El Pentagrama era el símbolo favorito de los Pitagóricos que le llamaban « pentagrammon » o lo designaban por una perífrasis significando « triple triángulo recruzado » 1. Ellos trazaban este símbolo en sus cartas en forma de saludo que equivalía a la palabra latina vale, « pórtate bien ». El pentagrama era también llamado ugeia; la diosa Hygie que era la diosa de la santidad y se colocaba las letras componiendo esta palabra en cada una de sus puntas 2. EL « ANKH » EGIPCIO El Pentalfa que significaba, para los Griegos, Vida y Salud, quizás relacionado al Ankh o Cruz ansada de los Egipcios cuyo principal significado es igualmente Vida y Salud. Las proporciones ordinarias del Ankh se inscriben curiosamente en el pentagrama, el mismo inscrito en el pentágono (fig. 86). « La formación gráfica del signo 3 ankh, dice Enel , expresa una idea profunda. Si se toma su forma en general, ella presenta la de una cruz, y sabemos que esta última era el antiguo símbolo de la eternidad, ya que las líneas que la forman siendo prolongadas no se encuentran jamás en el espacio. Pero el asa que forma su parte superior le da todavía otro significado. Esta asa parece ser el signo que representa un bucle de cuerda y que quiere decir unir, desliar. Este signo entra en un gran número de palabras cuyo significado es: circuito, lazo, conjuro (unir por las palabras), palabra (unir palabras juntas). « Así me parece racional proponer la siguiente explicación de sus « rechazos », no pueden verdaderamente hacer ilusión, o entonces es para desesperar no solamente del sentido crítico, sino del buen sentido de los lectores de tales insanidades. 1. Ver supra: el Delta luminoso y los Triángulos. 2. Jamblique cita el caso de un pitagórico puesto enfermo en una hostelería y que murió a pesar de los cuidados que le fueron prodigados; antes de morir, este pitagórico había mostrado el pentagrama al hostelero y le había dicho de colgarlo en su puerta. Este último siguió sus instrucciones y fué, a continuación, largamente reembolsado de todos sus gastos por otro pitagórico de viaje que, dándose cuenta del « signo », entró. 3. La Langue Sacrée, 1934, p. 186-187.
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