Lina Odena

Page 124

avanzadillas con sólo un esbozo de fortificación, pues los nacionalistas emplearon un método defensivo elástico a base de efectuar rápidos raids con pequeñas columnas. Estos se emprendían por lugares distantes unos de otros, a fin de dar una sensación de fuerza e inquietar al enemigo. Pues bien, la carretera de Jaén, a unos catorce kilómetros, a la salida de una curva, en donde terminaba la entonces llamada Cuesta de las Cabezas (hoy sumergida bajo las aguas del pantano de Cubillas) arrancaba un camino hacia el complejo donde se alzaba la casa de los ingenieros y los almacenes de materiales con destino a la presa entonces en construcción. Esta confluencia de vías, la existencia de la Venta y, sobre todo, la posibilidad de poder vigilar en posición dominante un buen trozo de carretera y la vía férrea, aconsejaron el establecimiento de un puesto defensivo, a cargo de una escuadra de falangistas, integrada po r seis u ocho de ellos.

tos, como aquel extraño vehículo llevaba pintarrajeada su carrocería con las consabidas siglas de la C . N .T., F.A.I. la hoy y el martillo y sobre el parabrisas bien visible un le t r e r o que r ezaba: “Mundo O brero”, “ C orresponsal de Guerra”. Al sobrepasar aquella pronunciada curva, pudieron ver los ocupantes al grupo de hombres vistiendo mono azul y junto a ellos pararon y tras saludarlos puño en alto, preguntaron si aquella desviación de la derecha, llevaba a C olomera, mientras confiados, bajaban del coche, como para estirar un poco las piernas y completar la información sobre su ruta. Los falangistas, para quienes las bien visibles iniciales pintadas en blanco sobre la negra carrocería, junto al emblema comunista, eran suficientes signos de id e ntificación, se e nca r a r on sus mosquetones y les obligaron aponer los brazos en alto. Fa t al e quiv o cació n Entonces y sólo entonces, fue cuando los ocupantes del coche vieron estupefactos, sobre los brazaletes de los muchachos, campear el yugo y las flechas, bordados en seda roja. Estaban irremisiblemente perdidos.

Era media mañana del día 14 de septiembre de 1936, cuando el falangista en servicio de centinela, dio la voz de alarma, ante la inusitada presencia de un turismo que subía renqueando la empinada cuesta. Acudieron presuro- Por otra parte, los falangistas, con no sos sus camaradas, viendo estupefac- menos asombro, descubrían cómo bajo

126 t9911 llibre lina odena.pmd

126

17/10/2008, 12:25


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.