Cartilla el buen maestro pedagogía tomista villamizar cano saucedo 171014

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Universidad Santo Tomรกs Facultad de Educaciรณn, Doctorado en Educaciรณn Octubre de 2014

Una reflexiรณn desde la vista de Santo Tomรกs de Aquino


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Ilustración de la carátula “La escuela de la aldea”, Jan Steen, 1670 National Gallery of Scotland, Edimburgo.

En las obras de arte del pintor holandés Jan Steen, se reflejan personajes de diferentes clases sociales. Preocupado por los valores sociales una parte de su obra la dedica a la vida escolar. En la obra La escuela de la aldea se ve representada dos diferentes actitudes de enseñar en los maestros. Según Gómez (2011,p.245): “...son dos los maestros que se hacen cargo del aula: la maestra está atendiendo a uno de los alumnos, mientras que el maestro parece ajeno a todo lo que está sucediendo en el aula, desembarazándose de la atención a los niños que hay a su alrededor”.


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TABLA DE CONTENIDO INTRODUCCIÓN .................................................................................................................................................................................5 1

LA PERSONA ............................................................................................................................................................................7 1.1

¿QUIÉN ES UNA PERSONA? ..........................................................................................................................................7

1.2

CARACTERÍSTICAS DE LA PERSONA ...............................................................................................................................8

2

EL MAESTRO..........................................................................................................................................................................10 2.1

¿Qué es educar? .........................................................................................................................................................10

2.2

¿para qué y en qué educar? .......................................................................................................................................11

2.3

¿Quién educa? ............................................................................................................................................................16

2.4

Las funciones y deberes del maestro…reflexiones y propuestas .................................................................................18

3

4

RECOMENDACIONES PARA EDUCAR .....................................................................................................................................21 3.1

Educación en las virtudes ...........................................................................................................................................21

3.2

Dos virtudes clave: magnanimidad y buen humor ....................................................................................................23

3.3

Recomendaciones prácticas .......................................................................................................................................30 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS .............................................................................................................................................32


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INTRODUCCIÓN Mucho se ha escrito sobre la invaluable labor de los maestros, les debemos mucho de nuestra vida, y por tanto, es oportuno generar espacios que nos permitan reflexionar sobre la responsabilidad que hay en nuestras manos con aquellos a quienes llamamos estudiantes, alumnos o asesorados. El ser maestro constituye uno de los oficios más preciados en cualquier sociedad. Significa con total entrega, hacer parte de la vida de sus estudiantes por medio de sus experiencias, sus conocimientos y su sabiduría; es ser testigo de la educación de otro ser humano. Esta cartilla no contiene una receta mágica, sin embargo, se fundamenta en las reflexiones detalladas de Tomás de Aquino sobre el oficio del maestro, material de invaluable contenido. Si está leyendo estas líneas, es gracias a un maestro y posiblemente llegue a su mente el recuerdo de quien le enseñó a leer y también es posible que este recuerdo le despierte una leve sonrisa. Todos queremos ser buenos maestros, pero antes de ser maestros, somos persona, por esto, encontrará al inicio de la cartilla la definición de persona, luego las


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reflexiones para ser un buen maestro y las recomendaciones para alcanzar este tĂ­tulo coherentes con los postulados con TomĂĄs de Aquino.


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1 LA PERSONA 1.1

¿QUIÉN ES UNA PERSONA?

Para Tomás de Aquino la definición de educación incluye: “...el perfecto estado del hombre en cuanto hombre”, lo anterior, para alcanzar un estado de virtud. Es decir, la educación es un camino, una meta, un fin que permite que el hombre sea perfectible (Corchuelo, 2007); y siguiendo las palabras de Martínez, la naturaleza humana es el fundamento de toda educación (Martínez, 2003). La naturaleza del hombre, tiende al bien debido a que ella proviene de Dios mismo; de esta manera, ayuda en la conservación del hombre, a cuidar su integridad, buscando la racionalidad por medio de la educación y de la protección de la familia. Su educación se basa en conocer la verdad relacionada con Dios lo cual es insumo para convivir en sociedad. Con esto en mente, para el maestro se hace determinante comprender el concepto de ser humano y persona; examinar su esencia permitirá acercarse a sí mismo y al estudiante.


