Ocho escultores costarricenses: Travesía por las tendencias del arte en el siglo XX A lo largo del siglo XX, el arte experimenta una serie de cambios importantes que modificarán los procesos y los materiales, así como las maneras de concebir formas y figuras. Durante esta travesía surgen distintas tendencias y movimientos que plantean visiones alternativas del arte y de la escultura. Desde las investigaciones de Matisse y Picasso a principios del siglo hasta las ideas presentes en el conceptualismo de Joseph Beuys, la escultura experimenta una trayectoria en la cual, cambio y cuestionamiento se imponen como principios rectores de tendencias y concepciones múltiples sobre el arte y la condición de lo escultórico. Una nueva libertad se abre paso, y poco a poco, las prácticas académicas se van sustituyendo por nuevas formas y conceptos. La muestra de escultura costarricense que exhibe La Galería de la Fundación Rozas Botrán comprende un interesante grupo en el que se descubren valores plásticos modernos mezclados con ideas sobre espacio y materiales surgidas en el proceso hacia las tendencias conceptuales. Los escultores presentes exhiben en sus obras una mezcla ecléctica en la que es posible visibilizar buena parte de las concepciones que experimentó el arte de lo tridimensional durante el siglo XX. Este grupo se compone de 8 artistas que representan principios visuales asociados con modelos estéticos diversos. Las diferencias generacionales revelan continuidad y ruptura entre los artistas de mayor edad, ya consagrados, y los jóvenes que inician con ímpetu su camino en el arte. Con cada material surge una ruta que lleva a procesos distintos y a resultados matizados por la intención de autoría en su deseo de hacer visibles unas ideas que deben encontrar un interlocutor en el público. Madera, piedra, metal, plumas, cintas de tela, cuerdas, barro, alambre de púas, generan en la sensibilidad de los espectadores -por medio de la connotación- contrastes y reflexiones que ellos serán libres de asociar con significados abiertos al diálogo, principio de la interpretación de lo artístico. Basados en una amplia gama de recursos materiales estos escultores han dibujado una bitácora de territorios y lugares que hablan con elocuencia, desde su propia definición y estructura, de temas varios en los que se incorporan discursos múltiples entre los que encontramos las referencias al género, a la naturaleza, a la dimensión política y al espacio escultórico en sí mismo, intentando una re-visión del concepto de escultura. Manuel Vargas, posiblemente el más cercano a los temas de corte humanista y a la tradición, plantea la manipulación de la figura y sus proporciones como estrategia de discurso que le permite la dignificación de sus personajes. Esta modificación expresiva de las proporciones objetivas le lleva a una simbolización de lo femenino que se prolonga a la raza, la nación, el territorio propio, la naturaleza y las convenciones culturales. La obra de Aquiles Jiménez encarna el principio moderno de la pureza de síntesis y forma. Con su metáfora de la montaña, el escultor alude a significados múltiples que incluyen el mundo interior de la psiquis y la conciencia de la unidad que enlaza todos los elementos de la vida y la naturaleza. La depurada técnica que practica le permite hacer uso de la luz como elemento estructural-compositivo inherente al material, aspecto que realza su mundo imaginativo.
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