El Simbolismo Masónico JB

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Así, simbólicamente, el Recipiendario estaría instruido de las tres fases por la absorción de los tres brebajes. Es necesario aquí lamentar la pobreza de las explicaciones de los rituales y la identidad material que se da al primero y 1 al tercer brebaje que sólo es agua; simplemente . El brebaje está ligado a la Copa y la Copa simbólica se encuentra en muchas leyendas mitológicas y particularmente en las leyendas celticas dichas del « Ciclo de Arturo ». La leyenda del Grial es muy conocida: El Graal, Gréal o Gral, etc., es un vaso que sirvió a Cristo cuando celebró la última Cena y es en este mismo vaso que José de Arimatea recogió la preciosa sangre que manaba de sus heridas. Este vaso estaba hecho de una sola piedra preciosa, una enorme 2 esmeralda ; poseía propiedades maravillosas. Llevado a Bretaña por José de Arimatea, perdido enseguida, su búsqueda constituye el ciclo de los romances del Grial. 3 El Grial - que sin duda hoy -, dice Fulcanelli , es el misterio más elevado de la caballería mística y de la Masonería que degenera; es el velo del Fuego creador, el Deus absconditus en 1. Se utiliza en el Rito Francés un solo brebaje que es amargo. 2. Plinio coloca la Esmeralda en el tercer rango entre las piedras preciosas: el primer rango pertenece al diamante y el segundo a las perlas. He aquí lo que dice al respecto: « No hay color más agradable al ojo; ya que por bien que la vista se fija ávidamente sobre el verde de las hierbas y del follaje, gusta infinitamente más el placer de contemplar las esmeraldas, ningún matiz verde no resultaría verde si se lo compara con esta piedra. Además, entre todas les piedras preciosas, es la única que alimenta el ojo sin saciarlo; y aún, cuando se está fatigado mirando con atención algunos objetos, se recrea la vista llevándola sobre una esmeralda: los lapidarios no tienen nada mejor que repose los ojos, tanto como este dulce matiz verde calma la fatiga del órgano. Además, vistas de lejos, las esmeraldas parecen más grandes, comunicando al ambiente un tinte verde. Ni el sol, ni la sombra, ni las luces, nada las cambia; ellas tienen siempre un brillo moderado; dejan penetrar le mirada, transmitiendo facilmente, por su espesor, la luz, lo que nos place incluso dentro del agua. A menudo las esmeraldas son cóncavas, para reunir los rayos luminosos. También hay una convención que tas protege: No se las graba. » (Libro XXXVII, 16). Pero; precisamente, la tradición nos relata que la célebre « Tabla de Esmeralda » de Hermes Trismegisto estaba grabada sobre esta piedra, en razón probablemente de su carácter esencialmente « místico ». Se encontrará, más adelante, en el apéndice, el texto de la Tabla de Esmeralda según Fulcanelli. Entre otras propiedades se atribuía a la esmeralda virtudes afrodisíacas y Rabelais no lo ignoraba : « La bragueta de Gargantúa estaba fijada por dos corchetes de esmalte, en cada uno de los cuales estaba encastada una gran esmeralda con el grosor de una naranja. Así dijo Orfeo, Libro de Lapidibus, y Plinio, Libro último, ella tiene Ia virtud erectiva y confortable del miembro natural. » (Libro 1, cap. VIII). Ver más adelante, el apéndice sobre el color verde. 3. Las Moradas filosofales, ob. cit., p. 100.

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