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Desde un punto de vista filosófico, Boecio conceptualizó persona como una sustancia individual de naturaleza racional; esta naturaleza racional incluye solamente a los humanos y por lo tanto solo estos pueden ser considerados personas; de aquí la asimilación de ser humano y persona (Culleton, 2010). Figura 1.

1.2

CARACTERÍSTICAS DE LA PERSONA

Para darle una explicación sencilla a la características de la persona como lo describe Boecio y, que más tarde tomara Tomás de Aquino, dividiremos el concepto de: Sustancia individual y el de naturaleza racional.

Figura 1. Características de la persona según Tomás de Aquino

Podemos explicar la sustancia individual señalando que una persona es un sujeto completo y acabado, integrado por su ser que lo hace individual y único (Martí, 2009).


-9 La otra parte de la definiciĂłn de persona de Boecio, en la que incluye la naturaleza racional, se relaciona como las potencias del intelecto, que conecta tanto la mente como el espĂ­ritu (MartĂ­, 2009). Con lo anterior, comprendemos la singularidad de cada ser humano y por consiguiente, nos lleva a entender la importancia de respetar las diferencias de cada individuo, independiente de su rol como estudiante o como maestro.


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2

EL MAESTRO

2.1

¿QUÉ ES EDUCAR?

De acuerdo al pensamiento de Santo Tomás, el ser humano es llamado a dos grandes cosas: ser un hombre virtuoso y ser feliz. Lo primero sólo puede lograrse mediante un esfuerzo personal que con el paso de los años puede alcanzar altos niveles de perfección, lo segundo se logra en consecuencia de la aplicación de sus virtudes en el ejercicio cotidiano dentro del entorno que lo rodea. Para alcanzar ese nivel de perfección, resulta necesario un acompañamiento cercano de quienes ya han avanzado en ese camino de preparación, y que están dispuestos a realizar en otros esa noble tarea de “sacar” de dentro del “Educar” se deriva del latín duca: hombre la luz necesaria para que alcance su conducir, de la raíz dux (jefe, general). Le proceso de realización y perfección. A esta labor precede la partícula ex: desde. “Extraer”, “conducir hacia fuera y hacia arriba, elevando”


-11 se le conoce, en su etimología más profunda, como “educar”. Como bien señala el Padre Corchuelo OP., existen muchos significados, pero nos centraremos en éste que él propone: “Educar es conducir a alguien hacia un determinado objetivo…es convertir a alguien en persona, dueña de sí misma y de su propio destino”. Ya se ha comentado antes que, para alcanzar la perfección, el hombre debe prepararse, por tanto, se deduce que educar es un trayecto por el cual debe avanzar, siendo conveniente que el camino sea no sólo ascendente en perfección sino también en conocimientos. La permanente preparación le llevará a mejorar sus condiciones de vida y en consecuencia, podrá contribuir a mejorar el mundo que le rodea. 2.2

¿PARA QUÉ Y EN QUÉ EDUCAR?

Continuando con las reflexiones del Padre Corchuelo respe cto al pensamiento pedagógico de Santo Tomás, podemos mencionar que existen grandes vértices en la educación:


-12  

Educar desde el punto de vista profesional: mediante la instrucción cultivar el intelecto, la competitividad, la productividad, el rendimiento económico; saber hacer. Educar para la vida: mediante procesos de formación en valores y virtudes, con competencias centradas en el saber ser y saber convivir.

