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El origen de las tunas y las estudiantinas
Se les conocen también con el nombre de tunas en honor a “Tuno”, quien es el personaje principal de la estudiantina; y “tunos” por lo “nocheriegos”.
Queridos lectores y amigos de la Gaceta Lucerna, en esta ocasión nos permitimos incluir en esta sección un recuento cultural e histórico de las estudiantinas y tunas, debido a la grandiosa Noche Colonial, que se realizó el pesado 25 de febrero en nuestro campus.
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Las estudiantinas surgieron en las universidades españolas desde el siglo XII y ahí pasaron, durante la Colonia (Siglos XVI al XIX), a casas de estudio mexicanas, que evocan las otrora comparsas de estudiantes que con sotana y manteo raído recorrían ciudades y campos, pero ahora con el traje y formato musical de la estudiantina, multiplicándose sus tradicionales galanteos y rondas nocturnas.
Con el paso del tiempo, en México resurgieron las tradicionales estudiantinas con su alegría y entusiasmo, preservando la noble tradición. En callejoneadas narran leyendas como la del Callejón del Beso, donde las parejas de enamorados deben besarse como signo de buena suerte.

Se les conocen también con el nombre de tunas en honor a “Tuno”, quien es el personaje principal de la estudiantina; y “tunos” por lo “nocheriegos”.
En prestigiadas casas de estudio, como la Universidad Lucerna, generaciones de jóvenes han pertenecido a las estudiantinas y rondallas y participado en las tradicionales Noches coloniales.
Origen
Una estudiantina o tuna es una agrupación o hermandad de estudiantes universitarios, quienes portan la vestimenta de la universidad.
A imagen de los antiguos goliardos se caracterizan por cantar, tocar y viajar por el mundo gracias a sus habilidades, pese a que no todos o muy pocos sean músicos de profesión o interpretan temas musicales del folclore ibérico o hispanoamericano, al hacer uso de instrumentos de cuerda y percusión.
La tuna es una antigua tradición que surgió en España, y se extendió a diversas partes de Europa, como Portugal y Holanda, y en América Latina en países como México, Colombia, Perú, Chile, entre otros, que llegó a finales del siglo XIX a través de tunos madrileños.
Analistas ubican su origen entre el siglo XIII o XIV con los continuadores de la tradición goliarda, que en la Edad Media era un tipo de clérigo itinerante que aprovechaba la tradición de hospedaje de los monasterios para vivir sin trabajar, destacándose por su predilección por la música, la bebida y la comida.
Señalan que otro origen, no excluyente, sería el de los estudiantes pobres que vivían de la sopa boba y estos sopistas se valdrían de sus habilidades musicales para cubrir sus estudios y necesidades.
Así, refirieron que dejarían con el tiempo una huella que se refleja ya en el siglo de oro como estereotipo del estudiante de carácter alegre y pícaro.
Comentaron que existen muchas versiones del origen de la palabra «tuna», para algunos esta deriva de la palabra “tunar” o ‘correr la tuna’, que significa: llevar una vida viajera, vagabunda, tocando y cantando.
También se cree que deriva de la expresión francesa Roi de Thunes (Rey de Túnez), un apelativo utilizado para designar a líderes de vagabundos, para otros deriva de la palabra atún y hacen esta similitud de los tunantes por “la naturaleza migratoria de estos peces y el carácter ambulatorio de los Tunos”, dijeron.
Acotaron que según esta teoría, «Tunos» serían los trabajadores estacionales que se desplazaban hacia el sur de España buscando trabajo, siendo éste proporcionado por la temporada del atún del Mediterráneo. Estos trabajadores de temporada pudieron haber inspirado a los estudiantes a llevar una vida errante.
Dijeron que también se cree que la palabra tuna proviene de tunante, que era despectiva referida a esos estudiantes nocheriegos, quienes hacían ruido por las noches, que por uso derivó en «tuna».
El más claro ejemplo lo constituye, sin duda alguna, la Estudiantina de la Universidad Lucerna, con más de 20 años de fundación y que mantiene su vigencia.