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10/12/07
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Jordi Sargatall
¿Entonces qué define la calidad de nuestros paisajes? La fauna. Hay paisajes preciosos en los que, si no canta un ruiseñor en primavera, pasa algo malo, hay demasiado pesticida y no hay mariposas. De la misma forma que un termómetro marca la fiebre que tenemos, en la naturaleza hay unos indicadores que, si están, quieren decir que aquello funciona. Si en un jardín hay un ruiseñor que canta y que pía, si hay herrerillos, si hay ciertas mariposas, si hay libélulas, este jardín está vivo y aquel paisaje a parte de bonito está vivo. Lo que da vida al paisaje es la fauna, la fauna es lo que lo hace vivir. El Serengeti sería bonito, pero lo que lo hace excelente y más que bonito son esos miles de ñus, de cebras y de gacelas que hay. Lo que hace viva una zona húmeda es que esté llena de flamencos y de patos. Son los paisajes que se mueven. Tu ves una montaña y sientes, este roquedo que bonito es, pero si hay rebecos, cabras monteses o hay quebrantahuesos volando, ese paisaje cobra vida. De golpe, un prado se convierte en un lince, o un roquedo se convierte en las osas con sus crías. En estos momentos la especulación urbanística no tiene freno, los polígonos industriales y los parques eólicos amenazan los paisajes ¿Qué soluciones alternativas hay para los ayuntamientos del mundo rural de conseguir fuentes de ingreso? Los ayuntamientos lo que buscan es tener unas ganancias económicas y yo creo que tenemos que buscar sistemas para que sea perfectamente compatible la biodiversidad y el mundo rural. Desde Territori i Paisatge estamos ensayando modelos que pueden ser interesantes. Hace cincuenta años, de una finca de 100 hectáreas de monte, de bosque o de pastos vivía una familia y daba trabajo a bastante gente, y ahora este propietario tiene que invertir para poder mantenerla. Esta persona mantiene 100 hectáreas de paisaje y 100 hectáreas de biodiversidad y nadie le paga por eso. Si cuando fuese a hacer la declaración de la renta, igual que desgrava un plan de jubilación o un plan de vivienda, también le desgravase el hecho de que un informe asegure que en esa finca se cumplen ciertos criterios de paisaje, previamente establecidos por unos indicadores: que tiene 24 especies de mariposas, 30 de libélulas, etc., esta desgravación fiscal le estaría devolviendo algo de lo que aporta esta finca. Esto es una fórmula para favorecer al propietario. ¿Cómo se debe de hacer con los ayuntamientos? Hay sistemas. Por ejemplo, se gasta mucho dinero cada año en extinción de incendios pero, cuando un incendio empieza, es muy difícil terminarlo, hasta que lo termina el combustible. Se podría prevenir incendios convirtiendo biomasa combustible en biomasa rebaño, y los ayuntamientos podrían poner brigadas de pastores a convertir esta biomasa mediante subvenciones. Hemos hecho un cálculo y hemos vis-
“Se podría prevenir incendios convirtiendo biomasa combustible en biomasa rebaño, y los ayuntamientos podrían poner brigadas de pastores a convertir esta biomasa mediante subvenciones”
to que esta fórmula es mucho más barata que lo que nos gastamos cada año en vigilar y apagar incendios y, además, sería una manera de llevar rentas a estos pueblos donde a veces tienen mucha dificultad para subsistir y al final sucumben a dejarse poner un parque eólico, un polígono industrial o lo que sea. ¿Ha funcionado esta experiencia de las ovejas bombero en Cataluña? En algunos lugares está funcionando muy bien, lo estamos haciendo a prueba. Hemos calculado que con el 10 por ciento de lo que cada año cuesta apagar incendios y vigilarlos se podría en Cataluña, al menos, volver a la ganadería extensiva de hace 25 años. Y otra cosa que se podía hacer también, sería tener en cuenta que el agricultor y el ganadero siempre han producido aquello que les pide la sociedad, y ahora es totalmente injusto que no se les pague por producir biodiversidad. Lo que ha pasado, por ejemplo, con el conflicto de los secanos de Lérida. En estos había una parte que se tenía que convertir a regadío, y por las directivas europeas de aves y de habitats no se ha podido hacer, porque tiene que ser una zona ZEPA y mantenerse como secano. Al propietario, que sabe que con agua sus cosechas serían cuatro veces más grandes le supone una pérdida enorme, y a cambio nadie le paga por producir sisones o aguiluchos o calandrias. No puede ser que Europa haga una directiva de protección de aves y carguemos la protección a un pobre agricultor que, además, cuando se entera que no puede regar por culpa del sisón lo que hace es matar al sisón. Creo que podemos buscar fórmulas de pagar por producción y el agricultor, que entiende de producción, sería un aliado fantástico si aparte de trigo produce todos estos pájaros de secano que son muy raros en este momento en España. Ya sabes que nuestra Fundación está trabajando por la Convergencia, cuyo lema es que el mundo rural tiene que decir mucho sobre la conservación de la naturaleza ¿Crees que el mundo rural es conciente de ese protagonismo? Creo que cada vez más, aunque hasta ahora no lo ha sido, y en algunos lugares era el garante de la biodiversidad sin saberlo. Lo que pasa es que a veces el más garante, en lugar de ser premiado, ha sido castigado.
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