Educar para lograr un desarrollo en el plano profesional y a la par, preparar para la vida, es una tarea que implica no sólo la transmisión de mensajes, textos, fórmulas y procedimientos, sino que se debe procurar, que la persona desarrolle habilidades en lo técnico, en lo relacional (adecuados comportamientos) y en los buenos hábitos y virtudes. En este último sentido, podemos decir que se debe formar al hombre mediante una serie de prácticas tales que éste pueda contar con las bases para que se desarrolle en los diversos campos y momentos de su vida. Es importante recalcar que el hombre, desde la pedagogía Tomista, es considerado como un ser humano integral, esto es, no sólo es intelecto, también debe vivir en lo social, lo emocional, lo cultural y lo moral. Educar, formar y desarrollar en todas estas

La formación implica el desarrollo de un conjunto de prácticas aplicadas con el educando con el fin de configurar a las nuevas generaciones para la supervivencia y la convivencia dentro del sistema social dado.


-13 áreas, permitiría potencializar los talentos y virtudes de la persona, contribuyendo de esta forma a la existencia de una sociedad más justa y armoniosa.

Las virtudes, desde un enfoque Tomista se clasifican como:  Virtudes morales que se concentran en descubrir lo bueno.  Virtudes intelectuales (ciencia y sabiduría) que buscan descubrir la verdad.  Virtudes intelectuales prácticas como el arte y la prudencia. El arte es un saber orientado a ordenar lo estético y la segunda, trata de un saber en términos de responsabilidad, pensar en el presente para prever un futuro (Corchuelo, 2007).


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En el siguiente esquema (figura 2) mostraremos aquellas áreas en las que se debe educar y formar al hombre, pensándolo como un ser integral, y se presenta también a los actores responsables en el proceso de educación y formación.


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Figura 2. Formaci贸n integral del educando y actores participantes


-16 2.3

¿QUIÉN EDUCA?

Ya hemos comentado que la educación es un camino que permanentemente debe andar el hombre, también hemos hablado de la importancia de desarrollar además de los talentos, habilidades, y se ha hecho énfasis en el hecho de formar en comportamientos (virtudes y valores). Es claro también que este proceso no es específico de un tiempo y en consecuencia, no se puede pensar en un lugar único, por tanto, educar y formar de manera integral será tarea de diversos actores en la vida del educando. Para Santo Tomás, en el seno familiar es donde se deben presentar los fundamentos de la formación en las virtudes y los valores. El padre y la madre, mediante el ejemplo y orientación desde la infancia, pueden encauzar las bases del comportamiento del educando, pero, una vez que el educando avanza en su proceso de maduración, será el mismo, el “La responsabilidad del aprendizaje es, responsable de asumir la responsabilidad del ante todo, personal e intransferible” propio aprendizaje (Cf. S. Tj I, q. 117, a.1 y 2; Summa Contra Gentiles II, c.75).


-17 Para acompañar el proceso de maduración y desarrollo de talentos y virtudes, interviene también una figura fundamental que será sin duda, el complemento a la labor de educación y formación que se gesta en la familia, y a la par, el apoyo y guía del educando: el

educador…el maestro. Es el maestro, quien en conjunto con las entidades de gobierno y las instituciones educativas, tiene la facultad y posibilidades de articular los mecanismos necesarios para alimentar el intelecto, desarrollar habilidades y moldear comportamientos de los educandos. En conjunto, deben diseñarse estrategias que faciliten el aprendizaje del educando desde una perspectiva intelectual, pero sin dejar de lado la continuidad en la formación en los valores y las virtudes. La importancia de asegurar una buena educación y formación, dependerá entonces de las facilidades que otorguen las instituciones educativas, pero de manera particular, de la preparación integral (pedagógica, humana, moral y ética) y virtuosa del maestro, dado que será el responsable de impulsar y guiar el camino del educando. “El maestro se define como una persona que enseña una ciencia o un arte, en los que se le considera idóneo sobre el tema. Esto hace que el maestro se desempeñe a partir de un saber qué, y un saber cómo, acciones que involucran en el quehacer del maestro su cerebro y su corazón”. Madiedo (2003)


