para ayudarnos en cada tentación. Vuestra razón e imaginación deberían ser enternecidas por el poder de Cristo, para que reciban la impresión del molde de la belleza y la verdad. Hay grandes y preciosas verdades que demandan vuestra contemplación, a fin de que podáis tener un fundamento firme para vuestra fe teniendo un correcto conocimiento de Dios. Ojalá supiera el superficial y vano buscador de la verdad que el mundo por su sabiduría, no importa cuánta hubiera adquirido, no conoció a Dios. Es propio procurar aprender todo lo posible de la naturaleza, pero no dejéis de llevar la vista de la naturaleza a Cristo para la representación completa del carácter del Dios viviente. Mediante la contemplación de Cristo, por medio de la conformidad con la semejanza divina, se expandirán vuestros conceptos del carácter divino y, se elevarán, refinarán y ennoblecerán vuestra mente y vuestro corazón. Que los jóvenes, apunten bien alto, sin confiar en la sabiduría humana, pero viviendo cada día como si vieran al Ser invisible y llevando a cabo su obra como si estuviesen en presencia de las inteligencias celestiales... El que depende constantemente de Dios con fe sencilla y confianza acompañada de oración, estará rodeado por los ángeles del cielo. Aquel que vive por la fe en Cristo, será fortalecido y sostenido, capacitado para pelear la buena batalla de la fe, y aferrarse de la vida eterna. 163 Junio 3. LA ELECCIÓN CELESTIAL * Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. 2 Ped. 1:10. Esta es la única elección de la cual habla la Biblia. Caídos en el pecado, podemos participar de la naturaleza divina y alcanzar un conocimiento muy superior a cualquier conocimiento científico. Participando de la carne y la sangre de nuestro Señor crucificado, ganaremos vida eterna. Leemos en el capítulo sexto de Juan:"El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna... El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida" (Juan 6: 54-63). Nadie necesita perder la vida eterna. Todo el que elige diariamente aprender del Maestro celestial asegurará su vocación y elección. Humillemos nuestro corazón delante de Dios y continuemos conociendo a Aquel cuyo conocimiento correcto es vida eterna. "Procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo" (2 Ped. 1: 10-11). Aquí está vuestro certificado de seguro de vida. Esta no es una póliza de seguro cuyo valor algún otro puede recibir después de su muerte; es una póliza que le asegura a usted una vida que se mide con la vida de Dios: vida eterna. ¡Qué seguridad! ¡Qué esperanza! Revelemos siempre al mundo que estamos buscando una patria mejor, celestial. El cielo ha sido hecho para nosotros, y queremos una parte en él. No podemos permitir que nada nos separe de Dios y del cielo. En esta vida debemos ser participantes de la naturaleza divina. Hermanos y hermanas, tenéis sólo una vida que vivir. Que sea una vida de virtud, y esté oculta con Cristo en Dios. En unidad, hemos de ayudarnos mutuamente a ganar la perfección de carácter. Con este propósito, hemos de cesar en toda crítica. Adelante y siempre adelante podemos avanzar hacia la perfección, hasta que al fin nos sea suministrada una entrada abundante al reino celestial. 164 Junio 4. NUESTRO FUNDAMENTO SEGURO *


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