Reunión de líderes de la Internacional Demócrata de Centro
y pueblos; lugar en el que los seres humanos se organizan para vivir humanamente, coordinando razonablemente sus racionalidades en beneficio del conjunto con base en una ley justa y en una autoridad legítima”. Y por eso sentenciaba Carlos: “Para que haya globo basta la racionalidad. Para que haya mundo, éste debe ser acotado por la razonabilidad, es decir, por ese elemento que orienta y activa la formulación de normas y el diseño de instituciones cuyo fin es que los hombres vivamos bien”. En efecto, la globalización sufre de una grave insuficiencia, está circunscrita a lo crematístico, a la tecnología, a los mercados; no atiende suficientemente a los hombres, a los seres humanos, a su componente humano. Por ello, el reto para nosotros, en palabras del propio Carlos, “es que el globo que ya somos ascienda a mundo”. Necesitamos un globo razonable, en pocas palabras: un mundo. La IDC debe ser baluarte de esta política a favor de la mundialización, que le brinde el multicitado y tan buscado rostro humano a la globalización. Sin ella es imposible pensar en procesos integrales de democratización, en una justa distribución de la riqueza, en un acceso equitativo a las nuevas tecnologías. Sin la mundialización somos simples consumidores o apenas espectadores pasivos de los acontecimientos internacionales. Con la mundialización seremos personas viviendo en un mundo de responsabilidades compartidas, interrelacionados, solidarios, personas, no individuos, personas
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