-18 2.4

LAS FUNCIONES Y DEBERES DEL MAESTRO…REFLEXIONES Y PROPUESTAS

De gran responsabilidad es la tarea del maestro, palabra que en su raíz se expresa la magnitud esperada del actuar de éste: del latín magister, que significa “más”, “excelente”, “máximo”. Al maestro se le ha considerado siempre como el guía, orientador, formador, consejero, facilitador, tutor, y es así porque una buena parte de la vida del educando transcurre al lado del maestro, por tanto, resulta necesario que además de educar el intelecto dedique espacios para desarrollar habilidades y talentos en sus educandos, los cuales le permitirán hacer frente a la vida y desempeñarse como una persona íntegra, atenta a las necesidades de su entorno. Lo anterior podría hablar de un ejercicio integral y de un perfil plenamente humano que podría definir al maestro, como un buen maestro. En su relación maestro-alumno es importante reconocerse y saber que cada uno tiene una historia, unos conocimientos previos que pueden ser aprovechados para la generación de conocimiento nuevo.

Para lograr tan distinguido nombramiento, resulta necesario que, como se ha mencionado en la figura de la persona, desarrolle plenamente su sustancia individual y naturaleza racional, esto es, debería


-19 prepararse tanto en lo intelectual como en la formación profesional desde el punto de vista pedagógico, y adicionalmente, contar con una formación integral en las virtudes intelectuales, humanas y culturales, y en consecuencia, reflejar en cada momento, su pasión por asegurar aprendizajes. Sin que resulte una lista exhaustiva, proponemos, con espíritu Tomista y en concordancia con el Padre Corchuelo (2007), algunas de las funciones y deberes del maestro que permitirían cumplir con tan necesario perfil en nuestra sociedad actual: El maestro debería:   

Manifestar con sus acciones, que busca el bien de sus educandos al punto tal que cada uno se sienta tratado como persona: con consideración, respeto y justicia. Preparar sus mensajes (contenidos del curso) y la forma de transmisión, con un interés centrado en la persona que los recibirá. Reflexionar permanentemente en sus competencias y estrategias pedagógicas, el dominio del tema, sus cualidades humanas, su cultura general, pues todo ello incide directamente en la vida de sus educandos.


-20  

 

Tener vocación de servicio, entendida como la búsqueda en el educando para que éste, saque el mayor provecho de cuanto se le enseña. Estimular en sus educandos la generación de ideas innovadoras que les permitan construir soluciones para su entorno y que le inviten a crear un proyecto de vida sólido. Promover en sus educandos la búsqueda de la verdad desde un enfoque científico. Demostrar con su quehacer, que el conocimiento lleva a saber más, y saber más, le permite a la persona ser un mejor ser humano, más justo, más solidario y más equitativo.

“Al educador…, le corresponde la educatividad, es decir, la capacidad para ejercer influencias positivas en el educando con el fin de contribuir así al desarrollo integral del ser humano en su fase de crecimiento.”(Corchuelo, p.29)


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3 3.1

RECOMENDACIONES PARA EDUCAR EDUCACIÓN EN LAS VIRTUDES

En la relación que se construye entre maestro y estudiante, se hace evidente una transferencia de expectativas, intereses y saberes, que terminan definiendo la forma como el proceso educativo se materializa y se consolida en la realidad. En este sentido, tanto maestro como estudiante se nutren de las distinciones que cada uno es capaz de delinear, con el fin de tener un encuentro más sustancioso para ser mejores seres humanos y no necesariamente tener mayores conocimientos. En este escenario, las virtudes, son aquellas acciones o disposiciones que se realizan conscientemente para alcanzar el bien. Las virtudes motivan la búsqueda perfectible del ser humano, no como una conquista sobre las cosas del mundo, sino como una construcción permanente y firme que busca lo superior, por encima de nuestra condición limitada y proclive al menor esfuerzo.


