LA VENTANA SECRETA DEL JARDIN SECRETO

Page 92

De pronto, toda la furia, la frustración, el horror y la confusión surgieron de su boca en forma de aullido. —¡No lo hice! ¡No lo hice! ¡Usted está loco y puedo demostrarlo! ¡Tengo la revista, maníaco! ¿Me oye? ¡Tengo la maldita revista! Su respuesta fue la ausencia de respuesta. La línea estaba muda y muerta, sin siquiera el lejano murmullo de una voz fantasma que interrumpiera la lisa oscuridad, como aquella que trepaba por el muro de la ventana todas las noches que había pasado solo allí. —¿Shooter? Silencio. —Shooter, ¿sigue ahí? Más silencio. Había cortado. Mort apartó el auricular de su oreja. Estaba a punto de colgar, cuando la voz de Shooter, débil, distante y casi perdida, dijo: —¿... ahora? Mort volvió a apoyar el teléfono en su oído. Parecía pesar mil kilos. —¿Qué? —preguntó—. Creí que había cortado. —¿La tiene? ¿Tiene esa supuesta revista? ¿Ahora? Le pareció que, por primera vez, Shooter parecía alterado. Alterado e inseguro. —No —contestó. —¡Ah, bueno! —exclamó Shooter, aliviado—. Creí que finalmente estaría preparado para hablar... —Viene por Expreso federal —le interrumpió Mort—. Mañana a las diez estará en la oficina de correos. —¿Qué estará? —preguntó Shooter—. ¿Alguna cosa vieja que supuestamente es una copia? —No —contestó Mort. La sensación de que había hecho vacilar a aquel tipo, de que había superado sus defensas golpeándolo lo bastante fuerte como para que le doliera, era intensa e innegable. Durante uno o dos segundos, Shooter pareció realmente asustado, y Mort se sentía furiosamente complacido—. La revista. La revista real. Hubo otra pausa larga, pero esta vez Mort mantuvo el teléfono pegado a la oreja. Shooter estaba allí. Claro que sí, y esta vez era él quien estaba atrapado. Mort había olvidado su trasero sucio. No había olvidado lo de Tom y Greg, pero casi. Súbitamente, el relato volvía a ser lo más importante, el relato y la acusación de plagio. Shooter tratándolo como si fuera un maldito colegial, eso era lo importante, y el hecho de que tal vez por fin estuviera asustado.


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.