IICAͲArgentina Ͳ El turismo rural en la Argentina En este sentido, Craviotti6 destaca entre ellas, la declinación de la agricultura como fuente de empleo y de la fase propiamente agrícola de la producción alimentaria. En forma paralela, ha aumentado el peso de los eslabones no agrarios de la producción y se han incrementado las ocupaciones no agrícolas de los habitantes rurales. En este contexto, las nociones acerca de una nueva ruralidad, la multifuncionalidad de los espacios rurales y la importancia del empleo rural no agrícola se han combinado con “procesos de degradación de los destinos y modalidades turísticas tradicionales”7 que implican la elección y promoción, desde distintos sectores, de nuevos destinos y formas de hacer turismo. Así, el turismo rural se presentó como una segunda actividad que permitiría no dejar de lado la actividad principal, representando una nueva alternativa económica para el sector. La crítica situación de una parte del sector agropecuario argentino fue lo que dio impulso al turismo rural, configurándose, en algunos casos, como la única manera viable de mantener sus establecimientos. La diversificación de la agricultura ha sido un patrón que se dio, principalmente, entre los productores de menor escala, quienes, precisamente por producir a menor escala, pierden competitividad para la producción de commodities. Se señala que la modificación de la función productiva tradicional entre las que se encuentra la incorporación de actividades no agrícolas y servicios, en muchos casos, surge debido a la necesidad de diversificación del riesgo y de generación de ingresos adicionales a los agrícolas (Barrera, 2006). Se produce con ello un aumento de los encadenamientos de la agricultura con otros sectores y el aumento de las ocupaciones no agrícolas de los habitantes rurales, incrementándose con ello los niveles de pluriactividad del sector (Craviotti, 2002). Entre las primeras iniciativas de turismo rural de la Argentina, se destacan las de la región patagónica, que comenzaron principalmente como una alternativa a la reducción de ingresos que generó la caída en los precios de la lana (principal actividad productiva de la región), configurándose como actividad de subsistencia en las explotaciones agropecuarias, combinando la búsqueda de una mayor rentabilidad y el fortalecimiento de las unidades. En numerosos casos, los emprendimientos se han localizado sobre infraestructuras preexistentes, con acervos culturales propios de las zonas donde se llevaban a cabo. En general, se reasignan lugares en la casa para compartir (habitaciones que pasan a ser para huéspedes, se comparte la mesa, etc.), así como alguna de las actividades de la unidad productiva, es decir, que muchos productores comenzaron a volcarse al turismo rural utilizando la capacidad instalada ociosa de sus establecimientos (Barrera, 2006). A su vez, un número importante de medianos y grandes productores de diversas regiones del país adecuaron sus estancias para recibir turistas. En algunos casos, a esta variante se agrega la posibilidad de realizar y participar activamente en las tareas de campo y cabalgatas, entre otras modalidades.
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Craviotti, Clara: “Actividades turísticas y nueva ruralidad: análisis de experiencias en la cuenca del abasto a Buenos Aires”, en Revista de desarrollo rural y cooperativismo agrario, ISSN 1139Ͳ7748, Nº 6, 2002, págs. 89Ͳ106, consultado el 19/02/2008 en http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=636958. 7 CLACSO Rodolfo Bertoncello Turismo, territorio y sociedad. El “mapa turístico de la Argentina”. 12