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Las virtudes exigen una práctica de máximos y no de mínimos. Demandan un ejercicio que nos desinstala de nuestra comodidad, cuestiona nuestro status quo, la confianza en lo que hemos aprendido y sobre manera, nos lanza a encontrar el siguiente nivel de evolución al que estamos llamados. Las virtudes, son el motor de la transformación humana que demanda una respuesta firme y contundente de parte del ser humano, para tomar posesión de su propia existencia y lanzarla al escenario de lo trascendente y superior. Así las cosas, los virtuosos no son personas que están fuera del contexto de la realidad, sino que inmersos en ella, son capaces de perseverar en la construcción de un camino nuevo y generoso, donde se delinean los derroteros del comprender, obrar y hacer, para comunicar y descifrar las acciones que debe tomar para motivar una experiencia diferente y superior, que lo haga pasar de una vista del mundo a otra.


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3.2

DOS VIRTUDES CLAVE: MAGNANIMIDAD Y BUEN HUMOR

Magnanimidad En el ejercicio de la virtud, Tomás de Aquino, nos invita a salir de nosotros mismos para encontrarnos con el otro, para establecer un ejercicio de construcción donde tanto educador como educando, son capaces de construir distinciones enriquecidas del proceso educativo. En este sentido, el maestro debe hacer evidente una virtud como la magnanimidad, experiencia que se vive en el alma de una persona que busca el justo medio entre la megalomanía y la pusilanimidad. Encontrar el justo medio entre la megalomanía y la pusilanimidad, es entender tanto a educador como educando como una persona integral, en una vista donde el ser espiritualiza a la materia, para entrar en tensión con la realidad y allí, en un ejercicio consciente y real,

El megalómano busca la grandeza cuantitativa y externa. Está atrapado en los reconocimientos, en estudios, cargos o amistades influyentes que buscan cubrir un vacío interior, para darle sentido a su realidad exterior. El pusilánime, es apocado, indolente y perezoso. Para él, todo es difícil o imposible. Desarrolla su vida en medio de pequeñeces y derrotas; no encuentra soluciones, sino obstáculos.


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encontrar el justo medio que realiza la virtud, esa práctica reiterada que busca alcanzar el bien común. En consecuencia, el conocimiento de sí mismo, el hábito de la reflexión permanente de quién soy, y el reto personal que tienen educador y educando para alcanzar su misión, son elementos fundamentales para reconocerse a sí mismos como personas amadas, con dignidad y de potenciales únicos; seres llamados para alcanzar un vida llena de sentido y propósito, donde se donen a sí mismos, para alcanzar su fin y hacer que otros alcancen igualmente todo su potencial. En este camino de construcción conjunta, tanto educador como educando, van a encontrar tentaciones propias de la realidad, que deberán sortear para mantenerse en el justo medio que hace real el ejercicio de la virtud. Cada una de estas tentaciones cuestiona tanto a educador como a educando en su proceso de donación conjunta, pues las tensiones naturales propias de la evaluación del conocimiento y del aprendizaje, del currículo, de la enseñanza y de la formación docente, ponen de manifiesto la energía y la violencia que cada uno debe hacerse así mismo para no caer, ni consentir alguna de aquellas.


-25 Así las cosas, el maestro y el estudiante, deben tender puentes de comprensión de la realidad, de manera bidireccional, que permitan consolidar una relación de armonía, donde el proyecto de vida personal sea aquel espacio para transformarse en seres que TENTACIONES DEL SER HUMANO no existían, donde la experiencia de cada  La presunción: Emprender retos que rebasan nuestras capacidades; abrazar grandes aspiraciones sin un uno sea la memoria conjunta que fundamento real. comparten, para sacar lo mejor de cada  La ambición: No busca grandes obras, sino honores y quien. dignidades. Es una moción desordenada que sale a buscar afuera, aquello que le falta adentro. Diría la psicología, una búsqueda de validaciones externas, que suplen el ejercicio de comprensión y conocimiento interno.

 La vanidad: Es la complacencia del efecto que produce sobre los otros esa expresión de superioridad, arrogancia y orgullo que motiva y pone al ego en primer lugar, generando una falsa imagen de lo que somos.  La pereza: Acción descuidada y negligente que se molesta lo menos posible y las pocas cosas que hace, las hace tarde o mal.  La indolencia: Postura carente de voluntad, energía o ánimo para movilizarse o entrar en acción. Es una posición acomodada en la que no le interesa aquello que está a su alrededor.

