Cine Toma #49

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in memoriam

Particularmente en El Gavilán de la Sierra, en la que interpreta a don Joaquín, un padre que padece los lamentos de la Sierra entre grupos de criminales y la depauperación económica en una tierra agreste que exige los máximos esfuerzos de sus habitantes, a costa de arriesgar la vida contra enemigos caciquiles y una bala malhora. Pierde a uno de sus hijos y cuando el otro llega para averiguar lo ocurrido, intenta sacar al padre de ahí. Don Mario responde que en la ciudad se moriría a los dos días: “Aquí, cuando menos tengo de qué acordarme”. Tuvo también rol estelar en la inquietante y polémica La viuda negra (México, 1977), de Arturo Ripstein, sin olvidar los dos largometrajes que realizó con Los Tigres del Norte en La Banda del Carro Rojo (México, 1977), de Rubén Galindo, así como en La Camioneta Gris (México, 1990), de José Luis Urquieta. Don Mario también aparece como El Texano en la película mexicana más taquillera del año del bicentenario El Infierno (México, 2010), de Luis Estrada, una muy buena película encumbrada por el gran público y la crítica, donde Almada hace aparición especial como narcotraficante temerario con todo su estilo. Otro destacado papel, por ser tan distinto en su filmografía, es el del exfutbolista retirado Salvador Fuentes, quien entrena a un talentoso joven, Gabriel Rodríguez “El chido Guan” (Fernando Arau), en la triunfalista y delirante fábula futbolera El chido Guan (El tacos de oro) (México, 1985),

de Alfonso Arau. Incluso Ciencia Ficción Menos conocidos son los videohomes de ciencia ficción que perpetró. En La Bestia (México, 1988), de Homero Guadarrama, en la que encarna al licenciado Rustegui, en medio de una enredadísima trama con secuestro en república bananera que se cruza con guerrilleros con avistamiento de ovni en plena selva, de la que habría secuela también dirigida por este videohomero: El regreso de la Bestia (México, 1998); con dirección de Guadarrama, Almada también aparecería Mientras la ciudad duerme (México, 1991), con una aparición especial en la que es perseguido por un grupo de alienígenas y en Guardianes de la dimensión prohibida (México, 1994), en la que hace a un sabio veterano que debe impedir que los soldados de Morton crucen a nuestro plano dimensional y nos hagan colación. Pero también está El extraño visitante (México, 1997), de Christian González, en la que interpreta al minero Raúl Peña, quien debe ayudar a una niña alienígena a volver a su planeta. Entre estas rarezas también está Zona del silencio/Paralelo 27 (México, 2004), como el profeta Esenio, donde un grupo de exploradores va buscando la verdad absoluta en la Zona del Silencio en México, en un filme que fue dirigido por su hijo Marcos Almada. Figura acompañante Como acompañante del “muchacho de la película”, destaca en El Arracadas (México, 1977), de Alberto Mariscal, junto con Vicente Fernández, filme de gran impacto en la filmografía del “Número uno”, aunque quizá ninguno tan destacado como el ladrón redimido en el bien realizado western El cuatro dedos (México, 1978), de Alfredo B. Crevenna, cuando hizo a Roque, par del duro y sanguinario gatillero apodado “El Cuatro Dedos” (Jorge Rivero), quien no se detiene por nada ni nadie, como si en cada acto se cobrara por aquel duelo en que perdió una falange y por causa del cual se quedó con ese apodo. Roque se vuelve reflexivo, no está de acuerdo con el hurto a una iglesia –lo que origina persecución del propio cura, interpretado por Andrés García– y termina por enfrentarlo. Se dice que cuando alguien del medio espectáculo o del de la creación artística muere, el mejor modo de recordarlo es ver su obra. De acuerdo, pero como no se puede –quizá ni se debe– ver todas las películas de don Mario Almada así como así, cuando menos es recomendable no perderse las mencionadas, o al menos la duras batallas urbanas de aquel justiciero temible Eduardo Garza en Cazador de asesinos (México, 1982), de José Luis Urquieta.

Raúl Criollo. Crítico literario y cinematográfico. Estudió Ciencias y Técnicas de la Comunicación en la Universidad Veracruzana. Ha colaborado en los diarios El Universal, Excélsior y Milenio Diario, además de las revistas La mosca en la pared, Revista H, Cambio, Graffiti, 24xsegundo Magazine, Performance, Somos y la española Zona de obras. Fue conductor del programa de entrevistas En primera persona, para Radiotelevisión de Veracruz, donde fue Jefe de Producción de la Subdirección de Deportes. Es autor de la novela Siluetas del simulacro (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2007) y coautor, junto con Rafael Aviña y José Xavier Návar de ¡Quiero ver sangre! Historia ilustrada del cine de luchadores (unam, 2013). Dirigió la Escuela Veracruzana de Cine “Luis Buñuel”, donde actualmente imparte clases.


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