Mira la herida para no olvidarla. Antología. Eunice Odio

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Revista de poesía Exilio

DÉDALO No sé de mí cuando estás en silencio… no me encuentro… di una palabra… Di la que escarnecida perdió su mansedumbre primordial, di la que al ir de boca en boca no consiguió ser clara, antes bien, extravió su claridad y quiere ser salvada. Ion, amigo mío, yo no quiero una palabra oral como esas con que juegan los niños y que se manifiestan reídas y escuchadas. Yo te suplico una: sorda, caída, maldita. Basta que digas una en ti, basta que en ti la entrañes sin decirla; basta que en ti la abras, y yo, que soy quien soy, sabré escucharla. No me veo sin oírte. ***

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