El Buen humor Hablar del buen humor, es hablar de otra virtud, esa que exige encontrar el justo medio entre la total seriedad y la bufonería; una disposición del espíritu para descansar y continuar con las


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actividades. Fue introducida por Aristóteles como eutrapelia y luego redescubierta por Tomas de Aquino, quien la desarrolló en el contexto de la doctrina cristiana, entendiendo el “eutrapelos” como “aquella persona que es capaz de convertir fácilmente los hechos o palabras en motivo de relajación”. Una persona que practica la eutrapelia, no es un bufón, no hace bromas pesadas o con sentido ofensivo. Busca convertir una situación problemática, en una oportunidad para relajarse y divertirse. Es una persona que es capaz de “Eutrapelia es la virtud del que sabe ubicarse como conviene al momento, (…) propia de resaltar las cosas bellas de la vida, recrearlas con quien posee agilidad espiritual, por la que es suave y especial sencillez, sin caer en la capaz de "volverse" fácilmente a las cosas patanería o vulgaridad. bellas, joviales y recreativas, sin lastimar por Quien se sustrae de esta virtud, que etimológicamente significa “EU, bueno y TRAPE, vuelta o giro”, puede caer rápidamente, bien en

ello la elegancia espiritual del movimiento, sin perder la debida seriedad y su rectitud moral” (Catholic.Net)


-27 una postura demasiado seria de la vida, que no da margen para situaciones alternas o diferentes, o a una vista demasiado ligera de la vida, que privilegia los excesos de diversión, llegando a ser un bufón o indisciplinado. En este sentido, la eutrapelia o buen humor, es un imperativo para aquella persona que aspira a encontrarse con su propia realidad y compartir la vida con los otros. Tomás de Aquino retoma esta virtud, como signo de libertad y distinción. Un ejercicio social que libera, a quien la práctica, de sus propias limitaciones o apocamientos y lo invita a elevarse en el ejercicio de la magnanimidad, pues en este desprendimiento de la situación particular, es capaz de elevarse sobre el mundo metafísico y encontrar el camino de aquel que tiene el conocimiento perfecto de aquello que puede y sabe. Es más fácil ser grotesco que refinado, burdo y patán que sutil y refinado, por tanto al igual que la magnanimidad, requiere un ejercicio de confrontación y violencia personal para no exceder lo que el momento exige, lo que el contexto indica y lo que demanda la ocasión, en este sentido, se deben evitar los “giros inesperados” (Figura 3), barreras de fácil acceso que limitan el buen humor.


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Figura 3. Giros Inesperados


-29 Hacer del buen humor, de la risa como ocasión de sensibilidad y distinción, interroga a la persona sobre sí mismo, sobre su “buen giro” para cambiar la dureza por la generosidad y la apertura; sobre la respuesta que confronta y condena por aquella que libera y aligera. El buen humor debe ser la expresión natural del sano compartir que media las situaciones difíciles, procura una apertura a conversaciones menos acartonadas y motiva una integración desde la jovialidad y la lúdica. Así las cosas, bien anota Tomas de Aquino, que la eutrapelia, es un ejercicio de templanza, de dominio de sí, para crear “buenos giros” que estimulen posturas más agradables, menos rutinarias y más liberadoras, esas que procuran encuentros y no distanciamientos.


