Sonata para piano N° 21 en Do Mayor (Op. 53) “Waldstein” Es una de las máximas creaciones para piano de Beethoven y fue completada en 1804, en pleno comienzo de la época “heroica”. Fue llamada también “Aurora”, por la imagen que sugieren los primeros acordes del último movimiento. Hoy generalmente se la conoce como “Waldstein” por estar dedicada al Conde Ferdinand von Waldstein de Viena, amigo y mecenas del autor. El primer movimiento muestra un intenso trabajo sobre el ritmo y gira en torno a un solo tema o idea, que se va transformando con originalidad. El Adagio, segundo movimiento, es muy breve y sirve de puente para el final. En apretada síntesis pasamos al último movimiento, con rápidas escalas y de una enorme dificultad para los intérpretes, en particular en el piano moderno, quienes deben coordinar el pedal y ambas manos en la traducción de un complejísimo dibujo. En suma, una obra virtuosa y de ejemplar construcción que lleva la escritura para piano a niveles insospechados.
Sonata para piano N° 23 en Fa menor (Op. 57) “Appassionata” Compuesta en 1805, se dice que Beethoven la consideraba su mejor sonata para piano. En el primer movimiento se destaca la aparición, levemente transfigurada, del tema inicial de la Quinta sinfonía, el llamado “tema del destino”. También utiliza el Fa más grave disponible en el piano de la época. El segundo movimiento es un tema con variaciones, las cuales explotan diversos recursos de la interpretación pianística. Se da la utilización de la mano izquierda (primera variación), de valores muy breves como semicorcheas y fusas, con alternancia de las manos derecha e izquierda (variaciones segunda y tercera). Luego se llega a una recapitulación del tema inicial y dos acordes sucesivos, uno en pianissimo y otro en fortissimo, que conducen de manera sorpresiva y sin pausa (“attaca”) al movimiento conclusivo. Este es una suerte de perpetuum mobile, rápido, con un tema nuevo que aparece en la coda. La riqueza domina la obra de principio a fin.
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3° FESTIVAL KONEX DE MÚSICA CLÁSICA