240
totalitarismo, y fue incapaz de lograr cambios profundos en la forma social establecida. Castoriadis se refiere a dos tipos de totalitarismo: 1) el clásico: nazismo hasta 1945, y el estalinismo hasta 1951496; y, 2) el nuevo totalitarismo: “la estratocracia rusa”497. Este último, no puede investigarse bajo la misma mirada que al clásico. A Castoriadis, según mi análisis, le interesó examinar lo siguiente: ¿qué características conserva el nuevo totalitarismo del llamado clásico? ¿Cuáles son las inéditas significaciones sociales de las que se vale para perpetuarse? ¿Qué lo caracteriza? ¿Qué pasó en Rusia después de la muerte de Stalin? Para dar respuesta a estos entresijos señala que el nuevo totalitarismo conserva, del clásico, la imposición de la represión con el fin de asegurar la obediencia social, alcanzando la victoria del socialismo. El sector militar funciona con un altísimo grado de actividad y un mínimo de eficiencia. La propaganda oficial presenta un mundo de ficciones, control ideológico, persecución de los disidentes, control total del comportamiento de los individuos. Además, se distingue por mantener y nutrir la burocracia, procurar el conformismo de los individuos. Incorpora en su organización formas del capitalismo, tales como, las relaciones de producción y el dominio racional; la construcción del partidoEstado, convirtiéndose así en un régimen capitalista burocrático y totalitario.
496 “…terror masivo…campos de trabajo de masas…delirio en general…proclamaciones de objetivos delirantes…desprecio total por la eficiencia…construcción de una realidad ficticia…propaganda oficial presenta un torrente incoherente de mentiras…muerte de la ideología…control ideológico positivo total…controlar el pensamiento y el alma de la gente…control del comportamiento manifiesto…hipersocialización forzada de la gente…desaparición del…líder…guerra exterior…guerra contra su propio pueblo…la psicología de guerra permanente…” Castoriadis, Cornelius. “El destino de los totalitarismos”. En: Los dominios del hombre. Las encrucijadas del laberinto, Ob. cit., pp. 52, 53, 54 y 55. 497 Ibíd., p. 52.