-30 -

3.3

RECOMENDACIONES PRÁCTICAS

Practicar tanto la magnanimidad como el buen humor, en el ejercicio de la docencia, no supone una preparación especial o condición particular, sólo es necesario atender al buen criterio personal y a una postura clara sobre la vida y la vocación que se tiene respecto de su relación con el educando. Las virtudes anteriores no son muy nombradas en la actualidad, sin embargo son requeridas para enriquecer el ambiente de convivencia sana y abierta, tan necesaria en medio de aires de confrontación, intolerancia e irreverencia. En este contexto, se consignan a continuación una serie de recomendaciones prácticas para continuar con el desarrollo de las características del buen docente: o o o o

Reconoce las capacidades de tus estudiantes, para que los retos que les impongas no vayan más allá de sus condiciones. Motiva y cuestiona la forma como haces las cosas. Busca nuevas propuestas que tanto a ti como a tus estudiantes los lleven a ser mejores personas. Prepara a tus estudiantes para asumir mayores responsabilidades. Hazlos partícipes de actividades que eleven su espíritu y deseo por los bienes trascendentes.


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o Muestra con tu ejemplo el justo equilibrio entre el reconocimiento de talentos y la prudencia de tus acciones, sólo así te convertirás en un referente para motivar acciones consistentes en tus estudiantes. o Asume con dignidad y diligencia tus errores. Capitaliza las lecciones aprendidas y hazlo mejor la próxima vez. o Cuida tu lenguaje y demostraciones de cordialidad con tus alumnos. Lo que dices y haces le dan forma al educando que tienes a cargo. o Procura mantenerte actualizado y competente en el ejercicio de tu profesión, así estarás atento a tu formación y tus estudiantes se mantendrán motivados. o Busca formas para compartir con aquellos que no tienen las posibilidades que tienes. Encuentra allí una forma de contribuir para consolidar una mejor sociedad. o Motiva conversaciones abiertas y transparentes con tus estudiantes, sólo así es posible cultivar la excelencia académica y personal. o Conecta con lo sagrado y lo trascendente. Encuentra el camino para descubrir tus talentos y virtudes como fuente de energía y poder, para transformar tu ejercicio docente.


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4 o o o o

o o o o o o o

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Asociación “Santo Tomás de Aquino” (2011).Recuperado de: http://infocatolica.com/blog/adsta.php/1101020338-santotomas-segura-guia-para Corchuelo, F. (2007). Reflexiones en torno a la educación inspiradas en el pensamiento de Santo Tomás. Revista Quaestiones disputatae – Temas en debate, 1(1), 19-31. Culleton, A. (2010). Tres aportes al concepto de persona: Boecio (Substancia), Ricardo de San Víctor (Existencia) y Escoto (Incomunicabilidad). Revista Española de Filosofía Medieval, 17 (1), 59-71. Familia Religiosa del Verbo Encarnado – (2013).Recuperado de: http://www.iveperu.org/_antigua/index.php?option=com_content&view=article&id=237:ique-es-laeutrapelia&catid=55:preguntas-frecuentes&Itemid=214 Gómez,J.A.(2011). La escuela del Siglo XVII, según la pintura de Jan Steen. Anales de la Historia del Arte, Volumen extraordinario, 241 – 247 Hernanz, F. (1945). Santo Tomás y la Educación. La segunda parte de la suma teológica, un vasto y elevado plan de educación. Cristiandad, 23, 104-107 Recuperado de http://www.filosofia.org/hem/dep/cnc/1945104.htm Houghton, T. (s.f.) Las virtudes humanas. Tomas de Aquino. La eutrapelia. Seminario Historia de la filosofía. Documento de curso. Madiedo, C.N. (2003). El quehacer del Maestro. En Pinilla, A.E, Sáenz, M.L., Vera, L. (Ed.), Reflexiones sobre educación universitaria I (pp. 43-47) Bogotá, Colombia: Unilibros. Martín, G. (2009). Sustancia individual de naturaleza racional: el principio personificador y la índole del alma separada. Metafísica y persona. Filosofía, conocimiento y vida, 1(1), 101-16. Martínez, E. (2003). Educar en la virtud. Principios pedagógicos de Santo Tomás. e-quinas, 1(1), 27-72. Portal Catholic.Net (s.f.) La eutrapelia. Una virtud olvidada. Recuperado de: http://www.es.catholic.net/temacontrovertido/174/1634/articulo.php?id=3323


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