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l Producción Expositiva. Lilia Bravo

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Producción expositiva, reflexiones desde un museo de ciencias

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Por Lilia Bravo

El escritor ruso Antón Chéjov dijo una vez que no había nada más terrible que sentarse frente a una página en blanco. Esto también es cierto para una sala de exposiciones vacía, donde quiera que mires, allí, habrá que pensar organizar y diseñar los elementos narrativos del guión museológico.

Así como en el teatro, los museos requieren de una infraestructura respaldada por una amplia gama de habilidades técnicas e intelectuales. A través de una buena comunicación e interpretación del guión, se obtendrá como resultado una escenografía que expondrá todo el contenido investigativo de un equipo de profesionales. Es allí donde el papel de los museógrafos, -como si de puestas escénicas se tratase-,

Cajas de embalaje con dispositivos museográficos para las exposiciones. Fotografía: Lilia Bravo

tienen el reto de transformar y llevar el discurso a una dimensión concreta.

La producción expositiva es una de las venas principales del corazón de cualquier museo. Tiene la responsabilidad de ejecutar el montaje, considerando el valor de lo que expone. Cuenta con recursos complementarios como la tecnología y debe organizar el contenido en un solo recorrido claro y atractivo. Hay muchas formas de construir y ejecutar esos montajes, eso es cierto,

y hoy en día los arquitectos toman prestado diseños o contribuyen con ideas basadas de otras disciplinas para ello. Pueden abarcar desde el diseño de una pequeña pieza hasta el de todos los ámbitos expositivos e, incluso, llegar a modificar a veces el propio edificio. Un trabajo frecuente e intenso en ciertos ámbitos expositivos que puede resultar interesante como aportación para el estudio e investigación del diseño en los museos. En el trabajo expositivo el concepto de la escala no solo se vincula a la construcción que, sin duda, es una de las vías, en la que convergen muchas disciplinas profesionales. Se trabaja en un sistema o una red de conocimientos multidisciplinar a la que se adhiere mucha información en función al tema de la exposición. Independientemente de su tamaño, esta escala busca un único objetivo: la colaboración que garantice el éxito del proyecto.

Un museo de ciencias está, necesariamente, vinculado a esa red multidisciplinaria. Hay que entender ese proceso en conjunto y no por autoría única, como suele darse muchas veces en nuestra profesión como arquitectos. Es fundamental el trabajo en equipo. La ciencia sigue investigando, lo que la convierte en un ejemplo de cambio constante. En un museo de estas características, por lo tanto, ese proceso implica nuevas ideas y renovación de diseños que inciden en el desarrollo museográfico.

Para comprender esa línea de visión desde la óptica de los montajes se requiere tiempo y no equivale a una fórmula rápida, ni menos sencilla. Se necesita no solo de lo aprendido de las bases teóricas o técnicas de la arquitectura que son fundamentales y del conocimiento del museo, lo que lo rodea y conforma. Una reflexión para entender las piezas en la compleja máquina del funcionamiento de un museo.

En lo que se refiere a los diseños espaciales, las tendencias obligan al contenedor adaptarse a nuevas realidades y exigencias de público. Ya no se trata de hacer edificios “bellos” sino de que sean versátiles y funcionales. En el caso de viejas edificaciones el reto es aún mayor: adaptarlos y reconvertirlos requiere un proyecto con valoraciones de realidades y necesidades sociales. Queda atrás el enfoque de la arquitectura de museos en el que se ve solo al gran edificio espectáculo y la figura del arquitecto como único creador. Es un tema que debe ser revisado y en el que juegan muchos factores colectivos, de mucha complejidad. Ya no se trata solo de cajas contenedoras impresionantes es importante hoy más que nunca su función. Los diseños de contenidos desde el trabajo interno de los equipos y departamentos del propio museo deben ser la base esencial del guión para la construcción y puesta en marcha de nuevos modelos arquitectónicos.

Referido a la museografía, hoy grandes museos cuentan con diseñadores en su personal. Otras veces se recurre a estudios de arquitectos o personal externo por necesidad de asistencia o convenios museísticos. Sin embargo, las propuestas expositivas de esos proyectos siempre estarán coordinadas por los equipos de producción de cada museo. Y esto tiene mucha lógica, son los que conocen mejor los espacios y el funcionamiento de cada entidad.

Sea el ámbito que sea, ciencia o arte, se deben proponer espacios de respeto y calidad para el visitante y aprovechar los beneficios de los avances tecnológicos. La nueva realidad a las que nos enfrentamos incluye el ámbito de la salud y debemos adaptarnos a las necesidades humanas. Es importante revisar nuevas propuestas.

Las exposiciones de los museos son sus cajas negras de información y experimentos de

Organización y almacenamiento de obras en las bóvedas. Fotografía: Lilia Bravo

diseño. Desde la teoría hasta el primer trazo, la museografía lleva a la realidad espacial una serie de elementos que conformarán la gran puesta en escena. Piezas, módulos expositivos o interactivos, cartelas, vitrinas, iluminación, color o una proyección virtual multimedia o inmersiva conforman un gran puzzle de valor. Son muchos componentes que conforman la exposición y los niveles de técnicas avanzan diariamente, obligando a los equipos de montaje renovarse constantemente. El aprendizaje en cada contexto permite absorber conocimientos valiosos y descartar los que no lo son. Se crean nuevas reglas para el juego constructivo y, al mismo tiempo, eventuales correcciones en la práctica. Un componente común en nuestra disciplina es “el ritmo de entrega”. Se puede pasar del diseño, en un tiempo muy limitado, inclu-

so en paralelo, de una pequeña sala de 35 m2 a una exposición anual de 1.800 m2,

Muchas veces las condiciones de acuerdos entre Instituciones nacionales o internacionales son muy exigentes. Se presentan factores como los traslados de obras, equipamiento de sala, valoraciones de seguros, movilización de los equipos de montaje y logística de tiempos con los comisariados, entre otros. Sin embargo, el reto siempre estará en el trabajo coordinado del equipo, conocimiento técnico y las estrategias que se aborden.

El proceso de diseño muchas veces se centra en la idea de crear “marcos reales” para los proyectos conceptuales. Pueden ser exposiciones temporales o permanentes que formarán parte de una itinerancia local, nacional o internacional. Todas dejan siempre una huella de aprendizaje en el camino. Estas itinerancias juegan un papel importante para proponer nuevos temas expositivos. La geografía, religión, cultura y la ciencia hoy, más que nunca, son ámbitos ligados a la tarea del arquitecto. Esto lo convierte en una clave importante en el diseño de exposiciones. Su papel estará orientado en adaptar la variedad de temas en montajes rápidos con eficiencia y calidad. Los convenios y las colaboraciones expositivas institucionales también son una herramienta valiosa. Cada vez resulta una fórmula más necesaria, no solo económicamente, sino como fortaleza de intercambios de conocimientos y aprendizajes. En todo esto, el tiempo siempre será un condicionante. Esto significa un reto fascinante, porque nunca habrá un proyecto similar a otro, cosa que puede no pasar en el ámbito formal de la arquitectura convencional.

Por último, una reflexión sobre la pandemia mundial. Este tiempo marcará sin duda un cambio y un nuevo reto para todos los que trabajamos en el sector museístico. Apostar por cada museo, sea del ámbito que sea, con nuevas ideas innovadores en sus contenidos debe ser fundamental para dar respuesta a necesidades reales ante su sociedad. Nos toca revisar modelos obsoletos y dar paso a nuevos planteamientos sostenibles, para lograr una “arquitectura de museos saludable”. No solo la visible con el edificio, sino desde su propio contenido.

En los tiempos que corren habrá que analizar, debatir y consensuar el papel creativo de las exposiciones como un medio de comunicación entre el museo y sus visitantes. Poner en valor la museografía y las producciones expositivas se hace prioridad, para avanzar en el ámbito museístico. Son momentos importantes de cambios.

Lilia Bravo

Arquitecto egresada de UCV, Master en Conservación del Patrimonio por la Universidad Internacional de Andalucía y Máster en Museología por la Universidad de Granada. Trabajó en el departamento de arquitectura del MBA y en la Dirección General Sectorial de Museos, Caracas, Venezuela. Actualmente, labora en el Departamento de Producción Expositiva desarrollando el diseño y supervisión de los montajes y desmontajes expositivos permanentes, temporales e itinerantes del Parque de las Ciencias, Granada, España.

Correo electrónico: bravoslilia@gmail.com